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Capítulo 22

La usual tranquilidad que reinaba en la mansión de la primera familia había desaparecido y el primogénito de Khun Korn era el responsable. Porque fiel a sus excentricidades, contrató un grupo de bailarines para que se encargara del entretenimiento de la noche, también personal que ambientara el salón para la temática de la cena. Que distintos proveedores no dejaban de llegar, haciendo que Pete voluntariamente le pidiese al heredero de Khun Korn regresar con su jefe. Lo conocía al igual que Arm y Pol, sus amigos no serían capaces de lidiar con él y no se equivocaba. El ritmo con el que Khun No se desenvolvía en estos eventos era descomunal, Arm y Pol huyeron apenas lo vieron bajo la excusa de que Khun Kinn los solicitaba. Mientras que, el mayor ordenaba otro lugar para los flores, rechazaba los colores de las cortinas y de los manteles a la misma vez; provocando que una fila de extraños entre y salga con nuevas opciones.

Pete silenciosamente se preguntaba si era adrede, si lo estaba castigando. Porque recaía en él seguirlos, cuidar de que no se pierdan por los pasillos, no ingresen armados o que no se acerquen demasiado a su jefe; dejándolo sin tiempo para respirar. Había recorrido extremo a extremo de la mansión más de cinco veces, no pudiendo confiar la seguridad de Khun No a otros. No cuando solo lo tenía a él, por lo que las quejas no eran admitidas. Tampoco estaba acostumbrado a hacerlas, contaba con una excelente resistencia -una que serviría si no la hubiera usado la noche anterior y esta mañana.

—Estoy conforme, tía Chen. —Susurró Khun No, tras limpiarse la boca con un pañuelo. Había degustado la propuesta de la mujer, completando el último pendiente de su lista. —. Puedes servirlo para la cena.

—Gracias, Khun No. —La tía Chen lo reverenció y se apuró en retirarse. Empezaba el calvario de la mujer, quedaba menos de dos horas.

Pete suspiró, reprimió las ganas de masajear su cuello o de sentarse; esto por seguir a su jefe, Khun No se devolvió al salón, supervisó una vez más la decoración y sonrió. Hizo lo mismo para el comedor, luciendo finalmente orgulloso. El omega le hubiera felicitado, de no ser por la forma grotesca con la que el mayor le informó que no estaría en la cena, que permanecería en la habitación de los bailarines vigilándolos.

—Está bien, Khun No. —Se limitó a contestar, no podía protestar ni tenía la intención. Khun No fue claro, innecesariamente le recordó su posición. Era consciente de que más allá de la gratitud o cariño que pueda tener por la primera familia, no dejaba de ser un guardaespaldas más al servicio de ellos, uno sobre el que disponían a su antojo.

El primogénito de Khun Korn no se preguntó si sus palabras podrían lastimar a Pete, ciego del enojo y frustración de que su primo amenaza con quitarle a su persona y que este no pusiera resistencia. Que se retiró sin más, ignorando cómo una lucha se desataba en la mirada de su guardaespaldas. Una lucha en la que Pete se cuestionaba si realmente el aprecio que sentía por su jefe era reciproco. Porque Khun No lo confundía. Un día podía jurarle que era especial y no quería perderlo, para que al otro, lo tiré como un juguete del que se aburrió.

Pete tomó aire, desistiendo de dar con una respuesta. Se regresó a su habitación, tomó otra ducha y se cambió de uniforme. En una hora, llegarían los bailarines. Si quería asegurarse que la botella de vino Cabernet Sauvignon que compró se sirviera para Vegas, debía hacerlo cuánto antes. Así que, se dirigió a la cocina con la botella. Convencer a la tía Chen no fue difícil, tratar de alejarse de su comida sí. Aquello le subió el ánimo, agradeciendo que el juego de robarle unas brochetas a la tía Chen calmara su ruidosa cabeza. Porque necesitaba estar en calma, especialmente si había quedado en verse con Vegas.

El alfa dominante estaba aprendiendo a leerlo, sospechaba que si lo encontraba inquieto, podía arruinar la cena. Lo que sinceramente no buscaba, no cuando esta cena era una agasajo para él. Se merecía este reconocimiento, que la primera familia pudiera aplaudir a la segunda. Fue por ello que decidió ser el que le avise sobre el cambio de jefes, que no estaría cerca esta noche y también que tendría que hacer un viaje con Khun Kinn. Lo consideraba correcto, "es lo que hacían las parejas, ¿cierto? Comunicarse".

—Llegaron los bailarines, Pete. —Arm se lo notificó a través del canal, Pete abrazó su manto como jefe de seguridad: intimidante, con ese aura de peligro rodeándolo.

Mientras que Vegas contenía su instinto, ese que lo incitaba a querer tomar su arma y desatar una maldita masacre apenas arribara en la mansión de la primera familia. No podía ser imprudente, no con Macao a su lado y con Pete en ese asqueroso nido de víboras. El infierno caerá sobre ellos cuando tenga a Pete y a Macao lejos, a salvo. No antes, ahora debía actuar con frialdad y no emociones. Porque este duelo no se trataba de balas, sino de jugadas bajo la sombra. Su tío Korn tenía la ventaja, siendo un zorro disfrazado de oveja y usando un falso amor como adoctrinamiento. Un oponente sinigual, uno que traía muchos hilos y títeres en sus manos, debía hacer que se enrede y se descubra. Pero para ello, primero necesitaría alborotar el rebaño que jura controlado y la pieza que lo conseguiría acaba de llegar.

El pasado de Kinn estaba nuevamente aquí, dispuesto a arruinar nuevamente su vida.

Una sonrisa de lado se colocó en el rostro del heredero de la segunda familia, en lo que cínicamente aceptaba al caos como su mejor aliado: a través de él, tendría a Pete sin correr riesgos; ya sea porque Kinn se lo entregó indirectamente o porque Korn no fue capaz de retenerlo. No importaba, solo controlarse a sí mismo.

Se lo repitió, especialmente estando frente al patriarca de la primera familia. Sostuvo de sus mejores sonrisas, fue cortés y lo reverenció. Se vio obligado a reprimir su aroma para no ser evidenciado y encerrar a su lobo. No quería escucharlo, no si éste se esforzaba por recordar lo que el infame quería hacer con su futuro omega.

— ¿Te encuentras bien? —Preguntó su hermano con cuidado de ser escuchado, Vegas quería gritar que no -que estaba ardiendo de la furia. Pero optó por asentir, mientras enterraba sus uñas en la palmas de su mano; como su mejor intento de autocontrol.

Macao lo notó, no comprendiéndole. Se suponía que era la oportunidad perfecta para regocijarse frente a la primera familia, así que no había razón para su fastidio. Sin embargo, ahí estaba apunto de sangrar. El menor no quiso que se lastimase más, por lo que tomó su mano y la apretó mientras extendía sus feromonas.

Vegas se lo agradeció, iba a perder la poca paciencia que le quedaba ante Tankhun. Aquel loco le dedicó una sonrisa socarrona cuando ingresó sin Pete, suponiendo que esa era su respuesta por el pobre infeliz que eliminó. "Debí mandarle su cabeza como regalo", pensó.

— ¡En honor a la segunda familia! —Tankhun exclamó con falso entusiasmo, esto para luego aplaudir y presentar al grupo de bailarines. Las luces se apagaron, los músicos se asentaron atrás y marcaron un tenue compás, se le unió el tintineo de las tobilleras de los danzantes y la llama de las velas a alumbrar el estrado.

Era el momento para desaparecer, Vegas se levantó y se retiró sin dar excusa. Su padre miró a Macao, buscando alguna explicación -una que no necesitaba. Mientras que, el primogénito de Korn supo que tenía una sola oportunidad para realmente cobrarle a Vegas el atrevimiento de querer a su Pete.

"Ve por él o yo lo haré". —Tankhun le susurró directamente a Macao, el menor lo captó como una advertencia y trató de poner en sobre aviso a su hermano.

Vegas no pudo enterarse, realmente le era un desafío mantener alejada sus manos de su arma. Que apenas divisó a Pete, se abalanzó contra él para adueñarse de su boca. Necesitaba sus labios, sentir su aroma cerca y que éste se mezclara con el suyo. Pete no se lo negó, no cuando compartía la misma necesidad. Torpemente, el guardaespaldas consiguió llevarlos hacia adentro de la habitación para no ser vistos; lo que causó una sonrisa del alfa en medio del beso.

— ¿Es esto lo que querías conversar? No tuviste suficiente en la mañana, ¿cierto? —Vegas acorraló a Pete contra la pared, no queriendo soltar sus labios. El omega arqueó una ceja el que lucía insatisfecho era otro.

— ¿Tú sí?

—En lo absoluto. Si de mí dependiera, te tomaría aquí mismo.

Pete supo que el alfa no mentía, obligándose a ser el sensato de los dos. Por lo que, puso una mano en el pecho de Vegas para detener esos besos que amenazaban con ir más allá de su cuello.

—Vegas, necesito hablar contigo.

— ¿Sobre lo idiota que es Tankhun? —Pete ladeó la cabeza, su jefe era parte de esta conversación.

—Decidió trasladarme al servicio de Khun Kinn. —Aquello detuvo a Vegas de golpe, "¿es posible considerar que ese loco idiota se alió con su padre? ¿Sería capaz de sacrificar a Porsche con tal de evitar que Pete se vaya?". Por su bien, esperaba que no. Sus manos no dudarían en apuntar y disparar contra él. —. A razón de que debe realizar un viaje y Porsche no podrá acompañarlo.

— ¿Por?

—Esguince de tobillo. —Pete respondió, observando con detenimiento cómo las facciones de Vegas se tensaban. Llevó una mano hacia su rostro y acarició su mejilla, seguramente por su mente cruzaba tantos comentarios ácidos y ninguno se lo diría. —. Será solo una semana.

—Entiendo, es parte de tu trabajo. —A Vegas le costó decir cada palabra. Porque no estaba siendo sincero, ansiaba que Pete pronto pudiera deslindarse de ellos. —. Aunque quisiera pedirte algo.

— ¿Qué?

—No confíes ciegamente en la primera familia, Pete.

— ¿Me dirás las razones?

—No ahora. —Pete suspiró profundamente, pero asintió. Era leal a la primera familia, creía en ellos -precisamente, en lo que Khun Korn dictaba: mejoró la calidad de vida en su isla, le dio la oportunidad de sobrevivir y salvar a sus abuelos. Mas no juraba al patriarca de la primera familia como algún santo, no con el mundo que los envolvía.

Khun Korn guardaba sus secretos, sus propios propósitos para su clan. Que ese intento de acercamiento entre Kinn y él no lo consideraba tan inocente, esperaba equivocarse.

—Pero prometo hacerlo.

—Está bien, creo en ti. —Vegas quiso sellar esa implícita promesa con un beso. Sin embargo, los constantes intentos de llamada lo cansaron. Cogió la que estaba entrando, sorprendido de que sea su padre.

"Macao no aparece", lo escuchó tanto Vegas como Pete.

El guardaespaldas apretó sus puños, cerró los ojos y contó hasta diez. Un secuestro era imposible, la seguridad de la primera familia era inquebrantable. No se alarmó por ello, sino que Khun No haya decido jugarle otra cruel broma. Solo aquello podía explicar el por qué su jefe no lo quería cerca esta noche -no cuando era el único que se oponía y frustraba esas "bromas".

—Fue suficiente. —Pete susurró enfurecido. Apreciaba a su jefe y lo respetaba, mas tenía sus límites y uno de ellos siempre fue Macao. Khun No era consciente, por lo que esta vez no lo dejaría pasar. Porque si quería castigar a alguien, debía ser a él.

Era él quien escogía pasar su tiempo con Macao, quien escogía quererlo y tomarlo como su pequeño.

Khun No debía entenderlo.

Vegas lo siguió en silencio, dispuesto a ser el que acabe con tantos hombres de la primera familia sea necesario para dar con su hermano.

El omega se dirigió hacia el nivel superior de la mansión, arremetió contra los que servían a Tankhun -los de menor rango. Ninguno le daba respuesta, hasta que llegó con Sud Srichure. Aquel beta era el principal interesado en caer en la gracia de Khun No, que podía jurar su participación en esta estúpida broma.

Así que, Pete lo tomó de la camisa y lo empujó con dureza contra la puerta. Vegas quedó asombrado, sabía lo fuerte y peligroso que resultaba Pete enojado. Mas nunca tuvo oportunidad de presenciarlo, tal vez era ello lo que le hacía sentir seguro de que su hermano aparecería. Decidiendo no interferir.

— ¿Dónde está? —Pete presionó su antebrazo contra el cuello del beta, cortándole la respiración. —. No me obligues a repetírtelo.

—En el almacén de provisiones. —El beta habló entrecortado, Pete lo soltó y junto con Vegas, corrieron hacia esa dirección.

Pete forcejeó la manija, determinado a romperla. Lo que consiguió con una patada, permitiendo que sea Vegas quien ingrese primero. No tardaron en hallarlo, Macao estaba sentado en una esquina del almacén. El menor estaba abrazado de sus piernas, ocultando su rostro por la vergüenza de haber caído en una de las trampas de Tankhun.

— ¿Está bien? —Preguntó Pete, conteniendo sus ganas de ser el que inspeccione con detalle al menor.

Vegas asintió. —Lo está, me lo llevaré antes de que vengan mis hombres.

Pete se hizo a un lado para dejarlos pasar, pero Macao se detuvo para abrazarlo. El omega lo acunó con cariño y le dejó un beso en la cabeza.

—Tranquilo, Macao. Te prometí que nadie te lastimaría.

— ¿Me llamaste por mi nombre?

—Debí hacerlo hace días, lo siento.

—No, no, no. No te disculpes. —Macao dejó la vergüenza y tristeza por la felicidad, que superara su honorifico era la mayor prueba de que lo aceptaba tal y como era. —. Más bien, ¿me dejarías tratarte como mi Hia?

Pete asintió tímido, a lo que Macao lo abrazó con más fuerza.

Vegas no quiso separarlos, pero la irritante voz de Tankhun se escuchaba cerca y él no podría asegurar que se portara. En su mente, se imaginaba cómo le rompía la boca.

—Yo me encargo. —Le susurró rápidamente a Vegas, el alfa confío en que así sería.

Pete se quedó en el umbral del almacén, aguardando la llegada de su jefe. La misma que no tardó, Khun No apareció con Arm y Pol. El mayor no se asombró de verlo, sino le enojó. Una vez más, corroboraba que estaba en desventaja y no aceptaría perder ante Vegas y Macao. E iba a decírselo, pero Pete lo interrumpió.

—Siempre le seré leal y agradecido a la primera familia, pero no puedo seguir traicionando mis sentimientos. —Pete hizo una pausa, la decisión que tomó no era un arranque. En lo absoluto. Estaba siendo sensato al no querer ser la razón de enfrentamientos innecesarios. —. Así que, considere esta mi última semana de servicio, porque de regreso del viaje de Khun Kinn, presentaré mi renuncia formalmente.

Pete lo reverenció y se retiró nuevamente hacia su puesto de vigilancia.

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Digamos que este capítulo es clave para el mismo Tankhun, porque llevó al límite a Pete y ahí está su consecuencia. ¿Conseguirá que Pete se retracté y no lo deje? 👀

Tawan está de regreso, cuiden al KinnPorsche 🤧

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