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Capítulo 24

Cada vez que mira el retrovisor, Djeric aprieta el volante hasta que sus nudillos se ponen blancos. Suni está en el asiento trasero con la cara vuelta al cristal; a su lado, Dagny habla con Alon, el cual ha preferido estar detrás que de copiloto.

—Cuando te encierras en ese humor oscuro tuyo prefiero mantenerme lejos —le dijo tras salir de la casa de apuestas.

De todas las posibles jugadas que podría hacer Suni, Djeric jamás imaginó que iría con Hakon para realizar una apuesta disparatada.

«Creí que tenía poca cabeza, ahora sé que la sobreestimé».

Suni no habla en todo el trayecto, y cuando llegan a la mansión Lexer, ella es la primera en salir. Camina a buena distancia de Djeric, y Dagny apresura el paso para alcanzarla.

—Saldremos de ésta, compañero —dice Alon en ílgaro—, ninguno de esos napeadores ha enfrentado el Laberinto —sonríe alentador—, será como un calentamiento suave para nosotros.

—Olvidas que estaremos en el aire, que solo tenemos dos días para entrenar y que tendremos que evitar que se acerquen a ella.

Alon se encoge de hombros.

—Napear no se olvida. En cuanto a ella... ¿Recuerdas ese juego que se hizo tan popular de napear con un balón? —Djeric asiente de forma automática, la ira vibra en él como un zumbido en su cabeza que le impide prestar atención—. Tenías que evitar que te quitaran el balón hasta llegar a canasta. Yo era muy bueno de chiquillo.

Ansar abre la puerta al primer golpe de aldaba. Se inclina hacia Dagny con ojos brillantes de alegría. En seguida, se unen los Lexer al completo. Suni acaba en el sofá junto a las hermanas de Djeric, en ningún momento le devuelve la mirada a él, se dedica a escuchar a Dagny relatar su espantoso día de encierro sin sus hadas ni su piano.

—Quiero matarla —gruñe Djeric llenándose una copa de apovki con hielo.

—Quieres conquistarla —le recuerda Alon acercando su vaso.

—No. Quiero matarla.

—La necesitas viva.

—Lo que necesito y lo que deseo son dos cosas muy distintas.

—Si me hubieras hecho caso... —suspira Alon después de dar un trago largo de apovki—. Te dije que era una mala idea llevarla, mi terco amigo.

—Y será lo último que digas si repites un «te lo dije» más.

Alon alza las manos en señal de tregua.

Cuando Dagny responde a todas las preguntas, y narra por tercera vez la aparición heroica de Djeric y Alon, se va hacia el piano que hay frente a una enorme ventana arcada con vistas al jardín. Tal como acordaron, no menciona la competición de napeo ni la estupidez de su futura cuñada.

La música llena la estancia de notas alegres y juguetonas, logrando que Djeric se relaje un poco.

—¡Malditos sean mis huesos! —susurra Alon rebuscando desesperado por su cinturón, botas, bolsillos— Perdido... otra vez... no puede ser.

—Confío, mi torpe amigo, que no se trate de uno de tus cuchillos.

La expresión culpable de Alon es una confirmación; Djeric se masajea el puente de la nariz.

—Apareció tu prometida, me distrajo, se quedaría en el pasillo... Tengo que recuperarlo.

Antes de terminar la frase, Alon se encamina hacia la salida, despidiéndose de todos con una disculpa.

Djeric descubre que Suni ya no está en el sofá. Ni en la sala. Ha aprovechado que Dagny distraía a todos para escabullirse como una serpiente.

~~~

Suni se aleja del sonido de la música hasta que solo escucha el eco de sus pasos contra la madera. Cruza un corredor con ventanas arcadas de las que entra una luz opaca, la única capaz de atravesar las nubes oscuras y pesadas que envuelven el cielo.

En su mente se alzan las imágenes de los napeadores luchando en el aire, la arena salpicada de sangre, cuerpos caídos en ángulos extraños... Suni se detiene, cierra los ojos y trata de respirar con más calma.

«Ahora tengo una oportunidad de escapar, antes no tenía ninguna», se dice a sí misma ignorando el nudo que dificulta su respiración.

El napeo iora es con realidad aumentada: se esquivan ataques que, si alcanzan a un napeador, solo le resta puntos de vida. En caso de que caigan del napa, les espera un suelo acolchado donde nadie les dará una paliza. El napeo iora es civilizado. Nunca imaginó que aquí hubiera peleas de poderes de sangre en el aire. ¿Qué clase de napeo es ese? Napear es volar, esquivar, velocidad, acrobacias, adrenalina... libertad.

Unos pasos destrozan su esfuerzo por calmarse. «Mierda, seguro que es él». Camina rápido con el máximo sigilo que puede obtener de sus botines.

El final del corredor da a una enorme sala circular en cuyo centro hay una estatua de tres pegasos blancos. Suni se detiene asombrada. Los pegasos deben medir más de dos metros, y encima están sobre una superficie oscura que... resulta ser un dragón negro enroscado.

Se adentra sobrecogida por la amplitud y belleza que la rodea. Es una sala de baile decorada con motivos naturales, ventanas altas, arcadas y estrechas desde las que se ve un mar furioso estrellándose contra afiladas rocas negras.

—¿Buscando una salida?

Suni da un brinco ante la fría voz a su espalda. Se gira para encontrarse con los acerados ojos de Djeric, que se acerca a ella paso a paso.

—Yo... busco mi habitación.

Djeric avanza con lentitud, parecería tranquilo si no fuera por la tensión en sus hombros y el fulgor en sus pupilas.

—¿Eres consciente de lo que has hecho?

—¿Intentar recuperar mi vida? —Suni alza la barbilla pese al temblor que siente por dentro— No me arrepiento.

—Hakon hará cualquier cosa para que pierdas y así tener una baza contra mí —dice con la voz de alguien decidido a no perder el autocontrol—. Le dará igual si sales herida en el proceso.

Suni emplea toda su voluntad para no retroceder cuando él está a un par de pasos.

—Ganaré —susurra.

Djeric se inclina hacia ella.

—Sí. Ganarás y te casarás conmigo. ¿Qué más da que el desafío sea a Hakon en vez de a tu padre si nunca habrá desafío? Ya te dije que no voy a renunciar a una sanadora, y menos a una con tu poder.

Suni cierra los puños hasta sentir las uñas clavadas en sus palmas. «Escaparé cuando gane la competición, delka. No habrá boda».

—Deja de mirarme como si quisieras cortarme en pedazos muy finos —La voz de Djeric adquiere un tono más bajo y oscuro—. Te has acercado a mi enemigo para aliarte con él, ¿qué debo pensar de eso?

—Que haré cualquier cosa para librarme de ti.

Djeric agarra la barbilla de Suni y aprieta con fuerza.

—No sé por qué el Gran Dios me castiga contigo, pero me estoy esforzando mucho en hacer todo esto más llevadero —Suni sujeta la muñeca de él con ambas manos para apartarlo, pero su brazo es tan rígido como la estatua que domina la estancia—. Pon de tu parte, porque si me arrastras al infierno recuerda que tú estarás allí conmigo —Está tan cerca que su aliento se filtra dentro de Suni, una mezcla de caramelo y algo más fuerte—, mi querida esposa.

Djeric la suelta con brusquedad y se aleja a buen paso sin volver a mirarla. Suni se masajea la barbilla con la respiración agitada. «Esposa», ha pronunciado la palabra como si fuera un dardo venenoso; y lo es.

La ira bulle en el pecho de Suni hasta que estalla en una acción imprudente. Corre para abalanzarse sobre él con la intención de propinarle una patada en la espinilla y, quizá también en los huevos. Pero todo eso quedó en su imaginación.

La realidad es que Djeric se da la vuelta cuando ella está apunto de atacar, y aferra sus muñecas. Suni trata de patearlo, pero él la esquiva como si supiera cada movimiento que va hacer.

—Para venir de un país tan civilizado eres una chica muy agresiva.

—Solo con quienes me secuestran —gruñe mientras forcejea— y quieren obligarme a casarme con ellos.

Djeric la suelta empujándola hacia atrás.

—Ya hemos hablado de eso.

—¡No es justo! Tengo mi vida, ¿entiendes? Tengo mis torneos, mis amigos, mi mundo ¡que nada tiene que ver contigo ni tus disputas familiares!

—¿Disputas familiares?

—¿No es eso por lo que estás tan desesperado por casarte con una sanadora? ¿Para complacer a unos cuantos idiotas que llevan años sin hablaros?

Él la contempla como si no creyera que posee una inteligencia superior al de un mosquito.

—¿Qué?

—Aine me lo contó.

Djeric niega con la cabeza despacio.

—Dudo que Aine haya dicho algo así. Me caso contigo para restaurar el honor de mi familia —El destello de un relámpago hace brillar la sala—. No pretendo que comprendas la magnitud de lo que significa —Hay una nota ácida en su voz—. El honor, el respeto, son palabras sin valor ni significado en tu país. Pero en Ilgarar lo son todo. Sin honor, mis padres están aislados en esta mansión. Sin honor, mis hermanas jamás podrán casarse con alguien decente. Sin honor, mi familia está condenada.

—No es mi problema —gruñe Suni—. Yo no elegí...

—Tampoco elegí yo tener que arreglar algo que no rompí —interrumpe con brutal precisión—. A veces tenemos que pagar por los errores ajenos, Suni. Supongo que esto es lo único que tenemos en común.

La chica sacude la cabeza, no quiere aceptarlo, no va a aceptarlo.

—Te odio, que lo sepas, y no lo olvides: si te casas conmigo te odiaré siempre, ¡siempre!

Dicho eso, se va hacia la salida descargando su frustración en cada paso.

Sin advertencia previa, Djeric tira de una de las cadenas que rodean su cintura y la hace girar. En un movimiento brusco, la toma de la cintura, la sienta sobre la cola del dragón negro, y se encaja entre sus piernas. Quedan frente a frente. Suni lo contempla con ojos enormes llenos de sorpresa y la respiración entrecortada.

—¿Quieres que vivamos en guerra? —La voz de Djeric adquiere una dulzura peligrosa.

Suni apoya las manos contra sus hombros para que haya espacio entre ellos, pero él agarra sus muñecas y las baja inclinándose sobre ella hasta que sus narices casi se rozan.

—Nunca habrá paz si me obligas a casarme.

—Como desees.

Djeric aprieta su boca contra la de Suni; en parte para liberar la tensión que lo consume, y en parte para molestarla. No espera que una chispa salte entre ellos, caliente y eléctrica. Suni queda inmóvil, él escucha como contiene el aliento y luego solo el zumbido de su propia cabeza.

Djeric suaviza la presión sobre los labios de la chica y los lame, los saborea; son suaves, mullidos, como pétalos de rosa. Entonces sus bocas se abren al unísono y sus lenguas se acarician.

Los sentimientos de Suni se enroscan y desenroscan en su interior como cables de alta tensión. Siente como si sus huesos se estuvieran deshaciendo, pasando de sólido a líquido con cada roce de labios.

Djeric murmura algo en su boca que ella no comprende, tampoco importa, el sonido le provoca una mayor necesidad. Tiembla. El beso se vuelve más profundo, la intensidad crece como una llama que comienza con una cerilla y se transforma en hoguera. Escucha un gemido muy dulce y suave escapar de su propia garganta, y la boca de él vibra en respuesta con un gruñido hambriento.

Cuando todo el fuego se concentra en la entrepierna de Djeric, detiene el beso. Con esfuerzo. Alza la cabeza como si saliera de las profundidades del mar: sin resuello. Y Suni no parece estar mejor; jadea como si acabara de correr varios kilómetros.

Ambos se contemplan en turbulenta confusión, como dos personas que de golpe se encuentran transportadas a un paisaje desconocido.

Ver la agitación en sus ojos grises, tan llenos de deseo y confusión, sus labios rojos, hinchados y húmedos... Djeric la suelta y retrocede varios pasos. Necesita espacio para recuperar el control de su cuerpo.

—Creo que he ganado esta batalla, mishmi —murmura con voz ronca.

Las luces de guerra regresan a los ojos de Suni, se une también la vergüenza.

—Tú... tú...

Incapaz de expresar sus emociones con palabras, baja de un salto la cola del dragón, y propina un puntapié a la espinilla del muchacho.

Djeric tiene los sentidos tan embotados que no es capaz de reaccionar a tiempo. El golpe le arranca un gruñido de dolor y le obliga a agacharse mientras Suni se aleja a buen paso.

Esta vez no la detiene.


***

Gracias por otra semana de lectura 💙🩵💙 Hoy quiero haceros una propuesta ☺️

Estamos muy cerca de los 500 votos, ¿qué os parece si me ayudáis a conseguirlos esta semana y yo, en agradecimiento, os subo dos capítulos la siguiente? 😊

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¿Qué os ha parecido este capítulo? ¡Primer beso! ¿Ha cumplido vuestras expectativas?

Este es el último capi de la segunda parte, ¡la semana que viene estrenamos la 3°parte! 💙🩵💙 Si conseguimos los 500 votos la estrenamos con 2 capis ☺️

La tercera parte será más intensa en todo 🤭 ¿Cómo creéis que les irá como compañeros de napeo? ¿Conseguirán llegar a la competición sin matarse antes? 😂

Os leo, ¡mil besotes!

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