Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Oneshot


—Soo, ¿qué te trae por acá? Dae no está en casa ¿no te avisó?

Kim Jongin, hermano de su mejor amigo Kim Jongdae, le recibió tal y como lo tenía previsto. Sabía que Dae no estaba en casa.

—En realidad... Vine a verte a ti.

Su cabeza estaba agachada, no pudo ver la expresión de sorpresa que hizo el rubio teñido cuando dijo aquello.

—¿A mi?—dijo el moreno con algo de gracia, recomponiendo su postura.

Esa voz le dio un escalofrío, sin embargo, realmente estaba tratando de quitarse los nervios. Sus manos sudorosas seguían detrás de él agarrando el presente que él mismo había preparado.

—Yo...

Jongin estaba a punto de molestarlo, haciendo un comentario por el estado del pequeño, pero no esperaba lo que venía a continuación.

—¡También me gustas!

Kyungsoo mostró lo que sostenía detrás de él. Una canasta con galletas.

—Son de vainilla, escuché que eran tus favoritas...—murmuró.

A Jongin, el color moreno y cualquier expresión de broma se había ido de su rostro.

¿Qué acababa de decir?

Tragó saliva. El niño delante de él estaba temblando. Sabía que tenía que decirle algo.

Agarró la canasta con las galletas, agarró la muñeca blanca de Kyungsoo para meterlo a la casa y como pudo cerró la puerta.

La imaginación de Kyungsoo empezó a volar, sus hormonas se desataron ¿será que Jongin le besaría ahí mismo o haría algo más?  Nunca imaginó lo que le diría.

—¿También?

Cuando por fin levantó la mirada, Jongin lo veía seriamente con una ceja fruncida. Kyungsoo no podía mantener su mirada, sus ojos vagaban por todo el rostro del alto. Los aretes en su oreja se veían realmente atractivos en él.

—S-si. Ya sabes, los chocolates que me diste en San Valentín...

Se encogió de hombros. El solo mencionarlo hizo que sus mejillas se pusieran rojas.

Miraba a Jongin que ahora veía a la nada, seguía con el ceño fruncido, intentando recordar.

Kyungsoo tuvo esperanza cuando Jongin regresó la mirada hacia él, mas la desilusión pintó su rostro cuando el rubio le dijo.

—No sé de qué hablas.

Kyungsoo comprendió.

Como si un balde de agua fría le hubiera caído, velozmente quitó la mano que Jongin tenía puesta sobre él y avanzó hacia la salida para irse corriendo.

Jongin estaba tan impactado que no hizo nada para detener al bajito.

...

Ya en su habitación, con la cara enterrada en la almohada húmeda por el llanto, llegó a la conclusión de que era un estúpido.

Estaba tan avergonzado, había creído que esos chocolates que Jongin le había dado significaban algo. Había creído que lo justo era hacerle saber que también le correspondía en Día Blanco. Tan avergonzado, no tenían idea.

...

-Día de San Valentín-

—Hey, Soo ¿Te gusta el café?

—¿Oh? sí.

—Toma.

El chico teñido de rubio se acercó hasta el sillón donde estaba. Kyungsoo formó con sus manos una cazuelita y le recibió algunos dulces, que leyendo bien la envoltura, eran unos chocolates combinados con un ligero sabor a café.

Kyungsoo levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Jongin, quien antes de que dar la vuelta e ir de regreso a su habitación le dedicó su típica sonrisa ladina y un guiño.

No pudo ni darle las gracias, y es parecía que el bajito había perdido la capacidad de formular palabras, solo se había quedado babeando mirando la espalda y piernas del alto mientras se iba.

Cuando reaccionó y sintió que su cara abandonaba el color rojo que lo había invadido de repente, procedió a abrir lentamente uno de los chocolates para no hacer mucho ruido.

Me gustas. Tenía escrito el chocolate.

La puerta del departamento se abrió y Kyung rápidamente metió el chocolate a su boca, los otros los guardó en su mochila.

—Ya regresé Soo. Había olvidado comprar la leche y... ¿Qué comes? Dame.

...

Y es que todos los chocolates sin excepción tenían grabado el "me gustas" en ellos.

Ni siquiera podía llamar a su amigo buscando consuelo, nunca le había comentado de su enamoramiento por su hermano mayor.

Sabia que tarde o temprano se lo tenía que decir, pues iba a ser imposible no toparse con Jongin cada que fuera a su casa.

Ambos hermanos vivían solos, de alguna manera se habían independizado con ayuda de sus padres quienes les pagaban la renta del departamento. Aún así, Jongin tenía un trabajo de medio tiempo en las mañanas, y por las tardes hacía ilustraciones desde casa para una empresa.

Mientras Jongin había abandonado la universidad al mes de comenzarla, el sueño de Jongdae era seguir estudiando. Fue ahí, hace casi un año que conoció a Jongdae, en su primer semestre de universidad.

Ya se estaba empezando a quedar dormido, no era tan tarde pero aún así se sentía agotado.

Su madre tocó su puerta.

—Hijo, ¿estás dormido?

—Mmh.

—Hay un joven que te busca.

Ni siquiera escuchó bien lo que le dijo su mamá, así que respondió casi de modo automático.

—Voy.

Suspirando fue hasta el espejo de su armario a ver cómo estaba su cara, la tenía un poco hinchada pero al menos los ojos ya no se le veían tan rojos. Se peinó un poco su cabello con los dedos y pellizcó sus mejillas para no verse tan pálido.

¿Quién podría haberlo ido a ver? A lo mejor un compañero que quería sus apuntes, pensó cuando ya estaba abriendo la puerta.

Lo que lo dejó paralizado era ver al chico que lo había rechazado indirectamente horas antes.

—¿Podemos hablar Soo?

Cerró la puerta con cuidado detrás de él para que su madre no escuchara lo que sea que fueran a hablar.

—¿Cómo sabes donde vivo?

—Soy responsable de mi hermano, debo tener el contacto de sus amigos por cualquier cosa.

Le había pedido su dirección a Jongdae.

Kyungsoo podía sentir la mirada de Jongin. No lo dejaba de ver y Kyungsoo quería verlo pero evitaba su mirada, le daba vergüenza.

Como si leyera sus pensamientos, Jongin le preguntó.

—¿Por qué evitas mi mirada?

Le molestaba, le molesta la manera burlona en la que había preguntado. También le resultaba atractiva y hacía que su corazón latiera con rapidez. Sabía que así era Jongin, creía de alguna manera que no lo hacía con intención de hacerlo enojar, era coqueto en su forma de hablar. Incluso mantenía su sonrisa presumida.

—Todavía preguntas— se cruzó de brazos y volteó el rostro.

Kyungsoo no tenía idea, pero Jongin veía con ternura y gracia los cachetes abultados que ponía involuntariamente.

—Vamos a sentarnos.

Lo tomó del brazo y lo llevó hasta la banqueta.
El castaño obviamente se dejó llevar con facilidad, sentadito espero a que el moreno dijera algo.

Era el momento de Jongin para tener vergüenza, se llevó una mano a su nuca.

—Recordé los chocolates. Me...—tomó aire—Me los había dado una compañera en el trabajo. Vi que tenían café. No me gusta el café. Estabas en la casa y te los di. Ni siquiera los había abierto, por eso no vi si decían algo. Creo que fue algo desconsiderado de mi parte. Tampoco quería hacer como si nada hubiera pasado por que no quiero que esto afecte tu amistad con mi hermano. No sabía que te lo ibas a tomar así, perdón Soo.

¡Cómo no le iba a gustar este hombre! Si hay alguien que sepa el significado de la responsabilidad afectiva y que lo aplique definitivamente es Jongin. Aunque...

—No sé si esto es mejor o peor.

—Probé tus galletas. Están ricas.

Tenía que intentarlo, por lo menos una vez más.

—¿Entonces no te gusto?— dijo quedito y con las orejas rojas, esta vez reunió todo el coraje que pudo para mantenerle la mirada a Jongin.

—¿Te gusta la gente mayor que tú o qué?

¿Eh?

—¿Que eres, un anciano? Solo eres tres años mayor que yo.

—Ya. Bueno...

¿Eso estaba bien? En unos meses el niño cumpliría 19. Por dios ¡Aún en su mente le seguía diciendo niño!

—Respóndeme, por favor.

Kyungsoo agarro uno de sus brazos con sus dos manos y casi que lo veía como el gato de Shrek. De repente, Jongin se puso serio. Mirándolo a los ojos le dijo.

—Te voy a ser sincero Soo, creo que eres un chico muy lindo. Me gustas, pero no de la manera en que tú a mi.

Creyó que el bajito se ofendería, se enojaría y dejaría el asunto por la paz.

—¿Soy lindo?

En verdad sus ojos brillaban.
Sentía como, tal vez inconscientemente, las yemas dedos de Soo acariciaban suavemente el brazo que sostenía, buscando más contacto.

Jongin resopló burlón, el estado de ánimo de Soo había cambiado en poco tiempo.

—Tú lo sabes, solo quieres que te lo diga ¿no es así?

Ahora se volvió tímido. Soltó el brazo de Jongin, agachó la mirada y se encogió de hombros. El moreno nunca le quitó la mirada.

—Entonces... ¿tengo una oportunidad?

De verdad le sorprendía la perseverancia de Soo.

—¿Aún te quedan chocolates?

El bajito frunció una ceja.

—Estás evadiendo mi pregunta.

—¿Aún te quedan chocolates?—preguntó de nuevo.

Del bolso delantero de su pantalón, Soo sacó un chocolate.

—Es el último que me queda.

Jongin extendió su mano para que Soo le diera el chocolate. Cuando se lo dio le quitó la envoltura.

—Creí que no te gustaban.

Negó con la cabeza.

—Abre la boca.

Kyungsoo obedeció. Jongin metió el chocolate en la boca de Kyungsoo

Comenzó a saborear el dulce entre su boca, moviéndolo de un lado a otro con su lengua mientras el moreno lo observaba. Soo tenía una cara de confusión.

Pasaron unos segundos, el bajito estaba a punto de hablar cuando Jongin se acercó abruptamente hacía él con la cabeza inclinada para invadir su boca con su lengua.

Con el corazón latiendo a mil por hora, fue tanta la sorpresa y excitación de Kyungsoo que soltó un gemido involuntariamente.

Fue solo un instante en el que sintió la tibieza de Jongin en sí. Algo torpe, le había robado el chocolate de la boca. Cuando se retiró era consiente del hilo de saliva que Jongin le había dejado en el labio.

—Nos vemos luego, Soo.

El bajito no conectaba los cables de su cabeza después de lo que acababa de pasar, tan solo se quedó ahí sentado procesando.

Mientras tanto, a Jongin de repente el chocolate sabor café no le parecía tan malo.

.

.

.

Gracias por leer :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro