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Capítulo 41

Djeric no suele frecuentar el salón Ashburg. Es el lugar favorito de Elsta y suele estar allí a menudo, esa sería razón suficiente, pero hay más. Los retratos. Enmarcados con molduras doradas, muestran los rostros serios y orgullosos de su familia materna. Son como losas pesadas que caen en su estómago al poner un pie en su hermosa alfombra violeta.

—Tenemos la casa llena de víboras. —La voz de Elsta es un siseo a su espalda.

—No. Solo son ratas —dice Djeric en tono bajo, suave y pausado—. Las víboras aún no han llegado.

El joven se coloca frente al cristal facetado que adorna el centro del salón. Observa cómo captura la luz y la descompone en un espectro de colores brillantes. El símbolo de los Ashburg es lo que más le gusta de ellos.

—¿Para qué me has traído aquí, Elsta?

—Debemos hablar antes de que estemos rodeados de potenciales enemigos.

Los labios de Djeric se tuercen en una mueca.

—Hoy recuperamos todo lo perdido. Toda la familia está feliz, ¿podrías imitarlos por unas horas?

—Están felices porque ignoran tus verdaderas intenciones.

—Mi intención es regresar de donde nunca debimos irnos.

—Por supuesto.

Hay tanta ironía en esas dos palabras que Djeric replica:

—No intentes sermonearme.

—Si no quieres sermones al menos controla a tu futura esposa. He tenido que advertirle para que no haga ninguna estupidez.

Djeric pasa de estar inclinado sobre la mesa del cristal a rígido como una estalagmita.

—¿Qué le has dicho? —pregunta en tono gélido.

—Nada relevante. Solo que esto es más peligroso de lo que ella cree, que esté alerta y que sea prudente.

—¿Por qué has hecho algo así?

—Para impedir que hiciera una estupidez en un día donde cualquier estupidez podría costarnos muy cara —replica la joven en un susurro que suena como el chasquido de un látigo—. Relájate, no tardará en desechar mis palabras. Carece de total interés en nosotros.

—Quizá tu advertencia haya sido una yesca que ha encendido su interés —murmura Djeric con una nota de preocupación—. Desde que tuvo que ocupar el lugar de su hermana ha estado obsesionada con escapar. Cuando estemos casados, no querría que su nueva obsesión fuera indagar en asuntos que solo la pondrán en peligro.

—Esa joven parece estar más loca que cuerda.

—No era ella quién había aceptado el compromiso. —El tono del joven es aún más frío—. Se ha visto obligada a dejarlo todo atrás. Necesita tiempo para adaptarse.

—Qué comprensivo eres con quién quieres.

Las dos últimas palabras tienen filos por todas partes. Sin embargo, Djeric continúa como si no lo notara.

—Sé bien lo que se siente cuando te arrebatan tu vida tal como la conocías, y tú también.

—Podrías haber mostrado esa comprensión en el pasado.

Ahora también hay filos en su mirada azul pálido. Djeric emite un largo suspiro de rendición.

—Vamos a dejar esta conversación aquí, ambos necesitamos estar serenos hoy.

Solo alguien con un oído muy agudo podría escuchar la conversación de ambos hermanos. No han levantado la voz, por el contrario, en los momentos más tensos sus voces se transformaron en fríos susurros.

—¿Le has dado alguna indicación a tu prometida de cómo actuar? —La voz de Elsta supera el nivel de un susurro, lo que significa que parece dispuesta a ser amistosa.

Djeric niega con la cabeza.

—Que se muestre tal cual es.

Elsta aguarda una explicación.

—Como bien has señalado, Suni no se interesa por nada referente a nosotros, ni a nuestra sociedad, ni siquiera habla nuestra lengua. No tiene que fingir nada, porque no sabe nada.

—Comprendo.

—Hablar con su habitual franqueza no la posicionará entre la elegancia y el saber estar, pero sí rebajará las sospechas.

Elsta se queda mirando a su hermano de un modo que acaba incomodándolo. Sabe que ha detectado algo en él, y no parece gustarle.

—¿Qué sucede ahora?

—Lo que no esperaba que te sucediera con ella: te has enamorado.

Djeric contempla a su hermana con aire pensativo.

—He descubierto rasgos de ella que me agradan...

—No era una pregunta —corta Elsta con gesto desdeñoso—. Sé que el uso que le das a nuestro poder es más bien... básico —Djeric recibe la pulla sin inmutarse—, pero al menos deberías ser consciente de tus propios sentimientos.

—Reflexionaré en ello.

La puerta de la sala se abre y ambos hermanos se giran al unísono. Carin Lexer se acerca con la gracia silenciosa de un cisne deslizándose sobre un lago.

—Han llegado los Gesemberg —anuncia con gravedad.

El silencio envuelve el salón cuando se nombra a la sombra que ha engullido a los Lexer los últimos años.

—Las víboras ya están en casa —murmura Djeric.

Los tres comparten miradas serias antes de que Carin le diga a Elsta:

—Tus hermanas aparecieron en la sala de arte como dos torbellinos en busca de Suni.

—¿Dónde está? —pregunta Djeric.

—Eso es lo que quiero que tu hermana averigüe.

—La encontraré.

Tras esa afirmación, Elsta eleva la nariz y los hombros, y sale de la habitación de un modo similar a como Carin entró, pero con menos gracia. Madre e hijo comparten unos segundos de miradas, las de Carin son interrogantes, las de Djeric herméticas.

—Ángel mío, hoy es tu segundo nacimiento, no trates de ocultarme tus inquietudes. —Carin retoca las solapas de su hijo—. Háblame.

Djeric se proponía decir alguna trivialidad, cualquier cosa que desviara la atención de su madre de él, sin embargo, de su boca sale algo muy distinto.

—¿Por qué les perdonas?

Las manos de Carin se congelan en el último botón del traje de su hijo.

—Hicieron lo que debían hacer.

—Abandonarnos.

Carin alza el rostro hacia Djeric. Él percibe la seriedad en sus ojos, tan parecidos a los de él mismo que es como verse en un espejo.

—Sí. De no hacerlo habrían acabado como nosotros. Recuperar nuestro honor no era tarea de ellos, era tarea nuestra.

Djeric se masajea el puente de la nariz.

—A veces te pareces tanto a tu padre... —murmura Carin con un deje de pesar—. En días como hoy, es lo último que debes hacer.

Carin acaricia las arrugas de la frente de su hijo, una a una, hasta dejar su rostro liso y vacío.

—Recuerda: nosotros lo vemos todo de ellos, ellos no ven nada de nosotros.

«Oculta todo lo que eres, desvela todo lo que ellos son», es una de las frases más comunes entre los Ashburg. Con unas cuantas conversaciones, un Ashburg puede conocer el corazón de una persona bastante bien. Pero nadie debe conocer el corazón de un Ashburg.

Para Djeric, mantener las emociones bajo control fue muy difícil en su adolescencia, después de la caída de su familia. Gunnar fue su mejor maestro en ese tiempo.

—Hay algo más que te inquieta —dice Carin con la suavidad de la seda.

Nada que Djeric pudiera compartir con ella, salvo...

—Elsta dice que estoy enamorado de Suni.

—¿No te agrada la idea?

—Me resulta... peligroso.

—¿Por qué ella no siente lo mismo?

—¿Si lo sintiera estaría deseando regresar a su casa?

—El enamoramiento no es realmente importante. Solo un estado pasajero.

—Lo sé. Pero que ese sentimiento me domine, me inquieta, no me gusta perder mi buen juicio.

—Todas las emociones intensas nublan el juicio. Yo no me preocuparía si lo sientes por tu esposa.

—No es una joven con la que se deba bajar la guardia. Si me quedo encandilado con sus labios acabará mordiéndome.

Carin ríe. Una risa serena.

Djeric está convencido de que no se reiría si le contara todo lo sucedido ayer. En un mismo día, Suni lo había cautivado, enfadado y hecho perder casi el control de sí mismo...

Con las mujeres, Djeric podía ser apasionado pero nunca brusco, concienzudo pero nunca agresivo. Con Suni, en cambio, no está seguro de lo que puede ser.

Es similar a entrar en el Laberinto. No sabes qué hay a la vuelta de la esquina, no sabes si triunfarás o perderás, solo puedes estar preparado para todo.

Djeric comprende entonces la veracidad de las palabras de su hermana. El mero deseo no arrancaría tanto de él. Nunca antes lo ha hecho.

—Es muy desafiante —murmura.

—Justo lo que te gusta. Te encantan los retos. Desde que me llegabas por los tobillos te has lanzado a todo lo que te desafiara a ser más. Unas escaleras, un juego complejo, tu hermano...

El ánimo de Carin desciende, Djeric lo sabe por la bajada de sus pestañas. Como la mayoría de los Ashburg, Carin es una maestra en ocultar sus emociones, si ese es su deseo, pero Djeric ha aprendido a detectarlas.

Kalev. Él se esfuerza en no mencionarlo nunca delante de Carin, no esperaba que ella lo hiciera. Kalev. Nunca está, pero permanece presente como un fantasma que no se despega de ellos. Kalev. Maldito sea mil veces.

—El primer paso es casarse, después, si se trabaja, llega el amor —continúa Carin como si tal cosa—. No te preocupes por el enamoramiento. Si las relaciones largas se forjaran en base a un sentimiento fugaz, no serían largas.

—No termino de comprenderla.

Esa actitud rebelde y frívola en aspectos tan importantes como la familia, para después verla napear como si hubiera nacido con alas, él sabe toda la disciplina y constancia que hay detrás de una habilidad tan destacada. Anuncia con orgullo que no es virgen y luego se ruboriza si está a solas en una casa con él, con quién va a casarse y a compartir toda su vida. Es tan absurda.

—Quizá nunca lo hagas. Tampoco es importante. Amamos muchas cosas que no comprendemos.

—Hablar contigo es tan relajante, no sé cómo lo consigues.

Carin sonríe, la ternura traspasa sus labios y ojos, a Djeric le encanta cuando lo hace porque es algo que solo entrega a su familia, el resto del mundo nunca verá lo que él ve. Eso siempre le ha hecho sentirse especial.

—Desearía que ella me hiciera sentir igual.

—Con el trato adecuado podría darse.

Djeric se pregunta si será posible con Suni, no se la imagina sin sus defensas alzadas. Incluso en los momentos más íntimos, en cada beso compartido notaba sus resistencias.

Carin enreda su brazo con el de su hijo.

—Hoy debemos enfrentar otros retos, mi ángel, es hora de volver a la luz.

***

Gracias por otra semana de lectura 💙🩵 💙 He dejado la historia aparcada por asuntos de la vida, por eso la semana pasada no hubo capi 😞

Espero que os haya gustado el capi de hoy ✨

Nos acercamos al momento del enlace, ¿qué estará haciendo Suni? ¿Conseguirá algo a parte de meterse en más problemas? 😅

¿Y qué pasa con Djeric? Comprender lo que siente por Suni no parece haberle hecho especial ilusión. 🤣 ¿Y por qué Elsta parece tan enfadada con él? ¿Qué cree que trama? 🤔

Recordad que adoro leeros, me encanta sentirme acompañada en esta aventura 😍 También me encanta que me apoyéis con vuestros votos ✨

¡Mil besazos! 💋

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