Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Especial [VegasPete]: What if? - III

Vegas soltó lentamente el humo de su primer cigarrillo, mientras cerraba los ojos y dejaba que la nicotina relajara su cuerpo. No quería recordar el escape de un pobre diablo que llevaba semanas camuflándose en sus casinos para vender droga ni los inherentes reclamos de su padre por haber rechazado nuevamente acostarse con uno de sus clientes. No cuando empezaba a inquietarse por sus propias actitudes, a él jamás se le había perdido un bastardo o causado repulsión enredarse con algún alfa, beta u omega. Sin embargo, en los últimos días, era incapaz de concentrarse. Su atención la tenía su celular, ese que no recibía ningún mensaje de Pete desde su encuentro en la villa. Mientras que ante la mínima liberación de feromonas se asqueaba, sangraba por la nariz y sufría de insoportables dolores de cabeza.

Se estaba convirtiendo en un completo inútil, estos malestares y defectos se sumaban ante su incompetencia de mantener a su lobo bajo control. Éste luchaba fervientemente para ser el vencedor, para ir hacia la mansión de la primera familia y buscar al único que aplicaría su comportamiento irracional. "Pete y mil veces Pete", su lobo no tenía que gritárselo para saber. Él perfectamente era consciente de que lo ansiaba, de que una llamada suya o un mensaje explicando su maldita desaparición bastaría para que pudiera retomar su habitual quietud. Ya después podría saciar esa necesidad suya por embriagarse en su dulce aroma a lavanda, por volver a tocar su piel y teñirla de rojo con sus besos y mordidas.

Pero no ocurría ni uno ni otro. Pete seguía sin contestar sus llamadas y sin leer sus mensajes, ni siquiera marcaban las dos flechas de recibido. No había que ser un genio para suponer que el jodido celular que le dio estaba apagado. "¿Acaso Pete se había atrevido a terminar la relación que sostenían? ¿Se había atrevido a dejarlo tan burdamente?". La sola posibilidad hacía que sus entrañas ardieran, no era una opción para el omega o... para él.

—Khun Vegas. —Interrumpió Nop, el heredero de la segunda familia apagó la colilla de su cigarrillo. Había estado tan ensimismado en sus pensamientos, que el cigarrillo apenas le sirvió. Iba a requerir de dos más si pretendía frenar a su desesperado lobo. —. He visitado la villa como ordenó y encontré este celular y llave.

Vegas dejó de aplastar su cigarrillo contra la baranda del balcón, se mantuvo quieto por unos segundos. Estaba procesando lo dicho por su guardaespaldas, negándose a que ese celular y llave fueran los que le dio a Pete. Pero al girarse y divisarlo con sus propios ojos, la poca cordura le abandonó. "Pete realmente se había atrevido a querer librarse de él", una risa histérica se escapó de sus labios en lo que su aroma se imponía intensamente. Lo que había desechado como una posibilidad ahora era una puta verdad, una que no aceptaría ni hoy ni mañana.

Desde que tuvo a Pete por primera vez, Vegas supo que no lo dejaría ir. No iba a renunciar a la dulzura de sus labios, a lo hermoso que se escuchaban sus gemidos, a lo excitante que era admirar sus preciosos ojos cafés cristalizados por el placer que lo envolvía, a la gloria que era hundirse en él. De ahí que lo arrastrara a esta extraña relación, donde el sexo era una locura que los hacía pertenecer. Él ya no podía tomar a otro, sus manos no encajaban en ningún cuerpo que no fuese el de Pete. Estaba reverentemente jodido, especialmente si recordaba las veces que rehuía del sueño para admirar la belleza de Pete o las veces que hallaba paz en los brazos del omega. La presencia del jefe de seguridad de Tankhun era suficiente para controlarse a él y a su lobo, no podía seguir mintiéndose por el miedo que implicaba haber dado con su compañero.

Mandaría al diablo a esos absurdos miedos nacidos principalmente por el capricho de complacer a su padre, Kan no merecía ese sacrificio suyo de renegar lo que sentía por el omega. Porque era claro que debía decidir entre Kan o Pete, y él escogía al guardaespaldas.

"Pete no escaparía de él", era una promesa.

Entre la furia reflejada en esos afilados ojos, estaba también la determinación. Una que podría en jaque al orden establecido en la segunda familia porque Vegas regresaría con Pete no como un amante más, sino como su pareja. Su padre y la misma primera familia podrían irse al infierno, no detendrían su reclamo por Pete.

—Hazte un lado, Nop. —Vegas demandó con su voz de mando, había dejado a su lobo tomar el control. Que sea esa frenética bestia la que arribe a la mansión de la primera familia, la que descargue su arma en las cabezas de quienes pongan resistencia de entregarle a Pete.

El mayor negó, situándose en medio de la puerta. Sabía que su actuar era un completo desafío, que incluso podría recibir un balazo en un pestañear. Mas no podía dejar a su joven amo, no cuando su intención involucraba su propia condena y la de quien el heredero de la segunda familia quería. Le sirvió a la primera familia, estaba enterado de que la traición se pagaba con la muerte. Quizás podrían perdonar a su joven amo, pero no a Pete y aquello presumía que como un final aún más trágico para Vegas.

—muévete o muere, ¡escoge ahora! —Las manos del primogénito de Kan estaban sacando su arma. La misma con la que apuntó al beta, este tragó saliva con dificultad y tembló. Pero no bajó la cabeza, su convicción de proteger a su joven amo era más fuerte.

—Su padre lo llama, primero vaya con él. —Aquel era el último intento del mayor, cerró sus ojos en espera del sonido ensordecedor de la bala saliendo. Pero nunca se oyó, Vegas había bajado su arma. Empujó a su guardaespaldas y salió de su habitación.

No se había irritado tanto con la existencia de su padre como en ese momento. "¿Por cuánto tiempo más estará bajo su voluntad?", se preguntó cuando lo divisó de espaldas. Podía simplemente impactar una bala en su nuca, acabar con su tiranía y tener la disposición de los hombres de la segunda familia para su reclamo.

Vegas se sorprendió, inseguro si aquel anhelo era enteramente suyo o del gobierno de su lobo. No pudo responderse, no con su padre viéndole y ordenándole acercarse con un movimiento de cabeza. Tuvo que respirar profundo, apartar sus manos del arma que portaba y reprimir sus enloquecidas feromonas para no delatarse y ponerlo en sobre aviso.

—Ken fue descubierto. —Kan susurró neutral, mientras su cuerpo evidenciaba su miedo. La mandíbula tensa, las manos inquietas que jugaban una con la otra y su aroma a madera que se tornaba más picoso era lo que Vegas leía con recelo.

— ¿Cómo lo sabes? —Por lo contrario, Vegas lucía indiferente ante la noticia. Tenía sus propias preocupaciones, poco le importaba si la primera familia daba con alguna razón para iniciar la guerra contra ellos. Porque él ansiaba esa guerra, asumiéndola como la oportunidad idónea para robarse a Pete.

—Me llamó, pero apenas logró darme su mensaje. La comunicación fue interrumpida abruptamente.

—Entonces te preocupa que nos señale. ¿O su vida? —La burla de Vegas asombró al líder de la segunda familia, obligándose a girar hacia su hijo y notar que efectivamente no hablaba con él, sino con el lobo de éste. Aquel siempre había sido rebelde, impulsivo y el doble de sinvergüenza del monstruo que forjó.

—Me preocupa el mensaje que dio, imbécil. —Kan desistió de la violencia física, a sabiendas de que podría invertirse en su contra. Aquel que se paraba a su lado podía simplemente alzar su arma y dispararle -sin vacilaciones, sin remordimientos. —. Korn ha conseguido la salvación de Kinn.

Vegas rodó los ojos, empezando a aborrecer esta conversación. No le afectaba si Kinn se libraba de la sucia trampa que le puso, podía tramar otras e incluso más nocivos para el idiota de su primo. Lo que ahora le interesaba era recuperar a Pete, impedir que se escape de él.

—No creí que fuera posible, hace unos días conversé con él y prácticamente me juró que estaba destinado a perder a su favorito. —Kan hablaba, mientras recordaba la conversación con su hermano. Korn estaba desesperado, no quería despedirse de la mejor de sus opciones entre los suyos. Kinn le era leal, obediente y ciertamente eficiente. Que sería vergonzoso perderlo por amor, una patraña que los poetas y artistas habían creado para vender. —. Que tengo mis dudas sobre lo dicho por Ken.

— ¿Por qué?

—Porque la supuesta salvación de Kinn es enlazarse con un omega dominante. Pero no ha hecho movimientos, sus hombres se mantienen en la mansión. No parece que vaya a asegurar el traslado de alguno.

Vegas sabía algo que su padre no y aquello era que Pete había estado al cuidado de Kinn. Sus uñas se enterraron peligrosamente en la palma de sus manos al recordarlo, porque siempre supo que aquella orden fue con doble intención. El malnacido de su tío debió imaginar que la compañía de su omega dominante beneficiaría al idiota de Kinn. Debió llevarse a Pete desde antes, debió mandar al diablo al mundo que conocía e imponer el suyo.

Vegas volvió a reír histéricamente, Kan frunció el ceño confundido.

—Voy a matar a esos bastardos. —Juró Vegas, confundiendo doblemente a su padre. Pero no le dio tiempo de preguntar, se salió de su habitación rápidamente. Kan tuvo que correr tras él, gritar a sus hombres que lo detuvieran.

*
*
*
Vegas ya entró en razón, quiere definitivamente a Pete con él. ¿Sera demasiado tarde? ¿Podrá frustrar los planes de Kinn y sacar a Pete de sus garras? 👀

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro