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❝Si tu corazón se desgasta, yo te sostendré, y te esconderé cuando sea demasiado❞
—Marianas Trench
—De ninguna manera iré al estúpido Club de las Eminencias, va a ser aburrido y cursi como mierda —gruñó Sirius, retrocediendo hasta su cama.
—Mar estará allí —dijo Casey en un tono cantarín mientras descansaba en la cama de Remus.
Sirius apretó los labios y James se rió entre dientes.
—Amigo, estás muy enamorado.
Sirius se elevó sobre sus codos y alzó sus cejas.
—¿Yo? ¿Qué hay sobre ti?
James se encogió de hombros y se inclinó sobre la pared, cerrando sus ojos.
—Empate.
—Entonces, ¿irás al Club de las Eminencias o dejarás que yo y Remus tengamos que soportar la siempre horrible plática? —Casey levantó una almohada y la sostuvo cerca a su pecho.
—De acuerdo —Casey sonrió en la almohada—. ¡Pero no usaré una corbata!
–
—Lily.
—Casey.
—¿Cuál es la respuesta a la pregunta?
—¿Qué pregunta?
—Todas.
Lily suspiró y negó con su cabeza.
—Deberías ir y pedirle ayuda a Remus —le dijo mientras hojeaba por las páginas de Hogwarts: Una Historia inconscientemente.
—No puedo, está ocupado. Luna llena, ya sabes —Casey murmuró la última parte, quitándole el libro a Lily de las manos y lanzándolo a la pared.
—¡Oye, estaba leyendo eso!
—Era aburrido. Estoy aburrida. Lily, estoy aburrida. ¿Qué puedo hacer?
—Estudiar.
—Aburrido.
—Um, ¿las cocinas?
Casey sonrió ligeramente y tomó la mano de Lily, levantándola y llevándola consigo fuera de la sala común.
—Tienen Whiskey de Fuego en las cocinas, ¿verdad?
—Uh... ¿quizá?
—Genial.
―Una hora después―
—Casey, no voy a tomar —Lily sacudió su cabeza—. Tengo pociones dobles mañana. Si estoy con resaca será un infierno.
—Ay, por favor, solo porque tomes no significa que vayas a tener resaca. Si ese fuera el caso, te aseguro que verías mucho menos de James y Sirius.
Lily suspiró.
—Supongo que tienes razón —murmuró antes de agarrar una botella y darle un sorbo. Arrugó la nariz—. Amargo.
Casey rió levemente y le dio un sorbo.
—¿Sabes qué?
—¿Qué?
—Siempre he odiado a Severus. Era un completo estúpido.
Lily rodó sus ojos.
—Lo sé, lo sé. Lo has dicho.
—La verdad es que no. No realmente. Él tenía el más grande encaprichamiento contigo y tú eras completa y totalmente inconsciente. Sinceramente, era doloroso de ver —le dijo Casey, inclinándose contra el borde de su cama.
—Así me han dicho. La verdad es que Mar lo había dicho. Una y otra vez —Lily rodó sus ojos.
—Apestaba. ¿Cómo podías ser amiga de él, que era tan molesto, maniático y grosero? —Casey se aferró al borde de su almohada—. Era peor que una Marlene con el corazón roto en su periodo.
Lily dejó salir una gran risa y Casey sonrió.
—Supongo. Recién me di cuenta el año pasado, lamentablemente.
—Bueno, eso te hace una ingenua idiota.
—Lo sé.
–
—¿Casey? —preguntó Remus, mirando alrededor en busca de la traviesa chica.
Estaba cansado y necesitaba dormir. Por primera vez, no se había lastimado hasta el punto de tener que ir al ala del hospital. Solo tenía unos cuantos cortes y moretones.
—¡REMMIEEEE! —gritó ella, una botella de Whiskey de Fuego e su mano—. ¡Te extrañé muuuucho! —murmuró, saltando a darle un abrazo.
—Ta-también te extrañé...
—Bien. Eso está bien. ¿Dónde está James? —inclinó su cabeza hacia un costado—. Lily quería a James. Aunque se desmayó, pobrecita. Se cansó, supongo.
—James se fue a la cama.
—¡Oh! ¡Extrañará el Whiskey de Fuego! —suspiró, dejando el abrazo y comenzando a dar giros por ahí.
—Ya es suficiente Whiskey de Fuego para ti —él levantó la botella y la puso en el escritorio—. Vamos, Casey, es hora de ir a la cama.
—Ay, pero son solo... ¿qué hora era?
—Son las tres de la mañana, Casey —suspiró, tomando su mano en la suya.
—¡Son solo las tres de la mañana! —lanzó sus manos hacia arriba, una aún sosteniendo la de Remus.
—Sí, Casey. Hora de ir a la cama.
Casey hizo un puchero.
—Eres malo.
—Sí, Casey, son el gran lobo feroz.
Casey palideció visiblemente y dejó ir la mano de Remus.
—No digas eso.
Remus miró a Casey. Sus ojos se suavizaron y levantó ambas manos.
—Lo siento, lo siento. No lo decía en serio, pero Casey, ¿puedes venir a la cama?
Casey asintió levemente y comenzó a caminar hacia las escaleras.
—¡Voy a ir a tuuuu cuarto! —canturreó.
—Lo que quieras, Case.
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