09-Nueve
Voy caminando hacia el salón con lágrimas en los ojos, gripe y sin casi voz. Como dijo Maya, me dio gripe estar tanto tiempo metida en el agua, eso no importa, lo que importa es que, no sé qué hacer para no irme con ellos.
Entro al salón, alguien me empuja y caigo al suelo junto con mis libros, las risas abundan, me levanto y cuando iba dar el paso me giran.
—Hola tonta— Tony.
—¿Qué...?— susurro.
—¿Te vas a seguir negando?— pregunta Justin.
-—¡Ya les di mi respuesta, estúpidos!— se acercan a mí.
—De...— no termina Caleb, ya que Zac lo golpea.
—Kayla, di que sí— pide acercándose, yo me alejo.
—NO.
—¿Por qué no? ¿nos hablas como la última vez?— curiosea Haminton.
—Sí, porque quiero— los veo a todos sin bajar la mirada.
—Te estás tomando muchas libertades— habla Tony empujándome, topo en la esquina del escritorio del profesor y duele.
Au...joder.
—Oye, Tony, no tienes porque tratarla así— interviene serio Zac.
—Tranquilo.
—Deja de defender a la rata— habla molesto Justin.
El profesor entra y nos manda a sentar, no tardamos en hacerlo, comienza a dar su clase... la cual no presto atención, los populares me tiraban bolas de papel con cosas escritas.
Sin darme cuenta el timbre suena y ya solo una clase falta y se acaba, ahora prefiero estar acá que en casa, sabiendo que debo esconderme de ellos.
Zac
La clase termina y no dejo de pensar en por qué Kayla esta así, hoy vino llorando sin casi voz y con gripe, cosa que no entiendo ayer no llovió, no podía enfermarse.
Iba a mi casillero para aguardar las cosas y ver si puedo hablar con ella, tan siquiera que diga que me vaya... no lo puedo evitar es diferente a las demás y no entiendo nada, es muy complicada.
—Zac— volteo, encuentro a los chicos viniendo hacia mí.
—¿Qué?— respondo en tono simple.
—¿Ya hablaste con ella?— pregunta Haminton, ellos me pidieron que convenciera a Kayla, pues soy ''el único con el que se lleva bien''
Estúpidamente ridículo.
—No, y no entiendo porque me dejan esa tarea a mí, tengan el valor de hacerlo ustedes— cierro el casillero.
—Eres el único que le habla...y creo que le gustas— comenta Caleb con asco.
—Eso no es cierto, además no creo que acepte, hoy no vino del todo bien y cuando me acerco ella se aleja— cruzo mis brazos.
—¿Y eso a nosotros qué? Nos interesa que diga ''si'', ya Liam dijo que no tenía a nadie más— dice Justin con mandato.
—Dicelo tú, ella no tiene fácil ''si'' yo ya gané ese juego, me da igual si jugamos o no.
—Pues a nosotros si nos interesa, ¡Carajo Zac! Eres el único que la puede convencer— un molesto Tony habla.
—Vayan en buen plan y pídanle, tal vez y diga sí— doy media vuelta para buscarla —Pero ustedes nunca se acercan a ella con buenas intenciones ella no acepta— quiero que me diga qué le pasa.
Voy a las escaleras que siempre se mantiene ahí cuando le pasa algo muy malo. La encuentro sentada, con sus piernas contra su pecho y escondiendo su cara en el hueco que se hace, tomo un lugar junto a ella.
—¡Vete, maldición!— exclama entre sollozos, le acaricio su cabello.
—...No te vengo a joder, quiero que me digas ¿qué es lo que tienes?— Ella levanta su cara y me ve con ojos rojos e hinchados, quita mi mano de su cabello bruscamente.
—Nada que te ...imp— deja de hablar para luego secarse las lágrimas un tanto brusco.
—Si no me importara no te preguntaría— Tomo su mano entre las mías.
—Shh, calla estoy pensando— pone su dedo índice sobre mis labios y no quita su mano. Rueda un par de veces los ojos, sonríe maliciosa y luego asiente.
—Tengo que irme contigo— comenta luego de largo silencio, me confunde.
—¿Cómo?
—Si... esa es la única manera, si no llego ellos se irán sí, sí— dice y su mirada esta pérdida.
—Kayla no te entiendo y das miedo.
—¿No entiendes qué?— hace un además para sentarse frente a mí con una sonrisa que no había visto.
—Todo.
—No lo tienes que entender, esta más claro que el agua, si ellos no me encuentran se irán, pero si yo regreso a casa en toda la semana, las posibilidades de irme son muchas— explica.
—Sigo sin entender.
—Ok. Ellos en tres días se van, si no me encuentran, se van, además tengo que cumplir muchas cosas en esta vida aburrida, falta tiempo— lo último susurra pero la escucho.
—Sigo sin entender— digo irritado, ella se acerca demasiado a mí y toma mi cara entre sus pequeñas manos, las cuales están frías.
—Tengo que irme contigo, ¿puedo vivir contigo una semana?
—S-sí...
—Prométeme, que no le dirás nada a nadie que estoy en tu casa, tu silencio vale demasiado ahora. No tengo otra opción, Zac eres mi salvación, eres mi única salida, yo dependo de ti en estos momentos... Zac si me dices que sí, te amaría el resto de mi vida.
Suena seria y sincera, su habla me pone un tanto nervioso y que este muy cerca solo me dan ganas de... aumenta más las ganas, sus ojos cafés me ven atentos, sus pulgares juegan con mis labios y no sé que decir.
—Te lo prometo. Sí— Ella se abalanza a mí abrazándome como si la vida dependiera de ello, no tardo mucho y lo respondo, pongas mis manos en su cintura.
—Gracias por confiar en mí— susurro, se separa de golpe de mí apoyándose en la pared.
—Lo siento, me deje llevar, ya no sucederá— vuelve su tono simplón. La campana suena, ya que es la hora de salida.
—Espera que salgan todos, nos mezclamos con ellos y nos vamos ¿en qué vienes?
—Auto— respondo y niega varias veces.
—Yo me voy caminando...— la interrumpo.
—No, te vienes conmigo, mi casa mis reglas, vamos que ya salen todos— me levanto seguida de ella que va con su mirada agacha.
Le indico que vayamos al estacionamiento, entre todos, abro la puerta del copiloto, sube con temor luego yo arranco y salimos de ahí.
—Cuéntame de tus padres— pide viendo por la ventanilla.
—Ellos trabajan en un ingenio azucarero, vivo con ellos todavía, pero no se mantienen en casa ya que tienen mucho trabajo y negocios que hacer— veo por el retrovisor y me ve.
—¿Te agrado?— pregunta y la veo confundido.
—¿Qué?
—Solo responde.
—Claro que me agradas. Kayla, a veces eres rara, ¿sabes?— comento y suelta una risita.
—Ese es el punto Zac, nunca tienes que dejar que te conozcan, porque puedes dar un golpe sin que las otras personas lo esperen, pensando en que te conocen, pero no— responde aparco el carro bajo y luego ella quien se queda boquiabierta.
—¿Está es tu casa?
—Si, no es gran cosa, vamos— digo entrando, ella me sigue no tan segura. Mi casa no es de ricos pero tiene lo necesario, tenemos dinero pero nunca nos gustó, llenarnos de lujos.
—Vamos a mi cuarto— subo las escaleras, entro y ella se queda en el marco de la puerta.
—No entraré.
—¿Por?
—Zac es tu cuarto, voy a invadir tu privacidad, joder, no, me puedo quedar en la sala— dice y comienza a caminar.
—Kayla no, tú no vas invadir nada, te duermes aquí, los cuartos de los invitado los están remodelando. Tú en la cama y yo en el suelo— la tomo de los hombros y ella quita mis manos rápido, pero asiente.
Entra y deja su mochila encima de mi escritorio da un giro y me ve.
—¿Puedo dormir un poco? Ayer no dormí demasiado, y con la gripe que tengo no me ayuda, te prometo Zac que te lo voy a recompensar, con lo que tú quieras— se quita su chaqueta que le queda grande.
—No tengo problema. Y cuando despiertes te voy a decir en que me lo puedes recompensar. Voy a estar abajo si necesitas algo— informo, ella asiente.
Salgo y me quedo viendo un poco, atrás de la pared cerca del marco de la puerta. Deja su chaqueta encima de su mochila, luego quita ese pantalón holgado dejando ver sus piernas que están bien formadas, quedando solo en un short muy corto de tela gris y una camiseta de tiras negra, se acuesta en la cama, cierra sus ojos.
Carajo, el rumor de que tiene buen cuerpo es cierto... tampoco diré que está firme como alguien que se la pasa en el gimnasio y cuida su figura, es más, tiene una lonja en su panza, pero ¡vamos! Tiene lo necesario para enloquecer.
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