✧ Capítulo III ✧
[Doce años después. Rosales, España 1839]
Las campanas de la iglesia central en el pueblo despertaron de madrugada a los aldeanos. Los abaceros y vendedores iniciaban con limpiar los restos de velas en sus candelabros y abrir sus negocios desde las seis de la mañana, de igual manera eran las horas en que las doctrinas no tardaban en comenzar sus clases.
Rosales era una colonia de mediana clase, algo descuidada, sucia, con población no tan decente. Los Lumerio mudaron sus paisajes a una vivienda alejada de la metrópoli, cerca del bosque más apegado a la región ubicado detrás de un huerto de fruta con el que hacían ventas después de haberlo comprado con sus últimos ingresos desde que abandonaron su mansión en Madrid, ahora disfrutaban de un hermoso túnel de árboles que separaba su propiedad del pueblo.
Mientras ocurría el amanecer, como era su costumbre, Alise peinaba sus rizos frente a la ventana observando su relajante vicio de naturaleza. Ya habiéndose atado una coleta con un broche y después de apoyar su peineta en el buró, atravesó su habitación para cerrar la pieza detras suyo, en eso se cruzó con Christin retirándose de la habitación del fondo e intercambiaron palabras.
ーEsta semana habrá una reunión, ¿cierto? ーpreguntó Alise.
ーMe parece que la abadesa nos dará un anuncio importante directo de la iglesia central ーresolvió la mayor caminando al lado de la rubia ambas yendo a la planta baja de la morada.
ー ¿Será sobre anoche? Ya es el segundo brujo que pillan los guardias.
ーSabrá Hab, linda ーsuspiró Christinー andamos en malas épocas ーcogió en manos un palo de madera y movió la leña de la fogata para retirar un recipiente de lecheー Christen escuchó recién que en donde el abad están los contenedores donde creman a los brujos, si es eso cierto, ya debieron iniciar la caza sin avisarnos.
ーY yo que creí no se había aceptadoーAlise tomó asiento en la mesa justo al lado de un pequeño con cabellos castaños y piel clara.
ーSe dicen muchas teorías sin sentido ーla mayor apoyó el comentario de la rubia.
Luego de unas horas, las clases ya habían dado inicio para los gemelos Lumerio. El pastor era de los típicos profesores que demoraban años luz en hablar, por ese mismo motivo casi ningún pupilo prestaba atención a sus palabras.
A Christin ya le costaba mucho mantener los ojos abiertos, su cabeza incluso caía levemente de segundos a segundos, así que, para distraerse miró hacia la ventana por inercia de escuchar una tormentosa lluvia en las afueras.
Por otra parte, no había transcurrido mucho tiempo desde que Alise y Dalziel llegaron al colegio, la lluvia les había tenido atrapados en una pequeña plaza de camino.
ー ¿Llegamos a tiempo, Alise? ーcuestionó Dalziel desvaneciéndose al pie de la entrada intentando recuperar su aliento perdido.
ーNo os preocupés, nadie llega aún ーrespondió un simpático joven de piel clara y cabellos dando tono a un fuerte castaño.
Los ojos del ajeno lucían un color verde opaco, como si fuesen azules también, ello logró llamar fuertemente la atención de Alise sin mencionar su atractivo acento que bien pudo notarse era francés, pues su español enfatizaba mucho el sonido de ciertas letras.
ー ¿Llueve mucho afuera? ー interrogó otra alumna de semejanza enorme al amable joven que habló con los Lumerio.
ーParece una tormenta ーcomentó Dalziel señalando las afueras del salón.
ーMonsieur, se nota sólo mirar que os parece gustar la ducha sin quitarse las prendas, debe ser que nuestro Hab está molesto ーagregó el castaño de ojos verdes sonriendo en broma.
ーPuede ser, hacía unos años no llovía así ーcomplementó Alise.
Hubo una corta charla, después llegaron los demás alumnos y una monja comenzó las clases típicas a invitación para creer en un supuesto Hab temible.
La lluvia no cesaba, toda la mañana fue interrumpida por el bello sonido del agua chocando contra el suelo esparciendo su fresco olor de tierra húmeda. Todo fluyó como los planes dictaban según el ultimátum de un ciclo más en la doctrina, nada parecía fuera de lo normal.
Nombre
Dalziel repetía su rutina también; apreciar el relajante sonido de viola que escuchaba cada mañana mientras cambiaban de salón de clase al taller de lectura en los últimos pisos del colegio. Cruzaban por los pasillos donde los pupilos de último año estudiaban música y los miembros de la estudiantina ensayaban para las santas misas y eventos, entonces reconocía quién era la persona bendecida con la magia de sus manos emitiendo tan armonioso sonido; los pensamientos del moreno decían un solo nombre "Christen", sus pies se detenían para recargarse en la pared al exterior del salón, cerraba sus ojos imaginando esa postura elegante del pelinegro cada vez que tocaba el instrumento, respiraba tranquilo y esperaba que la melodía terminara sin importar lo que tardara, las primeras veces incluso se le volaba el tiempo y terminaba en la oficina de la abadesa por llegar tarde a clase, ahora incluso procuraba salir minutos antes, valía poco el riesgo siempre y cuando no se excediera. Antes no era así, podía cruzar el pasillo sin problema, sin embargo, desde hacía ya año y medio las cosas cambiaron sin aviso, era como si el mismo Christen le detuviese el andar con su música, como si el mismo Christen supiera que Dalziel estaba ahí escuchando.
Al poco rato, Alise y los dos chavales nuevos caminaban junto a los demás alumnos topándose con Dalziel, ya incorporados formularon una charla para conocerse y quizás dejar formalmente una amistad.
ーJanisse y Gautier no son nombres de por aquí, ¿venís de Francia acaso? ーse interesó Alise.
ーOui, de Estrasburgo ーafirmó Janisse con una sonrisa.
ーMamá quiso evitar desgracias. Allá no hay muy buenas condiciones desde que comenzó la caza de brujas ーagregó Gautier.
ー ¿Caza de brujas? ¿Es que allá lleva rato de existir? ーpreguntó Dalziel muy confundido.
ーYa ーafirmó la chica francesaー en Estrasburgo y los demás países se le dice Malleus Maleficarum y la practican desde hace un año. Es algo traumático de mirar, desde que cazaron a nuestros vecinos decidimos mudarnos aquí a España porque escuchamos que su sacerdote había rechazado el movimiento.
ーPues la realidad es que así era ーcontinuó Dalzielー pero han habido rumores preocupantes. También ya se supone que encontraron dos brujos por aquí.
ーEscuché de eso ーagregó Gautierー resulta que todo lo desconocido es peligroso para los ineptos con títulos superiores a su inteligencia ーdijo seguro de sus palabrasー de seguro esa mujer y ese anciano no eran más que unos desafortunados en el momento equivocado.
ーComo todos los humanos a la hora de morir ーopinó la rubia del cuartetoー es más el hecho de que nadie sabe lo que sucede si todo os lo están contando. No hemos estado ahí y no sabemos que tan cierto o que tan falso es el asunto.
ーMientras no afecte a alguien cercano a nosotros, supongo que todo está bien ーfinalizó el moreno con el debate.
Al término de las clases, los únicos en volver temprano fueron Alise y el castaño. Ambos caminaban a paso lento disfrutando de la tarde con olor a petricor y el sol oculto por las nubes, la temperatura era baja, traía consigo un ambiente apagado idéntico a una película muda, totalmente digno de lo que se avecinaba.
ーA que no recordáis qué se celebrará dentro de cuatro días ーmencionó Dalziel con alegría.
ー ¿En cuatro días? Ni idea ーdijo Alise con indiferencia fingida, casi como sarcasmo.
ー ¿Lo decís enserio...? ーluego de unos segundos en silencio, el moreno preguntó transformando su sonrisa elegre a una de nervios.
ー ¿Tengo cara de estar bromeando? ーpreguntó inexpresiva antes de no aguantar una sonrisa cohibida por la broma que había hecho.
Con forme avanzaban, los Lumerio se percataron de que algo no andaba bien, pues a lo lejos podía escucharse un disturbio colectivo. Pocas personas rondaban las calles y ellos no estaban enterados, fue al prestar atención que notaron cómo las cuantas personas que andaban a su alrededor, era sólo para apresurarse a ir donde todo el ruido daba origen.
Al acercarse se apreciaba mejor la multitud, aldeanos ya preparados para una especie de ejecución, todos aparentaban estar fuera de control, pedían a gritos la muerte de un supuesto brujo. Alise sentía la necesidad de irse, los soldados no podían tranquilizar a los aldeanos, ellos reclamaban cada vez más, inclusive un civil comenzaba a discutir con uno de los monjes que también cooperaban a los soldados, el conflicto pintaba muy turbulento y violento.
ーEstar aquí es peligroso, deberíamos irnos ya ーla rubia habló sin percatarse de que Dalziel la ignoraba.
ーEsperad aquí, ya vengo ーavisó Dalziel previo a salir de entre todas las personas.
Como una fuerte atracción de imán, Dalziel sentía que las piernas no le obedecían para detenerse, cruzó la calle en donde la ablativa daba lugar para topar con una especie de callejón, este era un camino que rodeaba distintas calles y cruces para los carruajes de la metrópoli, así bien, conducía a una cuadra adelante de un carruaje blanco donde seguramente estaba el sacerdote con su reo.
El tan nombrado brujo no era más que un joven pelinegro de apenas diecinueve años, juzgando su vestimenta era cuando se ponía en duda su normalidad; una camisa larga de seda gris, un chaleco con grabados extraños, botas negras y con un símbolo a la altura de los tobillos cuya estructura anormal había sido una de tantas pruebas en que se basaron para acusarle; Dalziel apenas logró mirar a ese desconocido de cabellos rizados saliendo del carruaje antes de que, repentinamente, en un parpadeo, mirara a su al rededor sin recordar qué hacía en ese lugar.
Invadió un aterrador silencio en los aldeanos, los nobles, los monjes e inclusive el viento quedó totalmente ausente, fue tanto lo que el tiempo calló... que Dalziel juraba escuchar el sonido de las gotas de sangre que escurrían del carruaje cerrado hasta el suelo pese a estar alejado varios metros de distancia.
Fue como si el tiempo hubiese tenido una especie de modificación, a pesar de no tener la seguridad de que colectivamente inundó la falta de memoria, todos aseguraban haber perdido segundos de su vida.
El acontecimiento fue obligado a pasar por alto, Alise y Dalziel regresaban a su hogar sin dirigirse palabra alguna, únicamente se lo tomaron como un sueño en el que no sabían haberse incluido los dos. Uno temía que al mencionarlo, su acompañante lo tomara por loco y la otra buscaba alguna respuesta lógica.
Los dos Lumerio llegaron por fin a sus aposentos, esperaban que después de tan extraño suceso, el llegar a casa les relajara los nervios, sin embargo, Lucia les recibió con una noticia que no acabó de convencerlos en si era buena o mala.
Aparentemente Weis tampoco se miraba del todo aceptable en la decisión, pero la mayor se tomó la libertad de ofrecer asilo a dos jóvenes viajeros que pasaron a suplicar posada. La historia de Lucia era que ambos se quedarían en la pequeña choza que existía al fondo del jardín en el terreno, eso siempre y cuando ambos ayudasen en casa.
ーNo está tan mal, mi tía siempre ha sido así desde que tengo memoria ーAlise trataba de convencer a su hermanastro mientras acarreaban agua del pozo en el jardín trasero de la casaー ¿Olvidáis al viejo Lara? Vivió aquí al menos medio año.
ーNo lo sé, a mi algo no me tiene tranquilo ーreclamó tirando de la cuerda para elevar su cubo de agua y sacarlo del pozo.
ーEs solo una joven con su hermano, Dalziel ¿Qué pueden hacernos si creo hasta ella es menor que vos? ーAlise se cruzó de brazos.
ーEs que es su hermano el que no me da buena espina ーconfesó por fin el morenoー siento que le he mirado en alguna parte, pero no logro recordar en donde.
ーLo dudo mucho, vienen de otro país ーnegó la rubia alcanzando el balde donde vaciarán el aguaー ¿O qué es que me saldrás vidente o brujo? ーpreguntó en burla.
ーSeguidle con eso y os suelto el balde de agua ーamenazó risueño.
Alise río un poco y después dejó de lado su conducta burlona para por fin hablar con seriedad.
ーOídme bien; Shaira y Matías parecen buenos mozos, no hagáis conclusiones aceleradas sin haberles conocido primero, ¿vale?
En ese mismo momento, la joven castaña casi rubia de nombre Shaira, ayudaba con preparar la merienda en compañía de Lucia, conversaban sobre cuantas preguntas le hiciera la mujer mayor sobre su pais de origen.
Por otra parte, en los huertos del terreno se miraban Weis y un joven pelinegro de cabellera rizada, ojos grises y piel clara. El rubio explicaba los procesos adecuados para trabajar en las tierras.
ーDespués de todo, creo que fue buena idea tener dos manos más aquí ーcomentó Weis luego de ser ayudado por el menor a subir cuatro costales de gran tamaño a una carretilla de madera.
El mozo no respondió al instante, parecía querer mantener una ligera barrera para no relacionarse tanto, ello lo notó el rubio y volvió a querer eliminar la tensión.
ー ¿Cuál decís que es vuestro nombre? ーinterrogó Weis.
ーMatias ーresolvió ameno, más no con tanta confianza.
ーSentiros tranquilo, Matias. Habéis caído en buenas manos ーexpresó con templanza aludiendo haberse enterado de algo que inquietaba a su contrario.
ーGracias ーacortó la charla y cogió la carretilla para maniobrarla y llevárselaー la llevaré a la entrada.
ーSal por donde entramos ーindicó señalando el camino de vuelta a la morada.
Ya daban poco mas de las cuatro de la tarde, Shaira y Lucia conversaban en la cocina mientras esperaban a que el pan que hornearon estuviera listo, Alise lavaba los trastos sucios y Dalziel recién volvía de acarrear los cubos de agua, su templanza se irrumpió cuando el pequeño castaño de la familia habló.
ーChristen y Christin ya volvieron, madre ーel menor se apresuró a abrir la puerta para salir a recibir a sus hermanos.
ーLucas, no vayáis a salir afuera del jardín ーordenó Lucia.
Matias estaba a escasos metros de la entrada a la casa, así que desde lejos distinguió las siluetas de los gemelos Lumerio acercándose para entrar, entonces sus piernas se detuvieron de tajo y sus manos sujetaron con firmeza la carretilla en cuanto miró a Christen. Su mente voló en deducciones quizás apresuradas, intentó mirarlo tan discreto como pudo, pero era casi imposible, su cerebro no dejaba de incomodarse con su rostro y postura; como si mirara a su peor enemigo, prefirió retroceder antes de ser visto por los recién llegados y regresó a los huertos con la intención de relajar su mente.
Llegó la noche, Shaira y su hermano ya se instalaban en la choza que se les ofreció de hogar temporal con los Lumerio.
La joven estaba acostumbrada a que realmente su hermano era una persona complicada de entender, a veces callaba mucho siendo imposible saber sus pensamientos, ocasionalmente parecía otra persona e incluso bromeaban, sin embargo, en ese momento había algo más allá de su carácter serio. Ya tenía aprendido leer sus gestos y tentar su aura de diferentes colores humorísticos, así supo que algo le preocupaba.
ーMatías, ¿algo de aquí no os ha gustado? ーinterrogó con intención de ayudar.
ーDe hecho el lugar es... ーrespondió luego de terminar de acomodar ambas de las camas donde dormirán él y su hermanaー es mejor de lo que pensé que íbamos a encontrar.
ー ¿Entonces qué te tiene tan inseguro? ーShaira volvió a interrogar, mirando los ojos opacos de color gris de su contrario.
Matias silenció unos momentos y se sentó en una de las camas, aparentemente la charla sería algo larga comenzando con que a la joven de tan tiernas actitudes la adentraba a esas sensaciones de angustia que lo dominaron sin aviso, quizás sin darse por enterado, pero de cualquier modo lo hacía.
ーTengo algo de temor ーconfesóー llegamos aquí para protegernos y escondernos, pero cuando miré a ese chico de cabello negro...
ー ¿Quién? ーla castaña quiso reafirmar.
ーEl joven que llegó por la tarde.
ー ¿Vos habláis del primo de Dalziel?
ーSí ーsiguió con la mirada a Shaira mientras ella se sentaba a su lado y prosiguióー quisiera saber porqué al verlo sentí la misma mala energía que se cargaba Umerio. Ni siquiera le vi el rostro, pero juraría que su semblante es idéntico también.
ーMi pobre hermano ーexpresó cogiendo en manos las del pelinegro para mostrar apoyoー no concibo qué tanto mal os hizo estar allá. Aunque confieso que yo si pude verlo y confirmo que se parecen bastante.
ーEntonces ya sabéis bien lo que me tiene tan preocupado.
ーLo sé ーafirmó ella sonriendo con tranquilidadー a mi también me ha tenido pensando, pero procuro creer que por fin hemos tenido suerte al menos un poco.
ーDe cualquier manera debemos estar alerta, sabéis ya que él es muy traicionero y puede sorprendernos.
ー...Si, Matias ーacintió previo a acercarse más para darle un abrazo al mayor.
Ambos hermanos sabían que no podían estar del todo con la guardia baja. Aunque sentían que de alguna manera estaban a salvo en la casa Lumerio, su interior mantenía una alarma encendida que les avisaba estar posiblemente en el lugar menos indicado y mas peligroso para ellos.
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