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Confianza


No hubo suficiente tiempo para pensar en una historia

    Desde la llegada al hospital la aparente calma de Tove se desvaneció

— ¿Qué pasó?

— ¿Cómo se llama?

—¿Son sus padres?

— ¿Quienes son ustedes? ¿Qué dicen que pasó?

    Román respondió lo que pudo tratando de armar una historia coherente mientras Tove permanecía cerca del niño, sin que los pudieran separar. Tan pronto la sacaban del cuarto el pequeño gritaba arañando y empujando enfermeras queriendo escapar

    Todos pudieron notar la falta de zapatos en el niño, como única prenda una desgarrada playera demasiado grande para su pequeño tamaño, que manchada en fango y goteando agua apenas dejaba ver la marca de la llanta cuando pasó sobre él

— Entonces... ¿Qué dicen que pasó?

Sin siquiera saludar Nicolas Joyce entra al cuarto en plena revisión al niño, este sujeta con fuerza la mano de Tove y en ligera mueca ella muestra su desagrado por el oficial de policía

— Lo encontramos bajando la pendiente de Reese, estaba tirado al lado de la carretera, inconsciente, decidimos traerlo antes que esperar por una ambulancia, no creo que la tormenta pare esta noche.

    Román habla ligeramente rápido, no llega a atropellar sus palabras con nerviosismo pero ha repetido tantas veces esa explicación que comienza a sonar hueca

— ¿Qué hacían en la ruta 44? —pregunta el oficial Joyce—¿De ida o vuelta?

— Volvíamos de Portwest —por primera vez Tove responde una pregunta no referente al niño

    La enfermera comienza a cubrir las heridas del niño con vendas

— Espera—pide el oficial de policía a la asistente médico—, hay que tomar fotos a cada hematoma, esperemos al psicólogo forense —

— Ya le tomaron fotos cuando llegaron —aclara la enfermera, tratando de apresurar su trabajo

   Sin embargo

— Un especialista debe revisarlo y hacerle preguntas —el oficial Joyce insiste, con notoria obstinación—, alguien que esté capacitado.

— De acuerdo —acepta la joven, dejando sus utensilios de lado antes de volverse a Tove—, que no toque sus heridas, o tendremos que volver a hacer la curación, sonríe levemente avergonzada

    Tove asiente a las advertencias, correspondiendo el gesto con comprensión, para desagrado de oficial de policía

—¿A que fueron a Portwest?—insiste el oficial Joyce, sin dejar a las mujeres agradecerse o despedirse

— Estuvimos allá el fin de semana, solo un par de días, para que Tove viera el amanecer y relajarnos un poco —al fin interviene Román, mucho menos mecánico— Tenia meses que no lo hacíamos.

— No fue buena idea —bromea Nicolas, de alguna manera incluso sus bromas tensan a Tove

— Las ideas no son buenas o malas.

— ¿Perdón?

— Olvídalo, solo es algo que ella suele decir.

— Me refiero a que no hay buenas o malas ideas, es su desarrollo y nuestra percepción sobre el mismo lo que nos da un valor de ellas, por ejemplo esto, si no decidíamos volver antes de que oscureciera no lo hubiéramos encontrado —Tove está convencida de que es así, por el contrario el oficial Joyce deja escapar una risilla

— No creo que para él fuera bueno —sonríe, y se inclina un poco al frente para hacer contacto visual con el niño

— Pues se equivoca, a juzgar por su ropa y aspecto no tiene muchos cuidados, incluso llegaría a pensar que fue abandonado o estaba perdido, ni siquiera traía zapatos —señala Tove— en plena tormenta y solo en el bosque ¿Sabe dios cuánto tiempo más podría sobrevivir?

   Nicolas Joyce no mira a la mujer durante su explicación, no por falta de interés o grosería, de hecho está algo perturbado con la fija mirada del niño, sus claros ojos le observaban sin pizca de miedo. En todos estos años que ha sido oficial de policía nunca ha visto a un crío mirarle de esa manera, muecas, burlas, sonrisas y llantos ha visto demasiados, pero es como si ante ese niño de corta edad hubiese algo insignificante o menos que decepcionante

— ¿A qué hora salieron de Portwest? —el oficial Joyce retoma su interrogatorio, enderezandose para ver a la mujer

— Cinco o Seis de la tarde, no estoy muy segura—

    En el consultorio solo está el matrimonio, el oficial y el niño, sentada junto a este último Tove sostiene la mano del pequeño entre las suyas, mientras este guarda silencio, incluso durante el camino o cuando llegaron al hospital no ha dicho palabra. Tove aún duda haberlo oído hablar en la carretera

— Dijiste que ya estaba oscureciendo...—duda el oficial— Con la tormenta y lo oscuro del camino ¿Como lo vieron a orillas de la carretera?


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