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Prólogo: Enamoradas

Día de confesiones, Sana ni siquiera sabía si sentirse con el suficiente humor como para salir de la cama he ir a la universidad, pero tenía que hacerlo, no podía quedarse acurrucada por toda una eternidad en sus cobijas, pero el mullido colchón parecía pedirle a gritos que se quedase allí aunque sea por el día de hoy.

—Debo... levantarme —hablo, su voz salió ronca, intentó abrir los ojos, lográndolo sólo un poco, sus párpados pesaban demasiado, parecía que estaban hechos de plomo—. Arriba, Sana Minatozaki —se dio ánimo para ver si acaso su cuerpo reaccionaba, pero nada, necesitaría un café muy cargado para eliminar toda la pereza en su cuerpo.

De nueva cuenta lo intentó, soltando un largo bostezo abriendo su boca lo más que podía y cerrándola después de haber sacado el bostezo. Se incorporó lentamente hasta por fin estar sentada en su cama, las sabanas descubrieron parte de sus brazos y pecho, de inmediato el frío llegó a su cuerpo provocándole un escalofrío, mala idea despertar, definitivamente lo era.

Pero debía dejar eso de lado.

Por fin sacó sus pies de la cama, y se colocó las pantuflas que estaban a un lado, levantándose. Necesitaba arreglarse, su cuerpo no había ayudado en nada ese día, y necesitaba darse prisa, no es como si fuera a entregar algún obsequio, sólo quería entrar temprano a clases y evitar salir del salón para poder evitar a las nuevas parejas que se formarían. Lo malo era, que los profesores casi siempre dejaban de dar la clase solo para que las parejas disfrutarán del día, así que sería un día muy largo para la omega.

A Sana alguna vez le llegó a emocionar ese día, y más cuando entregó su primer regalo a una alfa, todavía podía sentir los nervios que había tenido al tener a la alfa enfrente y entregarle la caja de chocolates, todavía permanecía en su memoria cuando esta la había rechazado amablemente, todavía recuerda el sonido ficticio que había hecho su corazón al romperse por el rechazo, al menos no había sido grosera con ella.

Terminó de cepillar sus dientes y sonrió a su reflejo, sus cabellos eran un desastre por completo, pero no es como si quisiera destacar ese día, quería permanecer lo más oculta posible, demasiada dulzura para su pobre corazón, y no es que le temiera al amor, pero es que simplemente el ver a todas esas parejas dándose abrazos y besos, solo le provocaba nauseas, demasiado amor en el aire. Sabía que también habría muchos llantos, como cuando ella había sido rechazada, pero era lo normal, no puedes obligar a alguien a que te ame de por medio o que sienta algo por ti, a veces ni siquiera los alfas se fijan mucho en algunos omegas que se confiesan ante ellos.

Tomó su mochila por las correas y colocó una en cada hombro, y por fin, tomó las llaves de su departamento para luego salir. Necesitaba llegar lo más pronto posible.

El aire tenía un aroma algo dulzón, suponía sería por las flores de la florería que se encontraba casi en la esquina de la calle por dónde estaba su edificio, y seguramente había demasiadas allí. Seguramente omegas comprando alguna para el alfa, o inclusive alfas para poder darle algo a sus omegas, eso si que era un detalle muy dulce de parte de ellos.

Siguió su camino, admirando como algunos pasaban con cajas de colores rosas claros, blancas e inclusive rojas, peluches, bolsas de regalo, había de todo. Sonrió, los omegas si que estaban muy ilusionados.

Recordar cuando se había sentido de aquella manera solo la hacía sentirse feliz, por más triste que fuese el rechazo, seguía feliz, la alfa de la cual se había quedado ensimismada por un periodo algo largo de tiempo no le había tratado mal, ni siquiera dejó de hablarle después del rechazo, eso se lo agradecía.

Por fin la entrada a la universidad, sonrió, apretó el paso para poder esquivar a las parejas, y esperaba poder lograrlo, aunque claro le sería algo imposible después de todo, estaría prácticamente rodeada, la mayoría de omegas llevaban regalos, y ella era de las pocas que no tenían la intensión de regalar absolutamente nada.

Al entrar pudo ver todo, había un pequeño acumulado de omegas que estaban prácticamente rodeando a dos alfas, Sana las reconoció al instante. Im Nayeon y Chou Tzuyu, la primero iba en su segundo año de estudios al igual que Sana, y la consideraban toda una princesa, nunca a aceptado los sentimientos de los omegas, y eso solo hacía que muchos se sintieran decepcionados, pero no perdían la esperanza de llamar la atención de dicha alfa. Mientras que la segunda, era una chica totalmente dedicada a otras cosas, no le interesaba mucho ver omegas, y muchos de ellos la consideraban extraña, debido a como actuaba a veces, pero eso no le quitaba nada lo atractivo. Tzuyu estaba en su primer año de estudios.

Dejó de mirar hacía allí cuando la mirada tan profunda de la alfa, Chou Tzuyu se cruzó con la suya, siguió su camino, le atemorizaban un poco esos ojos, parecían querer observar en lo más profundo de su alma.

Sus pies la llevaron a los jardines, y unos gritos de emoción hicieron que mirase hacía la derecha, allí estaba otra alfa, Myoui Mina. La chica desde que había llegado en medio curso, había llamado la atención de todos los y las omegas, siempre se escuchaban los suspiros en cuanto caminaba por cualquier lugar. Este era su primer día de los enamorados en aquella universidad, pero al parecer los omegas no han tenido la suerte de que acepte sus sentimientos. Mirar como amablemente les decía que no sentía lo mismo, sólo hacía a Sana recordar a la alfa que la había rechazado de igual forma, al menos no era una grosera.

Volvió a seguir con su camino, avanzó unos cuantos metros y entonces más murmullos y gritos casi contenidos por omegas. Miró hacía el frente, Son Chaeyoung y Park Jihyo, la primera era una alfa atractiva, siempre mostraba una sonrisa coqueta pero amable, ha rechazado cientos de confesiones, sin mostrar interés hacía los omegas que le rodeaban la mayoría de veces, y esto era lo que estaba presenciando. Luego estaba Jihyo, la alfa más inteligente de la universidad. Había estudiado en una preparatoria privada en el extranjero, y había decidido entrar a esa universidad, todos los omegas le tenían una gran admiración y querían que por lo menos les prestase atención, pero parecía que la alfa estaba más interesada en sus estudios.

Sana se había quedado mirando los regalos de las omegas, chocolates, siempre daban más eso en este día. Cuando miró como los ojos de Jihyo estaban concentrados en ella, no pasó desapercibido para la omega observar como le daba un ligero codazo a Chaeyoung y esta dejase de sonreír a los omegas para fijar su vista en ella. Sana trago grueso, tal vez no debió quedarse tanto tiempo viéndolas. De inmediato apartó la vista, y siguió con su camino.

La necesidad de mirar hacía atrás se hizo presente en ella, por más que no quería hacerlo, lo hizo, y observó que ambas alfas seguían mirándola. De nueva cuenta regreso su visión hacía el frente, mala idea voltear, siguió hasta que por fin pudo visualizar el edificio en dónde estaba su facultad. Cuando por fin entró en esta, escuchó más gritos de emoción, y allí la vio, Kim Dahyun, pocas veces había tenido una conversación con esa alfa, y casi siempre era por tareas y trabajos en equipo que realizaban, pero nada más. Siempre sonriente y dando las gracias por las confesiones, pero por supuesto, rechazando todas de por medio.

Sana siguió caminando, necesitaba alejarse de toda esa multitud, por unos instantes se preguntó si acaso alguna de todas esas alfas tan populares ya habrá decidido darle alguna oportunidad a alguna de las omegas que se les han declarado. Quizás lo hagan, nunca se sabe.

¡Holi! Les traigo una nueva historia de Sana como omega x (casi todo) Twice, ellas siendo alfas, yep. Hasta Dahyun es alfa, wow, eso no se ve todo los días, jsj.

En fin, espero que disfruten.

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