Ese día
Christian fue a desayunar alrestaurante más cercano a la casa de Lorena, para su sorpresa, ahí estaba ella,pidiendo algo para beber; quería secuestrarla ahí mismo, pero había mucha luz yla gente lo vería, así que decidió esperar. Sin dudarlo, el castaño fue y se sentó en la mesa de enfrente, pero como se dio cuenta de que Lorena lo estaba viendo fingió sorpresa de encontrársela ahí lo que aprovechó para acercarse aún más, le preguntó si podía sentarse con ella, parecía incómoda pero eso a él poco le importó. Le inventó una historia de su vida; le dijo que apenas acababa de llegar a vivir a aquella ciudad y que se estaba quedando con su hermano mientras encontraba una casa para él sólo. Lorena, en cambio, no habló mucho sobre ella, sólo lo básico; aunque no era necesario ya que Chris sabía absolutamente todo. Después de un rato, la rubia mintió diciendo que tenía que ver a su novio. Él fingió que le creía aun cuando sabía que su último novio estaba enterrado tres metros bajo tierra. Pagó la comida de ambos, la miró mientras se alejaba y dejó soltar el aire ruidosamente antes de regresar a casa.
—Eres un tonto —se dijo a sí mismo—, jamás se enamoraría de ti por las buenas, ¡eso es obvio! —Se dio un golpe en la frente con la palma de la mano—. Eres demasiado mayor para ella, a Lore sólo le gustan los imbéciles de su edad como Emmanuel... —Al entrar a su casa vio a Thomas en calzoncillos.
— ¿Qué haces? —Le preguntó el castaño con asco.
— ¿Qué? —Se miró la única prenda que llevaba puesta antes de volver a mirar a su hermano—. No me digas que traes a tu chica, no quiero darle una mala impresión. —Se rio de su propio chiste.
—Claro que no —se acercó a él—, ¿no ibas a ir a trabajar?
—Terminé antes.
—Como sea —puso los ojos en blanco—. Quería decirte que estoy pensando en seguir a su amiga, Sofía, ella puede ser nuestro rehén, ya sabes —explicó—, como lo fue Alan cuando tuvimos a Mery. —Thomas asintió con la cabeza, entendía lo que su hermano quería decir.
— ¿Y tienes idea de en dónde vive? —Levantó una ceja.
—Obviamente. Ahora cámbiate —ordenó—, iremos a su casa.
—Perfecto. —Sonrió, su hermano volvía a ser divertido como antes.
—Bien —Christian habló una vez que Thomas se había puesto ropa—, vamos. —Christian condujo hasta una farmacia, iban a probar usar cloroformo pues sabía que si Lorena lo veía lo reconocería y se negaría a beber cualquier cosa que él le ofreciera. Después de obtener el compuesto químico, se estacionó frente a la casa de Sofía, había ido ahí sólo un par de veces, la misma cantidad que lo había hecho Lorena. Esperaron sentados en el auto hasta que la vieron salir, no podían entrar porque no sabían si había otra persona en la casa. Estaba hablando por teléfono lo suficientemente alto como para que los hermanos lograran escuchar lo que decía.
—Sí, obviamente iré a esa fiesta, Benjamin está a punto de pasar por mí —justo en ese momento una Chevrolet roja se detuvo frente a ella—, ya me voy, ya llegó, ciao, Melissa. —La persona en el vehículo abrió la puerta desde adentro, ella subió sin dudarlo.
Los hermanos siguieron la Chevrolet hasta que ésta se estacionó frente a una gran casa llena de gente bailando y bebiendo, una fiesta, ¿cómo iban a secuestrarla ahí? El hermano menor apagó el motor del auto, ambos bajaron haciéndose aquella pregunta pero sin considerar si quiera un segundo cambiar el día del rapto. Thomas fue rápidamente en busca de alguna chica.
—Hola. —Saludó con voz coqueta a la primera belleza que vio.
—Hola. —Le respondió ella con el mismo tono de voz. El pelinegro agradecía mucho haber heredado el atractivo rostro de su padre, eso le había facilitado bastante el conquistar jóvenes.
— ¿Quieres un trago? —Thomas sabía que aquellas chicas lo único que querían era beber y, con un poco de suerte, sexo. La chica aceptó sin dudar, ambos se alejaron hacia el mini bar. Christian sólo se enfocó en encontrar a su objetivo, y lo hizo, ella estaba platicando con unas amigas.
— ¿Qué tal? —Saludó él, todas voltearon a verlo con el ceño fruncido, las ignoró mirando directamente a Sofía—. ¿Quieres bailar? —Le sonrió fingiendo ser tímido.
— ¿Por qué querría hacerlo? —Lo recorrió de arriba abajo con una mueca de asco en su rostro.
—Podrás decir que bailaste con un hombre de verdad. —Le guiñó el ojo. Sofía sonrió ligeramente, le agradaba la confianza que ahora emanaba.
—Ya vuelvo, chicas. —Le dijo a sus amigas antes de tomar el brazo de Chris y alejarse de ellas. Bailaron un poco antes de que al castaño se lo ocurriera una brillante idea.
— ¡Oye! —Gritó acercándose al oído de la chica para que lo escuchara—, ¿conoces a Lorena?
— ¡Sí! —Se sorprendió—, ¿tú también?
—Sí, creí que estaría aquí... —Fingió que la buscaba con la mirada como si no lo hubiese hecho antes—. ¿Por qué no está?
—No estoy segura de que sepa sobre esta fiesta. —Alzó sus hombros sin dejar de bailar.
—Tengo una idea, ¿por qué no la llamas y la invitas?
— ¿Sí? —No se veía muy convencida.
— ¡Claro! Que ella también se divierta un poco, seguramente está en su casa acostada sin saber qué hacer para quitarse el aburrimiento.
—No lo sé... No es del tipo de chicas que se divierte en fiestas.
—Pero tú estás aquí, ¿no? Seguro se pondría triste de descubrir que viniste a una sin siquiera invitarla.
—Es verdad... —Dejaron de bailar, la chica sacó su celular, Christian le sugirió que salieran de la casa para que pudiese escucharla mejor, ella asintió. La llamó, hablaron un poco, cuando estaba a punto de colgar el castaño no resistió más y habló antes de que ella presionara el botón rojo.
— ¿Aceptó? —Preguntó, a continuación Sofía rio de lo borracha que estaba, finalmente terminó la llamada—. ¿Aceptó? —Insistió el chico.
—No estoy muy segura. —Alzó los hombros.
— ¿Le dijiste la dirección?, ¿qué tal que acepta venir y no sabe en dónde es?
—Tienes razón, guapo. —Le guiñó un ojo antes de enviarle un mensaje a su amiga dándole la ubicación exacta de la casa en donde estaban.
—Creo que Benjamin te busca. —Dijo en un intento de alejarla de él, no quería que Lorena lo viera ahí. Por suerte para los hermanos, controlar a una persona ebria solía ser algo muy sencillo. Sofia se alejó buscando a Bejamin.
Cuando Christian vio a Lorena llegando a la fiesta, puso la mayor distancia que pudo entre ellos, pero sin perderla de vista. No había pasado ni un minuto cuando las amigas empezaron a pelearse, en eso Sofía gritó a los cuatro vientos que Lorena era virgen, cosa que hizo que Christian sintiera un cosquilleo en la entrepierna; pronto ya no lo sería más. Como la castaña no quería dejar la fiesta, Lorena se fue sola de regreso a casa. Christian supo al instante que esa era su gran oportunidad, tomarían a Sofía después. Buscó a su hermano con la mirada, temiendo que si no lo encontraba a tiempo, Lorena se le escaparía de las manos. Al verlo caminó hacia él lo más rápido que pudo pero sin levantar sospechas, lo jaló por el cuello de la camisa para alejarlo de la chica con la que se estaba besando. Lo sacó rápidamente de la casa; Thomas no sabía que estaba pasando pero supuso que su hermano tendría un plan, después de todo estaban en aquel lugar por una razón. Ambos subieron corriendo a la camioneta y comenzaron a recorrer el lugar en busca de la rubia. Para su suerte, la chica iba caminando por una calle muy oscura y solitaria. Christian se acercó a ella como si quisiera preguntarle alguna dirección. Cuando Lorena preguntó a dónde querían llegar, Thomas no pudo evitar decir la verdad: "A tu entrepierna". Christian quiso golpearlo en ese mismo instante, pero no debían gastar tiempo; tenía que actuar ahora o nunca. Abrió la puerta, la abrazó por la espalda y le tapó la boca con el trapo que ya estaba mojado de cloroformo. Thomas le abrió la puerta trasera de la camioneta para que pudieran entrar y para cerrarla una vez que lo hiciera. Christian lo hizo con mucho esfuerzo porque Lorena no dejaba de pelear por su libertad, por eso prefería la droga que desmayaba a sus víctimas de un momento a otro; los minutos que Lorena tardó en perder la conciencia les parecieron interminables a todos.
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