Parte 2
La tensión e incomodidad tras aquella discusión permanecieron un poco más entre ambos, ahora simplemente se dedicaban a observar a los pequeños en silencio.
Como una especie de penitencia, Ranpo fue privado de cualquier trabajo durante el resto de la tarde para que se dedicara por completo en vigilar a su versión menor y al no tener autoridad para aplicarle una reprimenda igualitaria a Poe, Fukuzawa sólo se limitó a presionarlo de forma indirecta para que se quedara cerca del detective, dándoles así a ambos el aspecto de dos niños castigados.
Los menores siguen jugando, por iniciativa del de ojos verdes han comenzado carreras, uno de ellos sobre los hombros de Tanizaki y el otro de Atsushi, cuando el primero tuvo que salir a cumplir con un trabajo le dejó su puesto a Kenji quien encantado accedió a cargar al pequeño castaño.
Después de algunos minutos el pequeño Allan se inclina para murmurar algo al rubio y éste asiente antes de bajarlo con cuidado, ya en el suelo acude con el escritor dando un par de tirones a su ropa para pedir su atención.
-¿Qué pasa?
El niño se sonroja y juguetea con sus dedos, indeciso de hablar.
-Y-yo...
-Tienes hambre ¿No?
Las palabras del detective le hacen sobresaltar y no puede más que asentir para darle la razón.
Por supuesto, ellos no eran sólo la consecuencia de una habilidad, debían ser cuidados como cualquier niño y era lógico que después del tiempo que transcurrió tras su llegada necesitaran comer algo.
-Claro-Reacciona el novelista levantándose de su lugar-¿Quieres que vayamos a la cafetería por algo?
El menor duda un momento, la oficina se encuentra relativamente vacía y dada la hora no le era difícil suponer que dicho lugar donde el escritor quería llevarlo se encontraría repleto de gente, analizando eso decide negar con la cabeza.
-¿Puedo esperar aquí con Karl?
Comprendiendo sus motivos Edgar acepta, le entrega a Karl y le cede el lugar donde estaba sentado para que ahí pudiera esperarle.
-¡Yo también tengo hambre!-El pequeño Ranpo se remueve de los hombros de Nakajima y busca la manera de bajarse, el albino ayuda a que llegue al suelo sin caerse-¡Voy contigo!
La reacción inmediata del mayor es mirar al detective solicitando con ello su opinión al respecto, Edogawa sólo mueve la mano indicando que no había problema y con esa señal su versión menor se adelanta a la puerta corriendo.
-¡Yo voy a llegar primero!
-¡E-Espera! ¡No corras!
Tras la salida apresurada, esas risas y llamados preocupados se pierden a lo lejos mientras algunos de los agentes no pueden evitar reír ante la situación tan familiar.
Mientras tanto el pequeño Poe sigue sentado en su sitio, cargando a Karl mira su alrededor divagando por cada parte de éste hasta reparar en el detective que ahora mismo había comenzado a hojear el periódico, el rostro del menor se ladea con curiosidad.
Despegando la vista del impreso Ranpo se percató de aquella mirada y al encontrarse esta con la suya ha hecho que el niño se sobresalte y la dirija a otra parte mientras abraza a la mascota esperando inútilmente no haber sido notado.
Suspirando el mayor toma el periódico y haciéndolo un rollo se estira lo suficiente para alcanzar a darle un golpecito en la cabeza de cabellos caoba provocando su sobresalto aunado a un quejido asustado que hace a Karl soltarse dejándolo al descubierto con ese rostro teñido de un intenso rubor.
-Si quieres decirme algo sólo dilo.
-¿P-Puedo...-Titubea jugueteando con los dedos-verlo también?
-¿Ah?
-¿P-Podría...ver eso...también?-Aclara señalando ahora el impreso que seguía en manos de Edogawa.
-¿Por qué?
-Es una regla de papá-Habla llevando las manos a los bordes de su batita-Si estoy en un lugar con adultos debo estar quieto, callado, o mirando un periódico...para no molestar.
-Ah...-Dudando un momento sobre su respuesta, el azabache no puede evitar pensar que ese Edgar era aún muy pequeño para seguir tan fielmente reglas como esas ¿Había sido educado de un modo tan estricto?-Bueno...pero tu padre no está aquí por ahora ¿sabes? Puedes hacer otras cosas, hace un momento estabas jugando sin problema.
-Ranpo aún no regresa-Se excusa desviando la vista.
-¿Y qué con eso?
-Cuando está aquí...ya no tengo que tratar de ser como un adulto... porque él no lo es.
El detective puede escuchar las risitas al fondo y un "Ahora no sé de cual estará hablando" por parte de Dazai.
-Bien...-Suspira rendido dejando el periódico sobre el escritorio-Pero tengo una mejor idea.
En la cafetería...
-¡Yo llegué primero!
El pequeño Ranpo llega al establecimiento deteniéndose apenas un momento antes de ubicar su siguiente objetivo, la barra, y dirigirse a esta.
-¡Ranpo-kun! ¡Te dije que no corrieras!-El exhausto escritor recrimina apoyándose de la puerta de entrada, desde ahí puede ver al menor afianzarse del borde de la loza blanquecina y ponerse de puntitas para hacerse notar ante la chica pelirroja que estaba al otro lado.
Confundida, Lucy mira a Edgar en espera de alguna explicación ante lo familiar que le resultaba aquel niño.
-Una larga historia-Es lo único que su antiguo compañero de organización puede decir.
El niño toma uno de los bancos, lo arrastra para acercarlo y poder subir en éste, su acción es vigilada por un nervioso Poe que le pide tener cuidado e incluso le ayuda a sostenerse hasta que se cerciora que se ha apoyado de una forma segura.
-Tengo hambre.
-Ah, claro... ¿Qué es lo que quieres comer?
-¡Galletas!
-Ranpo-kun... No puedes pedir eso ahora-Recrimina recibiendo un puchero por parte del otro-¡N-Necesitas comida no dulces!
-¡Las galletas están bien para mi!
-Pero...
-¡Galletas, galletas, galletas!-Insiste dando algunos tirones a la ropa del más alto.
-¿Seguro que no quieres otra cosa? ¿Al menos un sándwich?
El de ojos esmeralda niega y Allan se toma unos segundos para pensar en una estrategia.
-De acuerdo, hagamos ésto-Le habla inclinándose para acercarse un poco más, apoyando uno de los brazos en la barra-Si me prometes comerte el sándwich vamos a llevar los dulces que quieras para cuando lo termines.
Dudando con una verdadera pose reflexiva acaba asintiendo, al parecer todavía no era tan difícil de convencer... Tal vez porque aún no caía en cuenta de lo manipulable que podía ser Allan con el nivel de insistencia adecuada.
-Poe-san...si sigues así te volverás un padre demasiado permisivo-Suspira la chica pelirroja negando con la cabeza para luego cruzarse de brazos soltando una risita-Pero bueno, después de todo se trata de Ranpo-san ¿no?
Ante el comentario un leve sonrojo, tartamudeos y el revuelo de las manos al frente moviéndose en un intento de mostrar una negativa son la reacción del novelista.
Mientras tanto, el pequeño Ranpo ignora la conversación de los adultos para estirar los brazos con la meta de alcanzar los paquetes coloridos de galletas y demás bocadillos. Edgar desvía la vista notando cómo sostiene dos, pasando la atención de uno a otro haciendo un ruidito alargado en señal de estar meditando algo.
-Oye...¿Cuál de estos le llevo a Edgar?
-Pues...-Examinando las opciones se da cuenta que cualquiera de las dos estaba entre sus gustos-La que sea estaría bien.
-¿Ambas?
-No lo sé, yo...quiero decir... Edgar no está realmente acostumbrado a comer dulces así que...
-¿Por qué no?-Cuestiona curioso.
Una pregunta sencilla a la que curiosamente Poe no encontró una respuesta inmediata.
Es verdad...¿Por qué no? ¿Por qué no lo hacía?
-Verás...-Intenta explicar-A su padre no le agradaba mucho que le dieran dulces todo el tiempo... Así que...sólo se acostumbró a no hacerlo.
-Oh, entonces no es porque no le gusten-Asiente dando por entendida la aclaración-Bueno, le voy a llevar los dos.
No pudiendo evitar reír el mayor asiente.
-Sí, supongo que no estaría mal.
Atendiendo poco después el llamado de Montgomery que entregaba los pedidos listos para llevar, Edgar ayuda al niño a bajar de su lugar y ambos se dirigen de vuelta a las oficinas.
-No quiero subir las escaleras-Comenta cuando su trayecto los lleva al principio de estas.
-¿Entonces cómo se supone que quieres llegar a...-Sus palabras se ven detenidas cuando le mira extender los brazos y mover las manos.
-Cargame.
La imagen fue un duro golpe a su razón y tras unos segundos se vio inclinándose para dejar al menor trepar por su espalda hasta subir a sus hombros.
-¡Listo! ¡Levantate, levantate!
-¿Te has sujetado bien?
-Sí...-Alarga la palabra reforzando el agarre cuando el escritor se incorpora tomando como precaución el colocar una de sus manos sobre la rodilla del pequeño azabache por seguridad y temor a que pudiera resbalar.
-Se ve más alto desde aquí-Exclama tomando las hebras del novelista entre sus dedos con pequeños jugueteos-Oye...¿Vas a llevarte a Edgar pronto?
-¿Llevarmelo?-Repite desentendido.
-A casa.
-Ah...No lo sé en realidad.
-¿Puedes llevarlo a casa hasta que yo tenga que volver a la mía?
-¿Por qué?
-Sería muy aburrido si me dejara solo.
Impidiéndole comentar alguna otra cosa el anuncio emocionado del menor que señala la puerta de la oficina le hace reaccionar y proceder a abrirla para darse paso al interior.
-¡Era sal! ¡La caja estaba llena de sal!
La voz entusiasta que los recibe extraña a ambos no tardando en ubicar y reconocer al emisor de tan felices palabras.
Descolocando notoriamente a los recién llegados, se encuentran con la imagen de un niño sonriente sosteniendo un libro rojo, ese niño está sentado en las piernas de cierto detective de ojos esmeralda que revisa su teléfono deteniendo el cronómetro al escuchar su conclusión.
-Es correcto-Habla Ranpo mirando el tiempo marcado en la pantalla del móvil-Y no has hecho un mal tiempo, aunque claro...a tu edad yo necesité menos para resolverlo.
-¿Puedes leerme otro acertijo?
Poe siente al niño sobre sus hombros moverse con la intención de bajar, preocupado porque pudiera caer lo ayuda a llegar al suelo y este no tarda en soltarse de su agarre para correr hasta donde se encuentra su versión adulta, alcanzar al pequeño Edgar y arrebatarle el libro que sostiene dejándole desconcertado por el repentino gesto que no puede terminar de procesar.
-Ranpo-kun...
Edogawa reacciona aunque ese llamado no hubiera sido precisamente a él sino al infante que ahora se mordía los labios y escondía el objeto arrebatado tras la espalda. Siente el peso del silencio y las miradas que recaen en su versión menor pues su acción había hecho al resto de los presentes en la oficina dejar lo que estuvieran haciendo para mirar con curiosidad lo que sucedía.
Bajando la mirada y sacudiendo la cabeza el niño retrocede un par de pasos antes de darse vuelta para salir corriendo hacia la puerta.
-¡Ranpo-kun!-Poe se gira al verlo pasar a su lado, ha tratado de detenerlo pero el niño no le dio el tiempo para hacerlo-¡Y-Yo voy por él!
Diciendo eso deja el lugar siguiendo la ruta del otro y llamándole.
-No debería ir a buscarlo él solo-Asegura Kunikida ante la escena-¡Atsushi! Ayuda a...
-Déjalos-La despreocupada pero firme voz de Ranpo interrumpe al rubio.
-Pero...
-Si hacen el asunto más grande de lo que es será más difícil que lo convenza de volver.
-¿Está seguro que debemos dejarlo así, Ranpo-san?
-Se trata de mí, yo sé lo que hago.
Optando por desistir, sin estar convencidos del todo, la oficina retoma sus actividades aligerando un poco la incomodidad del silencio marcado momentos atrás. Con un leve suspiro dirige su atención al niño que no se ha movido de su sitio, nota que ha unido sus manos jugando con los dedos y ocultando la vista, puede darse cuenta también de como aprieta los labios en un intento de no llorar.
-Oye..-Comienza sin saber realmente qué hacer o decir para cambiar aquella actitud.
-¿Yo...le molesto a Ranpo?-Murmura en un tono bajo.
El detective no encuentra cómo responder, escucharlo preguntar eso le ha hecho sentir algo de pena, ciertos rastros de culpa que le hacen titubear ante lo que debería decirle.
-N-No...-Su indecisión lo lleva a tartamudear esa primera palabra pero niega con la cabeza para corregir-No creo que le parezcas molesto.
-Si hace esas cosas...me recuerda a papá-La voz se quiebra y el mayor se tensa ante las lágrimas que ve correr por esas mejillas-No me gusta.
Los sollozos que amenazaban con escapar disminuyen hasta perderse por el efecto calmante de las palmaditas alternadas con leves caricias a su cabello. Cuando se ha tranquilizado Ranpo busca algo con lo que pueda limpiarle el rostro, al no hallar nada se limita a frotar el dorso de su manga para secarlo.
-Creo que lo has entendido mal-Comenta sin dejar de limpiar, levantando el flequillo de Allan con la otra mano para facilitar su tarea.
-¿Por...qué?-Cuestiona entre algunos quejidos bajos por la fricción de la tela que ronda por su cara.
Frunciendo los labios en una mueca indispuesta Edogawa acaba exhalando rendido, inclinándose para hacer que lo que sea que dijera sólo pudiera ser escuchado por el niño.
-Bien, voy a decirte algo-Susurra consiguiendo la atención del otro-Pero tienes que prometerme que no vas a contárselo a nadie ¿De acuerdo?
Al verlo asentir con una mirada curiosa se decide a hablar.
-Sólo...estaba celoso.
-¿Qué?
-Digamos...que pensó que ahora que tenías algo con que divertirte ya no le prestarías atención, su reacción por instinto fue quitarte el libro-Explica sin hacer contacto visual, centrándose en dar unos golpecitos en la superficie del escritorio-Ver a todos los demás reprobando su acción le molestó, él no piensa que haya hecho algo mal asi que escaparse fue su negativa a aceptar esa opinión.
Cuando al fin ladea el rostro para ver al menor puede darse cuenta de la expresión que parece asimilar aún lo que acaba de oír, ahora más sereno se decide a cuestionar una duda que él ya sabe que se ha formado con aquella confesión.
-¿Con el cuento fue igual?
-Estaba aburrido y quería jugar contigo, además...de que al parecer ya era consciente de tu idea de que estar quieto leyendo era lo que debías hacer para no molestar, así que también lo hizo por ti.
-¿Entonces no le parezco molesto?-Pregunta con la mirada esperanzada en la respuesta que necesita.
-No, en absoluto.
-Yo no dejaría de prestarle atención a Ranpo-Sus palabras ahora más animadas son acompañadas del balanceo de sus pies-Si está conmigo no tengo que tratar de ser como un adulto...pero...yo en realidad no puedo entender lo que quiere si no me lo dice, creo...que debería buscar otra forma de mostrarme cómo se siente.
Una suspiro rendido y una risita extrañan al niño quien ve al detective sonreír con cierta ironía mientras toma de nuevo su teléfono.
-Sí...-Corresponde tecleando las letras del mensaje que se extiende en la pantalla.-Supongo que realmente debería.
Actualización por el cumple de Ranpo!!!!!
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¿Y saben qué?
Al final resultaron tres partes...😂
Pero bueno, les dejo con esta mientras termino de trascribir la última. Será publicada hoy, claro, junto con otra sorpresa.
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