🍂Capítulo ocho🍂 (+14)
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Se trataba de nada más ni nada menos que: Gael.
¿Qué buscaba Gael aquí, en mi habitación?
Él estaba allí parado en frente de ella, mirándola de arriba abajo descaradamente. Christin no pudo evitar que su corazón empezara a bomber sangre a toda velocidad.
Gael estaba prácticamente en su habitación. Por cierto... ¿a qué había venido?
—¿Qué haces aquí? —le pregunta Christin secamente recuperando la compostura.
El se queda viéndola algo embobado.
—Te queda bien el pijama —dice Gael suavemente sin prestarle mucha atención a la interrogante de Christin.
Ella pone una mueca de confusión. ¿Estará drogado?
—Te pregunté que qué haces aquí, genio. —insiste ella con el seño fruncido cruzándose de brazos.
¿Ya había mencionado lo ingenua que es Christin a veces?
Pues así es, ella era tan ingenua que a veces ni se percataba de las claras señales corporales que daban las otras personas a su alrededor. Como en ese precioso momento; Gael la miraba con ojos oscurecidos y relajados, su respiración estaba levemente alterada y tenía las manos hechas puños.
Y aún así se pregunta:
¿Qué coño pasa con este tipo?
—¿Puedo pasar? —pide Gael, casi suplicante, pero claro que Christin no lo nota.
Ella ignora la intensa punzada de emoción al escucharlo. Nunca imaginó que Gael querría entrar con ella en su habitación, o, bueno, si. Pero no imaginó que pasaría de verdad.
Christin suspira, y se hace a un lado.
—Pasa —Gael obedece casi de inmediato y en menos de dos segundos el ya está dentro de su habitación escaneando todo con los ojos—. Prohibido tocar mis cosas.
Christin cierra la puerta detrás de ella. Gael estaba observando algunas fotos en su gabinete.
—¿Y no puedo tocar tu cosa? —suelta Gael, aún con los ojos clavados en las fotos colocadas perfectamente en los marcos y ordenadas cronológicamente.
Y Christin se confunde aún más. ¿Cómo que "tu cosa"?
Ella no comprendía a qué se refería, en absoluto. Por otro lado, Gael al girarse y ver su cara de confusión absoluta, decide optar por otra opción.
—Rayos, olvidé que eres jodidamente literal.
Christin solo rueda los ojos con fastidio, y por un breve momento, Christin se siente estupida por no haberlo entendido ni un poco...
Nah, no es mi culpa. Es suya por no explicase bien.
—Idiota, no mereces ser mi prometido si se te olvida mi condición a cada rato. —Lo insulta mientras va hacia su cama para sentarse y relajarse.
—Lo que se me olvida no es tu condición en sí, pequeña gigante, sino el hecho de que por culpa de eso no puedas entender completamente muchas cosas. —Su voz sonaba tan tranquila, como si las palabras de Christin no lo hubieran afectado en absoluto. Gael se dirige hacia ella y se detiene en frente de Chris— ¿Puedo sentarme junto a ti?
Obviamente a Christin no le disgustaba la idea, pero a ella no le gusta demostrarle que ya la tenía bien pescada. Como Gael está frente a ella y a unos pocos centímetros cerca, ella tiene que recostarse sobre sus brazos para poder verlo a la cara.
—No, siéntate en el suelo.
—Pero yo quiero estar junto a ti.
Christin señala el suelo a modo mandón y dice casi entre dientes:
—Suelo.
Gael sonríe pícaramente.
—De acuerdo, después no me llames tramposo. —Gael procede a sentarse en el suelo, justo entre las piernas de Christin, el le daba la espalda y coloca las piernas de Christin sobre su pecho, las sostenía firmemente, dejándola sin posibilidad de safarse sin tener que hacerle daño a él o a ella misma.
Su cuello estaba justamente entre los muslos de Christin, apretujados y muy cerca de esa zona. En ese momento Christin no pudo evitar que su respiración se alterara un poco y que su corazón latera desbocado por la repentina excitación.
¿Cómo sabía que estaba excitada?
Porque lo había estado antes y porque había leído y visto sobre ese tipo de cosas.
Y porque el mismo le había enseñado cómo es estar excitado de verdad... porque con él experimentó su primer verdadero orgasmo. Christin se deja caer completamente sobre la cama para después despegar un poco sus piernas de Gael. Quería dejar de sentir la necesidad de tenerlo más cerca.
Pero, por la forma en que Gael sostenía sus piernas, estaba inmóvil.
—¿Te arrepientes de haberme puesto en el suelo? —el tono burlón y lujurioso que Gael utilizó no pasó desapercibido para Christin, pero, por alguna extraña razón, eso solo la prendió aún más.
Ella no iba a demostraselo, o al menos, intentaría no hacerlo.
—Si... creo que si puedes sentarte en la cama.
Gael pega sus labios a sus muslos descaradamente.
—Pero ahora yo no quiero, prefiero quedarme en el suelo. Aquí huele delicioso. —dice tras darle un pequeño beso en el interior del muslo, causando que Christin diera un pequeño respingo de la impresión. Su voz sonaba ronca...
Si... ¿Cómo sería si me susurrara cosas al oído mientras...?
Christin se reprende a Ella misma por estar pensando "estupideces", y solo dice mirando al techo:
—No quiero que esté ahí porque me haces sentir cosas raras y no...
—¿Te gusta? —interrumpe Gael repentinamente intrigado, aún no despegaba sus labios de los muslos de Christin, por lo que ella sintió una intensa corriente recorrer todo su cuerpo, acentuándose más en esa zona.
Es imposible que Christin pueda quedarse callada a esa pregunta, no quiere que el sepa, pero ya no le importa nada, es como si ya no estuviera pensando con su cerebro ...
—Si, por eso quiero que pares.
Gael suelta una risita traviesa por lo bajo.
—No, pequeña, tú no quieres que pare.
Sonaba tan seguro de lo que estaba diciendo... pero tenía razón, ella realmente anhelaba que el la tocara, que la desnudara, que la hiciera suya...
Por segunda vez.
Gael la sorprende cuando besa su muslo otra vez, pero no como había hecho anteriormente, lo hacía con más pasión, lento. Christin no sabía en que momento se había volteado para quedar de frente, solo podía sentir como sus labios suaves formando un caminito húmedo hacia su entrepierna.
Las sensaciones que estaba sintiendo la quemaban con Intensidad, sin piedad, quizá porque llevaba mucho tiempo sin hacer nada sexual, quizá porque para ella Gael era físicamente irresistible... ella no lo sabía, solo podía disfrutar.
Christin cierra los ojos instintivamente cuando siente los labios de Gael posarse sobre su ropa interior y como sus manos se arrastraban hacia arriba para alzar su bata/pijama hasta la altura de su cintura.
Gael roza la punta de su nariz contra su clítoris por encima de la tela.
—Mmm, hueles tan bien. —Alardea, olfateando extasiado la intimidad de Christin.
En ese momento, Christin suelta un jadeo involuntario acompañado con un fuerte suspiro. Ella quería que el empezara ya, pero no sé atrevía a mover ni un solo músculo, quería saber qué haría después.
Gael sustituyó su nariz por su lengua y empezó a lamer de una forma dolorosamente lenta el clitoris de Chris por encima de la tela. La estaba torturando, ella lo sabía, lo había hecho también aquella vez en la habitación de él.
Muy mal momento para existir, ropa interior. Piensa ella para sus adentros, mientras que inconscientemente se abre más deseando obtener más placer...
Cuando por fin decide desasearse del pedazo de tela que cubría su mojada intimidad, el no lo piensa dos veces y separa bruscamente sus piernas para quedarse unos segundos disfrutando de la vista.
—Wow, Christin, esto es... —Gael no encontraba las palabras que pudiesen definir tal hermosura, así que decide decir:—...es hermoso.
Y así, de repente, unde su cabeza en la entrepierna de Christin, lamiendo, chupando, succionando, saboreando...
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