Presión
La pregunta del oficial Joyce tiene todo el sentido. En la curva de los cedros hay bastante iluminación, ya sea de ida o vuelta, las seis farolas están distribuidas a ambos lados del camino, desde que se desbarrancaron algunos camiones de carga años atrás. Por el contrario, en la pendiente de Reese la única farola lleva fundida al menos dos meses
— Bueno...
— Yo tengo la costumbre de ir viendo el costado de la carretera, el panorama ¿sabe?, es algo que me gusta hacer desde que era niña —Tove se adelanta a su esposo
Román asiente, es verdad después de todo, a veces, incluso mientras hablan ella mira por la ventana y él no está muy seguro del porqué
— Entonces... ¿La primera en verlo fuiste tú, Tove?
El ambiente se tensa un poco más, claramente a la mujer no le gusta que ese hombre la llame por su nombre. Román se aclara la garganta yendo cerca su esposa y casi casual le toma del hombro
— Sí, fui yo —acepta ella— Me pareció extraño ver ese gran bulto al lado del camino, es raro ver esas cosas por aquí ¿No?
— ¿Esas cosas? ¿Como?
— Bolsas, basura, desechos que la gente deja a lado del camino, esas cosas que pasan en las ciudades y poblados cerca estas—el disgusto al hablar de eso es notorio en la voz de Tove
— Pues aquí no es tan inusual... a veces los turistas dejan su basura cerca el lago y camino ahí —el oficial Joyce parece sentir la misma molestia o algo así—, pero por lo común los patrulleros las recogen, ya que no hay muchos crímenes en la zona hemos terminado de basureros, por eso me extraña que ustedes digan que este niño solo estaba ahí, algún oficial debió haberlo visto en su patrullaje, es fin de semana después de todo y hay muchos visitantes en el área-
—¿A qué hora fue el último patrullaje? —pregunta Tove, con la suspicacia del que lleva a cabo el interrogatorio
—Eso no lo sé, pero no importa, tienen que decirme la verdad —el oficial Joyce es directo, casi acusatorio—. Ustedes no encontraron cerca el bosque a este niño ¿Verdad? Diganme ¿De donde es y porque lo tienen? ¿Quién le hizo esas heridas?
Señalando al niño lo trata de apartar de su protectora, y como era de esperarse el pequeño se resiste entre quejidos mudos, patadas y rasguños
—¡¡Basta ¿Estás loco?!!—Tove le quiere alejar, a la vez que su esposo le saca de encima al hombre
—¿Qué te pasa Nicolas? ¿De verdad no me crees?—Román retiene al oficial, Tove sabe que fueron a la misma secundaria y preparatoria, pero no más
El niño se abraza a su protectora dejando bien descubierta su espalda, Tove lo nota y con presteza cubre la marca que la hizo gritar horrorizada, cuando la vio llegando al hospital, entonces ya era tarde e igual que ahora no alcanza a ocultarla
—¿Qué... diablos es eso? Mujer quita tu mano ¿Qué diablos le pasó a este... niño —El oficial Joyce trastabilla al preguntar, intenta tomar de nuevo al niño mientras Román forcejea con él, Tove en cambio retrocede hasta topar con pared, poniendo al niño tras ella
— No parece una marca de nacimiento —comenta desde la entrada una delgada mujer madura, puede que a finales de sus cuarentas o a mediados de unos bien conservados cincuentas, la bata blanca no dice tanto como el sobrio traje de tres piezas que usa bajo esta, su largo cabello negro descansa en lustrosa cascada a un lado del hombro— ¿Puedo pasar?
— Si, claro —asiente Tove, más asombrada por la calma que desprende la mujer que por su identidad, aún desconocida
— Bien, buenas noches —saluda la mujer en inusual condescendencia— Me presento, soy Anika Sneg la psicóloga forense asignada a su caso ¿Podría permitirme ver de nuevo la espalda del niño? Debo sacar algunas fotos de cada herida y marca para poder descubrir su identidad.
— Esta mujer no es la tutora legal del niño, no necesita su permiso— interviene el oficial
El recelo del hombre, a este punto, no pasa desapercibido para ninguno
—Si tienen que volver a revisarlo debo permanecer a su lado, o si no llorará y tratará de huir —replica Tove con seriedad, tiene al niño a un costado de tal forma que este puede ver a la resien llegada sin salir de su protección
— Legalmente solo pueden estar presentes padres y tutores.
Aun con los comentarios y renuncias del oficial Joyce, la forense Sneg parece tener alguna consideración por la mujer, o más que nada el niño
— Si, comprendo. Las enfermeras y el médico de guardia ya me contaron lo que pasó cuando llegaron.
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