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🍂Capítulo dos🍂


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—¿Qué sientes cuando notas que nadie te hace caso? —Le preguntó Morphil a Chritin, a lo que ella respondió:

—A veces sola. A veces no siento nada, también me he llegado a sentir un poco excluida, pero se me pasa porque recuerdo que soy yo quien se excluye. —dijo Christin sin pausas.

—¿Qué te hace pensar que no son ellos los que te excluyen? —Inquirió Morphil refiriéndose a los familiares de Chris, con una chispa de curiosidad en sus ojos grises cubiertos por los cristales de los lentes que llevaba puestos siempre.

Christin se sintió un poco confundida. ¿A que se refería?

—No te entiendo ¿Qué quieres decir con eso? —La pregunta de Christin sonó un poco ingenua ante los ojos de Morphil, pero prefirió no expresarlo.

—De acuerdo, hasta aquí llegaron las preguntas. Muchas gracias por tu tiempo.

Christin entrecerró los ojos en dirección a Morphil.

—Pero tú no me contestaste. —Masculló.

Morphil procedió a engullir su comida ignorando las palabras de Christin. Ambas se encontraban en una cafetería, la más cercana a la casa de Chritin ya que ella no quería alejarse demasiado, Penvil era una ciudad un poco grande por lo que Christin evitaba a toda costa alejarse demasiado de su casa, ya que, al no conocer bien aquel lugar, corría el riesgo de perderse.

¿Será normal que una persona que lleva viviendo en una ciudad prácticamente toda su vida y que a penas se sepa el nombre de su calle y el número de la casa en la que vive?

Justamente así es Christin: inoportuna, rara y con pésima memoria.

Christin seguía mirando a su queridísima amiga Morphil.

—¿Por qué te comes las papas antes que la Hamburguesa? —Le preguntó Christin (olvidando completamente su pregunta anterior) con un dejo de curiosidad, le pareció extraño debido a que ella prefería dejar lo menos apetitoso para después.

Morphil la miró extrañada antes de decir:

—Siempre las he comido así...

—Ya, ero quiero saber por qué.

Bueno, ella no sabía que decir realmente, así que decidió cambiar de tema descaradamente:

—Ah, y... ¿Qué me decías?

—¿Sobre qué? —Pero Christin no sé la iba a poner tan fácil. Morphil la conocía perfectamente, habían sido amigas desde pequeñas, por lo que sabía lo insistente que podría llegar a ser Christin. Al menos lo intentó.

—Bueno, es algo...

—¡¡Ey, Chris!!

Ambas giraron sus cabezas hacia donde provenía esa voz masculina y que ellas conocían muy bien; justo en la entrada de la cafetería Joseph Coffee se encontraba uno de los hermanos de Christin: Axel Claus. El cuarto hijo de los señores (no tan señores) Claus. Se dirigía hacia donde se encontraban las chicas, con un caminar seguro y elegante, lo cual hacía que varias chicas voltearan a mirarlo como depredadoras. Axel Claus era un chico bastante común con respecto a su físico. Ya saben, el estereotipo de un hombre apuesto más deseado por la población femenina.

Morphil quien no necesitaba voltearse a ningún lado para verlo, también se le queda viendo. No le gustaba. Para nada, pero si había admitir que era atractivo a pesar de que solo era un año mayor que ella y Chris.

—Hola, chicas ¿Interrumpo algo? —Dice mientras termina de acercase y finalmente sentarse en la silla que sobraba en la mesa. ¿Por qué se habían sentado en una mesa de tres?

Ni idea.

Esas dos son un poco locas.

Christin lo mira algo disgustada, claramente no le agradaba su presencia en lo absoluto. De todos sus hermanos el era el que se negaba a pasar de ella como si no existiera.

—De hecho si. —Le responde Christin con una nota de amargura en su voz.

—¿Qué? No, no lo creo ¿Verdad, Morph? —Axel mira a Morphil con cara de inocencia fingida. Ella solo apoyó sus codos en al mesa y se quedó viendo la escena con diversión e intriga. Y no, no había nada que Joanna Morphil Morreti no intentara descifrar.

—Por mi no hay problema. —Dijo ella finalmente.

El chico miró a su hermana con cara de triunfo.

—¿Ya ves? Si me puedo quedar. Además, necesito hablar sobre algo muy importante contigo, hermanita. —le dice con un tonito meloso. Morphil se acomoda en su asiento antes de darle un buen sorbo a su bebida. Y los mira, espectante.

"Mmmm, me huele a que algo se va a desatar" piensa Morphil.

—¿Hablar? ¿Conmigo? ¿Enserio? —Christin se sorprendió bastante por lo que había dicho su hermano, pues, ¿desde cuando a alguno de ellos les interesaba hablar con ella?

Entonces Christin, de repente, se sintió enojada muy enojada. Luego esa sensación desapareció, era como si no fuera ella...

"Que demonios..."

—Pues... si —Christin se dio cuenta de que Axel la miraba con el ceño fruncido.— ¿Qué pasa con eso?

—Nada. Solo me pareció extraño porque ustedes nunca quieren hablar conmigo. Dudo que si quiera se acuerden de mí, a menos que necesiten algo.

Axel adopta una expresión seria.

—Si, Chris, yo... de eso mismo quiero hablarte —suspira—, y quisiera que podamos hacerlo a solas. Es importante

Christin lo mira con la misma expresión: seriedad.

Morphil deduce que no debería de estar allí, sin embargo, es demasiado curiosa como para irse y luego no poder dormir por no haber escuchado todo el chisme.

Y si.

Morphil es una verdadera chismosa.

Volviendo al temita de los hermanos; Christin quiere negarse, quiere irse y dejarlos a los dos allí plantados, quiere gritarle que se largue, quiere...

Pero no puede. Solo la expresión que porta Axel en ese momento la convence.

—De acuerdo.

Axel se relaja un poco, aliviado.

—Bien, ¿donde quieres...?

—Pero con la condición de que pagues nuestra cuenta.—añade ella rápidamente, interrumpiéndolo.

—¿Qué? —Axel se queda un poco descolocado.

Christin parece querer decir algo más cuando la risa chillona de Morphil impacta contra sus tímpanos.

—Ay, Axel, ya tu sabes. Tendrás que pagarle para poder hablar con ella.—dice aun entre risas no tan chillonas. Axel la fulmina con la mirada y Morphil le guiña un ojo y se levanta de su asiento.

—Bueno, Bueno, creo que ya va siendo hora de que me vaya.

—Claro, como no serás tú quien pagará lo que comiste procederás a marcharte con el culo lleno, qué bonita. —Axel no se molesta en ocultar su lindo y precioso tono sarcástico.

Morphil le tira un beso con las manos y se va, dejando a los hermanos solos para que charlen con completa libertad.

Dato curioso: Morphil es muy chismosa, sí. Pero jamás metería sus narices en donde no tiene que hacerlo.

Ellos esperan y esperan hasta que escuchan el sonido de la puerta del local cerrarse.

—Te escucho. —Dice Christin al Cabo de un rato volviendo toda su atención hacia su hermano.

Axel suspira, y por cómo ella nota que el mira hacia todos lados se da cuenta que está nervioso.

—Mira Chris, si alguna ves te he hecho sentir mal, te pido que me perdones. Pero es que ahora mismo necesito que me respondas algo. Urgente.

Chris lo mira curiosa.

—¿El que?

—¿Alguna vez has... —el chico vuelve a mirar a todos lados, luego se acerca más a Chris para crear un ambiente confidencial entre ellos, y luego le dice en un susurro:— ¿Alguna vez has escucha voces extrañas en tu cabeza?

En ese instante, el mundo Christin Claus se descoloca por completo...

El hecho de que Axel se lo haya preguntado así nada más, no es simplemente por morbo.

El realmente necesita que su hermana se dé cuenta de que algo no anda nada bien estos momentos.

¿Qué sería de la pobre Christin al enterarse de ello?



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