Mikey se sentía un jodido indulgente sin voluntad por haber permitido que Emma conservara el video en la plataforma, sin siquiera desactivar los comentarios porque según ella habían personas defendiendolos también.

Él sabía que no clasificaba como una persona modesta. Amaba la atención que recibía a diario, los mimos de su familia y de Kenchin, los alagos afables y sanos de algunos adultos... quizá que lo confundieran con una chica un par de veces también cabía dentro de esa cadena de autocomplacencia. Pero, le desagradaba con creces que lleguen al nivel morbido de la sexualización sacada de contexto.

Y era mucho peor si involucraba a Emma.

—Cuanta gente hormonal hay en internet —Takemichi bufó con desagrado una vez estuvo al corriente gracias a Chifuyu.

—Takemicchi, me dijeron muchas cosas asquerosas —lloriqueó con dramatismo fingido que hizo poner los ojos en blanco a Draken, pero que si sirvieron para provocar lastima en el nombrado.

—Ojalá existiera una forma de partirles la cara a través de la pantalla —gruñó Ken, provocando en Mikey una filosa sonrisa engreída.

—No te preocupes, Mikey. Los videos virales siempre son así: pasarán unas semanas, aparecerá otro video y el tuyo quedará en el olvido —consoló el de ojos azules.

Sano torció los labios con un disgusto genuino. Sabía la secuencia de la fama temporal de internet, pero lo que le inquietaba era cuánto tardaría el suyo en refundirse entre lo más recóndito y olvidado de tiktok, ¿no habría forma de apresurarlo?

Sentía una leve sensación de humillación hincándole con insistencia irritante. En realidad, podría disfrutar ese momento de fama si la atención recibida hubiera sido de otro tipo, no de ese tan... incomodo. Sin mencionar que ahora tenía a la mitad de sus amigos detrás de él con comentarios burlones de doble sentido. Ya no quería que la atención recayera sobre él. Exigía algo que le quitara ese peso de encima.

O al menos, no quería estar solo en esa humillación.

Miró a Ken y a Hanagaki manteniendo una conversación de diferente temática y luego miró a Chifuyu sentado cerca de ellos, pero estando distanciado debido a la atención que le daba a su celular.

Como si hubiese sido obra divina a su cabeza llegó un oportuno recuerdo de la primera noche de Emma con tiktok, mostrándole emocionada cada video que se encontraba. Uno de ellos lo recordaba bastante bien...

—Chifuyu —llamó haciendo resonar su voz por encima de la de Draken y Takemichi. Los tres se voltearon para prestarle atención—. Ahora que soy un tiktoker famoso quiero hacer tendencia, ya sabes como los demás.

—¿AH? —Ryuji lo miró incredulo y arrugando las cejas.

La expresión de asombro extremo de Takemichi hubiera valiosa para objeto de burlas en el futuro, de no ser porque toda la atención había recaido en el más bajo.

—¿A dónde quieres llegar? —Chifuyu entrecerró sus ojos con cautela.

—¡Te estoy retando! —espetó Mikey con solemnidad—. De tiktoker a tiktoker.

—No hablarás en serio... —Draken quiso interrumpir pero fue completamente ignorado.

—¿De qué se trata el reto? —Chifuyu sonrió con fiereza, dándole luz verde a Manjiro para continuar con su plan.

—No es nuevo para nosotros que Baji te gusta —declaró, automáticamente paralizando a Matsuno—. Es más, te encanta. Todos lo sabemos menos el estúpido de Baji.

—Pe-pero que-que cosas d-dices, Mikey —balbuceó de repende convertido en un manojo de nervios andante, soltando pequeñas risas nerviosas—. Cla-claro que n-no me gusta Baji.

—Chifuyu, no te esfuerces —suspiró Ken con impaciencia—. Es obvio hasta para un ciego... Baji es muy astuto, pero cuando se trata de sentimentalismo es la encarnación de la estupidez.

El aludido intentó objetar, resultando en balbuceos incoherentes distorsionados por el pánico. Takemichi puso una mano en su hombro y lo miró negando con la cabeza, alegando de forma tácita que no tenía ningún argumento para debatir esa innegable verdad.

—¡BUENO YA! ME GUSTA BAJI ¡¿Y?! —decretó raudamente y con todo el rostro manchado de vergüenza.

—¡Felicidades por tu epifanía! —exclamó Mikey con fingido tono vigoroso—. Ahora escucha mi reto.

Chifuyu sintió el impulso de rechazar el reto al saber que estaría ligado con su enamoramiento hacia Keisuke, pero... Chifuyu Matsuno podría ser lo que sea, menos un cobarde y sin duda el rechazar ese reto pesaría sobre su orgullo por el resto de su vida. Prefería sacrificar su dignidad que extinguir su orgullo.

—Te escucho.

Hanagaki soltó un exagerado jadeo y Draken solo gruñó, apretando el puente de su nariz y rogándole paciencia a alguna divinidad que se apiadara de él y de paso, de Chifuyu también.

—¿Has escuchado la canción esa que dice... I wanna ruin our friendship?