Capítulo XXI
[[Voz de narrador: Elian Lavertey]]
_1819/ Bisohia
Comprendo que posiblemente he olvidado todo mi pasado porque no hay nada servible en él. Si hubiese sabido con anticipación que desperdicié mi vida, las desiciones no hubieran tardado en llegar, mi camino tendría su inicio años antes de lo que fue.
Soy de las personas que no ven sentido en arrepentirse del pasado, pero ese pensamiento es mi política porque gravemente estuve enfermo del arrepentimiento de mis acciones y las consecuencias que me trajeron... Aziz tuvo toda la razón al decir que mis acciones son productos de todo tabú en mi familia; sin notarlo, cada vez más me volvía igual a ellos, cometía las mismas acciones estúpidas y pensaba con la misma ideología mediocre, dejé de creer en todo respeto por el prójimo y el significado de la lealtad desapareció de mi diccionario.
Torcido
Continúo sin recordar porqué fue tan importante, pero tengo memorias de que de boca en boca llegaron rumores sobre una guerra entre los reinos de La luna y El sol, demás pequeños reinos quedaron involucrados contra su voluntad uniéndose a cualquier bando, uno de ellos fuimos nosotros, Bisohia, una pequeña ciudad que se volvió totalmente terrorista, escondida justo en un ecuador de la tierra.
ー¡Njorth lleva un mes encima de mi porque ustedes todavía no dan resultados sobre el ataque al reino de Umerio!
Él era primer oficial de las tropas terroristas y lideraba todos los grupos de la ciudad, cada palabra suya podía escucharse a metros sin necesidad de gritar. De niño admiré muchísimo a ese hombre, tenía un honor impecable y su entrega por nuestra libertad no conocía fin.
ー¡Exijo que cada general de grupo tenga los suficientes testículos de poner un pie al frente y explicar qué está sucediendo!
ーOficial ーel general del grupo más grande fue quien tomó el valor de hablarー el grupo enviado aún no ha dado señales de poder comenzar con el ataque. Tenemos sospechas de que fueron emboscados.
ーPondré nuestra situación de esta forma ーa partir de allí, caminó recorriendo con lentitud las grandes filas de hombres que formaron los diez grupos terroristas, filas que sumarían al rededor de mil personasー estamos en una guerra contra fuerzas mayores a nosotros desde hace siglos. Actualmente tenemos un dictador "gobernando" que impuso una orden con el objetivo de liberarnos. ¡Ese mismo dictador, Njorth Lavertey, no se tentará los órganos y matará a los inútiles dentro de la organización! ーexplicó antes de finalizarー ¡Todos luchamos por nuestra libertad! Maldito sea el hombre presente que no esté dispuesto a morir por nuestra raíz.
Yo presencié su sermón, mi posición era el soldado #96 del grupo rojo B. En aquel entonces yo tenía 19 años, pero llevaba ya desde los 16 dentro de la organización, lo suficiente como para casi adivinar las palabras que vendrían próximas.
ーNjorth sabe que no es fácil invadir los terrenos de Umerio, pero no ha tomado la tarea delantera para que nosotros nos arrastremos como lombrices bajo la tierra, no nos convertimos en una ciudad enteramente terrorista para embriagarnos bajo la sangre de los inocentes que han muerto desde que comenzó la guerra. ¡Nuestro objetivo es acabar con la esclavitud impuesta por ese hijo de perra de Umerio! ーcontinuó con su discurso y señaló a otro general de grupoー ¡Tú! ¿¡Hay otro pretexto que quieras agregar!?
ーNo, oficial Wilde ーrespondió con firmeza verbal y corporal.
ーLamentablemente, Heihos ya no está para mimarlos. Njorth nos está empujando para valernos por nuestra cuenta y ponerle un fin a nuestra esclavitud ーdetuvo su paso justo en medio de todos los soldados y prosiguióー ¡No quiero escuchar de nuevo las excusas de que es imposible atacar a Umerio sólo porque una tropa no ha regresado! ¡Juro por Bisohia que al próximo, no dudaré de pegarle un tiro en la garganta! Voy a planificar otro plan junto a los diez generales de grupo. Dentro de tres días iniciaremos el ataque y ya no esperaré su señal para actuar, yo mismo seré quien la de ¿¡Entendido!?
ー¡¡Si, oficial!! ーrespondieron en coro.
ーDescansen ーajustó su gorro militar y dio media vuelta para retirarse a la par de sus mil soldadosー ¡Soldado #96, grupo rojo B! Lo quiero en mi choza ahora mismo.
No tuve tiempo de respirar siquiera, escuché mi folio y alcancé a prisa al oficial.
ーMi pésame de ante mano. Tu padre anunció que durante su poder no habrá nadie como segunda a su lado ーaclaró Wilde.
ーEntiendo ーdijo Elian con indiferencia.
ーTienes una triste y destructiva virtud ーestrechó su fuerte mano en la espalda ajena y desvió su andarー ¡En mi choza para cuando vuelva!
Cuando seguí avanzando por mi cuenta, vi a cierta persona en la entrada del palacio en ruinas que forzosamente debía cruzar para ir a la choza de Wilde. No necesité prestar buen ojo, con sólo un rabillo de mis pupilas distinguí su robusto cuerpo.
ーElian ーllamó un hombre con su ronca voz desde las puertas del palacio.
Creo recordar suspirar con pesadez cada vez que estaba en su presencia, hablar con él se convirtió en mi tarea más difícil, a nada le podría decir martirio.
En aquella ocasión no quise dirigir palabra, únicamente caminé hasta quedar frente a ese hombre y le miré fijamente esperando a que, como era su costumbre, se quejara por algo que hice.
ーEstoy orgulloso de que decidieras estar en esta guerra con las tropas ーrecargó su mano sobre el hombro del menor y, en menos de tres segundos, se retiró dejando solo al contrario.
No puedo explicar lo que sentí en ese momento, se mezclaron en mí cantidad inmensa de emociones que no conocía. Cuánto anhelé que esas emociones siguieran existiendo el resto del día, el resto de la noche... todo lo que mi vida estuviera destinada a durar. Aquí es cuando la culpa toma el control con el estúpido "hubiera" ¿Cuántas veces se repite la misma historia y volvemos a caer en el mismo barranco?
ーGracias, padre... ーElian susurró inaudiblemente.
Llegué a la choza del oficial Wilde. Me miró cabreado gracias a mi demora, pero por fortuna me entendió al explicarle con quién me crucé de camino.
ーMe parece curioso que lo menciones, justamente mi conversación lo necesita ーretiró su gorro y lo reposó en una mesillaー él asegura que tú fuiste el compañero de Heihos hasta antes de que fuera asesinato por Umerio.
ーPensé que eso ya se sabía ーElian respondió en seco.
ーResulta que esa información debe ser confidencial hasta para mi ーrepeló Wilde y observó al menor.
ーSi usted busca que confiese blasfemias o traiciones, soy la persona más equivocada ーde inmediato, el pelirrojo intuyó que estaba siendo acusado.
ー¿Traición? No, soldado. No me atrevería a desconfiar del hijo de mi superior, yo busco que me expliques cómo sucedió todo ーhizo invitación con su mano de tomar asiento en la mesa.
Claramente, el oficial desconfiaba de mi y no le iba a dar el gusto de saber la verdad. Me senté a compartir cerveza y charla, pero todo me lo guardé lo mejor posible. No me complace divulgar mi vida con cualquiera aún cuando se trata de alguien a quien admiro.
ー(...) y el ataque me separó de Heihos, fue asesinado por la explosión de Umerio. Es todo lo que recuerdo ーElian finalizó la historia con su tarro de cerveza vacío.
ーIncreíble que haya ocurrido en menos de diez minutos ーllenó nuevamente el tarro de Elian y el suyo.
ーNo todo en la vida es maravilloso y mágico ーrespondió de tajo y dio un sorbo a su tarro.
ー¿Y... cómo es la impotencia de no haber hecho más? ーcuestionó con una sonrisa medialuna en sus labios dirigida al ajeno.
Ahora es que entiendo lo cínico y descarado que era este tipo, jamás lo noté en su momento. Todos deben tener sus defectos.
La pregunta me enfureció muchísimo; si su objetivo era molestarme y embriagarme para que soltara la verdad, su misión quedó a medias. No hice más que mirarlo y devolver sus gestos e intenciones.
ーPor ahora me deja sediento y lo desquito con la primera zorra que encuentro. Si alterar el pasado fuera fácil, Heihos estaría latigueando a muchos en estos momentos gracias a mi ーterminó su cerveza de un trago y alejó el tarro de síー oficial; considero que las tragedias tienen sus razones y sus remedios. No nos conciernen los trabajos de Hab o Bramatugh*. Si Heihos murió no fue por mi culpa.
Wilde comenzó a reírse en mi cara y golpeó mi espalda amistosamente. No entendí su acción, pero lo importante fue que me dejó en paz.
ーDiablo, juraría que tu padre te daría una tunda extrema por violar a las mujercitas de Bisohia. Tal vez Umerio asesinó a Heihos, pero como su acompañante, creo que hiciste un buen trabajo hasta donde te fue permitido.
ー...Si usted lo dice... supongo debe ser verdad ーElian expresó con duda y desvío la mirada del mayor.
Pero qué charla tan incómoda...
Al volver a casa me sentí abrumado, el ignorar la pregunta de Wilde no implicó que no surtió un efecto desastroso. La respuesta correcta a eso sería que me sentí inútil, incapaz de proteger a alguien supuestamente importante para mi. Para colmo, mi propia casa me parecía una cárcel lujosa y me daba apertura para pensar de más; era una mansión no muy grande de color blanco, puertas de madera, ventanales y alfombras de terciopelo, demasiado lujo para tres personas.
Entré a casa y mi hermana recién descendía de los escalones, casualmente tuvimos la conversación más larga que pudimos gozar en años.
ー¿Bebiste otra vez? Elian, papá va a retarte si se entera ーla joven cruzó sus brazos.
ーPor eso mismo no abrirás la boca ーdel bolsillo de sus pantalones, sacó un pequeño morral de monedas y lo entregó en las manos de su hermanaー además, estuve con Wilde.
ー¿Qué adulto consciente y anciano emborracha a un menor? ーposando una mano en su cintura, dejó caer el peso de sus caderas en una pierna.
ーWilde ーse encogió de hombros y señaló su morralー ¿Aceptas el soborno o muevo mi trasero con todo y dinero?
ーPero he de decirte que me ofende mucho ーadueñándose del dinero, lo protegió con sus manos y un gesto de indignación.
ーAgradece que no lo hice por las malas ーsubió los escalones dejando atrás a su hermana.
ー¡Elian, espera! ーcogió de su camisa al ajeno para detenerloー ¿Dónde llevarán las cenizas de nuestra madre?
ーNo lo sé, tal vez la devuelvan a Escandinavia o puede que se quede en Ámsterdam ーse detuvo para explicar a la joven.
ー¿Y tú qué opinaste? ーdevolvió con interés.
ーLee, sabes que a ellos no les importa mucho lo que digamos tú y yo, ni siquiera sé porqué me pidieron ir ーdijo por último y retomó su camino.
https://youtu.be/-PeEfMP-6wk
Caminé a mi habitación andando en el largo pasillo con alfombra roja donde colgaban los enormes retratos de nuestro árbol genealógico; recuerdo a familiares que por siglos de diferencia nunca conocí, abuelos, tíos, tíos abuelos, hasta llegar al retrato de mis padres. Esa noche me detuve a observar a papá, nunca antes lo había hecho.
ーDebes saber que tú eres toda mi inspiración... ーel pelirrojo dedicó sus palabras al retrato enviando sus pupilas a recorrer cada área del mismoー quiero preguntarte si has mentido con decir que estás orgulloso de mi...
Verlo en pintura no me prohibió de vivir que su fuerte presencia me pisaba como a una cucaracha, me impresionaba ser su hijo, además de la raza de genes... no tenía nada de él, ni el cuerpo, ni su coraje, la inteligencia, no le heredé ni el polvo.
ーSi es que lo estás... ーacarició la imagen con sus manos lentamente llenando sus ojos de brillo, acto que ocasionó latidos turbios en su corazón, tan fuertes golpes que hicieron temblar su cuerpo.
Silencié mis palabras después de pensar y alejé mis manos, mi cerebro me llamó "indigno" y no pude seguir recitando mis inquietudes.
Llegó el momento de dar el golpe de estado. A diferencia de las primeras guerras, en los días anteriores no volví a cruzar palabra con mi padre ni con Lee, eso facilitó hacerme a la idea de que posiblemente no regresaría con vida, o más bien, asimilé tal vez no regresar.
Todo se envolvió de fuego, mi olfato ardía por el humo y mi garganta ya no soportaba recibir más cenizas, Wilde dejó mi uniforme repleto de su sangre y trozos de su carne quedaron pregnados en mis manos. El reino de Umerio se convirtió en un cementerio con los cuerpos de mi gente y la suya.
Con forme seguía caminando entre los cadáveres, me costaba más trabajo respirar, la máscara que por ley todo terrorista de Bisohia debe portar me estorvó rápidamente y la tuve que dejar tirada. No muchos soldados permanecimos vivos al final, contados eran aquellos que distinguía a la lejanía perdidos por el humo, no me importó incorporarme a ellos, mi idea era encontrar a papá y llevarnos de vuelta... pero jamás lo encontré.
En cuestión de segundos comencé a toser con frecuencia, tosí tan fuerte que uno de los lobos sabuesos de Umerio me escuchó e intentó atacarme, me persiguió un buen rato hasta que tropecé con un cadáver y caí bruscamente al suelo. Por suerte encontré el arma de alguien, la cargué aún en el suelo y pegué tres tiros directamente a la cabeza del animal.
Estar a salvo me tranquilizó tanto que me dejé tumbar al sangriento suelo, gradualmente dejé de hiperventilarme y mis ojos poco a poco se fueron cerrando del cansancio, sin embargo, entre la luz de constelación blanca/azulada que se refleja como cielo en el reino de Umerio, pude distinguir la borrosa silueta de Heihos; su largo cabello castaño que dejaba caer amarrado sobre su hombro y, casi borrosos en su totalidad, noté sus ojos rojos mirándome, juré que había sido él, no una ilusión, luego perdí la conciencia.
Desperté recostado en mi cama. No entendí cómo pude llegar ahí, pero más extraño fue cuando me moví hasta la sala de estar en mi casa, allí estaba Lee, sentada y leyendo en la mecedora de mamá; escuchó mis pasos y levantó su vista hacia mi sólo para correr a abrazarme, ella aparentaba ser mucho más grande de lo que la había visto la última vez.
ー¡Elian, hermano! Por fin despiertas, estaba tan angustiada por ti ーrodeó con fuerza en brazos al menor.
ー¿Qué sucedió? ¿Por qué tú (...)? ーfue interrumpido por la mayor.
ーLas tropas estuvieron perdidas por años; papá fue el primero en volver y después aparecieron los pocos soldados sobrevivientes ーexplicó Lee.
ー¿...Cuánto tiempo he tardado? ーcuestionó Elian con un tono de temor y confusión.
ーTe perdiste casi veinte años ーdedicó una sonrisa melancólica y acarició el cabello de su hermano con un gesto conmovidoー estuve tan asustada... llegué a perder la esperanza muchas veces.
ー¿Y por qué sigo teniendo la edad de aquel entonces? ¿Me hayaron en el reino de Umerio? ーcon una mirada de inconformidad, dejó que su hermana le diera caricias.
ーSi, recuerda que al viajar entre dimensiones, el tiempo se detiene para ti. No puedes ocupar un espacio en él desafiando sus leyes ーretroalimentó la mujer.
Entendí su explicación, lo que no entendí fue la aparición de Heihos antes de perder la conciencia. Eso significaba que seguía vivo, él estaba en alguna parte y nosotros lo necesitábamos para enfrentar a Umerio y dar un fin a la guerra.
ーLee, debo irme ーsujetó las manos de su hermana para detener sus empalagos.
ー¿Por qué? ¿A dónde piensas ir? ーla mujer frunció su entrecejo.
Egoístamente, la ignoré después de decretar lo que haría, darle explicaciones implicaba detenerme quizás no conseguiendo mi objetivo. Volví a mi pieza y tomé lo indispensable, fui a la cocina para coger comida, empacarla en una tela e irme de casa con la novedad de que hora tenía una hermana mayor que me detendría a toda costa.
ー¡Elian! Detente ahora mismo ーLee se posó al pie de la puerta de la cocina bloqueando la salida.
ーNecesito irme, quítate de la puerta ーexclamó Elian.
ーPapá va a matarte si te ve escapando a quién sabe dónde ーadvirtió molesta.
ーBisohia se cae a pedazos, no puedo quedarme así ーinsistió el joven.
ー¡Tú no puedes hace nada y no quiero perderte! ーregañó Lee con necedad.
Me costó mucho tiempo convencer a Lee de dejarme ir, llevé horas hasta que accedió a cubrirme con papá en caso de preguntar por mí. Desgraciadamente continúo sin encontrar cual fue la falla en esto; antes de pisar la frontera de Bisohia, mi padre ya me había encontrado.
Discutimos como nunca lo habíamos hecho, no pude hablar en lo absoluto debido a sus gritos acabando por creer que abandoné a mi gente durante el ataque a Umerio y que lo volvía a hacer con irme ahora. Silenció básicamente toda mi voz e integridad castigándome con sus duros golpes físicos y verbales.
Eran esas acciones las que evitaban que yo me acercara a él, las que provocaban mi odio y lo alimentaban al grado de desquitarme siendo imbécil con los demás, me importó poco hacerme adicto a la cerveza o a la diversión sexual con las prostitutas de la ciudad pese a mi corta edad... permití que mi mentalidad se llenara de mierda.
Salí en busca de Heihos más herido que cuando sobreviví al golpe de estado, con más sangre en el cuerpo que en mi uniforme...y desfragmentado como jamás lo estuve antes. Sólo esperé cruzar la frontera para dejarme caer al suelo en la esquina de un callejón, nada era importante mas que cerrar temporalmente las puertas a mis raíces, romperlas en pedazos que después pudieran armarse. Lo que jamás esperé fue que mi destino quemara por completo las raíces de hierba mala trayendo después un árbol magestuoso.
Mi camino se construyó más allá de regalar mi vida por un problema que, en primera, no me correspondía... pero...estoy consiente de lo que soy y lo que fui. Sé que por mucho que se intente enderezar un tallo roto...la flor no dejará de crecer torcida.
Bramatugh: nombre ficticio para referirse al Dios creador de toda vida más allá de la ficción, por ejemplo, practicantes de hechicería.
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