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Festival

Cuando la primera reunión entre los emperadores había terminado todos habían regresado a sus residencias, habían logrado llegar a un acuerdo de coexistencia pacífico dónde Terranova se había comprometido a no expandir sus bases militares a una cierta cantidad de kilómetros de las aguas territoriales de Arcadia.

En la mansión dónde se estaban hospedando los mandatarios de Terranova había una reunión en el gran comedor mientras dejaban que el tiempo pasara antes de que la fiesta de bienvenida diera comienzo de manera oficial, aunque los fuegos artificiales ya estaban volando.

Ezra: yo tengo que ir quiera o no, aunque si les soy sincero ¡Estoy muy emocionado por ir a una fiesta! —Miro a sus amigos y la mayoría parecía poco interesado—

Yamato: me da igual, podría quedarme en mi caja todo el día —Se acomodó en su caja de metal negro con líneas de luz mientras jugaba con un nintendo—

Sasha: podría ir al baile, me gusta bailar y soy bastante bueno en eso —Miro la hora en su reloj notando que les quedaban tres horas para estar listos— si van a ir necesitan seguir reglas, nada de iniciar peleas, no molestar a alguien para saber su nivel de tolerancia, nada de amenazar a la gente con muerte y muy importante, nada de congelar gente

Todos estaban mirando a otra parte sin prestarle atención, la idea de asistir a un evento de esa clase no era algo que entusiasmará demasiado a sus amigos ya que eran de una naturaleza poco sociable la mayor parte del tiempo, aunque ahora era necesario mostrar un poco de empatía.

Yamato: yo paso, no me gustan las fiestas y preferiría pasármela en el barco —Separo su mirada de su consola portátil y después se recargo en la tapadera de la caja—

Ryu: yo me quedaré en el portaaviones, quiero entrenar para que no me pase de nuevo algo como esto, me siento como un idiota —Se quitó la máscara y miró a Yamato— ¿Tienes algún arma que pueda usar?

Yamato: tal vez, pero la única arma que tengo disponible esta en etapa de experimentación y es peligrosa —Se metió a su caja y cerró la tapa para buscar el arma, dejando que en el exterior escucharán sonidos semejantes a alguien abriendo varias puertas y bajarán escaleras—

Siegfried: yo regreso al portaaviones, no tengo ánimos para celebrar en una ciudad extranjera por no haber hecho nada —Su rostro parecía pensar algo pero nadie podía descifrar los pensamientos del general vampiro—

Katerin: yo iré con ustedes, quizás tengan algo bueno en este país —Ella salió de la habitación ya se quería buscar ropa apropiada para la ocasión y poder pasar desapercibida—

Todos estaban retirándose del lugar menos Ryu que estaba mirando la vas de Yamato, llevaba media hora esperando a que Yamato saliera del contenedor y no escuchaba más que sonidos de herramientas en el interior de la caja, pero cuando estaba por irse la tapa de abrió mostrando al inventor con su traje de alta tecnología puesto y en su mano tenía una katana.

El inventor le mostró el arma la cuál en simple apariencia no parecía mucho, era una espada japonesa por medio, su empuñadura pero cuando la saco de su vaina Ryu quedó un poco desilucionado ante la vista ya que era muy extraño.

Su empuñadura era largo para ser tomado a dos manos cubierta de un material sintético que le daría mejor agarre, la guardia era pequeña también negra, la hoja de hierro era recta separándose de las tradicionales katanas curvas, pero había dos detalles que hacían tan peculiares esa arma.

La primera era que al comienzo de la hoja plateado, mostrando en azul marino el rostro sonriente de un demonio que le mostraba los colmillos a espectador, el resto de la hija era azul marino y mostraba que estaba fracturada en muchas piezas pequeñas, lo cual era extraño ya que parecía que al primer golpe se romperían.

Yamato: te presento la espada de las mil dagas demoníacas —La espada emitió una extraña aura a su alrededor y el metal mostró energía morada a su alrededor mientras el rostro del demonio se tornaba rojo—

El inventor guardo el arma en la funda, dejo aquel peculiar artefacto en la mesa sin que Ryu pudiera quitarle la mirada de encima, era increíble el aura que emitía ese arma y su presencia fue suficiente para abrumarlo por un momento cuando la vio por primera vez.

Yamato: es un proyecto que e creado a partir de mis experiencias en Falmart, viaje por el continente y te prestadas algunas reliquias sagradas para explorar su potencial, me decepcionaron miserablemente y eran basura —Se sentó en la mesa y caminó por ella mientras dejaba su mirada perdida— está espada estaba destinada a Ezra, pero realmente no hay mucho que pueda hacer para mejorar las habilidades ofensivas de él

Ryu: ¿Entonces que se se supone que es esa arma? —Queria tomarla pero el muchacho de anteojos piso el arma para que no pudiera tomarla de la mesa—

Yamato: fue un accidente que me resultó conveniente, estaba experimentando en como usar la energía de la vida en mi arsenal cuando por accidente traje a nuestro plano existencial a lo que se conoce como un demonio, Ikaros lo elimino con facilidad y lo encerré en un campo de contención —La espada estaba temblando bajo el pie del inventor pero esto no le importaba— el hierro es el metal de las armas de los apóstoles de Falmart, forjado directamente en un reactor de fision tan caliente como el sol y diseñada para reaccionar a la energía de la vida que utilizan Ezra y tú, pero lo más importante es que es el contenedor de aquél demonio que atrapé cuyo nombre no conozco, las piezas se pueden usar para atacar de forma individual y puede traspasar casi cualquier defensa, incluso escudos de energía clase 8

Ryu: ¡Eso es justo lo que necesito! Si esa esñada es tal genial como dices entonces con ella seguramente me haré fuerte más rápido —Su mano se extendió para tomar el arma pero Yamato lo electrocutó con una pistola paralizante y guardo la espada dentro de su abrigo—

Yamato: no seas estúpido, está arma estaba diseñada para Ezra porque necesitas mucho poder para que funcione correctamente, además de que debes tener una fuerza de voluntad inquebrantable para que el demonio no se apodere de tu cuerpo —Esa era una de sus armas más poderosas y aunque no la podía usar correctamente tampoco se la daría con tanta facilidad a cualquiera, menor a quien una vez casi mata a sus amigos—

Le dió la espalda cargando su caja en la espalda como si fuera una mochila y se disponía a retirarse cuando Ryu se levantó y tocó su hombro, volteó su mirada de manera desinteresada ya que no quería cambiar de opinión, pero al verlo parecía determinado a no dejarlo ir hasta cambiar de opinión.

Pero eso no le importaba y le dió una patada en el estómago que lo arrojó de nuevo al piso, continuo su camino y abrió un portal al portaaviones dónde viajaban cuando Ryu se arrojó contra él y ambos llegaron a la arena de combate dónde habían entrenado durante el viaje.

Ryu: te reto a pelear sin tus armas, si ganó tendrás que aceptar a ayudarme para poder usar esa espada, decirme cómo podrá mejorar para usarla correctamente y no morir en el intento —Esperaba que Yamato se negara pero en su lugar recibió otra patada en el rostro que lo arrojó contra un muro—

Yamato: si de esa manera logro que dejes de molestarme está bien, si gano no quiero que me molestes de nuevo —Su traje se activo y en un instante ambos intercambiaron golpes—

Ese pequeño combate tenía una sola finalidad para Yamato, quitarse de encima a esa molestia que estaba logrando acabar con su paciencia, no le gustaba que lo molestará buscando que cambiará de opinión, si tomaba una decisión era algo definitivo.

En la fiesta

Era un éxito en la convivencia del pueblo de Arcadia con Terranova, los soldados que estaban libres ese día habían salido para disfrutar del festival que habían organizado en la ciudad y pudieron disfrutar de las cosas buenas que ofrecía una estadía en tierra firme.

Había bailes en todos lados, los bares y tabernas estaban llenas de personas, las plazas reventaban por el público y la música era audible Incluso en los alrededores de Porta, pero lo mejor de todo era que cualquiera podría disfrutar de las festividades.

Katerin estaba en una de las tabernas bebiendo cerveza y hablaba con las personas acerca de su país, nadie sabía que ella dirigía la policía secreta por lo que fingía solamente ser una acompañante del séquito del emperador.

Ella escogió un pantalón de mezclilla negro un poco ajustado, sus botas eran de piel color vino con decoración de metal, su camisa era color blanco y sobre ella una chaqueta de cuero, normalmente no se pensaba pero

Su noche estaba bien desde su perspectiva, pudo relajarse y beber sin tener se preocuparse por cuidar a alguien más o tener misiones pendientes, solo ella y un trago, eso era hasta que una mujer de cabello plateado y un solo ojo apareció frente a ella sentandose en su mesa.

Najenda: veo que le gustan las bebidas fuertes, no cualquiera se atreve a beber está bebida sin diluir —Estaba fumando un cigarrillo pero noto que esto molestaba a Katerin por lo que lo apagó—

Katerin: digamos que todos tenemos nuestros vicios, a mí me gusta este —Le sonrió un poco de lado mientras bajaba su vaso y le mostraba una pequeña botella color plata— ¿Le apetece un trago?

La mujer frente a ella tomo el contenedor y le dió un pequeño trago, pero de inmediato se arrepintió, su rostro se volvió un poco rojo y tosió ahogándose debido a que era una bebida demasiado fuerte, le quemó la garganta, pero cuando el efecto inicial paso pudo sentir un tenue sabor dulce en los labios y la lengua, algo extrañó.

Katerin: es una bebida especial que creo un amigo mío, semejante al alcohol alterando el sistema nerviosos pero sin dañar el hígado, el único defecto es que no se debe beber seguido o causa problemas nerviosos —Bebio un trago y guardo la bebida en su abrigó— además de que sirve para mantenerse caliente

Najenda: supongo que prefiero fumar a tomar de nuevo esa extraña bebida, pero tengo una amiga que lo disfrutaría mucho —Recordo a cierta chica de cabello rubio que se la pasaba bebiendo y jugando en los bares—

Katerin: todos tenemos amigos peculiares, aunque me gustó su país, en apariencia es colorido y tiene un gran futuro —Sus ojos azules no se despegaban de los de la mujer frente a ella que parecía demasiado seria—

Quería seguir hablando cuando escuchó una discusión en la barra, levantó la vista y allí estaba Ezra, bailando y cantando entre la gente que estaba feliz, a veces era un poco preocupante que ese hombre se pudiera relajar tan fácilmente, lo único que esperaba era que no bebiera demasiado o todo saldría mal.

Ezra se estaba divirtiendo entre las personas y agradecía que nadie lo interrumpía, estar fuera de su país y rodeado de gente que no lo cuidaba como a un niño era lo que lo hacía feliz, a veces era demasiado tedioso no poder escapar a un lugar dónde nadie lo conocía y podía divertirse sin pensar en consecuencias.

Estaba vestido con un pantalón azul mezclilla, una camisa verde oscuro que era cubierta por una chamarra azul marino, sus botas eran negras sin más detalles, a simple vista parecía cualquier otra persona, aunque era obvio que era extranjero ya que nadie más se vestía de esa manera.

Quería hacer un experimento que no hacía desde la universidad, sentarse en una mesa con un desconocido para intentar conversar, su intuición para encontrar gente relativamente buena nunca fallaba y quería saber si aún funcionaba, analizo todo el lugar y encontró el blanco perfecto.

Se fue a una mesa donde estaba sentado un médico que parecía amable, su bata blanca, anteojos y cabello gris, aunque se le hizo familiar el rostro de aquél hombre, pero le quitó importancia sentandose.

Ezra: mucho gusto, mi nombre es Ezra —Se presentó para intentar iniciar una conversación— ¿Se está divirtiendo? ¿Le apetece un trago? ¡Yo invito la siguiente ronda!

Todos celebraron y las meseras repartieron locos por la taberna mientras que el médico parecía divertirse ante ese comportamiento, su sonrisa era afilada y decidió comenzar la conversación.

Rex: le aceptaré un Borbón, parece muy animado, pero le daré un consejo, no desperdicie su dinero de esta manera —Su tacaño interior salió a flote viendo cómo desperdiciaba de esa manera sus recursos— invitar licor, gastar en cosas innecesarias es el primer paso para vivir en la miseria, debería administrar mejor su dinero

Ezra: más que desperdicio diría que estoy haciendo una apuesta arriesgada —Se rió un poco y una meseta le llevo un vaso con jugo de naranja ya que específico que no quería beber esa noche— siempre hago una fría planificación y administro el dinero de manera en que puedo tener la certeza de llegar al siguiente año fiscal

Bebió su jugó con tranquilidad, estaba más ácido de lo esperado pero no era exigente, para él la mayoría de comida era deliciosa y era una costumbre que tenía, nada se debería desperdiciar.

Ezra: es una apuesta el usar dinero de esta manera, puede resultar en diferentes escenarios pero yo solo busco uno, que es donde logro iniciar un trato con la gente, lograr hablar con ellos y que los problemas sean menores, de esa manera esa cantidad grande al comienzo de vuelve una cantidad insignificante comparada con los resultados —Se recargo en su silla pero en un mal movimiento se cayó de espaldas causando que el hombre tras el derramará su bebida—

El médico quería intervenir pero aquel desconocido solamente se rió y ayudo a Ezra para que se pusiera de pie, Rex solamente atino a reír al ver cómo aquel chico de cabello verde había comprobado su punto, lo más sorprendente para él fue que en verdad fue un accidente

Rex: de todas formas el dinero ganado con esfuerzo nunca se debería desperdiciar —Saco de su bolsillo un mazo de cartas y las barajó como un experto— ¿Alguien se une al juego?

Katerin: yo estoy dentro, espero no lloren cuando regresen a casa sin nada —Se sentó con ellos y miro a su amigo con una sonrisa confiada a lo cual el emperador solamente sonrió amable y despreocupado— espero tengas dinero extra para pedir una carreta a casa

Najenda: también jugaré, quiero ver qué tan buenas son sus habilidades —Se sento en la silla entre Rex y Katerin tomando su juego de cartas—

El juego comenzó, mostrando que Ezra siempre se retiraba, Katerin estaba ganando una vez cada cuánto al igual que Najenda, Rex era quien estaba llegando a sus bolsillos la mayor parte de las ganancias de la noche, aunque después de perder una cierta cantidad de dinero Ezra comenzó a ganar algunas partidas.

El juego se turno más serio y entre más pasaban los minutos más dinero estaba en la mesa, Rex estaba obstinado en ganar lo más posible pero se dió cuenta que había algo extraño en el comportamiento de su contrincante masculino.

Parecía que al comienzo de dejaba ganar, pero ahorita estaba tomándose el juego más en serio, el problema para leer sus gestos era que esa sonrisa en su rostro nunca desaparecia y seguía jugando aún tras perder.

Rex: bueno supongo que aumenta mi apuesta en 50 —Tomo las monedas agregando al montón un monto mayor—

Katerin: yo aumento tus 50 y agrego a 100 de sus amigos —Ella llevaba toda la noche intentando alcanzar a Rex pero parecía que ese sujeto de haber vivido en su mundo le prohibirían ir a las Vegas—

Ezra: igualó sus ofertas —Agrego el dinero al pozo dando en total una cantidad de 50.000 dólares en dinero de nuestro mundo—

Esto era extraño, Rex llevaba toda la noche contando las cartas y estaba seguro de que tenía la mano ganadora, solamente había dos manos que podían ganarle y era muy poco probable que alguien le ganará, pero esa forma de mirarlo de Ezra lo tenía muy inquieto.

Katerin: las damas primero, tengo color —Mostro sus cartas pero Rex sonrió mostrando unos dientes un poco afilados—

Rex: lo siento señorita, pero su color no le gana a mi pokar —Mostro su, cartas y Najenda junto a katerin dejaron sus juegos en la mesa, pero Ezra permanecia sonriente—

El médico en ese momento temía que al girar esas cartas estuviera una escalera Real, era la única mano razonable que podía ser suficiente para hacer sonreír a alguien a pesar de haber mostrado que tenía una de las manos más altas en el juego.

El muchacho de cabello verde se rió un poco a medida de que bajaba sus cartas, Rex tenía los nervios de punta pensando en todo el dinero que perdería, pero cuando las cartas bajaron se quedó sin aliento antes la risa de Ezra.

Ezra: creo que está vez e perdido doc, no tengo nada —No había nada en su juego, pero había logrado lo que quería— pero gane, logré que usted se pusiera nervioso

Najenda sabía que Rex podía bromear con la vida misma, pero el dinero era algo que nunca había hecho, esperaba detener al emperador de Arcadia en algún ataque de irá, pero en lugar de eso solamente se escuchó la risa eufórica del médico.

Rex: me encantaría jugar de verdad en otra ocasión, estoy seguro que debe ser un buen jugador —Tomo parte de las ganancias y después miró un pequeño montón que parecía ser de un valor considerable— ¿Les parece si invito la próxima ronda?

Al parecer Ezra había terminado su experimento y resultó ganador, había logrado haberse más cercano a una persona desconocida, aunque más tarde sabría que se trataba del mismo emperador Dragomir que usaba esa apariencia para pasar desapercibido entre la población.

Espacio entre dimensiones

Zero estaba viendo lo que pasaba en una pantalla de televisión y bostezó con aparente aburrimiento, tanta paz y tranquilidad estaban matando su buen humor, tomo un catálogo de una mesa y lo analizo detenidamente.

Había un sin número de monstruos y otras aberraciones que podía escoger, devoradores de mundos, ejércitos que podrían conquistar realidades completas e incluso un ejército de ponys arcoiris que era inútil pero le encantaba mandarlos a morir en batalla con la esperanza de que ganarán.

Zero: ver qué estoy de humor para algo más medieval, quizás unos de estos, estos y diez de estos —Oprimia cada criatura y especificaba un número para cada uno— que se diviertan querido público, espero lo disfruten porque disfrutaré como no se lo imaginan

X: deja de decir eso, allí solamente hay una pared —Le arrojó un libro a su hermano y miró el catálogo de criaturas— creo que será divertido, ya quiero ver que pasará

El mundo que se suponía estaba en paz estaba por ver la razón por la que el conflicto es necesario, demasiada paz y tranquilidad podría causar que Zero decidiera que el mundo necesita un poco más de acción, la paz le parece aburrida y necesita algo que mantenga entretenida su infinita existencia.

Nota

Ahora sí verán lo que están buscando, acción y destrucción

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