❝No hay nada más peligroso que alguien que quiere hacer del mundo un mejor lugar❞
—Banksy

—Sirius, tienes que dejar esa botella e ir a la cama.

—No —dio un hipo— me digas qué haceeer —Sirius se balanceó, inclinándose junto a una pared para evitar que cayese al suelo.

—Vamos, amigo —suspiró James, pasando el brazo de Sirius sobre sus hombros—. Hora de irnos.

Sirius dejó caer la botella, un audible estruendo se oyó.

—Upsie —murmuró, dejando que su cabeza colgara levemente.

—Está bien, lo limpiaremos más tarde.

—Mar solía hacer esto. Ella me ayudaba a subir las escaleras, ella lo hacía —Sirius murmuró oscuramente, lágrimas amenazando con salir—. Pero ahora ya no está.

—Lo sé, Sirius, lo sé.

—Nunca volverá.

James empujó la puerta y arrastró a Sirius hacia su cama, dejándolo caer en ella.

—Lo sé, Sirius, pero siempre estará con nosotros. Aquí —James colocó su mano en su corazón.

—Ya —murmuró Sirius, sus párpados haciéndose más pesados cuando comenzaba a caer dormido—. La extraño.

—Todos lo hacemos.

–

—Señorita McAndrews, ¿dónde están el señor Lupin, el señor Black, la señorita Evans, el señor Potter, la señorita Prewett y el señor Longbottom?

—Todos están tratando de levantar a Sirius, profesora —Casey miró a McGonagall. La profesora la observó con ojos de simpatía.

—Muy bien. Están excusados. ¿Le gustaría ir a usted también? —Casey asintió débilmente, poniéndose de pie y saliendo del salón.

Se dirigió directamente a la sala común de Gryffindor.

—¿Alice?

Una Alice de ojos rojos miró a Casey desde el sofá de la sala común.

—Hey, Case —dijo sorbiendo por la nariz, secando sus ojos.

Casey miró tristemente hacia la chica antes de acercarse y sentarse junto a ella. Casey reposó su cabeza en el hombro de Alice.

—Es una mierda.

—¿Qué cosa?

—Todo. La guerra. El Señor Tenebroso. Todo. ¿Por qué simplemente no se pueden llevar todos bien? No es tan difícil —Unas pocas lágrimas comenzaron a caer de las mejillas de Casey y Alice asintió ligeramente. Suspiró.

—Entonces supongo que es eso. Es real. La guerra es real. Y está aquí.

—Sí.