Lágrimas
Esa guerra silenciosa sobrecoge a Róman, que incomodo trata de contener a su esposa, a su vez el pequeño niño dirige una intensa mirada al hombre ante la puerta, con los ojos bien abiertos y casi erguido deja la protección de su madre
— Tove, por favor —ruega Román por lo bajo
La mueca de desagrado de Nicolas, la mano de Tove sobre el hombro niño al retroceder o la tensión que este mismo movimiento genera en la manga de su esposo no pasan desapercibidas para Anika— Oficial Joyce acompañe al señor Degen, las preguntas pueden esperar —sonríe interviniendo para apartar al hombre de la puerta—, comprenda, esta fue una noche difícil para ellos. No lo compliquemos más —pide dejando a los ex compañeros salir
Nicolas sale primero y con una seña indica a Róman que le siga, Tove se tensa al instante, conoce bien a su esposo, sabe que no es rápido de mente bajo presión, algo que seguramente el otro también tendrá en cuenta
Mas, no puede acompañarlos, la forense Sneg cierra la puerta en cuanto los hombres salen— Espero no le moleste que nos quedemos a solas señora Maskros, puedo llamar a una enfermera si gusta —ofrece tan calma como al principio
— No, así está bien —Tove pretende calmarse, por supuesto su preocupación no desaparece pero la extraña tranquilidad de esta mujer le inquieta aún más—, creo que le debo una disculpa, no debí comportarme como una niña, Róman siempre dice que le angustió y... creo que tiene razón, el cansancio nos está alterando, él no se siente bien ¿sabe?
— Pude notarlo —sonríe Sneg preparando una aguja— ¿Tiene alguna enfermedad?
Tove se queda en blanco unos segundos—¿Quien? Yo, no, el niño tampoco, hasta donde yo sé —reteniendo al menor la mujer rubia solo observa el instrumento medico
Sneg ríe por lo bajo— No, su esposo —aclara—, si a causa de esto empeora realmente me sentiría mal —mientras habla prepara lo necesario para tomarle una muestra de sangre al niño— En cuanto al niño, necesitaremos algunas muestras para descubrirlo ¿Puedo?
A unos pasos del menor la forense está por sujetar el brazo del niño, esperando una respuesta del mismo, a su vez este busca consejo en su protectora— Ya le tomaron muestras abajo —dice Tove, y de inmediato el niño muestra la curación en su brazo, confirmando
— Lo sé, esa muestra fue para el hospital, necesitan saber su tipo de sangre, si tiene alguna enfermedad contagiosa o de fácil transmisión, cosas así, dadas las circunstancias ya deben tener los resultados. Esta será para el expediente del caso —sin perder el tiempo la forense toma el brazo derecho del chiquillo, que ni se inmuta al ver cómo introduce la aguja, sin mostrar reacción alguna, su vista está fija en la mujer de oscuro cabello.Sneg apenas si puede sonreír un—. Vaya eres muy valiente ¿o es que estás acostumbrado?
El niño no responde. incluso tarda en parpadear tanto como la forense, la silenciosa interacción entre ambos inquieta a Tove— Disculpe... ¿Tardarán mucho los exámenes? Se que por la hora nos es imposible ir a casa en este momento, pero mañana temprano... ¿Podremos irnos?
La sorpresa de la forense dura solo unos instantes, por lo mismo Tove no sabe qué esperar de respuesta— Nos faltan algunas tomografías y rayos esquís señora Maskros, pero si tiene algo urgente esperándola en casa puedo pedirle al oficial Joyce que acompañe a su esposo —ofrece al fin la seria mujer acercando una silla para sentarse cerca el niño, pendiente de la extracción de sangre y la reacción de la mujer—. Justo por eso le preguntaba si tenían hijos —susurra—. Tengo una clase de permiso especial y si ustedes lo necesitan...
— No —vocaliza Tove, tras negar continuamente en silencio—. No es necesario, solo que Róman me preocupa. No está enfermo de nada, estará bien se lo aseguro, solo que... no creo que pueda dormir dentro del hospital —bromea nerviosa
— ¿Y qué tal usted? No creo que el oficial Joyce la deje descansar esta noche —Sneg muestra una sonrisa traviesa, deteniendo las extracción de sangre y volviendo a cubrir el brazo del niño— Digame ¿De donde lo conoce? Es raro ver a ese hombre tan motivado en un interrogatorio ¿Es un antiguo pretendiente? —pregunta cuál confidente
— ¿Qué? No, de ninguna manera —Tove se enfada y rehúsa al instante, el niño la observa analitico, expectante, y ella le sonríe acariciando su revuelto cabello, todavía húmedo— Nicolas fue amigo de Róman en el colegio, no sé por cuántos años yo... él y yo nunca nos agradamos en realidad, creo que al igual que el resto me ven como una forastera, una extraña más... —Al fin se abstrae un poco en esa idea, a ella misma le cuesta considerarse parte de Bramblewood, de hecho, van a Portwest a menudo porque ella extraña sus calles o la vista. Creció allí después de todo
— Creo que sé cómo se siente —comenta Anika, con la asertividad de sacar a Tove de sus pensamientos—, me asignaron aquí hace un par de años y aparte del comisario y unos pocos oficiales nadie recuerda mi nombre.
Tal vez es una broma tonta, un intento de empatizar o un desahogo sincero, da igual porque Tove se relaja al identificarse
— A mi me paso en los primeros años —le cuenta—Tuve que usar un gafete con mi nombre, porque aparte de ser inusual por estos lados nadie lo sabía pronunciar —casi ríe, y es extraño porque lloro junto su madre tantas veces al sentirse sola, mas, ahora siente una clase de revitalización al decirlo
Tove mira abajo,el niño la observa sonreír y sonríe, totalmente inocente. ¿Es una reacción o un mero acto de imitación?
— Vaya, que dulce rostro —Anika también se alegra, e intentando acariciar la cara del niño se acerca, solo para ser rechazada, pues el niño se protege entre los brazos de Tove— Parece muy apegado a usted —tan divertida como intrigada—. Pensé que... tal vez,,, reconoció en usted una figura maternal, puede que se parezca a su madre o tenga esa clase de energía que envuelve a las madres...
Tras escucharla la sonrisa de Tove desaparece al instante— Eso... no puede ser —tartamudea, como si las palabras se agolparán en su pecho, la simple idea, palabra o concepto de madre aplicado a ella revuelve emociones que crecen a punto de desbordar, le duele a tal punto que se le cierra la garganta, no quiere decirlo de nuevo, porque cada vez que lo dice es más una realidad y aún no puede aceptarlo—. Si algo así existiera... yo... soy.... todo lo contrario —lamenta entre sollozos
Anika no termina de comprender, y en un intento de contener a la angustiada mujer va cerca está, brindando apoyo aun si es solo un torpe abrazo e incómoda sonrisa— Calma, solo fue una estúpida broma, disculpe. No es como si solo por ser mujer deba ser madre, eso no...
Tove detiene a la mujer, no la aparta o se aleja solo le voltea a ver al rostro— Yo no puedo tener hijos, soy infértil —la confesión es un suspiro, un resignado lamento de desesperanza que deja helada a la forense. Tove cubre su rostro con una mano, no quiere desmoronarse ahí, aún sujeta al niño con la otra, afirmándose de esa pequeña espalda. No quiere lastimarlo o asustarlo pero necesita una razón para seguir de pie tras lo que ha dicho
— Perdone, no debí insistir —apenada Anika abraza a la agobiada mujer por sobre los hombros.
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