Capítulo 34.
Esa tarde me dijiste que la música hablaba por ti, pero tus acciones hablaron primero.
—Emine.
Christopher James.
Ella había perdido peso en muy poco tiempo, además unas manchas oscuras se notaban debajo de sus bonitos ojos castaños. Verla de esa manera me partía el corazón y me hacía sentir culpable.
No tuve la oportunidad de hablar con ella luego de lo que pasó. Me metí en un muy buen lío, aunque había salido casi ileso a pesar de volver a golpear a un hombre hasta casi matarlo. Sin embargo, la prensa hizo de las suyas y los titulares afirmaban que era un peligro para la sociedad luego de ver como quedó el rostro del trozo de mierda que había golpeado esa tarde.
—Ya sé que me veo horrible, Christopher, por favor, deja de mirarme así.
—¿Cómo se supone que te estoy mirando?
—Con... lástima—pronuncia ella evitando mi mirada. Lo ha estado haciendo desde que me senté a su lado.
Dejo salir un suspiro mientras me pongo de pie nuevamente y sin decir una palabra salgo de su habitación, escucho que me llama inquieta desde dentro pero no le presto atención. No soy bueno con las palabras, ni con mis gestos, ni con mis miradas, siempre he sido un fracaso a la hora de demostrar sentimientos, todo lo que pienso o llego a sentir lo guardo en lo más profundo de mí, eliminándolo a toda costa, porque no quiero verme débil ante nadie.
La madre de Emine me mira con curiosidad sentada en el sofá de su sala, se remueve nerviosa, como si quisiera saber lo que está pasando. Embozo una pequeña sonrisa y me detengo antes de salir de la casa.
—Vuelvo en un minuto.
—¡Claro, Chris! Eres libre de ir y venir cuando quieras.
Creo que es muy bueno el hecho de que la madre de Emine sea parte de nuestro fandom, me coloca en una amplia ventaja.
Con paso rápido me dirijo al auto que está estacionado frente a la bonita casa de los Murphy, aunque decir casa era una vil mentira. Los Murphy vivían en una gigantesca mansión construida de piedra gris y grandes ventanales que proporcionaban una vista al interior. A lo lejos se podía observar el mar azul, incluso se podía oler el salitre que este desprendía. Emine tenía un muy bonito hogar, el que hubiese querido para Faith mientras crecía.
Carl y Terry están dentro del auto, al verme solo abren la puerta del maletero por lo que voy directamente hasta ahí.
—Esto es quizás lo más romántico que te he visto hacer en toda mi vida—Frankie canturrea felizmente sobre sus rodillas en el asiento trasero mientras veía como tomaba el estuche del instrumento—. Si todo sale bien vas a follar en la cama de Emine.
—A veces eres un poco repugnante, amigo.
—¿Lo soy? Yo creo que solo digo la verdad—Hace un sonido con su lengua, algo muy similar a un plop, está masticando un chicle—. Por eso estoy aquí, porque quiero ser un mero espectador para cuando salgas con tu cabello revuelto y tú cuerpo emanando sexo, aunque si me quieres invitar...
—Adiós, Frankie.
—¡Eres un ganador, mi Mozart canadiense!
Coloco el estuche sobre mi espalda y emprendo mi camino de regreso a la casa. Cuando me acerco puedo ver a Emine bastante confundida y nerviosa en la puerta, se encuentra tensa, podía entenderla, me había ido sin siquiera decirle una palabra.
—¡Emine! ¡Vuelve con nosotros, no quiero seguir viendo a Chris gruñón, o bueno, mas gruñón de lo que ya es!—grita Frankie a mis espaldas.
—¿Es ese...?
—No preguntes, vamos, volvamos a tu habitación.
—¡Te queremos, Emine! ¡Ahora fóllalo con ganas!
Es lo último que escuchamos antes de cerrar la puerta principal detrás de nosotros y con Emine cargando un sonrojo en sus mejillas. La mamá de Emine se acerca curiosa a uno de los ventanales y cuando se da cuenta de quién me acompaña sale de la casa como si hubiese sido disparada como una bala.
—¿Por qué Frankie está aquí? —cuestiona Emine extrañada mientras subimos de nuevo las escaleras.
—No es el mejor compañero para viajar, ¿sabes? Pero no tuve opción.
—¿Por qué?
Finalmente llegamos de nuevo a su habitación. Dejo el estuche en el suelo y mientras lo abro le explicó mi actual situación.
—Luego del incidente Austin estaba un poco, no, corrijo eso, estaba muy furioso con mi comportamiento. Aunque muy en el fondo sabía que lo que había hecho era lo correcto, sin embargo, pagué un alto precio—Acomodo las barras de la base de tal manera que quedaran fijas y luego saco el brillante teclado negro que me gustaba utilizar sobre el escenario—. Austin desconfía de lo que pueda hacer, por ende, tendré compañía no deseada si es necesario. En este caso Frankie es mi compañero de viaje y si no decides volver después de lo que voy a hacer, tendré que regresar con alguien más.
Enciendo el teclado y señalo al sofá ante la mirada atónita en Emine.
—¿Frankie es tu niñero?—pregunta con un hilo de voz, pero su ojos brillantes hicieron que mi corazón saltara, se está aguantando la risa.
—Sí, se podría decir que es lo que te expliqué hace tan solo un minuto, pero más resumido—Tomo la silla que se encuentra en su escritorio y la arrastro hasta ponerla detrás del teclado—. Ahora, ¿puedes por favor tomar asiento?
Dudando Emine finalmente se sienta en el sofá donde estuvimos en un principio. Me siento nervioso, he estado trabajando en esto desde hace dos noches y no he logrado dormir en el proceso, solo espero que valga la pena.
—¿Christopher?
—¿Umm?
—¿Qué sucede?
Mis manos de inmediato se colocan sobre el teclado y empiezo a tocar la melodía que no me había dejado descansar.
—No había podido llamarte, también luché por no venir a buscarte. Sé que no huiste por lo que pasaste, sino que lo hiciste porque viste mi verdadero yo, un monstruo sin sentimientos que no dudaría en matar a alguien que le está haciendo daño a lo que más le importa en la vida—repito las notas, no puedo apartar mi mirada de ellas, quiero que se quede ahí, porque no puedo verla, siento que no lo merezco—. Pero necesitaba verte una vez más y pedir una simple oportunidad, quiero cambiar, por Faith, por los chicos, por mí y por ti.
—Christopher...
—Los sentimientos te hacen débil, pero más débil me hace no mostrárselos a la persona de la que estoy enamorado—Escucho como Emine suelta un jadeo y consigo embozar una pequeña sonrisa—. Me sorprende dejarte sin palabras, pensé que era bastante obvio, pero quizás mi subconsciente tenía razón y por eso escribí esta canción. Nunca he sido bueno con las palabras, chica castaña, pero sé que soy bastante bueno en la música, así que, ¿estás dispuesta a escucharme?
Levanto la mirada al no escuchar respuesta de su parte, no dijo nada, solo hizo un pequeño movimiento con la cabeza que me hizo seguir adelante. Con la melodía sonando y la letra en mi cabeza me abrí por primera vez en años y no ante cualquier persona sino ante mi chica castaña.
Siempre he sido un bastardo perdedor
al que ni su mami ni su papi querían alrededor.
Considero que más que un niño fui un saco de box,
solo hice un amigo y es la música en mi interior.
Sin sentimientos, a veces un monstruo, es lo que pensaba que soy,
pero un ángel resplandeciente me hizo pensar que puedo ser mejor.
No quería creerlo pero lo que todos decían era una verdad,
mi corazón late diferente cuando estás acá.
Sino pues escucha, mis letras no son amor, son pura fealdad,
tuve que cambiar mi manera de escribir para que me puedas perdonar.
No quiero ser un monstruo quiero ser tu ángel guardián,
el que te cuida todas las noches y te hace reír hasta no poder más.
Solo dame una oportunidad, perdón por lo malo, estoy lejos de ser perfecto, pero puedo mejorar.
Conociste mi lado oscuro esa tarde,
pero no puedo perder lo que me hace respirar.
Sí, soy capaz de hacer daño si alguien hiere lo que yo más amo,
pero podría ir hasta el fin del mundo para no verte llorar.
—Después de todo, yo te amo, por favor, solo vuelve a mi lado—termino tocando los últimos acordes en el teclado.
Me da miedo verla, levantar mi rostro para ver su mirada, me da terror. Mi chica castaña siempre ha sido un libro abierto y si no me gustaba lo que escribían sus páginas en este momento, no sabía cómo iba a reaccionar. Pero mi rostro se levantó de inmediato al escucharla sollozar en el sofá, me pongo de pie espantado y me acerco con cuidado para envolverla en un abrazo.
—Por favor, no llores, me estás quebrando, Emine, no puedo escucharte llorar y más si la razón por la que estás llorando soy yo.
—E-eres un ton-tonto—solloza en mi hombro, con las manos temblorosas acaricio su espalda tratando de tranquilizarla—. No ten-tengo na-nada que per-perdonar.
—Shh tranquila, no tienes que hablar ahora.
Tenerla en mis brazos me hizo recordar lo dura que fueron estas semanas sin tener ninguna noticia de ella, me di cuenta de que necesitaba más que nunca un abrazo de Emine Murphy. Ese día en la universidad me hizo recordar aquella tarde con mi papá, ver a mi mamá tampoco me había ayudado, estaba destruido y ver a Emine huir fue mucho peor.
—No tengo nada que perdonarte, Christopher—dijo ella un poco más calmada. pero aún no retiraba su rostro de mi pecho por lo que su voz se escuchaba un poco ahogada—. No puedo mentirte, me dio miedo verte así porque sé que no eres el monstruo que te proclamas ser. Si fueras un monstruo no me hubiese enamorado de ti, ¿no crees?
Me tenso, mi mano se detiene en la parte baja de su espalda, impactado por sus palabras, sabía que le gustaba, pero estar enamorada era otra cosa. Emine correspondía mis sentimientos.
Poco a poco me separo de ella, me dejo caer en el suelo mientras ella está un poco más en alto sobre el sofá, pero no nos separamos del todo, sus manos se encuentran firmemente entrelazadas con las mías.
—Creo que es mi turno de hablar ahora, Christopher James.
¿Podemos morir felices? No, todavía no, todavía hay cosas que deben leer para que mueran felices jajajajajaja
Ya estamos en la recta final de la historia, kemoción *-* Siento como si hubiese sido ayer cuando empezamos. Y pronto se nos viene el tercer libro, ¿ya saben de quién va a ser?
Capítulo dedicado a Karla_rdzc <3 FELIZ CUMPLEAÑOS, es mejor tarde que nunca, ¿no?
Nos estamos leyendo <3
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