❝Pero cuando nuestros dedos se entrecruzan,
no puedo negarlo, no puedo negar que vales la pena❞
—Paramore

Casey estaba molesta, no le habían dicho más que mentiras. Ni siquiera eran buenas mentiras como las que normalmente decían, eran baratas mentiras a medias que ni siquiera funcionarían con sus descerebrados primos.

Así que decidió ignorarlos, actuar normal como siempre pero sin hablarles, lo que resultó siendo más difícil de lo que sonaba ahora que tenía un grupo de amigos: Los Merodeadores. Lily no estaba hablando con ella y ahora Casey tampoco hablaría con ellos.

Por ende, Casey se diversificó, comenzando a pasar más tiempo con Alice y Frank, incluso con Marlene. Eran simpáticos y Casey se llevaba bien con ellos. Pronto se convirtieron en grandes amigos, pero los merodeadores siempre estaban ahí.

Después de todo, era Hogwarts. A pesar de ser grande en tamaño, era corto en salas. Casey tenía prácticamente todas sus clases con al menos alguno de ellos y compartían la sala común. Por el amor de Dios, ella no podía evitarlos.

—Casey.

No hables...

—¿Casey?

...no reacciones...

—¡Casey!

...no te muevas...

—¡CASEY!

...no mires...

—¡CASEY JANE MCANDREWS!

...no hagas ninguna sola cosa...

—Casey —Ese fue Remus hablando—. Sé que puedes oírnos —Él sonaba... cansado.

—Bueno, ¡obviamente puede oírnos, Lunático! ¡Está a menos de un pie de distancia! —Ese fue un Sirius frenético, caminando de un lado a otro. ¿Por qué estaba haciéndolo? ¿Por qué de todas las cosas tendría que haber escogido hacer eso?

Casey lo odiaba.

—Chicos, creo que nos está ignorando —Peter frunció las cejas.

—No jodas, Sherlock —suspiró James.

—¿Quién es Sherlock?

Por el rabillo del ojo, Casey miró a Lily observar la escena delante de ella. Estaban en Astronomía, una semana desde que se habían escapado... Otra vez. Aún tenían pendiente hablar.

Bueno, ellos hablaban mucho. Casey no.

—Oh, hola, Lily. ¿En qué podemos ayudarte? —James profundizó su voz ligeramente cuando vio a la pelirroja acercarse.

—Casey, ¿puedo hablar contigo?

No hables.

—Casey —Lily sonó preocupada—, párate —Y luego, frustrada.

Lily siempre tenía un cambio de encendido/apagado. El encendido era ella en su lado feliz, en el cual se encontraba mayormente. El apagado era ahora, cuando se encontraba frustrada. Eso solo salía a la luz una vez en una luna nueva.

—Case, entendemos que nos estés ignorando, ¿pero Lily? ¡Ella no hizo nada! —dijo James.

—Oh, ¿en serio? —espetó—, porque que yo recuerde la semana pasada estabas apoyándome por lo del incidente. Ella no hizo nada entonces, ¿verdad?

—Yo...

—Guárdatelo para ti, imbécil —dijo entre dientes, levantando su mochila.

—Casey, ¡¿qué estás haciendo?!

Casey se detuvo cuando escuchó a Remus alzar su voz, siendo llevaba ligeramente hacia atrás. Remus no levantaba su voz en un tono agresivo. Remus era, bueno, Remus.

Quizá Casey no debió de haberlos ignorado después de todo.

Remus era tranquilo, se podría decir que era un pacifista dado que era la persona más relajada que podrías conocer. Él no gritaba, nunca lo hacía. No era propio de él y nunca lo sería.

Simplemente no era él.

—Supongo que me estoy yendo, Remus.