En su último año  en la universidad Alice  Jhonson nunca hubiese dado crédito a que el profesor Michael Lost -unos de los profesores más humanos y relajados se podría decir- les dejará  a sus alumnos ocho meses en los cuales no es necesaria su asistencia a la institución. Puesto que, en esos ocho meses, debían trabajar en un proyecto grupal de investigación,  que determinaría la nota máxima para poder graduarse.           
Las complicaciones llegan a la vida de Alice cuando accede a hacer el trabajo con sus amigos. Cuando viaja con ellos a una  pequeña  ciudad, donde al parecer las fiestas alterarán un poco su estilo de vida. Siendo que, gracias al ir a una de éstas y perderse en el bosque aledaño,   consigue toparse con aquel chico que pondrá su mundo y sentimientos de cabeza. Siendo que al principio, de nada se conocen, ni siquiera su nombre, ella decide apodarlo Chriews.
El chico es guapo, misterioso siendo su mayor defecto. La atracción nace entre ellos, llevando a Alice  a que se deje guiar por el deseo y la pasión desbordada.
Ella nunca espero que de sus poemas, mundos platónicos que ella misma se planteaba, Chriews viniera y cambiara las cosas. Aunque, aun no sabría decir si para bien o para mal...
¿Acaso sería cierto eso de que el amor era ciego? Y que ¿sin duda en el corazon no se podía mandar?
Pues bueno, eso lo pensaría cualquiera estando en los zapatos de Alice si de la misma forma hubiese conocido a Chriews.