Capítulo seis: Desastre y nueces
Bae Joohyun, o Irene, como todos la conocían, era considerada una de las alfas más reconocidas de toda la universidad, se la pasaba todo el tiempo buscando la forma de aprender cosas nuevas, inclusive de su carrera, y eso le ayudaba a ser una alumna de las más destacadas.
La chica había quedado flechada por Lisa con solo una pequeña pregunta que la omega le había hecho, y eso fue en los primeros días de clases, en donde Lisa se había perdido por uno de los campus.
Recuerda el "Hola, ¿me podrías decir dónde queda el auditorio tres, por favor?" que salió de sus regordetes labios, logrando que quedase simplemente embobada.
Por un tiempo, más o menos un mes, anduvo de lo más pendiente de la tailandesa, intentaba de todo, cuando la veía en la biblioteca trataba de estar algunas mesas adelante de ella y fingir prestar atención a cualquier libro para poder mirarla. Quería arriesgarse a acercarse, pero lo veía imposible, siempre se acobardaba con sus pensamientos negativos.
Cuando la veía cerca de los jardines disfrutando de su almuerzo, era mucho peor, el tratar de acercarse parecía imposible, algunos le saludaban e intentaba no parecer nerviosa, pero de solo imaginar distintas escenas de lo que podría suceder si se acercaba Lisa, se sentía atemorizada de los posibles resultados y no quería acercársele ya nunca jamás. Tal vez estaba divagando demasiado.
Después del mes había decidido que lo mejor era rendirse, o eso pensó, porque conoció a dos chicas que estaban allí al igual que ella, parecía querer acercarse a Lisa y por supuesto no sabían cómo hacerlo, fue ahí cuando se unió a ese pequeño club de chicas que estaban igual de interesadas por la omega que ella.
Al principio había creído que todo era una simple tontería, pero poco a poco descubrió que no era así, y que todas en verdad sentían cierto interés por la bella chica de piel blanca. Por supuesto las peleas en un principio habían estado presentes, pero poco a poco, fueron disminuyendo, pues a ninguna de ellas la omega le hacía caso, terminando por llevaras a el cambio de la amistad y paz.
Aunque habían ideado de todo para llamar su atención; desde estar por los pasillos en donde ella pasaba, hasta leer los mismos libros y comentar de ellos frente a Lisa, pero nada servía, y ahora que la gran idea de Jisoo de confesarse ante Lalisa Manoban, había sido espléndida, debían intentarlo, aunque no sería tan fácil.
Soltó un bufido después de haber visto tantos malditos tutoriales de cómo preparar un chocolate, ya no sabía qué hacer, la batería de su celular estaba casi en quince por ciento, y los videos que había visto no habían sido de mucha ayuda.
—¿Tan difícil es preparar chocolates? —pregunta hacia el aire, mientras se deja caer sobre el césped. ¿Qué mierda debe hacer?
—No, no es difícil, eres tú quien lo considera así —Irene miró donde provenía la voz, Im Nayeon, esa chica siempre se metía en dónde no le incumbía, pero a Irene le agradaba, excepto en los días de exámenes.
—¿Qué haces aquí? —pregunta.
—El jardín es libre —se encogió de hombros—. ¿Qué te tiene tan preocupada? Pareciera que solo quieres que algo te caiga del cielo como respuesta.
—No estaría mal —suspirar—. ¡Caigan chocolates, joder! —reclama al cielo—. ¿Tienes pareja?
—No, no tengo, ¿por qué?
Irene soltó un resoplido de inmediato.
—Bueno, aunque no la tengas, ¿tienes alguna idea de que puedo darle de regalo a una omega?
Nayeon parpadea un par de veces, estaba confundida, ¿chocolates para una omega? Había escuchado eso una vez, por su hermana, que había comentado que un alfa se había atrevido a declarársele el año pasado, y fue con chocolates, había decidido investigar un poco más a fondo al respecto, pero terminó viendo algunos vídeos de caídas en lugar de buscar lo que iba a buscar.
—¿Por qué no le preparas un postres?
—¿Un postre?
—Sí, ya sabes —hizo un corto ademán con su mano derecha, estaba buscando nombres de postres, y es que a pesar de que su madre se los repetía una y otra vez, para ella todo era pastel—. Mmh... ¡Brownies! Eso es, puedes prepararle unos.
Claro que podía, todo el mundo puede cocinar, ¿no? Sin importar que se siente una completa idiota dentro de una cocina.
***
Las cosas no habían salido como lo hubiera esperado, en primer lugar, a duras penas los de la facultad de cocina habían aceptado que pasara a cocinar, y es que sabían que esa alfa podía ser toda una destructora de por medio. Fue hasta supervisada por dos alumnos que estaban demasiado preocupados por la cristalería y la batidora.
Pero en fin, había logrado con algo de ayuda de Nayeon, a cocinar esos famosos brownies.
Ahora estaba con una bolsa transparente adornada con un moño de color rojo, en donde tenía los dichosos dulces encerrados.
Parecían... Ni siquiera Irene lo sabía, pero no se asemejaban los brownies que aparecían en la receta... Definitivamente es una chica desastrosa en la cocina, seguramente la omega la va a rechazar. ¡No quiere que eso suceda!
Pero valía la pena el riesgo, o eso se decía en desesperación de ánimos.
En cuanto a Lisa...
Ella sigue muy confundida, estaba en la biblioteca, mirando cada uno de los regalos que había recibido, todos perfectamente ordenados sobre la mesa de trabajo, y por supuesto, sólo se la pasaba observando uno por uno, sin saber muy bien qué hacer.
Era demasiado para una solo omega, frente a ella había cuatro regalos y, se supone que debía darles "algo a cambio". Sintió sus mejillas arder al pensar en eso. ¿En verdad debía? Pero si ni siquiera hablaba con las alfas, apenas con Rosé podía sostener una conversación. En cuanto a las demás, ni siquiera pensó que notaban su presencia hasta el día de hoy, se le han confesado, lo sabe, pero no entiende el por qué. Tenía miedo de que hubiera una apuesta o algo así de por medio.
—¡Esto es frustrante! —exclamó, haciendo que varios de los presentes la mirasen, ahora solo quería encogerse en su lugar para no ser vista—. Perdón... —murmuró, y soltó un suspiro, en verdad es demasiado para su cabeza.
Volvió a mirar cada uno de los presentes, no lo comprende, esto es mucho, definitivamente no quiere saber el significado de todo esto, no quiere, no puede, no debe. ¡¿Por qué no debería?! Ahora si que se siente como toda una idiota.
Recargó su frente sobre la mesa, si pudiera se golpearía, pero no quería parecer una loca.
Un carraspeo de garganta la obligó a dejar de pensar en todo lo que había sucedido ese día de los enamorados, para por fin ver a la persona que estaba parada a un lado suyo. Visualizó primero sus pies, tacones lustrados a la perfección, poco a poco levantó la mirada y por fin se encontró con el rostro de Bae Joohyun, quien de solo percatarse de que sus ojos se habían conectado, los había apartado de inmediato.
—¿Sí? —era la primera vez que alguien como Irene le hablaba, y es que siempre había notado que estaba cerca pero con cierta distancia, al igual que las demás. Frunció el ceño al pensar eso. ¿Las demás hacían lo mismo?
—Lisa —el escuchar su nombre ser pronunciado, sale involuntariamente de sus pensamientos—, esto es para ti.
Irene dejó de esconder sus manos para mostrarle aquella bolsa que contenía lo que parecían ser pastelillos, o no sabía que forma tenían, parecían ser una envoltura de ingredientes, eran muy curiosos a decir verdad, pero el aromo era agradable, chocolate semi-amargo y nueces.
La mayor esperaba un rechaza de inmediato, aunque al ver los otros regalos de sus amigas, supo que entonces no debía de preocuparse.
—Espero lo aceptes, y —no sabía que decir y mucho menos cuando miró que las mejillas de la omega habían adquirido un leve tono rosa, se veía muy linda—. Y, y-y... ¡Rayos! —se maldijo internamente, en verdad que se sentía toda una inexperto en estas cosas.
Lisa solo podía ver como la alfa parecía tener un debate mental muy severo entre ella misma, parpadeó un par de veces y miró de nueva cuenta aquel postre, se veían deliciosos, ya había probado cada uno de sus regalos, ¿por qué no hacerlo con otro? Los demás habían estado deliciosos, y éste parecía ser igual de rico, así que bajo la atenta mirada de Joohyun, abrió la bolsa y agarró un pequeño trozo de uno de los brownies para después llevarlo a su boca.
De inmediato, percibió el sabor a quemado, pero al menos las nueces ayudaban a que no se sintiese tanto.
—Lisa —la omega la vuelve a mirar—, s-sé que dirás que eso es tonto o no lo sé, mierda. ¡Me estoy muriendo de los nervios! —Lisa dejó de masticar para seguir mirándola—. Escucha, me gustas. Y en verdad me encantaría que aceptases salir conmigo como mi omega. ¡Pero no me des una respuesta ahora! —hizo una pausa, al menos no se le habían ido las palabras, pensaba que algo como eso le pasaría, afortunadamente no—. ¿Podemos vernos después de clases?
La extranjera dio un corto asentimiento.
Joohyun por fin pudo respirar tranquila, aunque seguía sintiendo que iba a derretirse, esos grandes e inocentes ojos que la miraban, no eran nada de ayuda.
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