🎄🎁
Por fin habían llegado. Luego de más de tres horas de carretera en auto y con un frío que ni la calefacción del viejo carro de Jiwoong podía apaciguar, era realmente un alivio estar en su destino. La casa suburbana frente a ellos está llena de decoración navideña y las ventanas les dejan ver la cálida luz del interior. Se ve calentito y eso les da más ganas de entrar de una buena vez.
—¿Esta es la casa de tu hermana? — pregunta Matthew impresionado mientras se encaminan a la entrada.
—Sí —responde Jiwoong y se detiene a apreciar la casa. Era verdaderamente impresionante que hoy en día alguien tuviera una casa en los suburbios sin tener más de 50 años o ser de familia adinerada—. Salió bien parada en su divorcio.
Retomaron su caminata pero Matthew se detuvo nuevamente, en el pórtico, antes de que el mayor llamara al timbre. Estaba comenzando a ponerse ansioso.
—Entonces... —comienza y mete las manos en sus bolsillos, balanceándose nervioso de adelante hacia atrás— ¿El homófobo era tu ex-cuñado o tu hermana?
El mayor abre los ojos como platos y una risa nerviosa se escapa de su boca, aunque a la vez parece algo consternado. Matthew se alivia al darse cuenta de que no es la única persona nerviosa.
—Ninguno de los dos es homófobo y mi ex-cuñado es solo un poco intolerante —le aclara, no muy seguro de sus palabras. Ex-cuñado era más bien tonto.
Matthew hace una mueca con su boca y decide cambiar el tema—. ¿Por qué tu ex-cuñado pasa la navidad aquí?
—Haces preguntas muy complejas, solo entremos, me estoy congelando aquí —dice Jiwoong y toca el timbre.
No pasan ni diez segundos cuando tres niños abren la puerta y dos de ellos se lanzan encima del mayor al verlo.
—¡Tío Ji! —corean ambos niños mientras su tío los abraza como puede y les reparte besos en las mejillas.
El pequeño más delgado es Ricky, lleva los dientes llenos de brackets y tiene un rostro más serio, pero en el fondo es el más dulce de ambos niños. Tiene solo siete años, pero es casi tan alto como su hermano mayor, Hao, el otro sobrino de Jiwoong. Él es mas sonriente, abierto y conversador, tiene once años y socializa con todas las personas que se atraviesan en su camino, es bastante carismático y posee una sonrisa contagiosa. También tiene fama de ser demasiado honesto.
—¡Que feliz estoy de que estés aquí, tío Ji —le dice el niño una vez es liberado de los abrazos del mayor—, por fin puedo presentarte a Hanbin, mi mejor amigo en el mundo entero.
El tercer niño que había, y quien permaneció quieto y callado mientras los hermanos recibían a su tío, es arrastrado de la muñeca por Hao hasta donde se encuentran los mayores, le regala una sonrisa apenada a Jiwoong y este le sacude su cabello.
—Este es el famoso Hanbin del que tanto había escuchado —dice Jiwoong y le extiende la mano formalmente—. Un placer conocerte.
El pequeño sostiene su brazo y le da la mano al mayor. Matthew no puede evitar sonreír ante tanta formalidad y la expresión tan concentrada del niño. Se ve como un chico super tranquilo, a diferencia del sobrino de Jiwoong, que ya lo está jalando de la otra mano para que entre a la casa, sin siquiera fijarse de que hay otra persona ahí ademas de su adorado tío. Es ahí entonces cuando el más pequeño se fija en Matthew y lo escanea por completo antes de emitir alguna palabra.
—¿Y este quién es? —le pregunta a su tío Jiwoong, tirando de su abrigo.
Matthew se sonroja y se siente tonto; está algo presionado por querer caerle bien a los niños, como si hubiera demasiadas expectativas que llenar ya que claramente su "Tío Ji" es el tío cool y él es solo un desconocido. Además Jiwoong adora a esos niños con todo su corazón y vino todo el viaje hablando de lo bien que le caerían y viceversa por lo que si no le caen bien los niños, o peor, si a ellos no les parece lo suficientemente cool se le va a romper el corazón, porque a su novio le hace tanta ilusión esta noche que no quiere decepcionarlo.
—Es Matthew, es mi -
—Es un amigo de tu tío Jiwoong —interrumpe un hombre desde el interior de la casa—, ya les habíamos dicho que traería un invitado especial.
Ese debía ser Nichkhun, el ex-esposo de Tiffany, la hermana mayor de Jiwoong y quien se asoma detrás del hombre treintón, regalándole una sonrisa un poco lastimera. Se ve mucho menos intimidante que el ex-cuñado de su novio y eso le consuela un poco al menor.
La hermana mayor de su novio es igual de guapa que él, compartiendo la misma sonrisa y el color negro azabache pero brillante de sus cabellos. Cuando Jiwoong se apresura hacia ella y la envuelve en un abrazo apretado. Ambos se ven felices y la mujer sonríe ampliamente por lo que Matthew piensa que en realidad no puede ser una mala persona y que simplemente es una millennial un poco chapada a la antigua. Realmente se ve igual de dulce que su novio.
Terminan adentrándose por completo al hogar cuando Tiffany rompe el abrazo con su hermano y lo regaña por estar tan poco abrigado, diciéndole que se siente frío y que va a terminar cogiendo un resfriado.
En efecto, la casa tiene una fuerte calefacción y se encuentra igual de repleta de adornos de navidad como el exterior. Es la clase de decoración que solo la gente con muchos ceros en sus pagas puede costearse. Es un lugar completamente hermoso y en la sala tienen un árbol de navidad inmenso, con muchos regalos al pie del árbol. Se siente como estar dentro de una típica película de navidad americana.
Tan pronto como se sientan en el sofá de la sala, la hermana mayor de Jiwoong se apresura a traerles café caliente e incluso le pregunta a Matthew si necesita una manta porque sus mejillas y orejas están rojas, lo cual hace que Jiwoong ria porque sabe que en realidad su novio simplemente está avergonzado.
—Para no ser homófobo, me ha parecido un poco borde la forma en la que te cortó —le susurra Matthew a su novio cuando el ex de su hermana los deja solos para atender una llamada.
—Bueno, es que él cree que los niños son muy pequeños para entender estas cosas —dice Jiwoong con rostro apenado.
Matthew está por refunfuñar cuando Tiffany llega con sus cafés y se sienta a interrogarlos un poco sobre su vida. Los niños también entran a la sala cada cinco segundos a enseñarle cosas a su tío Ji y luego se vuelven corriendo escaleras arriba.
—¡Tío Ji! —grita Hao, apareciendo otra vez con su amigo Hanbin a rastras—. ¿Te acuerdas que te dije que Hanbin baila?
Su tío asiente y observa como Hao empuja a su amigo para que baila mientras Ricky a un lado le aplaude y le canta una canción. El mayor de los sobrinos no deja de corear el nombre del niño bailarín y de decirle lo bueno que es en lo que hace.
Una vez para de "bailar" se inclina hacia los adultos y estos le aplauden con sonrisas, pero ninguno más fuerte que Hao.
—No bajen y suban tanto las escaleras, se van a caer —les dice Tiffany—, si suben ahora quédense un rato arriba, los adultos van a conversar.
—¡Está bien, mamá! —dice Hao con entusiasmo yéndose de la mano con Hanbin y con el pequeño Ricky siguiéndolos de cerca.
Matthew deja escapar una gran sonrisa, le parece súper peculiar el sobrino de Jiwoong y muy tierna su fijación en las cosas que su mejor amigo hace. De cierta forma incluso le recuerda un poco a él cuando era pequeño, siempre ruidoso y extrovertido pero sin saber muy bien cuando calmarse. Ojala ahora fuera así y no tan tímido.
—Ahora sí, cuéntenme todo sobre cómo se conocieron —les pide Tiffany una vez que se asegura de que los niños ya se han marchado. Suena genuinamente emocionada e interesada.
Matthew se rasca la cabeza e intenta ignorar eso que le incomoda. Tiffany luce de verdad como una buena hermana, sonriendo y emocionándose por todos los detalles que le cuenta Jiwoong sobre su relación. No cree que nadie pueda fingir una sonrisa tan amplia, de esas que hacen que tus ojos se vuelvan dos sonrisas también, le es imposible creer que la mujer está siendo una falsa. Su actitud es tan cálida y brillante, pero aún así está haciendo algo mal. Es raro cómo le oculta a sus hijos que su tío favorito (y único) es homosexual.
—¿ Y a ti que te atrajo de Jiwoong? —le pregunta la mujer a Matthew, sacándolo de su ensimismamiento—. Seguramente fue su sonrisa y lo detallista y atento que siempre ha sido. De pequeñito siempre estaba corriendo a la cocina a ayudar a mamá cuando tenía encargo de pasteles.
El menor suelta una risa, comenzando a negar bajo la mirada ofendida de su novio, que comienza a pincharle la costillas y a cuestionarle que si de verdad cree que no es el novio más detallista del mundo.
—La verdad es que me atrae todo —confiesa, sonrojando al mayor, quien le regala un beso sobre sus cabellos.
Tiffany deja escapar un sonidito de emoción y les repite lo bonitos que se ven. Haciendo que Jiwoong le pida que deje de avergonzarlo, diciéndole que ya no es un niño.
—Tienes que conservar a este, es el correcto, Jiwoong —le dice mientras le regala una sonrisa al menor.
Un torrente de conocidos pasos se escuchan por la casa una vez más, resultando en la aparición de los niños otra vez por la sala, encabezados por Hao, quien corre directo hacia Jiwoong.
—No corran por la casa, se van a lastimar —les dice su padre, quien por fin ha acabado con su llamada y vuelve a la sala.
Ricky le saca la lengua a su padre y el hombre se aproxima hacia él con una sonrisa. Lo levanta del piso y se lo pone en el hombro para luego dar una vuelta que hace que el niño se deshaga en carcajadas. En broma lo amenaza y le dice que está arrestado, que no le va a dejar de dar vueltas hasta que se disculpe.
Es una escena dulce que incluso hace que Matthew recuerde como jugaba con su padre en su infancia. Tal vez está juzgando demasiado duro a estas personas y debería de apagar la molesta alarma de alerta en su cabeza que le dice que no todo está bien.
Jiwoong se inclina hacia su novio y le susurra al oído—. ¿Todo bien? estás más distraído de lo normal.
El menor solo responde con un asentimiento y continua estudiando a la familia de su novio. Una vez Ricky está en el suelo corre riendo hacia los brazos de su madre, que regaña al padre de sus hijos, diciéndole que los hará vomitar un día de estos, pero el hombre le quita importancia, enseñando él su lengua, burlándose de su ex-mujer y sacándole más risas a los pequeños.
Hanbin ríe tanto que sus mejillas se colorean de rojo y Hao se las manosea, diciéndole que es para que se apaguen, pero ocasionando el efecto contrario. Si le preguntarán a Matthew diría que esos dos niños se traen algo entre ellos, sin embargo están muy pequeños cómo para hacer ese tipo de especulación, pero el canadiense no puede evitar pensar en si mismo cuando ve las reacciones del amiguito de la familia; así de rojo se ponía él frente a su crush del quinto grado.
—Oye y tú, ¿de dónde conoces a mi tío Jiwoong? he visto que en su Instagram tiene muchas fotos contigo —le pregunta Hao a Matthew cuando lo pilla viéndolo con su mejor amigo—, ¿Eres su mejor amigo? Te ves super pequeñito, cómo de 17.
Mucha información que procesar para Matthew. ¿A qué se refiere con que se ve pequeñito? él es un niño de 11 años, ¿cómo le puede parecer pequeñito a él?, también encuentra preocupante que un niño de su edad esté en Instagram. Además no puede responderle a su primera pregunta, no le puede decir a un preadolescente que conoció a su tío en Grindr.
—Estás poniendo nervioso a Matt —le dice su tío al muchachito preguntón—. No es mi mejor amigo, es algo más especial y tiene 21 años.
Los ojos del niño se iluminan con más curiosidad, cómo si un foco se hubiera encendido en su cabeza. Sus ojitos examinan al novio de su tío y sonríe ampliamente. A Matthew le pone nervioso una vez más. Parece que es una batalla perdida. Hao es la personita con más actitud en la sala.
—Ustedes son como Hanbin y yo —dice y le sonríe a su amigo, el cual se sonroja.
—En realidad somos nov-
Jiwoong es cortado a mitad de frase por su ex-cuñado otra vez, para disgusto de la pareja, quienes saben que lo hace intencionalmente,
—¿A qué te refieres con eso? —le pregunta su padre quien parece graciosamente confundido.
—Son mejores amigos para siempre —dice con obviedad—. A veces eres muy lento.
Ricky se echa a reír y Jiwoong también. La madre de los niños parece querer soltar una carcajada igualmente, pero se contiene al ver la expresión ofendida de su esposo.
—No puedes hablarme así, soy tú padre.
—¿Por qué no? —cuestiona y se voltea hacia su progenitora—, mi mamá lo dice todo el tiempo.
—Hao no le mientas a tu papa —dice, guiñándole un ojo sin que su marido vea, cosa que capta al instante el pequeño, quien sonríe con complicidad a su mamá y se disculpa falsamente con su papá. Sin embargo, Ricky no lo entiende y les tira la mentira.
Basta un "Hao no miente, mamá es quién miente" para que padres e hijos comiencen a discutir, en un tono que resulta hilarante para los tres espectadores en el hogar. Tiffany se defiende diciéndole a su esposo que, en efecto, es algo lento. Hao sostiene que si su madre lo dice frente a él también lo puede repetir y Ricky pregunta que tiene de malo ser lento, que su madre siempre le dice que él lo sacó de su padre y aún así le quiere mucho.
—¿Podemos encender luces de bengala? —pregunta suavemente Hanbin en medio del caos, y todos se le quedan viendo casi con ternura—, dijeron que a las 8:30 podíamos encender algunas y ya han pasado 10 minutos.
—Claro, a eso bajamos —se susurra Ricky a si mismo. Es un niño bastante introvertido.
Tiffany aprovecha la oportunidad para acabar la discusión sin una resolución, cuando claramente todo ha sido su culpa, y le dice a su ex esposo que se deje de quejar y que saque a los niños al patio exterior a jugar un rato, que ella irá a arreglar unas cosas de la cena de navidad.
Jiwoong ve esto como una oportunidad para salir al coche a por los regalos de los niños y colocarlos debajo del árbol sin que los vean y así preservar el secreto de que Santa no existe, aunque sea para Ricky, ya que si los otros dos están lo suficientemente grandes como para usar Instagram han de saber que de hecho son sus papas los que ponen los regalos. Tiffany les dice que vayan con calma, que con los fuegos artificiales los niños se estarán un buen rato.
No deberían, pero ambos chicos aprovechan para encenderse un par de cigarros mientras están sentados sobre el maletero del coche. Es reconfortante en cierta manera el humo caliente bajando por tu garganta en una temporada tan fría como la navidad. A Matthew además le gusta porque Jiwoong se ve especialmente guapo fumando, las vibras que proyecta son casi seductoras, aunque en el fondo no sea más que una masita adorable.
—¿Qué te parecen? —pregunta Jiwoong, refiriéndose a su familia.
Matthew lo observa, sus ojos están brillando en curiosidad justo como lo hacen los de su sobrino. Se ve tan adorable que le despierta unas irremediables ganas de besarlo, y eso hace, dejando un corto y cálido beso sobre sus labios y sonriendo al acabar.
—Son encantadores. Tu hermana es muy parecida a ti y tu ex-cuñado me parece una persona muy graciosa, se le nota que quiere mucho a sus hijos, y por supuesto, ellos son extremadamente adorables, son muy únicos, aunque creo que el Hao podría sacarle canas verdes a tu hermana en cualquier momento. Realmente me caen bien, pero sabes que soy una persona que habla poco.
—Más bien eres tímido —le dice Jiwoong, obteniendo como respuesta una mirada molesta de Matthew.
Acaban con los cigarros y se disponen a abrir el maletero para sacar los regalos. A Hao le han comprado un set de legos de Super Mario Bros y a Ricky le han comprado diversos utensilios de arte, ya que por lo visto se le da muy bien para tener solo 7 años. Obviamente a Tiffany también le han traído un regalo, un pequeño perfume florar, envuelto en papel de regalo rosa, su color favorito.
—Oye, pensé que ya habías dejado de lado esa porquería —dice una voz por detrás de ellos.
Tiffany, envuelta en una gran bufanda, mira molesta a su hermano y le hace una seña con la mano, exigiendo así la cajetilla de cigarros. Una vez la tiene, saca de ella el mechero y un cigarrillo, poniéndoselo entre los labios bajo la sorprendida mirada del canadiense. A su novio se le escapa una risa ante la chistosa expresión.
—¿De quién crees que cogí el mal habito?
La mujer niega divertida y le da una calada al cigarro antes de hablar—. Yo ya no fumo como antes, soy madre —se excusa—. Solo fumo cuando salgo con la madre de Hanbin.
—¿Y cada cuanto tiempo vez a Taeyeon? —cuestiona Jiwoong y la mujer se sonroja.
—Solo la veo a la salida de la escuela, antes de que recojamos a los niños.
Matthew saca cuentas mentalmente y sonríe. La mujer fuma todos los días menos los sábados y domingos.
—No me juzgues, Matthew —le dice cuando ve como la observa— . Tengo un trabajo estresante de abogada y Taeyeon tiene unos horarios de enfermera que son terribles, por eso le cuido a Hanbin hoy —explica y el menor se encoge de hombros.
Al final Jiwoong termina sacando su vaper para acompañar a su hermana mientras termina de fumar.
Matthew se da cuenta, de que en realidad, poniendo de lado su timidez y pensando objetivamente, se encuentra cómodo y ese pensamiento le hace feliz. Es realmente fácil hablar con Tiffany, da igual que sea una abogada y viva en una casa que él nunca se podrá permitir, ella es sencilla, alegre y carismática e incluso hace que se le olviden los 7 años que le saca de edad; es alguien de quien fácilmente se ve haciéndose cercano y le alegra porque sabe que ella debe ser la persona a la que Jiwoong más estima en su familia. Si esto le hace feliz a su novio, él también lo estará.
Jiwoong saca de sus pensamientos al rubio regalándole un beso en la mejilla, que hace que Tiffany no pueda evitar decirles que son adorables. También termina pasando uno de sus brazos por los hombros de Matthew y atrayéndolo más cerca de él, sabiendo que lo va a avergonzar un poco pero es que le parece muy lindo cuando se coloca así.
—¡Tío Ji! —grita Ricky y se aproxima corriendo junto a su hermano y el pequeño Hanbin hacia su tío.
La madre de los niños casi sufre un infarto horrorizada y tira el cigarrillo lo más rápido que puede en el suelo. Matthew también se espanta y se apresura a esconder los regalos detrás de él, teniendo suerte de que en los últimos meses su espalda se ha ensanchado gracias al gimnasio y sobre todo de que los pequeñitos solo tengan ojos para su adorado tío Ji.
Le dirige una mirada de preocupación a Jiwoong y este se apresura a ponerse a la altura de sus sobrinos, con la intención de que no presten atención a nada más.
—¿Por qué siempre están corriendo? —les pregunta pero no los deja responder—, no quiero que se lastimen, me va a doler a mi también.
—Es que a papá le entró un calambre y ya no puede ayudarnos a encender fuegos artificiales —le dice Hao, haciendo un puchero que compra a Jiwoong al instante—. Está viejo y tú no.
—Yo tengo la misma edad que su padre —les dice la única mujer, ofendida y su hijo mayor solo la escanea con la mirada, muy seriamente.
—Exacto —determina y le deja de prestar atención.
El "Tío Ji " se echa a reír y se pone de pie—. Vamos, que en un rato tendremos que cenar y quiero escaparme del trabajo de acomodar la mesa. Seguro que Matthew y Tiffany se las pueden arreglar sin nosotros —les dice y los niños comienzan a llevarlo emocionados hacia la casa.
Les dirige una mirada a Tiffany y a su novio antes de entrar al hogar y les sonríe grande, como si fuera un niño pequeño más y para dejarles saber que todo está bajo control, que los niños estarán lo suficientemente distraídos para que cuelen los regalos debajo del árbol al entrar.
(...)
Una vez los regalos están en su lugar, Matthew ayuda a Tiffany a poner la mesa y sacar todos las guarniciones que ha preparado para acompañar el bulgogi. Ha hecho también un gran pastel relleno de fresas que se ve delicioso y sin que la mujer lo vea, Matthew termina probando la crema, dictaminando que está riquísima.
La mesa termina viéndose preciosa, pero lamentablemente Ricky y Hao terminan robando su lugar al lado de Jiwoong, así que se sienta frente a ellos mientras observa como ambos niños le cuentan cosas sin parar y este se las ingenia para responder a todo y atender ambas conversaciones.
—Tienen que dejar comer a su tío —les regaña Tiffany mientras pasa su mirada con disgusto desde su ex marido que está engullendo rápidamente la comida hasta Jiwoong que apenas ha podido probar bocado—. Y ustedes también deben terminarse todo o de lo contrario asumiré que postre tampoco quieren.
—Hagan caso a su madre —agrega su papá con la boca llena de comida.
—Yo estoy comiendo —dice Hanbin bajito y Tiffany le acaricia los cabellos.
—Tú siempre te comportas muy bien —le dice y el niño se avergüenza un poco.
Los pequeños comienzan a comer, debido a que la amenaza de quedarse sin postre les parece mortal. Por un rato están callados y luego comienzan a platicar un poco, pero nada de parloteo. Tiffany les habla de sus navidades pasadas y Matthew se extiende contándoles sobre las nevadas y el frío que hace en Canadá en esas épocas; el ex cuñado de Jiwoong incluso lo sorprende contándole que ha estado ahí un par de veces por trabajo y que desearía poder llevar a los niños a conocer el país. Matthew termina hablando sobre mil cosas interesantes que pueden hacer y ver en su país, muy feliz de poder hablar de él.
—Serías un muy buen guía turístico —le dice el hombre bromeando—. Si Jiwoong viene con nosotros alguna vez seguro que tú también deberías venir.
—Hablando de eso —les interrumpe Hao—. ¿Debería llamarte tío Matthew? —le pregunta al extranjero y todos los adultos de la mesa se quedan entre congelados y sorprendidos.
—¿A qué se debe esa pregunta? —le cuestiona Jiwoong y conecta su mirada con la de su novio, pero este solo puede mirarlo igual de confundido.
¿Será que se dio cuenta por si solo? es bastante pequeño para tener un gaydar. Pero puede que esté lo suficientemente grande para saber leer los gestos cariñosos, pero entre más lo piensa Matthew, menos sentido tiene porque frente a ellos no han hecho nada que pueda interpretarse de manera romántica.
—Te vi besarle los labios hace rato cuando estaban sobre tu coche. Fingí que iba al baño para ver si podía pillarte sacando los regalos de Navidad —se explica el niño y su madre lo mira como si le acabara de salir otra cabeza—. No me mires así, Ricky ya sabe que los regalos los ponen ustedes.
—Santa Claus era muy bueno para ser real —murmura el niño como si estuviera perturbado.
Matthew se quiere echar a reír de nerviosismo. Ese niño realmente es una cosa diferente. Se convertirá en un adolescente interesante.
—Pues habrás visto mal —le dice su padre y Matthew mira a Jiwoong, sintiendo un poco de enfado de pronto. ¿Qué sentido tiene ocultarle nada a estos niños? si al final saben más que ellos.
—Papá, no mientas, son gays —dice con total seguridad el muchachito, sorprendiendo aún más a sus progenitores.
—Tú cómo vas a saber que es eso —le dice el hombre incrédulo, pero sin sonar como si tuviera malas intenciones. Simplemente está actuando muy denso.
—Hanbin y yo somos gays —suelta y parece que en cualquier momento Tiffany caerá de su silla por las sorpresas—, o eso creo, hay unos niños en la escuela que no dejan de decirlo.
Su amiguito lo mira como si acabara de traicionarlo y contar un secreto que era solo de ellos, pero la angustia se va de su rostro cuando Hao le devuelve la mirada y simplemente se rasca la cabeza y se encoge de hombros. Parece que le ha costado medio segundo perdonarlo.
Matthew piensa que tal vez si que son gays, pero se deshace de ese pensamiento rápidamente porque lo importante es toda la información que se está soltando en la mesa. Hace años que no tenía una navidad tan movida y no puede creer que esté siendo auspiciada por un niño de 11 años.
—¿Alguien los molesta en la escuela? —le pregunta Jiwoong de pronto, trayendo un poco de cordura a la mesa. Sus padres respiran un poco y ponen toda la atención en lo que sea que vaya a responder su hijo.
—¿Molestarnos? —pregunta confundido el niño—, ¿por qué tendría que molestarnos que nos digan eso? si alguien me estuviera molestando le habría puesto un chicle en el cabello.
—Oye, ya te dijimos que no puedes seguir haciéndole eso a tus compañeros —interrumpe su madre pero el niño finge no escucharla.
—¿Entonces nadie los molesta? —pregunta su padre, pero viendo a Hanbin, buscando una respuesta de este también, porque parece más maduro que el otro.
Hanbin pone sus manitas juntas sobre la mesa y sopesa la pregunta durante un par de minutos, como si fuera un señor y luego pasa la mirada desde Hao hasta su padre.
—No creo que pueda considerar algo molesto si, de hecho, no nos molesta —responde finalmente y Tiffany deja escapar el aire que estaba conteniendo.
—¿Por qué les iba a molestar eso? no tiene nada de malo —dice Ricky a su madre, considerablemente confundido, pero esta solo le acaricia los cabellos y le da un trozo de batata asada para que se entretenga comiendo.
—¿Por qué estamos haciendo tanto alboroto? —pregunta finalmente Hao, comenzando a estar molesto—, solo quiero saber si puedo llamar tío al novio de mi tío Ji.
Jiwoong sonríe ampliamente, sintiéndose orgulloso de su sobrino. Conecta su mirada otra vez con su novio y este también le sonríe y asiente, entendiendo esa pregunta que le hace mentalmente. Le acaricia los cabellos a su sobrino mayor, llamando su atención y cuando por fin la tiene, dice aquello que tanto había querido.
—Matthew es mi novio, tienes razón —le dice y Hao coloca una expresión de satisfacción—, y estoy seguro de que no le molesta que le digas tío, aunque parezca que es más pequeño de lo que en realidad es.
—¡Lo sabía! —dice y todos ríen, hasta sus padres, que han aceptado que Hao es más inteligente de lo que pensaban y que parece ir un paso más adelante que todo el mundo—, bienvenido a la familia, tío Matthew.
Al final la cena termina con más calma, en comparación con los minutos anteriores y Matthew se da cuenta de que en realidad había juzgado un poco duro a la hermana y el ex-cuñado de Jiwoong. No eran homófobos de closet, simplemente pecaban de creer que los niños no son tan conscientes de su alrededor como en verdad lo son. El hombre simplemente siguió devorando comida como si se le fuera la vida en ello y Tiffany continuó regañando a sus hijos para que comieran bien. Nadie hizo más alboroto ni saco de proporciones las declaraciones de Hao.
—Los niños hoy en día saben más de las relaciones que uno —comenta Tiffany graciosa y se termina su copa de champaña.
—Por supuesto que sé más que ustedes dos, solo mírense —dice Hao, refiriéndose a sus progenitores y Jiwoong, aunque intenta aguantarse la risa, no puede.
La mujer se levanta de la mesa y decide no regañar a su hijo, por más que este tenga un don para irritarla, porque dentro de pocas horas será Navidad y puede hacer una excepción ese día.
—Es la hora del postre —anuncia.
Los niños (y Matthew) parecen olvidarse de todo cuando tienen el pastel frente a ellos. Faltan un par de horas parar abrir los regalos y el ambiente está más feliz que nunca por el postre y porque la madre de Hanbin ha llamado y parece que podrá estar ahí antes de que den las 12 y así poder celebrar junto a todos.
Jiwoong le dice a su hermana y a su ex-marido que deben admitir que él siempre tuvo razón y que fue tonto esconderle a los niños su orientación sexual, lo cual ellos terminan admitiendo e incluso disculpándose, de igual forma lo hacen con Matthew y les aseguran que no volverán a ocultar nada de esa índole y que hablaran con los profesores de los niños para corroborar que en efecto nadie los molesta, ya que a Jiwoong también le preocupa un poco eso y cree que podrían haberlo sabido antes si no hubieran tratado el tema como algo tabú.
—Aún así, creo que estarán bien, el que parece un poco amenaza para la sociedad es Hao —finaliza riendo, viendo como a lo lejos los niños juegan en el piso cerca del árbol, sacudiendo las cajas para intentar adivinar que hay dentro de ellas.
—Ni me lo digas —dice Tiffany observando también a su hijo y levantándose para apartarlo del árbol de navidad.
La pareja ve como la mujer discute con el niño y les causa mucha gracia. Matthew se acurruca con más seguridad junto a su novio para estar cómodo y se da cuenta de lo especial que es la noche para él y cómo la va a convertir en uno de esos recuerdos que jamas puedes olvidar. Ha sido un día de mil emociones.
—Ojala el año que viene me traigas también —le dice al oído al mayor.
—Tenlo por seguro, tío Matthew.
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