Capítulo 30.
Debo confesar que pierdo la cordura cuando se trata de ti.
—Chris.
Emine Murphy.
Creía que Faith estaba completamente loca con la idea de volver a clases, sin embargo, la apoyé, aunque sabía lo que ambas pasaríamos en ese lugar. Se suponía que la universidad sería mejor aquí en Canadá, que había dejado California huyendo de aquellas personas que solo me veían con signos de dólar en sus ojos, ahora, aquí, en mi nuevo hogar los signos de dólar están presentes junto a dos grandes estrellas.
El acoso hacia Faith se había intensificado, más por parte de Pam.
—Gracias por apoyarme, sé que no estás cómoda en regresar, pero siempre tenemos que volver a hacerlo—susurra mi amiga en la parte trasera del auto de Pier, el guardaespaldas que Christopher había contratado específicamente para su hermana. A su lado Irán lo acompañaba. Papá había dicho que era lo mejor y la verdad concordaba con él.
—Será duro, pero podremos con esto.
—Tu rostro dice que estás cagada del miedo.
—Y lo estoy—confieso lejos de querer mentirle—. Además, el asunto con el profesor Paul me tiene un poco los pelos de punta.
Grayson Paul, mi profesor de escritura creativa, aquel tipo que insinuó que debía acostarme con él para obtener las mejores notas de su clase la misma semana infernal que tuve. La cerré con broche de oro luego de abofetear su mejilla con fuerza y amenazar utilizar el nombre de mi familia para destruirlo.
Odiaba usar el apellido Murphy, pero ese imbécil no me dejó otra opción. Desde entonces no lo había visto y la verdad sabía que no sería un buen reencuentro.
—Te dije que lo hace con las chicas que le parecen atractivas o pueden darle algún beneficio.
—¿Que beneficio puede darle Pam?
—Oh, ninguno, es obvio que la escogió por sus tetas—dice entre risas. No me había sorprendido ni un poco que aquella chica se acostara con ese idiota. Son el uno para el otro—. Él no la quiere, pero él sigue detrás de ella, supongo que es una salida fácil.
—Apuesto que un cuarto de la universidad se acuesta con ese asqueroso solo para subir su promedio.
—Hasta ahí no llegan mis conocimientos—En ese momento Pier estaciona el auto frente a nuestra facultad. Con sonrisas ambas bajamos del auto y nos despedimos, ellos se quedarían en la entrada vigilando los alrededores—. Al menos no seguiste su juego, no debería volver a molestarte.
Faith y yo caminamos con duda hasta la entrada, de inmediato noto como algunos nos echa la mirada, pero trato de evitar pensar que nos están mirando para nada disimuladamente.
—¿Estás lista?
—Por supuesto que no, pero nunca estoy lista para entrar por esas puertas.
Pam había sido una pseudoamiga de Faith, ahora Pam había mostrado su faceta real. Deseé en lo más profundo de mi ser que no chocáramos con ella, pero el universo era una perra y fue la primera persona que vimos al entrar. Ella está en la puerta junto a Justin, parecía que estuvieran hablando de cualquier tema trivial, pero la mano estrechando el culo de Pam me decía específicamente de que hablaban esos dos.
—Asqueroso—susurro por lo bajo.
Tal vez los villanos tienen un radar y perciben la presencia de quienes atormentan, porque en ese momento Justin levanta la mirada y sus ojos de inmediato van a hacia Faith. Noto a mi amiga tensarse al ver como el mayor narcisista de la universidad deja caer la mano pecadora y solo se concentra en ella.
—Pero miren nada más quien volvió. ¡Fatie, estás aquí!
El cuello de Pam podría haberse desnucado al voltear a vernos. Tal y como el siguiente día que aparecí en la universidad luego de las fotos, me mira con el ceño fruncido, casi expresando el asco.
Tomo a la congelada Faith del brazo empezando a caminar, pero Justin obstruye el paso poniéndose frente a nosotras.
—Oh, Emine, no seas mala, solo quiero charlar con mi querida Fatie.
—Faith—corrijo como cada vez que lo escucho llamarla de esa manera—. Se llama Faith.
—¿Escuchaste cómo me habló, Pam?
—Obvio, no ves cómo te mira con cara de soberbia, solo porque tiene mucho dinero—escupe ella con envidia.
—¿Cuál es tu problema con que tenga dinero?—pregunto confundida y ya agotada de la presencia de esos dos. Cuando abre la boca para contestar levanto mi mano para detenerla—. ¿Sabes que? No me interesa. Vamos, Faith.
La valentía de Faith se fue al desagüe con solo una mirada maliciosa de ese tipo. Como puedo la ayudo a rodearlo y emprendemos nuestro camino hasta nuestro salón, no sin antes Justin despedirse de Faith.
—Dios Fatie, ese culo gordo es lo único bonito que tienes, pero tus piernas no te ayudan a lucirlo.
Estoy a punto de voltearme, pero Faith me jala sin darme la oportunidad de dejar una bonita marca de mi mano en su mejilla.
—Ese imbécil, idiota, narcisista, asqueroso...
—Odio congelarme cada vez que lo veo—susurra ella mirando al suelo—. Quisiera poder plantarle la cara como tú lo haces, pero... es tan difícil. Sus palabras son duras. Odio que me llame Fatie.
—Al final a todo idiota le llega su merecido.
—Si bueno, este lugar abunda en ellos—señala un poco más adelante, Verónica y Clara.
Clara había sido un dolor en el trasero. Si le pedía a Faith que invitara a Christopher a sus fiestas también lo había intentado conmigo, el primer día luego de las fotografías estuvo siguiéndome desde que había llegado pidiéndome el número del pianista ya que "Fatie" no quería dárselo.
Esa y otras historias.
—Camina rápido e ignóralas.
La vida en la universidad era como pasar varios puntos de seguridad en un aeropuerto, solo que ahí teníamos que pasar por los bullies y fanáticas tóxicas.
Afortunadamente ninguna nos vio. La cosa se puso turbia cuando llegó la hora de nuestra clase de escritura creativa con el depredador sexual de nuestro profesor. Todos nos miraban sin una pisca para disimularlo, podía escuchar los susurros, Faith también, algunas risitas, malas miradas, pocas tenían comprensión. Los ojos de Grayson Paul brillaron al verme sentada en la fila más alejada del frente, funcionó durante la clase, aunque el tipo no quitó la mirada de mi persona, sé que muchos se dieron cuenta, sin embargo, todos sabían las andanzas de Grayson Paul, todos menos la directiva.
—Señorita Murphy, me gustaría cruzar unas palabras con usted antes de que se vaya, a solas.
Los pelos de mi nuca se erizaron, pero no podía hacer una escena. Miro a Faith quien a su vez me mira con horror, simulando la calma que no tengo le asiento y finjo una sonrisa, tratando de darle un poco de consuelo. Tampoco quería dejarla sola, no podía ni pensar que pasaría con ella con todos los cuervos que estaban por los pasillos, aprovecharían está oportunidad para arrancarle los ojos.
El salón poco a poco se va quedando vacío, Pam es la penúltima en salir no sin antes darle una mirada confundida a su amado y una de advertencia hacia mi persona, ella no podía hacer nada, al final Grayson Paul quería hablar a solas conmigo.
—¿Señorita James? ¿Podría retirarse, por favor?
Faith quiere negarse, pero mi mirada de advertencia la detiene de decir lo que está pasando por su cabeza.
—¿Señorita James?—insiste Paul con gravedad.
—Ve adelantándote, ¿sí?—le digo tensa—. Busca tus cosas y sal rápido en busca de Pier e Irán.
—De acuerdo—responde ella no muy segura—. Cuídate y cualquier cosa llámame.
Ambas nos teníamos en marcador rápido por cualquier situación, no solo era el acoso de nuestros compañeros sino el temible tema de su padre estando en quién sabe dónde.
Faith finalmente sale del salón cerrando con un casi silencioso clic la puerta de este.
Finalmente, a solas cruzo mis brazos como método de defensa mientras veo los inescrupulosos ojos de un miembro de honor de la facultad de literatura. ¿Cómo ese ser podía seguir dando clases?
—Tengo que admitir que no he dejado de pensar en ti, tus ojos furiosos y tu boquita peligrosa son un deleite para cualquier persona, que envidia le tengo a ese tipo—camina alrededor como si fuera un depredador observando a su presa—. ¿Esa cachetada? Me prendió muchísimo, no sabes lo mucho que deseaba volver a verte, pero tú, como un ratoncito asustado te escondiste.
Se detiene a mis espaldas, siento como su asquerosa mano toca mi brazo, pero no me muevo.
—¿Pero sabes una cosa? Me encanta jugar a las escondidas y yo siempre gano.
—¿Esa frase te ha servido para acostarte con aquellas estudiantes que te dicen que no?
—Ninguna me ha dicho que no, solo tú, eres bastante terca y eso me gusta. Me tiendo aburrir rápido de lo fácil—De repente aprieta con fuerza mi brazo haciéndome soltar un quejido y empezar a removerme tratando de que dejara su agarre—. Eres tan frágil, piensas que eres una roca, pero las rocas también pueden deshacerse con el tiempo.
—Sue-suéltame.
Presiona su asquerosa erección en la parte baja de mi espalda, pero no logro quitar su agarre de mí, pronto su otra mano aprieta con fuerza mi otro brazo. Apresada entre él y el escritorio y bajo su duro agarre las lágrimas empiezan a formarse en mis mejillas, muerdo mi labio inferior para impedir dejarlas salir, no puedo demostrar miedo, pero la verdad es que puedo sentir como mi cuerpo comienza a temblar del temor.
—Así me gusta verte, tan decidida a no hacerme verte llorar, pareciendo una guerrera sin opciones para seguir peleando.
—Si no me suel-eltas v-voy a gritar—titubeo sin nada de fuerza intentando en un vano esfuerzo alejarme de él.
—Nadie va a escucharte, ¿no olvidaste que los salones fueron insonorizados para facilitar dictar nuestras clases?
Su mano derecha finalmente me suelta, pero mi cuerpo está totalmente apresado contra el escritorio. Sin poder evitarlo las lágrimas empiezan a salir cuando siento su mano libre subir por mi pierna, se le facilitaba puesto a que llevaba una falda plisada. Mala idea llevar falda.
—¡Recuerde qui-quien soy!
—¡Oh, cállate!—palmea con fuerza mi muslo, sabía que estaba rojizo debido a que mi piel ardía—. ¡¿Quién te creería?! Todos en este lugar me respetan y pondrían la mano al fuego por mí. No me interesa cuántas conexiones tengas, yo también tengo las mías.
—¡Eres un bastardo!—reacciono y trato de forzar salir de aquel amarre, pero me congelo cuando su mano llega a ese punto especial al que no le había dado permiso de tocar. Siento que voy a vomitar.
—Dios, esto es tan suave—sus dedos apartaron mi ropa interior, rozando libremente mi carne a su antojo—. Voy a lograr hacerte venir.
—Suel-suéltame... Por fa-favor no, suel-suéltame...
Mis suplicas no funcionan, tratar de separarme tampoco. Nada funciona, estoy débil ante él.
—Dios mío, quiero follarte—susurra él a mi oído.
—¡Suéltame!—está a punto de meter un dedo en mi interior, pero la puerta del salón se abre estrepitosamente al estrellarse con la pared y en dos segundo el peso del profesor Paul me abandona.
Temblando de miedovolteo lentamente y veo como Christopher lo golpea sin parar, con la rabia ensu rostro, como si fuera a matarlo y no le importaran las consecuencias.
¿Alguien más está entrando en pánico? *Llora desconsolada*
Odié escribir este capítulo, demasiado, yo... es que tan solo pensar estar en una situación como esa solo me dan ganas de enrollarme como una bolita y llorar.
Pero era necesario...
Capítulo dedicado a Cecilia, perdón por dedicarte un capítulo tan feo :(
Nos estamos leyendo :)
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