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Capítulo IV

《Radio 80, serie oro* presenta a F. R David con Words dont come easy》

La radio encendida dentro de la oficina de Hazel hacía ecos sin audiencia puesto que a él se le hallaba en el jardín de pediatría al cuidado de un pequeño.

El menor presumía de cabellos negros, piel blanca y ojos azul marino casi sin brillo. Esa misma mirada casi inexpresiva la fijaba en las piezas del rompecabezas que armaba en compañía de su cuidador mientras descansaban sentados sobre el pasto del jardín.

ーHazel, escuché a Cornel hablar de mi ayer ーinició el infante.

ー ¿Sobre qué? ーindagó Hazel.

ーSobre que me enviarán con alguien ¿Hice algo malo? ーpor fin liberó sus dudas mientras observaba al mayor.

ーNo, claro que no ーaclaró el doctor.

ー ¿Entonces no es un castigo? ーcurioseó al recostar su cuerpo con los brazos recargados sobre el pasto.

ーPor lo que yo sé, es todo lo contrario. Dentro de pocos días tendrás un nuevo hogar.

ー ¿Me enviarán a uno de los departamentos? ーel pequeño sonrió.

ーNo, Dowen. Vuestra madre no puede cuidaros aun y es necesario que tengáis lo indispensable. Logramos encontrar a una familia que posiblemente cumpla los requisitos ーexplicó Hazel.

ー ¿Me iré solo yo? ーDowen mostró cierta melancolía con su pregunta.

ーAsí es ーantes de poder continuar con la conversación, las campanadas de la iglesia más cercana anunciaron que llegó el medio día, lo que significó que debía irseー tengo que irme. Os veré a las seis de la tarde, ¿vale? Portaros bien.

ーVale ーel infante aceptó con una tierna sonrisa y permaneció en el jardín.

Las campanadas resonaron majestuosas a los oídos de Dowen, pero no tan majestuosas e imponentes como en la iglesia principal de España en el siglo XIX.

Las personas eran poco audibles con sus gritos, pues las campanas cantaban tan monstruosas que opacaban cualquier otro sonido.

《 ¡Bruxos e Meigas, duendes e demonios! 》

Exclamaba una voz perdida entre llamas ardientes. Los religiosos corrían aterrorizados sin dirección al ser perseguidos por humanoides de cuerpo alargado y cabezas de animales disecadas, inclusive algunos hombres yacían entre los dientes de estos seres.

《Faces cido pecadores ¡Cereiz ahora enbiados al infierno! 》

La voz volvió a exclamar con rencor, a pesar de no ser visible su rostro, era obvio que disfrutaba de la escena.

Entre la controversia, con la iglesia transformándose en cenizas, los tajantes gritos de ciertas personas dentro de un contenedor de hierro y metal tomaron protagonismo siendo calcinadas vivas. Resultaba increíble que la cuna de tales imágenes eran sencillamente los golpes de las campanas vibrando cada vez más y más fuerte, cada vez más y más alarmante hasta que lograron despertar con un grito aterrorizado al joven Pekermarth, solo en las cuatro paredes de su habitación.

Pasaron varios segundos para que Aziz recuperara el alieno y se quitara el impacto del sueño; había sido tan real que juraría aun escuchar los gritos de las personas dentro del contenedor. Extrañamente esa clase de pesadillas aparecían rutinariamente cada tres noches desde que Alise dijo su mala noticia.

Justo entre la resaca y el marasmo del sueño, alguien tocaba la puerta del departamento. Aziz no quería dar cara a nadie, pero el llamado era tan persistente que necesitó salir de la cama para atender al visitante.

ーUn momento, de favor ーavisó el peliazul limpiando su rostro del sudor que le provocó la tensión, amarró su cabello con un cinto blanco y lo desenredó con sus manos para disimular que recién despertaba.

Aziz abrió la puerta y se miró de frente con Dalziel. Claramente no lo había visto en su vida (o eso creía él) pues al verle hizo un gesto de confusión.

ー ¿Busca... a alguien en especial? ーpreguntó Aziz.

ーSí, busco a Aziz Pekermarth ¿Sois vos? ーrespondió Dalziel con amabilidad.

ー ¿Quién es usted? ーexpresó su desconfianza aferrándose a la puerta del departamento casi escondido detrás de ella.

ーMe llamo Dalziel, me gustaría hablaros un momento.

ーPero (...) ーse interrumpió él mismo dado que creyó adivinar lo que estaba pasandoー ¿Cornel lo envió?

ー ¿Cornel? No, soy... ーse dispuso a pensar rápidamente una excusa, pero entonces recordó lo que Handree dijo y optó por no vacilarー alguien me ha dicho que tenéis problemas con recordar algunas cosas, he venido a ayudarte con eso.

ー ¿¡Quién le ha dicho eso!? ーpreguntó con alteración y cerró la puerta bruscamente.

ーPor Hab, metí la pata... ーsusurró Dalziel y suspiró para volver a otro intentoー ¡Escuchad! Mencionasteis a un tal Cornel, ¿cierto? Le conozco, él me ha llamado hace unos días para una adopción y de paso me compartió vuestro caso. Gracias a él supe llegar aquí ーsermoneó desde detrás de la puertaー Aziz, no tenéis de qué asustaros, no haré nada malo. Sólo quiero ayudar.

ーNo lo sé, últimamente obtienen datos de mi con mucha facilidad, temo que un día de estos me hagan algo ーreceló el menor recargado sobre la puerta aun cerrada.

ー ¿Quién más ha venido? ーDalziel quiso investigar con curiosidad.

ーLa familia Corvick. No diré más ーresolvió Aziz a poco de cerrar la cadenilla de la puerta.

ー ¿Familia Corvick? ーse preguntó a sí mismoー ¿Sabéis su segundo apellido?

ーNo ーresolvió el peliazul en seco.

ー ¿...Su nombre es Alise? ーDalziel intentó adivinar con insistencia.

ー... No... ーdijo el casi albino con vacilación delatándose ante el contrario.

Dalziel no evitó reír, por una parte, gracias a la actitud de Aziz, pero lo que más le daba felicidad era el saber sobre Alise.

ーAziz, ella es mi hermanastra ¿Eso no es suficiente para que confiéis en mí?

Después de varios segundos en íntegro silencio, Pekermarth decidió abrir la puerta, miró atento al hombre y lo dejó pasar al departamento.

Sueños

Elian leía el periódico, como era su costumbre, mientras bebía algo en la mesa. No se sentía de humor como para escuchar la radio o ver la tv, así que solamente escuchaba el ruido de las hojas al pasar, eso hasta que la radio se encendió repentinamente en una estación sin señal.

El pelirrojo dejó a un lado su lectura en cuanto la radio se encendió; no regaló mucha atención, sin embargo, el aparato cambió de estación dos veces más y volvió a una señal caída.

Todo hubiese sido una coincidencia si no fuera porque al paso de un par de segundos en silencio, mientras que Elian observaba el punto que propagó la anomalía, éste emitió la voz de un ente demoníaco gritando frases sin sentido alguno, llenas de ruido estático y un tono excesivamente agudo que acariciaba macabramente cada pliego de piel. Si el acto de la radio encendida no asustó al chaval, el audio de ultratumba lo dejó estupefacto.

ー ¿Qué mierda fue eso? ーse preguntó a sí mismo sin retirar la vista de la radio. Dejando a un lado el pavor, por fin reaccionó y salió a prisa en búsqueda de Handree, quien dormía en su habitaciónー ¡Handree! Sucedió algo extraño ーexclamó mientras tocaba la puerta de la pieza.

Cuando Handree atendió al pelirrojo, ambos dieron su total observación a la radio. El mayor revisó si acaso estaba descompuesta, así se explicaría que encendiera sin razón y los cambios de estaciones, pero no encontró falla alguna.

ーDebió ser una transmisión que se coló sin querer ーpropuso Handree.

ーEso no parecía una transmisión ーreclamó Elian con incredulidad.

ー ¿Y qué otra explicación le darías a (...)? ーHandree dejó a medias su respuesta ante ser interrumpido de sorpresa.

Nuevamente la radio escupió sus jugadas; el mismo grito tajante que presenció el pelirrojo se presentó ante ambos, un grito penetrante que obligaba a cubrir los oídos.

《 ¡Demonios! 》《 ¡Son los demonios! 》

Se distinguió la psicofonía entre la estática, psicofonía que generó muchas dudas a los testigos.

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El segundero del reloj avanzaba dejando atrás los momentos de silencio entre Aziz y Dalziel. Cada pregunta por parte del mayor era resuelta increíblemente rígida por el peliazul, eso le cerraba las puertas para cumplir el cometido.

La mirada de Aziz no se alejaba en ningún momento del moreno, observaba cada movimiento y cada gesto de aquel, ello le generó cierta preocupación al vigilado, pues en un inicio conversaban amenamente, pero pese a ello, no soltaba las riendas del asunto.

ー ¿Hay algún problema para que os sintáis tan tenso? ーinterrogó Dalziel rompiendo el silencio.

ー ¿Algún problema?... no, ninguno ーrespondió regalando una leve sonrisa que aparentaría lujuria a cualquiera.

ー ¿Puedo hacer otra pregunta? ーal notar la sonrisa en Aziz, eligió portar un semblante imponente para no perder el mando de la conversación.

ーEso depende, Dalziel... ーaparentemente, se mostraba accesible.

ー ¿Cuál es vuestro nombre? ーDalziel llevó la conversación a una dirección distinta de su intención inicial.

En cuanto Aziz escuchó la pregunta, no evitó sonreír con egocentrismo y echar una pequeña carcajada, pues pareciera que intuía recibir esa interrogativa en algún momento. Pasados unos segundos, suspiró y estiró los brazos.

ー ¿Así que es hermanastro de Alise? ーAziz evadió la pregunta que recibió apenas un momento atrás.

ー... Así, hace mucho que no me veo con ella ーcorrespondió la charla como si no hubiese cuestionando antes.

ーYo conozco a sus hijos, Luna y Shio. Ambos me agradan mucho ーPekermarth compartió muy gustoso sus experiencias, incluso sonreía alegre.

ーNo sabía que tenía hijos ーconfesó Dalziel.

ーMuy amigables ーagregó el peliazul.

ー...Aziz, ¿recordáis vuestra edad? ¿Si tenéis un segundo nombre o tu segundo apellido? ¿Vuestra familia? ーesperaba en esta ocasión obtener respuesta.

ーNo, no recuerdo nada de eso. Ahora que lo menciona, nunca me lo había preguntado ーya conversaba con mucha sinceridadー sé que tengo veinticinco años, pero hasta ahí ーsintiendo que la charla podría ir para más, subió ambas de sus piernas al sofá para acomodarse cruzándolas en infinito.

ーVale... Una cosa más ーtambién se reacomodó en el sofáー hace no mucho os habéis encontrado a alguien en un bar.

ーAh, ¿sí? ーpreguntó dudoso y con un gesto de confusión.

ーSí ーreafirmó con seguridadー un joven pelirrojo.

Aziz meditó bastante tiempo antes de poder responder debidamente, y sin demorar mucho enseguida de recordar, sonrió para comprobar su teoría.

ー ¡Oh! Ya recuerdo. Un chico de ojos claros y gruñón, ¿cierto?

ーÉl mismo ーdijo sonriente en burla al escuchar la descripción que Aziz dio sobre Elian.

ーYa, muy buen tipo a pesar de su mal genio ーrecordó, para esto cruzó los brazos antes de proseguirー ¿Hay algo con él? ¿Está bien?

ーDigamos que... ーa poco de concluir su intención, modificó el plan a su mejor consideraciónー él camina con el mismo problema que vos, deberíais considerar conversar ambos, le serías de mucha ayuda.

ーPero no tengo modo de verle o hablar con él ¿Lo pillaré en el directorio de la zona? ーrespondió Aziz dispuesto.

ーEs conocido mío, dejadme eso a mí ーpalabras sonrientes de Dalziel.

El mayor salió del departamento de Aziz enriquecido. No sólo confirmó que Pekermarth perdió casi por completo todo rastro de su antigua identidad, también obtuvo la dicha de formular una teoría sobre cuáles son las razones que le dan existencia.

En la propiedad de los Corvick finalizaba una temporada rica en flora. Luna se ocupaba recolectando algunas florecillas que aún prevalecían en el jardín para colocarlas dentro de su habitación. Terminada su actividad de conseguir cuanta flor le agradase, las reposó en una canasta y se dirigió a su habitación; segunda planta al final de un largo pasillo.

La joven rubia recorría su andar tarareando, atravesó fuera de la habitación de su hermano Shiner, dos habitaciones cerradas, el baño... y una habitación cerrada a cadena y candado.

Luna recordaba a su gemelo preguntar hasta el cansancio a Alise qué había dentro y por qué le cerró con tanta precaución, pero la mayor sólo cambiaba el tema. La joven no sabía lo que encontraría adentro, no obstante, al pasarle de largo juraba siempre sentir como si alguien le agarrase del brazo atrayéndola; en esta ocasión, literalmente le tomaron de la mano con brusquedad y tiraron de ella volviéndole la vista a la pieza.

Al observar el picaporte, ya sea ilusión de Luna o realidad, la puerta se abrió ligeramente, como acto de bienvenida, a su vez, la clara voz de un niño provino de la habitación para susurrar "Ayuda... hay demonios aquí".

Dalziel andaba por las calles después de su visita con Aziz. Todo lo que recaudó lo repasaba en su cabeza varias veces y aún no concebía la noticia de Alise. Luego, entre conversaciones internas y dudas, llegó a donde prometió verse con Elian, por fin el pelirrojo aceptó después de lo que ocurrió la primera vez.

El joven de ojos miel ya estaba sentado dentro del bar justo en la misma mesa que tomó al coincidir con Aziz, entonces Dalziel lo vio y se sentó frente a frente sin esperar más.

ーElian, ¿lleváis tiempo? ーcuestionó el mayor ya cómodo en la mesa.

ーUnos minutos ーrespondió el pelirrojo mirando con enojo al contrario.

ーHey... debéis estar enfadado por aquella vez ーDalziel sonrió con preocupación.

ーSí, mucho ーhabló con sinceridad.

ーOs pido disculpas, tenía razones para hacerlo (...) ーahí fue interrumpido por Elian.

ーHandree me lo dijo, pero para mí no fue nada justificable ーreclamó tajante.

ーVale, como recompensa ya estoy actuando para remediarlo ーaclaró Dalziel.

ー ¿Y qué hiciste? ーindagó Elian con poco interés y casi sin cooperar.

ーHablé con Aziz esta mañana.

Elian permaneció en silencio cuando escuchó al moreno, dejó reclamos en la punta de su lengua que prefirió callar dado que su ser pedía saber algo de aquella persona que tanto le quita el sueño.

ーOh... ¿Y qué hablaste con él? ーapaciguado, el pelirrojo moderó su conducta.

ーNo pude conversar mucho en realidad. Fue gravemente complicado.

ー ¿Por qué? ーbrindaba su completa atención.

ー ¿Podréis con toda la información que voy a decir? ーadvirtió Dalziel.

ーNo tomes en cuenta si puedo o no escuchar, estoy bien. Handree y tú me subestiman demasiado ーdijo el menor con molestia.

ーEntiendo ーaceptó el moreno y se retiró el sacoー ¿Cuánto recordáis de vuestra vieja vida? Sobre Aziz o cualquier cosa, de todo en general ーinterrogó llamando a algún mesero para pedir una orden.

ーAh... ーElian fue un poco sorprendido en distracción con la pregunta y demoró pensando su respuesta, inclusive tintineó los dedos de su mano diestra en la mesa al sentirse presionando por responderー si te soy sincero, estoy casi en blanco, pero...tengo la sospecha de que ni siquiera tengo familia o alguien importante además de Aziz. Mis últimos recuerdos son con él.

ー ¿Qué más? ーpreguntó mientras ordenaba una botella de vino blanco y rápidamente dirigió de nuevo la vista del mesero al mozo caucásico.

ーVerlo aquí rompió un muro que bloqueaba parte de mis recuerdos... ーdesviaba sus claros ojos a cualquier lugar que no fuese Dalziel, pues al mencionar al peliazul siempre le llegaba un vacío incómodo en su estómago que lo hacía avergonzarseー también encontré hace unos días un cascabel que él me regaló.

ー ¿Cómo estáis seguro de que él te lo obsequió? ーpreguntó Dalziel.

ーRecordé el día en que me lo dio ーconfesó con desazónー era tan... distinto en aquel entonces. No sé por cuánto tuvo que pasar para que haya cambiado tanto.

ー ¿A qué os referís con eso? ーdedicó especial curiosidad a lo último mencionado por Elian.

ーA que por todo esto ya no es ni un mínimo la persona que conocí. En mi recuerdo le veo muy capaz de cualquier cosa, cuando le vi hace días lo noté cansado y reteniendo mucha inseguridad ーtras sus palabras, liberó un suspiro y recargó su mejilla izquierda en el brazo que apoyó sobe la mesaー no lo sé, si vuelvo a verle no sería igual, no sabría cómo tratarlo ni qué decirle.

ーEstáis en lo cierto con decir que no es el mismo que conociste antes ーal fin habló el moreno sirviendo vino en su copaー y creo que tengo la razón exacta.

Elian se interesó en esas palabras patentándolo con un silencio de atención.

ーVeréis, al hablar con él noté que tuvo un cambio muy drástico de personalidad en varias ocasiones; además vive en los departamentos que usa el manicomio del hospital para sus pacientes ーinició Dalziel.

Elian no evitó sentir un dolor en su pecho al escuchar las palabras del mayor, la idea de que Aziz estuviese en las condiciones de un loco no le generaba nada bueno, sobre todo por la reacción que tomaba la sociedad ante un enfermo mental.

ー ¿Y quién asegura que son los departamentos del hospital? Los manicomios nunca han hospedado a sus pacientes fuera de la instalación ーrepeló el pelirrojo con esperanza de que Dalziel estuviera equivocado.

ーRecientemente he hablado con el médico que sigue su caso desde que está aquí, tengo información de confianza. Resulta que todo ha sido muy conveniente para mí, mi contacto con él era por razones completamente ajenas a Aziz ーdio un sorbo a su copa dando oportunidad al menor de responder.

ー...No puede estar loco ーcontinuaba en negación ya más enfocado a convencerse él mismo que en cambiar la idea del morenoー quizás sea extraño y tenga conductas fuera de lo común, pero no quiere decir que esté enfermo.

ーOs advertí que la información que traía no sería del todo buena ーdevolvió Dalziel despreocupadoー en esta actualidad, pleno siglo XX, las cosas no han cambiado mucho a cómo eran en nuestra antigua época. Las personas siguen deseosas de poder, quieren apoderarse de todo, el conocimiento no es la excepción. A vos os fue muy bien en que Handree es quien os encontró, pero tenéis que entender que Aziz no corrió con la misma suerte.

ーEs que dices cosas que no entiendo. Incluso parece que me quieres dejar tranquilo sabiendo que le pueden hacer mucho daño ーcomentó Elian molesto.

ーQuisiera no estar tranquilo, pero las cosas son así y uno no tiene lo necesario para ir en contra de un hospital entero. España recién planea un régimen que protegerá a personas como él, supongo habrá buenos resultados de ello, se ve un tema prometedor ーterminó su copa de un sólo sorbo.

ー ¿...Qué más descubriste? ーel pelirrojo quedaba cada vez más nervioso con lo que Dalziel compartía, sin en cambio, procuraba ser firme

ーLe pregunté sobre vos, de si os recuerda de aquella vez aquí.

Elian se impacientó con lo último, no esperaba que Dalziel fuese tan atrevido como para dejar caer de tajo las cosas; al inicio que le conoció, tontamente lo catalogó como alguien sabio, ahora se cuestionaba si realmente lo es.

ー ¿...Me recordó? ーel menor se atrevió a externar la pregunta más difícil de su día.


Radio 80, serie oro: iniciando como Radio 80, fue una cadena de radio española (específicamente en Madrid) especializada en los éxitos musicales de la década de los 60, 70 y 80. Comenzó sus transmisiones en 1982 y en 1984 fue adquirida por Antena 3 radio la cuál después la reconvierte en una radiofórmula musical de oldies, adoptando el nombre de Radio 80 Serie Oro. Como tal emitiría hasta 1993.

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