Capítulo 9
Pete abrió una bolsita de papas fritas, eran de un corte delgado pero extremadamente picante. La llegada de sus amigos le sirvió para poder devolverse a la habitación que le asignaron y así esconder las frituras que el heredero de la segunda familia le compró, su gula no le permitiría compartir ni con Porsche o Arm. Menos, cuando sospechaba que ambos habían sido pésimos en justificarle a Khun No su ausencia. Tenía un sinfín de mensajes de su jefe, advirtiéndole que si volvía a faltar en el reporte de misiones, sería trasladado para el servicio de Khun Kim -de no recibir antes un severo castigo.
El omega dominante tembló al imaginarse que fácilmente podría ser vestido con ese absurdo traje de sirena, Khun No sería capaz. Rechazó la idea y se metió unas papas fritas, tratando de recuperar la calma. Porsche junto a Arm hicieron presencia, ambos traían varios polos de manga larga en sus manos. El primero le tiró uno, apenas consiguió agarrarlo y revisarlo. Frunció el ceño; no le agradaba lo que suponía, tampoco el corte circular en la dichosa prenda. Porque su intento de ocultar el desliz de la noche anterior con Khun Vegas habría sido en vano.
"Ese era el propósito del primogénito de Khun Kan, ¿cierto?", su omega interior se lo afirmó con toda seguridad. A diferencia de él, su lobo podía percibir las verdaderas intenciones del alfa y estas últimas era exponerlo -especialmente, a las marcas que dejó en su cuello. Primero fue con Macao, insinuando el excesivo calor y lo irracional que era por usar cafarena mientras compartían las galletas de Tong Ake. Luego enviaba a sus amigos con esta tetra, "¿acaso quería que lo vincularan a ambos? ¿Podía estar tan loco?".
Pete suspiró, estaba acorralado. Negarse a usar levantaría las mismas sospechas, debía soportar las miradas acusadoras de sus amigos. —Nos ordenaron que usemos esto. —Porsche explicó, sacándole de sus pensamientos. —. Sin oportunidad de protestar.
Arm asintió como apoyo, no se movía del umbral de la puerta y sus otros dos compañeros sabían de sus razones. Como beta, no soportaba la territorialidad de un alfa dominante, y la de Khun Vegas permanecía sobre Pete. El omega dominante se sentía culpable, no hace mucho permitió que el heredero de la segunda familia lo impregnara con su aroma a sándalo, por tercera vez en el día. Por lo que no replicó ante el aviso de Arm de irse a cambiar y supervisar que sus armas estuviesen cargadas para el encuentro con Wang.
Porsche tampoco, escogió el silencio y aprovecharse del descuido de Pete para quitarle sus papas. Comió un par de ellas, ahogándose con el picante; aligerando el ambiente entre los dos. —Empiezo a creer que si te encargas de la comida, llevarás a nuestro bar a la quiebra.
—Pensé que habías descartado ese deseo.
—Lo hice, pero el idiota de Kinn no colabora. —Porsche se echó, su mente estaba aturdida por sus propios y contrariados sentimientos. Que escogía a Pete, su aroma le resultaba relajante -a pesar de ser opacada por el sándalo. Tal vez, porque su nariz se estaba acostumbrado a que su amigo tuviera esa mezcla encima. —. Supone que es el único con miedo, que se está arriesgando. Pero, ¿entonces dónde quedo yo? ¿Dónde quedan mis propias inseguridades, eh? ¿Por qué no puede simplemente confiar en mí?
—Porque una vez lo hizo y falló. —Pete dejó su bolsa de papas fritas para centrarse en su amigo, Porsche era tan inexperto como él en esto que llamaban "amor". —. Khun Kinn amó tanto que dejó de ver con sus propios ojos, su mundo dejó de ser suyo. Había colores en sus días, más sonrisas y un hermoso brillo en su mirada. Era feliz, tan afortunado que nadie sospecharía de su triste condena como heredero de la primera familia.
El omega recesivo cerró sus ojos, se imaginó a un Kinn de hace tres años atrás teniendo esa bonita sonrisa de oreja a oreja, sus ojitos desapareciendo por lo mismo. Tan inocente, tan ajeno a esos terribles miedos de ser traicionado y herido por quienes escoge para amar. Que sintió un estrujó en el pecho, hubiera deseado conocer a ese Kinn, compartir su felicidad y tristeza, poder cuidar de su corazón como también ser protegido por él.
Porsche hubiera querido poder tomar de su mano, caer de la mano en las redes de un primer amor... Ser su primer amor, evitar que lo dañen.
—Se entregó ciego de que era correspondido, Porsche. Sin prever que la realidad siempre fue otra. —Pete hizo una breve pausa, a su mente llegaba esos días de invierno en el que la mansión de la primera familia era un desastre. Khun Korn les exigía hallar a Khun Tawan, mientras que Khun Kinn intercedía por él pidiéndoles que extraviaran toda información del beta. Había tanto dolor en los ojos del heredero de la primera familia, que ninguno de sus guardaespaldas pudo negarse. Big comandó esas pérdidas hasta que P' Chan se enteró, los castigos que recibieron no se igualaban a lo que Khun Kinn padeció. Se había apagado, apenas existía y si sobrevivió, solo fue por la dureza del trabajo.
—No solo tuvo que pagar con un corazón roto por ese error, sino también ser el que se deshiciera de la persona que más amó. ¿Puedes imaginar que sean tus manos la que dispare a la misma persona que alguna vez acunaste su rostro con ellas?
Porsche negó, se le escapó un suspiro pesado. Se había enterado del final de la expareja de Kinn por Vegas, lo que desaprobó y sembró la necesidad de que Kinn creyera en él. No por temor a tener el mismo final, sino por haberse ofendido al ser comparado tan descaradamente. Ahora reconocía que fue un idiota, se limitó a lo que Vegas le contó y no intentó en darle un sentido. Su corazón resentía lo último, pues estaba ese estrujón que le impedía respirar bien.
Kinn tuvo sus razones, un corazón roto y un doloroso deber que acatar. El omega recesivo quería correr a los brazos del alfa y pedirle internamente perdón por haberlo juzgado. En cambio, se conformó en esconder su rostro en el regazo de su amigo, agradeciéndole por ser esa voz de la razón -incluso para él.
—No debes sentirte mal, Porsche. Tú tienes el mismo derecho a temer, es tu primera relación en la que involucras más que el deseo. —Pete se dedicó a peinar los cabellos de su amigo, no entendía cómo fue que ambos solidaron esta amistad. Tal vez, fue la convivencia o el que ambos compartas situaciones tan parecidas. Pero lo cierto era el cariño que le tenía, su lealtad estaba con él -como con todos los que ama. —. Así que, hazle saber que también te estás arriesgando, que le entregas un corazón tan inocente e inexperto como él alguna vez lo tuvo.
— ¿Y si no es suficiente? ¿Si lo lastima como lo hicieron con él? —Aquel Porsche que preguntaba no era el que la mayoría conocía, sino uno vulnerable -uno en el que se permitía solo ser una persona más con sentimientos, inseguridades. No tenía que ser el hermano mayor valiente, ni el omega recesivo que se enfrentaba al mundo por necesidad.
—Pues me obligará a romper mis principios y patearle la cara.
Ambos rieron, Porsche podía sentir cómo un enorme peso se alejaba de sus hombros. Jamás había experimentado esto, pudiendo entender la razón del por qué Tankhun recelaba tanto a Pete. Su amigo era sensacional, guardaba un corazón que difícilmente alguien podría merecer.
—Quisiera ver eso.
—Yo no, porque perdería mi trabajo. Y si lo hago, ¿de dónde sacaría para abrir nuestro bar?
—De Khun, antes te ofrece su herencia que permitir que lo dejes. —Pete ladeó la cabeza, esa posibilidad no era una locura como tal. Khun No había sido claro, podía intercambiarlo con Porsche un par de veces o por algún capricho frustrado pero no apartarlo. Lo que le hacía sentir ciertamente especial, su jefe no tenía en reparo en resaltarle su cariño -incluso dentro de sus excentricidades
Dieron por terminada su conversación, Arm les había informado que las camionetas que lo trasladarían arribaron y que en una hora salían rumbo al Puerto de Khlong Toei. Porsche fue el primero en adentrarse al baño, ducharse y cambiarse el uniforme de la primera familia; mientras que Pete lidiaba con su propia consciencia. Iba a mentirles, atribuir las marcas de su cuello a Wang. Debió hacerlo desde el inicio, evitando este juego sucio de Khun Vegas. Se recriminaba conforme intercambiaba de lugar con Porsche, se deshizo de su ropa con facilidad y se encargó de que las lociones frutales que compró a escondidas de los hijos de Khun Kan bastara para disminuir el sándalo en su aroma. Estaba seguro de que se refregó como cinco veces, necesitado por recuperar su propia esencia. Iban a camuflarse, se requería más betas que omegas marcados en esta misión. Por lo que, acabó con las dos lociones de un litro, sintiéndose tonto de haber llegado a ese punto.
Jamás había permitido que un alfa lo impregnara con su aroma, dándole la razón a Khun Vegas de que habían cruzado una línea bastante peligrosa. "¿Realmente quería regresar al pasado, en el que apenas se correspondían el saludo?", su omega interior gritaba que no y su corazón latía rápidamente en su favor, mientras que él maldecía haber sido el intermediario en el duelo de los dos herederos Theerapanyakul.
El escaparse con Porsche a una isla y tener su propio bar resultaba muy tentador, sobre todo si era lejos de esos dos alfas dominantes. Khun No tendría permiso de visitarlos, junto con Macao; ellos eran los únicos a los que podía complacer gustosamente sus deseos. Porque ninguno lo ponía en aprietos, disfrutaba jugar sucio con él -a diferencia de Khun Vegas.
— ¿Pete? —La voz temblorosa de Porsche, hizo resoplar al castaño. Había salido del baño, vistiendo el dichoso polo. Su cuello estaba expuesto, las manchas de tonos rojizos y violetas relucían en su piel lechosa. Khun Vegas había ganado esta batalla, nuevamente.
—Wang las hizo, se las permití a cambio de información. —Una sonrisa a medias se puso en su rostro, guardándose la culpa por mentirle. No le gustaba, pero tampoco que se alarmara sabiendo que el verdadero artista de este desastre era Khun Vegas. Su amigo tenía suficiente lidiando en la cabeza, primero Khun Kinn y sus miedos. Luego, Khun Vegas sembrando la desconfianza en ambos.
—No sé quién es más cabrón, si Wang por atreverse a tocarte o Vegas por usarte de esa manera. —Pete bajó la cabeza, susurró un "yo" en respuesta. El recesivo no logró escucharlo, su creciente enojo le entorpecía. No aceptaba ese tipo de misiones, apenas toleraba el tener que defenderse y por tal, ser el responsable de varias muertes.
Pete tenía razón, le costaría más de lo que esperaba el poder adaptarse.
—No importa, Porsche. Es nuestro deber cumplir con lo que se nos ordene.
— ¿También ser marcados por el aroma de nuestros jefes?
—Si lo dices por Khun Vegas, la misión lo requería. —Porsche arqueó una ceja, dudoso. —. Tenía que hacerme pasar por su pareja, volverme más tentador para Wang. ¿Y qué mejor que el acompañante de un dominante?
—Uhmmm. —El recesivo no le creía, personalmente había sido testigo de la mirada de Vegas hacia su amigo, de cómo su aroma lo buscaba a él. No había máscaras con los lobos, todos lo sabían. Pero como se dijo al inicio, no intervendría por el momento. —. Eso explica varias cosas.
—Por supuesto, tonto. ¿O acaso creías que Khun Vegas realmente estaba interesado en mí como para reclamarme frente a otros? —Porsche no respondió, notaba la insistencia en los ojos de Pete en que confiara en sus palabras. Lo haría, no iba aturdirlo. Su amigo merecía lo mismo que le ofrecía, por lo que se limitó a revisar sus armas junto a él.
Ambos se encargaron de tener las municiones suficiente, Pete camufló unas navajas cerca de sus talones. Porsche le pidió ayuda, pero el dominante le cedió un arma más. Dudaba que Porsche y Arm necesitaran de doble protección, supuestamente solo se enfrentarían a los hombres de Wang -a esos que estarían más acostumbrados en llevar cientos de kilos en los hombros que disparar con puntería. Mientras que él tenía la responsabilidad de velar por las espaldas de Khun Vegas, le entregó su palabra a cambio y no la faltaría. Jamás la hizo y esta noche no sería la excepción, aunque el heredero de la segunda familia haya ameritado sufrir un buen susto.
Se reunieron con Arm en la segunda entrada de la mansión, divisaron a Nop verificar las condiciones de las dos camionetas que usarían. Pete pudo acercarse a su amigo de anteojos, sin que éste se apartara bruscamente. Lo había conseguido entonces, ya no tenía el aroma de Khun Vegas sobre él. Que Arm le podía compartir a detalle la ruta del viaje que escogieron para ir hasta el Puerto de Khlong Toei. Su amigo le regalaba sonrisas a medida que explicaba, dándole a entender que no fue el único que lo ha extrañado. Tal vez, le hubiera hecho alguna broma o hasta abrazarlo, de no ser por la llegada del primogénito de Khun Kan.
El buen humor con el que Vegas duró todo el día se esfumó en cuestión de segundos, precisamente al notar la poca distancia entre Pete y al beta que llamaban Arm. Ambos se sonreían y conversaban como si solo los dos existiesen, ni siquiera prestaban atención a las quejas de Porsche. Aquello solo empeoró a su lobo, no tardó en gruñir ante la ausencia de su aroma sobre Pete. "¿Ese omega dominante se había atrevido a borrar el sándalo de él?", la respuesta era evidente ante las indirectas insinuaciones que sus hombres le lanzaban. Había vuelto a ser la atención entre esos alfas y betas de bajo rango, sus manos formaron duros puños. Su propio aroma se tornaba picoso, pesado y cruelmente asfixiante para los suyos y para ese tal Arm. Incluso Porsche se obligó a retroceder unos pasos, mientras que Pete apenas se dignaba a girarse hacia él.
Sus miradas se encontraron, el fuego que Vegas irradiaba le hizo saber a Pete que había cometido un error. Uno que el alfa dominante no tendría consideración en castigar, esto al querer llevarse al guardaespaldas a ese rincón de la mansión y restregarse sobre él. Dejarle más marcas en ese cuello y que el resto observase, así tanto sus hombres como ese beta sabrían que no tendrían oportunidad con el castaño. Su lobo lo había escogido primero, estaba siendo tan irracional.
Vegas se tomó unos segundos, cogió una bocanada de aire y se posicionó frente a Pete. Su lobo detuvo el enojo al reconsiderar lo que hizo el omega: "Pete efectivamente se había portado mal, tenía oportunidad para castigarlo como quisiese". Una sonrisa hambrienta se posó en su rostro, podía hacer más de lo que inicialmente deseó.
Esta noche sería fascinante, Vegas se prometió.
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~•~
Traducción del Vegas: Esta noche, me beso y manoseo al Pete porque me lo beso y manoseo. 👀
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