15-Quince
Llegué al parque, me senté en las bancas a esperarla. Luego de unos minutos llegó siempre con sus ropas anchas, pero su cabello estaba despeinado era raro, llorando y con hematomas en el cuerpo, se sentó junto conmigo.
—¿Qué te pasa, Es?— pregunté preocupada. Soltó en llanto mirándome con odio.
—Es tu culpa. Kayla, lo que sucedió fue tu culpa. Jamás te perdonaré...
—¡¡NO. ES, NO!!—grito, abro mis ojos, mi respiración es agitada me doy cuanta que estoy sudando.
Veo la hora en mi celular y faltan cinco para las siete. Me levanto asustada, entro a la ducha, esto es un laberinto de sufrimiento, como el que vivía Alaska Young.
Después de un largo tiempo en el agua, pensando en lo que hice hace tres años, se pasa rápido el tiempo.
Opto por un pantalón ajustado negro, camisa grande negra, Converse negros. Salgo de casa lo bueno es que mis hermanos no están. En una venta de flores, compro un ramo de flores de las más baratas.
Llego, me adentro y busco la lápida de ella que esta en el fondo, adentro de una gran iglesia que ahora se está haciendo más pequeña, ya que la tierra la está tragando. Hay rumores, que dicen: antes que fuera cementerio era una iglesia enorme hecha de grandes rocas y que tenía una campana de oro, hubo un terremoto y todo se destruyó. La campana se cayó, los del pueblo quisieron sacarla, pero se reventó la cadena y la campana se hundió profundo y no pudieron sacarla.
La encuentro y todavía está el agujero que hice la otra vez. Tomo lugar en la tierra, acomodo las flores, pasando mi mano sobre la lápida.
Morgan Esther Carson Well.
11 de Febrero 2001 a 15 de Septiembre 2017.
Tu alegría nos hará falta.
—...Oye, amiga te extraño como no te imaginas— mi voz suena entre cortada —O al menos eso quiero creer.
—Yo sé que todo es mi culpa. Lo lamento tanto. Tú deberías estar aquí. Y yo debajo de la tierra, tenías tanto que vivir, yo que morir. Han pasado cosas que no te imaginas y aunque sé que no me querrás escuchar, te lo contaré— comento, tal vez dirán que es tonto, porque no puede escucharme, ya lo sé, pero a mí me gusta hablar con ella, además hay mucha gente que lo hace.
—Ni te molestes Kayla— dicen atrás de mí, reconozco esa voz, no pensé que vendrían ahora, giro y encuentro a Scarlett, Olivia y Peyton.
—Estamos de acuerdo, en la parte de, que ella viviera y tú en la tierra, es lo más justo— habla Olivia.
—Hola, Kayla— saluda Peyton.
—Hola chicas... no sabía que venían— me levanto y sacudo. Intento acercarme pero ellas retroceden, se estruja mi corazón. Aún duele.
—Tú nunca sabes nada. ¿ya te vas?— dice con odio Scarlett.
—No, acabo de venir.
Ellas se acercan, pasan a la par mía, y dejan rosas blancas, rojas y amarillas, se ponen enfrente de mí con sus ojos llorosos.
—¿Sabes? Siempre he creído que nunca amaste a Esther— habla Peyton. Reprocha cosas y yo no estoy por reclamar nada pese a que no cuento con la moral de hacerlo.
—Siempre supimos que tenías envidia de ella. Era la alegría del grupo la tímida, te decía las cosas en la cara...— sale un sollozo de Scarlett.
—No... yo no tenía envidia de ella. Sí, fue mi error pero no lo hice porque yo quería. Yo he sufrido más que todas...— me defíendo, y quiero que lágrimas me salgan de los ojos pero no puedo.
—¡¡Es tu culpa. Solo tuya, tú la mandaste allá, tu vida cobro por ella... no es justo... que ella esté en tu lugar!!— exclama Renata fuera de sí.
—Saben que yo lamenté mucho lo que hice, lo que pude...— me interrumpe Scarlett.
—No lo suficiente, ¿Quién lo sintió? Ella, ¿Quién estaba en la camilla, conectada a esos bastardos cables? Ella, no digas que hiciste lo que pudiste hacer, porque no es así— demanda con odio y rencor.
Mis recuerdos me invaden, sufrimiento, odio, todo por mí, reclamos y demás por parte de ellas, sus sollozos se escuchan por todo el lugar. Ya que el cementerio está silencioso.
—Tú no la querías. Esther, siempre contigo, hiciste un juramento, el cual debes estar pagando. El dolor que ella sintió debes sentirlo tú y al doble— dice Peyton dejando salir lágrimas.
¿No lo quieres al triple?
—Y lo está pagando. Jamás te vamos a perdonar lo que le hiciste a Esther y lo que hiciste con nosotras, tu vida, es tu condena. Jamás te perdonaré, Kayla— informa Scarlett.
Me siento tan mal sabiendo lo que piensan de mí, yo la quería como a todas ellas, éramos amigas, mejores amigas, pero en el mundo no hay amigas.
—¡Lo lamento mucho chicas! Yo sé que la querían, estoy pagando por eso, cada día, saber que fui la culpable de su muerte...— me señalo.
—¡No es suficiente tu lamento! Por ti y tus hormonas ella ya no está, te odio Kayla Eloisa Thompson, no dejaré de odiarte— crispa entre dientes Olivia, duele.
—Espero... encuentres a alguien más como amigo, porque a nosotras nos perdiste. Perdimos dos amigas. Esther y que tú para nosotras estas muerta también— comenta Peyton.
Giran y se arrodillan ante las lápida.
—Te extraño, no entiendo porque no decías nada. Te quiero mucho, gracias por tu amistad— dice Peyton.
—Es, te quiero mucho, gracias por aceptarme como era, por decirme que era una idiota al no entender matemáticas, por tu amor hacia nosotras. Incluso a quien no lo merecía— habla Scarlett, refiriéndose a mí.
—Esther, amiga, tu timidez y sencillez, era lo que más nos gustaba de ti. Te hacías de rogar. Eras increíble, te extraño. Te quiero mucho, adiós— se despide Olivia y se levantan.
Se abrazan, que daría yo por un abrazo de ellas, susurran algo y luego se separan.
—Nos vemos, Kayla, espero y estés feliz, por tu culpa nuestra amiga ya no está— comenta Scarlett y luego se van dejándome sola de nuevo, escucho sus sollozos y lamentos. Cuando veo sus espaldas les saco mi dedo medio a las tres.
—Esther, perdóname yo te quiero y no fue mi intención enviarte a ese lugar. Tú nunca dijiste nada solo te quedabas callada, y ese día en el hospital. Créeme que una parte de mí murió contigo. Hice un juramento lo estoy cumpliendo. Perdóname. Adiós y lamento destruir tu vida.
Busco la salida para irme cuando escucho unas murmuraciones, decido escuchar.
Como una buena chismosa.
—¿Segura que no vas a ir?
—Sí, además hoy mismo tengo que regresar a la ciudad, si cambio de planes te aviso— informa Olivia.
—Okay, si cambias, te esperaré en la casa de Zoe, será una gran fiesta, adiós— se despiden y luego cada quien va por su lado.
Ah si que habrá una fiesta en casa de Zoe. Quiere decir que iré con los chicos.
¿Ya se te pasó el luto?
Salgo del cementerio para ir a casa e intentar dormir ya que toda la noche tuve pesadillas con Esther. Hace tiempo que no las tengo y eso me alegraba un poco, ahora regresaron, no sé como voy a terminar yo.
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