❝Maté una parte de mí para
mantenerte con vida❞
—Desconocido

—Realmente creo que deberías ir a buscarla.

Remus negó con su cabeza profundamente. ¿Ir a buscarla? No, esa era una terrible idea. ¿Cómo puede una persona salir con una idea tan mala? ¿Cómo era eso posible?

—¡Oh, vamos! ¿Qué podría salir mal?

—Esas, Cornamenta, serán tus últimas palabras —canturreó Sirius, lanzando una pelota de papel en el aire y atrapándola después.

—Famosas últimas palabras, Canuto, famosas —Sirius rodó sus ojos y murmuró algo sobre elevados egos—. Aún creo que debes ir a buscarla.

—No.

—¿Por qué no? —lanzó Sirius.

—Porque ella cree que soy un monstruo —siseó Remus—. Un horrible, repugnante y pequeño monstruo.

—Eso no es verdad...

—Sí, lo es. ¡Estuvieron allí! Para ella soy un monstruo.

—Rem...

—¡No! Me niego. No quiero hacerlo —cruzó sus brazos y negó con su cabeza como un niño pequeño. En cualquier otra situación, ellos se habrían reído al ver a Remus actuar tan infantil, pero ese no era el momento.

—¡Remus, por el amor de Dios, ya bájale a tu temperamento! —James golpeó a su amigo en la parte posterior de su cabeza—. He hablado con ella y dice que lo siente, ¡ahora ve!

Remus palideció y observó a su amigo.

—¿Has ido y hablado con ella? ¡¿Cuándo?! ¿Qué dijo?

James suspiró y miró a Sirius.

—Me dijo que no lo contara... Es personal.

Remus suspiró y comenzó a removerse en el sofá.

—¡VE! —gritaron al mismo tiempo. Remus negó con la cabeza otra vez y cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Eres un hipócrita —murmuró Sirius mientras se sentaba junto a Remus.

—Yo diría que es más como un cobarde —corrigió James al sentarse al otro lado de Remus. Éste rodó sus ojos.

—Esto no los está llevando a ninguna parte, ¿saben? —canturreó divertido.

—Lo sabemos.

—Solo que nos gusta insultarte.