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19-Diecinueve

Ya han pasado 3 días después del reto, y los chicos supieron que me drogo. Por lo cual no han dejado de preguntar por ello. Cosa que he ignorado las veces que  preguntaban. Por culpa de Liam no me los puedo quitar de encima. Aunque los ofenda de mil maneras no dejan de preguntar cosas que no les interesa.

—¿Terminas tú o yo?— pregunta mi hermana, desde el otro lado del puesto.

—Ya. Termina enfrente— respondo. Estoy en el trabajo para salir, hemos quedado con Brad en Praderas. Él ésta de turno. Sale a las 2:00pm pero llega aquí a las 30. Faltan 10m. Para que llegue.

Termino de lavar todas las cajas donde vienen los pescados. Reparto algunos en otras. Meto otras en el congelador, que es más grande que yo. Cojo la basura en una bolsa negra de plástico. Cuelgo mi delantal, cambio de ropa y llego donde está Maya.

—¿Ya?

—Sip. ¿Tú?

—También. Creo que nos va a matar. Ya es tarde. Y no hemos salido de aquí.

—Tienes razón— cambia su camisa negra vieja, por una camisa, café claro.

Cerramos bien el local, tomamos nuestras cosas y caminamos lo más rápido posible. Después de 15 minutos. Llegamos a Praderas. Buscamos a Brad.

—Hola— decimos al unísono mi hermana y yo. Cuando hemos llegado junto a él.

—Hola— da un beso a cada una. Ocupamos una de tantas mesas que hay.

—¿Tienes mucho tiempo esperándonos?— pregunta Maya.

—...Eh, no. Tengo 5 minutos,  no mucho. Bien ¿Qué comeran?— entrelaza sus dedos y apoya en la mesa mirándonos fijo.

—¿Tú?— curioseo.

—Un pollo frito mix.

—También— concuerda Maya.

—...También, solo que en barbacoa—  digo. Nos debatimos quién debe de ir a encargarlo y quien pierde es Maya.

—¿Cómo te fue?— sonrió.

—Bien. Casado, tengo mucho sueño y el estar allá no ayuda...

—¿Ves? Por eso mismo no he querido venir acá. Ahora estuvieras en cama durmiendo y no aquí.

—No digas eso. Yo las he invitado. Además, no hemos pasado mucho tiempos juntos, casi no nos vemos. Tú en el colegio o trabajo. Maya en Intecap, casi todo el día. Yo con mis turnos. No nos vemos. Así que deja...— pide. El hecho de que mi hermano no duerma me afecta un montón. No es por mala onda... pero prefiero no pasar tiempo con él. A que pasarlo y que no descanse. Su trabajo lo consume.

—Maya ya se tardó—  reprocha, con un bostezo.

—La iré a ver— me levanto, busco y está hablando con un chico... se me hace reconocido.

—Oye... te estamos esperando. ¿el local cerró o...?

—¿Kayla?— esa voz. Me giro y veo al chico parado frente a mí. Tan sorprendido como yo.

—¿Hola?

—¿Qué haces aquí?— decimos al unísono. Maya ríe de ambos.

—Lo mismo que tú... creo— digo apartando la mirada de él.

—¿Ya se conocen?— intervine Maya.

—Es Tony... estudia conmigo el Bach. Tony, mi hermana. ¿Vienes con los chicos?

—No. Sí... y con una prima que se acaba de mudar— Llega una pelinegra alta, de  ojos marrones.

—Hola— Saluda alegre.

—Hola— murmuro. Recuerdo a Brad.

—Tenemos que irnos— informo y en eso llaman a Maya para entregarle lo que ha encargado.
Tomamos las bandejas y volvemos a la mesa.

—Lo siento por tardar— se excusa.

—Comamos mejor. Que ruge mi estómago— Reímos. Sirvo la Coca Cola.

Comemos entre burlas de nosotros mismos. Admito que ya no habíamos pasado tiempo así: ríendo a carcajadas, disfrutando la compañía del otro, y la felicidad que se nos negó cuando éramos unos niños apenas. Siendo una familia no muy común. Aceptando cada falta del otro. Apoyándonos sin ver cuál es el error. Decirnos: ''Te quiero hermana/o. Gracias por no abandonarme en lo que llamábamos hogar''. Una alegría que nadie nos la puede complicar y quitar. Siendo solo nosotros 3 sin nadie más. No sé que haría sin mis hermanos. Los amo y daría mucho por ellos. A pesar de que Brandon abandonó uno de sus sueños, por nosotras. Él, que nunca dejará que nos hagan daño. Nos queremos sin importar qué. Y eso es bueno.

Terminamos. Lo que dejamos, pedimos  que lo pusieran  para llevar. Ya que ninguno de los tres, podía más. Y Maya y yo nos ofrecimos a comer un helado donde las dos pagaríamos la mitad. Cruzamos tres puestos. Entramos donde una mujer de 30... tal vez, nos despacha. Brandon pidió de café. Maya de coco. Yo de limón. Vamos a la salida ya que es tarde. Antes de cruzar la puerta vemos que está lloviendo y Maya  va al tocador. Ya que no aguanta las ganas de hacer pipí. Me paro frente de mi hermano.

—Eres hermosa, Kayla. No entiendo por qué...— acaricia mi mejilla y lo interrumpo.

—No saques ese tema ahora. La estoy pasando bien. No lo arruines— lo abrazo. Restriego mi cara contra su pecho...

—¿Kayla?

No me jodas.

Me separo de mi hermano. Volteo para ver a los chicos y chica, parados frente a mí con una incógnita en su mirada. Chupo mi helado y veo a Brad quien tiene la mandíbula tensa.
Veo a Tony, está igual.

OKay, okay. Ésto provocará una tensión o mucho peor.

—Hola... chicos. No esperaba verlos aquí— digo con voz temblorosa. No quiero que Brad y Tony se peleen a medio centro comercial y que los guardias nos saquen a todos como perros callejeros.

—Nosotros tampoco— es interrumpido Justin.

—¿Ahora le hablas a éste imbécil, después de que te trataba mal? Y no solo a él. Sino a todos— escupe. Cierro mis ojos.

—Tú serás el imbécil. Idiota— se defiende Tony.

No por favor. ¿Maya dónde estás?

—Espero no hayas vuelto a tocar a mi hermana. Sino...

—¿Sino qué? No tengo miedo. Y Kayla no tiene nada que ver en ésto. Deberías preocuparte más por ella, cuando está sola...

—¡No! Tony. Calmate... por favor. Tú también Brandon...— los señalo. Miro a Zac y Caleb, en súplica para que ayuden. Ellos asienten.

—Tony, es mejor que nos vayamos. Zefora se quiere ir— intervine Caleb. Veo a la pelinegra que tiene una mirada rara hacia mí.

—¡No! Tanto que ''se preocupa'' por sus hermanas entonces, ¿Por qué no ayuda a Kayla con su problema de...?

—¡Tony, estás involucrando cosas que no debes!— exclama Zac. Veo a Brad. Éste me mira pidiendo explicación.

—¿Problema de qué?

—...Yo...

Maya, ven rápido.

—Medicamentos. ¿Te lo ha mencionado?

¡Ya váli!

—¡¡TONY!!— exclaman todos. Excepto la pelinegra.

—¿Kayla?

—No es lo que parece. Dejadme, te lo explico...— intento tomar su brazo pero lo aparta. Ese gesto me ha dolido.

—No lo puedo creer, Kayla. Pensé que tenías confianza en mí. Para decirme todo. Pero veo que no... espero, que ellos te den el apoyo que yo te he dado desde el inicio de tu desgracia. No quiero que... vuelvas a dirigirme la palabra— las lágrimas salen. Busca el coche y entra.

—¿Por qué estás llorando, Eloisa?

—Maya... Brad, se a enojado conmigo... se ha ido dejándome aquí...— la abrazo. Lloro a cántaros.

—Voy con él. No te prometo nada. Pero deja de llorar— Se despega de mí y sale. Se monta. Volteo y veo fijo a Tony.

—¿Eso querías... desde un principio? ¿Dejarme descubierta ante él? No eras nadie... para decirle lo que hago, Tony... ¡nadie!— sorbo mi nariz.

—Perdóname... no fue mi intención— es interrumpido por el motor de un auto. Volteo y veo el coche de mi hermano, arrancar, junto con Maya.

—¡Perfecto...! Ahora mi hermana está cabreada conmigo. Por tu culpa, Tony. No tenías derecho. Ninguno lo tiene. Los detesto. No debí aceptar ese puto trato.

Doy la vuelta. Al salir del lugar la lluvia me empapa ya que de un momento a otro comenzó a llover y muy fuerte. Camino hacia abajo. Quedo parada, veo hacia ambos lados si no viene algún vehículo. Ya que estoy a media autopista.

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