32
❝¿Y qué si el único amor verdadero es él único que uno consigue?❞
—Marianas Trench
—¡Todos prepárense para la foto! —gritó Slughorn mientras el grupo se juntaba.
—Vamos, Remus —sonrió Casey y llevó a Remus, quien sacudió su cabeza y la siguió.
—Ni siquiera sé porqué te gustan las fotos. ¿A quién le gustan las fotos?
—¡A mí! —cantó y Remus rodó sus ojos, pero se paró frente a la cámara con su mano en la de Casey.
—¡Tres! ¡Dos! ¡Uno!
Casey sonrió cuando la cámara hizo click. Remus se inclinó hacia su oreja y murmuró algo que la hizo reír ligeramente y esconder su cabeza en su chaqueta.
—Te amo.
–
—Quiero decir, la idea es completamente absurda. ¿Quién en su sano juicio usa un giratiempo en medio de la clase de McGonagall? Tiene los ojos de un halcón, y si esperaban que no las atrapara, eran idiotas —Remus rodó sus ojos.
—¿Qué pasó? —preguntó Sirius mientras tomaba asiento.
—Greengrass usó un giratiempo en medio de la clase de McGonagall y, como era de esperar, fue atrapada —le dijo Casey, escribiendo algo en una pieza de pergamino.
—Impactante.
—Lo sé. Oye, Remus, tengo algunas cosas que mostrarte —dijo Casey, poniéndose de pie y dejando la pluma.
—¿Qué es?
—Nunca lo sabrás si no me sigues, tonto —Remus rodó sus ojos pero se paró y comenzó a seguir a Casey de todas formas.
—Entonces, tuve esta idea —comenzó, empujando el retrato para abrirlo y caminando fuera de la sala común—. Bueno, más como tuvimos.
—De acuerdo. Estoy adivinando y creo que o te conseguiste un castigo o asesinaste a Snape, los cuales ninguno me sorprenderían.
—No, y calla. Entonces, James, Sirius y yo tuvimos una idea hace... ¿cuánto habrá sido?, ¿quizá dos años atrás? Algo así. De todas maneras, la idea era que yo me convierta en animaga...
—No lo hiciste...
—¡Shh! —siseó Casey, golpeando su hombro juguetonamente—. ¡Aún no he terminado! Bien, de cualquier modo, encontramos todas tus viejas notas y cosas, y lo hicimos.
—¿Por qué no me sorprende? —sonrió Remus, mirando a su novia.
—Porque me conoces. De cualquier manera, me gustaría darte el mayor honor de verme en mi forma animaga —ambos se detuvieron en la Sala de Menesteres.
—Estaría encantado, Casey.
Ella lo atrajo hacia dentro de la sala y tomó un gran respiro.
—¿Estás listo?
—Estoy listo. ¿Tú estás lista?
—Sí —Casey cerró sus ojos y sentió cómo su cuerpo se movía, huesos reajustándose y cabello creciendo. Y de repente un gran lobo negro estaba frente a Remus, meneando su cola y aullando levemente.
Remus rió y se agachó hacia Casey.
—Increíble. Ilegal, pero increíble.
Casey sacudió su cabeza y rápidamente cambió de vuelta.
—Ese debería ser nuestro eslogan.
—¿Cuál? ¿Ilegal pero increíble?
—Encaja muy bien.
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