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Capítulo II

Una mañana cálida saludó las calles de España.

Alise, como era su costumbre, disfrutaba de su programa favorito "La casa de la pradera" mientras preparaba el desayuno. En realidad eran una familia como cualquier otra, una madre joven soltera y dos hijos adolescentes en plena edad de pelear por cualquier mínimo detalle.

Todo hubiese seguido tranquilo sino fuera porque un estruendo impactante en la segunda planta de su hogar le dio un gran susto a la rubia, pero rápidamente le quitó importancia, no era más que otra pelea de niños.

Después del golpe, Luna exclamó sin hacer presencia donde Alise.

ー ¡Mamá! ¡Shiner ha sido un completo gilipollas! ーreclamó Luna.

ーNo me interesa, arreglaros vosotros mismos ーdevolvió la mayor sin quitar la vista de su actividad.

ー ¡Madre! Mirad lo que vuestra hija ha hecho (...) ーdespués de llegar a prisa con su madre, estuvo por mostrar su discman* estropeado, pero fue interrumpido por Alise, pues llamó un visitante al portón.

ーShiner, por favor, mejor atended a la puerta ーfinalizó Alise aun distraída.

El joven rubio hizo un leve puchero de molestia y no reclamó nada, simplemente dio media vuelta y salió al jardín encontrándose con Aziz. En cuanto se miraron de frente, Shiner sonrió y saludó notando al ajeno nervioso como era natural en él, entonces decidió entablar conversación para dar cuello a la tensión.

ーTe notas molesto ーcomentó Aziz rompiendo el hielo primero.

ーLuna es una currada estresante ーliberó el rubio con un suspiro y dió paso a que el mayor entrara al jardín.

ー ¿Escuchabas... AC DC? ーcuestionó Aziz logrando percibir mínimamente la falla de canción en el discman de Shiner.

ー ¡Ostias! Que buen oído. Soy fanático de la banda ーaceptó con orgullo y sonriente.

ーIncreíble ーAziz se sintió identificado con los gustos del ojiazul y sus emociones le hicieron sonreír inconscientemente. Su actitud de tensión por tratar con personas nuevas después de tantos años solo, por fin comenzaba a esfumarse.

Las reuniones con los Corvick se volvían básicamente un gusto para Aziz. No solamente compartían mesa con ideas al unísono, sino que la convivencia para todos armonizaba vivencias similares. El peliazul sentía la confianza de revelar sus inquietudes sin temor a que lo juzgaran.

ーLo poco que decís me resulta interesante ーopinó Alise con un trozo de tarta en su cubierto.

ーQuisiera aun recordar más, pero todas las terapias en el hospital no hacen más que afectarme la memoria ーgolpeó levemente su cigarro con el dedo índice para soltar la colillaー sólo... el hecho de soñar el mar, los enormes ojos azules que me observan amenazantes. No sé, me asusta y aun así tengo mucho deseo de saber lo que esos sueños me ocultan.

ーTengo curiosidad ーAlise observó atenta y recargó su mejilla en la mano antes de proseguirー ¿Recordáis algo de la época en que reconocéis haber vivido?

ーLa época... ーresultó pillado con esa pregunta justo en una inhalación del tabaco.

La pregunta pareció calar en serio en Aziz y explayó totalmente dentro de su biblioteca espiritual. Ciertamente, rara vez pensaba en su lejano pasado antes del hospital y las veces en que llegaba a hacerlo, tempranamente lo olvidaba, jamás se había interesado en descubrir quién fue hace unos años.


Alise notó el marasmo del peliazul y no hizo más que esperar paciente, pues comprendía cómo trabaja el subconsciente al cegar a su dueño.

Pasaron unos cuantos minutos y Aziz por fin habló.

ーYo recuerdo... a muchas personas con túnicas y capuchas, ambas de color negro o gris, hay muchas otras huyendo muy asustadas por... una especie de humanos con cuerpos de animales. Las ropas de esa gente no parecen actuales, también veo carruajes, casas pequeñas ーy en ese instante fue interrumpido por un nuevo recuerdo.

"El hermoso atardecer de invierno asomó por la ventana iluminando cada rincón de la pieza. Sobre su cuerpo rozaba una piel fría y empapada de cicatrices, piel que recorría sus pálidos brazos hasta un agarre de manos.

Sentir vivamente las seductoras caricias hacían estremecer cada pliego de piel al ritmo de aceleración cardíaca".

Para cuando, por voluntad propia, Aziz reaccionó de tajo, carraspeó la garganta y dijo nervioso que debía irse. Se sentía tan confundido al grado de desear estar solo. Alise no puso objeción alguna, dejó ir al menor tranquilamente entendiendo la incomodidad de aquel.

Reflejo


Handree volvió a su hogar después de una cansada noche de trabajo con doble turno. Daban las 11:00 am y la costumbre dictaba ya no encontrar el periódico en la puerta, sin embargo, en esta ocasión, aún estaba ahí, al penetrar en la pieza incluso se notó la tetera vacía y fría.

Elian había salido desde muy temprano. Reposaba bajo un árbol en el parque, ojeroso y bostezando a cada minuto. Observaba fijamente una y mil veces el cascabel oxidado que encontró, por mucho que lo giraba quisquillosamente no encontraba la razón de sentirse familiarizado, no caía con algún recuerdo que le ligase al objeto.

ーJuraría que eres importante ーdijo el pelirrojo para sí mismo y recargando su mejilla en una mano apoyando el codo sobre su pierna.

Así bien, decidió consultarlo con Handree, la única persona que actualmente podría entenderlo, después de todo deseaba contarle sobre el señor Corvick, entonces regresó al departamento.

ー ¿Corvick? Sí, reconozco haberlo escuchado ーrespondió Handree mientras bebía su típica taza de café mañanera sentado frente a la mesa con el joven de ojos miel.

ー ¿Y sabes quién es? ¿Hablas con él? ーcuestionó el menor con un leve cúmulo de ansiedad en su tranquila mirada.

ーPor supuesto, su nombre es Dalziel. La última vez que hablé con él fue hace ya mucho tiempo ーexplicó Handree.

Dalziel... ¡Dalziel! Elian sintió que realmente tenía relación con ese nombre, de hecho, lo tenía tatuado en su cerebro. Inclusive, por alguna razón se llenó de alegría con reconocerlo.

ーDime que le conozco de algún lado ーobservó atento al mayor reacomodándose en su asiento.

ーTengo sospechas de que es más que eso, creo excelente idea iros a visitarle en algún momento para quitarnos de dudas ーse encogió de hombros dando un sorbo de su café.

ー ¿Por qué lo dices? ーinterrogó Elian curioso.

ー ¿No tenéis dudas de por qué sentís conocer a ese hombre? ーsospechó Handree.

Elian quedó en silencio, pues supuso que Handree tenía un buen punto.

ーPreguntaré una inquietud que me surgió anoche ーagregó Handree después de mantener un largo silencio observando al pelirrojo.

ー...Dime ーaceptó dudoso, pues ya sabía que las preguntas del mayor siempre le generaban dudas existenciales muy fuertes.

ー ¿Os acordáis de Aziz?

El pelirrojo pensó "¿Aziz...? ¿De quién me habla?". No obstante, una parte suya ligaba tal nombre en algún lugar de su interior, un pequeño espacio que le dolía con profundidad y sin explicación, entonces divagó un buen rato con su vista perdida dentro de un marasmo, como lo predijo, existencial.

ー...El cascabel ーsusurró Elian para sus adentros a la vez que sus ojos dilataron, todo justo después de reaccionar.

ーYo no recordaba a mi hermano hasta que Dalziel lo mencionó la única vez que hablé con él ーexplicó el mayor al notar que Elian consiguió un avance gracias a su duda.

ー ¿Por qué? ーpreguntó Elian confundido.

ーCuando desperté no recordaba a nadie. Exactamente aún no sé lo que sucedió porque todo parece como un sueño lejano ーpese a que sus comentarios causarían angustia o desazón en alguien más, Handree emitía demasiada templanzaー y no quiero recordarlo. No estoy como para volver a esos horrendos tiempos siendo que ahorita estoy bastante bien.

ー ¿Te sientes cómodo sin recordar a tu propio hermano? ーel menor se cruzó de brazos.

ーNo dije eso, sencillamente estoy mejor sin anteponer sentidos a mi vida implicando a alguien más ーelevó una ceja de forma escéptica y finalizó con una preguntaー eráis así cuando os conocí, ¿o no?

ー ...N-no... ¡No! ーsus tartamudeos demostraron conflictos consigo mismoー yo solo... ーal quedar de palabras mudas, miró con enojo al mayorー deja de darle dudas existenciales a alguien que ni siquiera tiene existencia.

ーElian... ーsuspiró con una sonrisa de rendición.

ー ¿Por qué tú puedes recordar a (...) y yo no? (...) ¿Por qué yo apenas y puedo distinguir su color de piel...? Es extraño porque a pesar de no saber quién es o cómo fue, tengo un gran vacío que me enoja, me da incertidumbre no saber ni lo que tengo, lo único que sé es que algo o alguien me falta.

ーHay cosas que el mismo cerebro quiere bloquear ーcompartió Handree dada la inquietud del menorー el cuerpo es sabio y no hablo sólo del físico.

ーPero se supone que es importante ¿Por qué lo bloquearía si yo estoy seguro de que es de gran importancia para mí? ーrepeló el pelirrojo no de mala gana, sino de interés por saber.

ーEntonces sería mejor preguntaros por qué no lo recordáis del todo ーHandree observó su reloj de muñeca y bebió de golpe el resto de su caféー debo dormir o mi sueño se prolonga para no dejarme trabajar.

ーÁndate ーaceptó Elian no gustoso de cómo concluyó su charla.

ーDalziel vive a casi veinte minutos de aquí. Si os apetece ir, creo que tengo su dirección y teléfono agendados ーconcluyó y fue directamente a su habitación.

[Años atrás]

Antártida.
Expedición Luceferie 1968.

"La expedición jamás fue concluida. Todos nos levantamos de los catres a las cinco de la madrugada y aun nos sentíamos con resaca por la fiesta de esa misma noche".

-Agente 1530-

"Fue el jefe quien avisó de algo extraño. Yo estaba tan perdido en mis asuntos que no lo noté ahí".

-Supervisor de área.

"Cinco personas para investigar el lugar más misterioso de la tierra casi perdido en la nada... el peso se sentía enorme aún antes de iniciar la expedición".

-Jefe de área C. I.

"Sucedió mientras curábamos la ebriedad con whisky a mitad de una excavación a cien millas por debajo de una capa gruesa de iceberg".

-Agente 1529.

"Lo extraño pasó al descubrir que sobresalían mechones de cabello en un fragmento del gran muro de hielo. El cabello parecía haberse congelado desde hacía ya mucho tiempo. Nuestros ojos no miraron primero un cuerpo, miraron una capa de hielo y escarcha rojiza".

-Agente 1530.

"Cuando vi el cuerpo dentro del bloque me quedé paralizado, fue una emoción igual o mayor que las primeras dos veces que traté un experimento de criónica".

-Médico/ área C. I.

[5 años después de la expedición]

Para la sociedad, siempre fue primordial la superación y el avance a nivel mundial. La tecnología y la ciencia nunca dejan de crecer cuestionando un todo ante la existencia.

ー ¿Esto es familiar para vos? ーinterrogó un hombre de bata blanca, quien mostró la ilustración de una máquina de vapor a cierta persona delante suyo.

Frente al médico, sentado en una silla de metal, reposaba un pequeño adolescente de piel pálida, cabellos azules casi blancos y largos; cargaba un semblante tan ausente que parecía no mostrar incomodidad de los mechones de su cabello cubriendo totalmente uno de sus ojos esmeralda.

ーNo... ーrespondió el menor en seco.

ー ¿Qué decís de esto? ーahora enseñó la ilustración de un carruaje.

ーNo lo sé. Dejadme ya... Estoy harto de esto ーreclamó el menor con un gran gesto de fastidio y enojo.

ーVale ¿Os sentís cansado? ーel hombre no perdía la amabilidad en su voz.

ー ¿Que si me siento cansado? No lo sé ーdijo desviando la mirada del mayor con los brazos cruzados.

ーEntiendo, escuchad ¿Creéis que pueda hablar con él? Si me lo permitís ya podríais descansar, pero yo debo seguir mi trabajo ーaparentemente, comprendía la situación del chaval.

ーY si él no quiere venir... ¿Tendría que continuar yo? ーinterrogó el menor.

ー ¿Qué puedo responder? ーcolocó su tabla de notas en la mesa que compartía con el menor y observó con detenimiento al último mencionado.

Dicho lo que el hombre comentó, se creó un aura de tensión por parte del mozo. Su mirada era dirigida al médico con una postura de sumisión y hombros caídos, como si se sintiera inferior, inclusive sus manos jugueteaban entre ellas con nerviosismo.

ー ¿No estáis cómodo aquí? ーel mayor continuaba alargando la charla con el peliazul.

ーNo... ーrespondió el menor en seco.

ー ¿Por qué? Os damos todo lo que necesitáis y lo que queréis también.

ー...Me siento... atrapado ーconfesó ignorando la vista del ajeno.

ー ¿Os gustaría salir al jardín? ーpropuso el médico.

ーEso depende, ¿puedo fumar afuera? ーahora cruzó los brazos y posó su pierna izquierda encima de la rodilla derecha mostrando cierta cúspide.

ーNo, no se puede fumar en la instalación ーsu interés quedó más plasmado que apenas unos minutos atrás.

ーOh... ーvaciló golpeando su pierna cruzada con sus dedos de un modo nervioso y giró los ojos del médico a la nada en silencio, pues parecía quedar pensativo, después alardeó y tarareó.

ーPara finalizar y dejar que os vayáis ya ¿Recordáis vuestro nombre? ¿De dónde venís? ーentrevistó dando una señal a lo lejos para que su ayudante, quien se encontraba observando del otro lado de una ventana, abriera la puerta de metal.

ーNo ーvolvió a vacilarー no recuerdo de dónde vengo.

ー ¿Y vuestro nombre? ーindagó otra vez.

ーQuizás, pero no lo diré ーbromeó sonriendo infantilmente y levantó su cuerpo de la incómoda sillaー ¿Puedo jugar afuera?

ーRecordad que está prohibido fumar en el jardín ーadvirtió el mayor notando al peliazul casi saliendo de la pieza.

ー ¿Y quién quiere fumar? ーpreguntó el chaval después de hacer un gesto de desagrado y cerró la puerta de metal al salir.

[2 años después]

ーEsto fue un error. Una persona no puede volver a su estado original después de que se mantuvo congelada tantos años.

ーNo, hay algo extraño ーrespondió el hombre de bata que llama diariamente por teléfono a Aziz mientras revisa exhaustivamente los expedientes del paciente.

ーSu caso va en decadencia ーinsistió el asistente.

ーHazel, observa; desde que Ce se ha manifestado, el estado mental de Aziz trabaja en retroceso. Con el .0 fue distinto ya que fue el único que ha salido sin efectos secundarios, lo que no me explico es porqué llevan resultados tan opuestos siendo que manejamos el mismo tratamiento para ambos ーdefendió el hombre de bata.

ーYa ¿Y a qué creéis que se debe? ーcuestionó Hazel.

ーHablé con el psiquiatra que es cabecera del manicomio; su diagnóstico indica que todo es por Ce. El hecho de confundir un pensamiento con otro completamente distinto sin saberlo manejar, afectó mucho a Aziz desde que lo reanimaron.

ーEso no me explica por qué su salud empeora ーrechazó Hazel de inmediato.

ーNo subestimo la mente humana.

El estado mental y físico del paciente se había vuelto un triste caso de locura, pues aquel joven, de cuerpo bulímico, ojeroso y cabello hecho un asco no actuaba con sentido común. Por ratos se mantenía de pie a mitad de su pequeña pieza blanca, en otras ocasiones sentaba su cuerpo mirando a la pared, cruzaba las piernas en infinito y golpeaba su cabeza en el muro con fuerza diciéndose regaños a sí mismo, inclusive parecía charlar con alguien.

ーIré a que preparen la silla ーavisó Hazel dejando solo al doctor.

ーVamos, tío. Dame una señal de luz... Déjame ayudarte ーsusurró el médico observando a través de la ventanilla que da vista a la habitación del casi albino.

Para todo aquel que observase al joven de vista esmeralda, solo tenía enfrente a un ser desquiciado, sin una existencia fija, sencillamente un esqueleto con capacidad de hablar y andar, sin embargo, ese caminante aún portaba ciertos hemisferios activos, su cabeza no dejaba de recibir voces sin sentido ni gritos extraños. Gritos... muchos alaridos tenebrosos, demasiados demonios hablando a la vez o cantando en coro como si alabaran a Satanás.

《 ¡Corred! ¡Golpea, no se darán cuenta! ¡¡¿Por qué?!! ¡Los odio...! Yo no tengo la culpa de nada...》

Gritos y más gritos, gritos... ¡Llantos! ¡¡Muchos lamentos!!

《No sabes nada de mi... Ellos son tan malos ¡La silla, irán por la silla de choques! ¡¡Shhhh, o van a echarnos agua helada!! ¡¡¡Noooooo!!!》

Cuando por fin todas las voces se unen para gritar y llorar juntas... un shock tan poderoso como un relámpago al corazón, despertó y obligó a abrir la vista de Aziz a mitad de un quirófano atendido por doctores y enfermeras. Su cuerpo sudaba a charcos y la respiración le abandonaba por ratos, como remate los cables en su cuerpo le creaban hormigueo.

ーPor Hab, a nada y te perdemos esta vez ーnotificó el médico de siempre con un gran suspiro mientras retiraba su cubrebocas para hablar claramente.

Aziz estaba tan exhausto que no lograba hablar, únicamente inhalaba y soltaba aire con dificultad, se sentía tan asustado de lo que vio durante su terapia que los labios le temblaban como queriendo explotar en emociones.

ーTranquilo, estaréis bien ーuna enfermera limpió el sudor del peliazulー a causa de vuestro estado no logramos concluir la terapia de hoy, así que necesitaremos que vengáis mañana a la misma hora.

La enfermera salió del quirófano y los demás asistentes le hicieron segunda, así quedaron solos el doctor y el joven.

ーDoctor Cornel... ーhabló Aziz casi desvanecido.

El médico escuchó el leve llamado y volvió la vista al menor sin decir nada, solamente esperó atento la respuesta.

ーYa no quiero...hacer las terapias... ーimploró el peliazul con un gesto lamentable, si su piel era de antemano blanca, ahora sus labios le asemejaban el tono pálidoー siento que cada vez...me agotan hasta dejarme en el puro cascarón... me hago polvo...

Cornel no encontró respuesta para Aziz. Se sentía absurdo, pues pareciera que su obsesión por el experimento le cegó por completo y se comió toda humanidad en él.

ーOs lo suplico... ya no quiero hacerlo... ーcuando parecía reventar en llanto, una sonrisa se dibujó en sus labios pese a las lágrimas que corrían por sus mejillas, pero no cualquier sonrisa, sino aquella que sus recuerdos trajeron con la terapia junto a una risa pillaー es difícil... me hacéis sufrir tanto...

Cornel reconoció la sonrisay el acento inusual, sin duda se trataba de una particularidad que no pisabatierra desde hacía ya tiempo y no perdió nada en rectificar su hipótesis.

ー¿Ce? ーcuestionó Cornel al peliazul.

Dicsman: Primer aparato reproductor de CD portátil que Sony lanzó al mercado. El D-5/D-50, que fue el primero en llegar al mercado en 1984.

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