03-Tres
La semana se fue rápido, aburrido y todo normal. Lo bueno de todo esto es que terminé mi semana de castigo en el colegio, lo malo es que ahora estaré sola en el trabajo porque Maya se niega a trabajar por las horas extras que hizo, más bien trabajo extra. Mi hermana es complicada, yo que soy su hermana no logro comprenderla.
Mi cuerpo después de todo el trabajo que hice está agotado, me duelen los músculos y no se diga la existencia. Tuve que tomar calmantes para aliviar un poco el dolor, no fue demasiado pero al menos pude dormir, venía a casa me daba un baño y a la cama, ni comía por el cansancio.
—¿Puedo?— dicen, volteo y es Brandon.
—Si— concedo con una sonrisa ladeada. Entra en mi cuarto sentándose a mi lado en el sillón, pasa su brazo por mis hombros atrayendo mi cuerpo al de él.
—Yo no entiendo porqué una chica como tú es lo que es si ve esas películas— se burla, le pego en el abdomen.
—...Bueno, eso mi hermano mayor te lo puede explicar— digo seria.
Estoy viendo la película de Jefe en pañales... muy infantil pero me encanta.
—Creo que fue un grave error mío enseñarte lo que sabes— acaricia mi cabello.
—No digas eso Brad, me encanta y puedo ganar dinero aparte del trabajo— bajo la mirada.
Entre otras cosas.
—Y hablando de trabajo... te buscan— mira hacia la puerta. Wow, que a mi nadie me busca y si es así es solo para burlarse de mí o darme problemas.
—¿Quién?...
Él se levanta y sale a los segundos entra Zac el mismo chico de la otra vez, me doy un golpe en la cabeza recordando que no he trabajado en lo que pidió. Mierda, cabeza más idiota la mía.
Me levanto rápidamente acercándome a él, pero tropiezo con el desorden que tengo.
—Oye, cuidado, te puedas hacer daño— me toma de la cintura. Lo veo a los ojos, los cuales me ven atentos, tomo distancia, sigo sin creer que esté aquí.
—¿Qué haces aquí?— Iquiero en susurro. Algo nerviosa ha decir verdad.
—Vine a visitarte— ups creo me escucho.
—Oye... Zac en serio ¿Cómo conseguiste mi dirección?— elevo una ceja en su dirección
—Mis contactos— alardea con una sonrisa arrogante.
—Me seguiste— entre cierro los ojos. Él rueda los suyos acercándose, me alejo, estoy en mi casa puedo hacer lo que quiera, pero con él aquí es imposible, con él es diferente.
Cabe decir que nunca había cruzado más de cinco palabras con él, lo conozco porque compartimos alguna clase pero del resto cada quien por su camino.
—Zac tienes que irte no quiero problemas, más de los que ya tuve...— digo tímida. Manteniendo la distancia.
—Pues Brandon me dejó pasar hasta acá además, tenemos un trato pero tú no has cumplido con tu parte— me señala.
Lo esquivo y cierro la puerta de mi habitación.
—Lo sé y lo siento muchísimo. Entre todo lo que he hecho a penas y tenía tiempo de bañarme— voy a mi escritorio —Tú tranquilo, ya mismo lo arreglo. Toma asiento si quieres, o puedes quedarte ahí parado... como quieras.
Por el rabillo del ojo veo como toma asiento en el sillón viendo la película.
—Espero no haberte molestado por haber venido hasta acá.
—Ya estás aquí no puedo hacer más que soportarte— musito.
Conecto el celular a mi laptop para conseguir más fácil el acceso, tecleo algunas cosas pero el móvil quiere hacerse el difícil... por otro lado escucho la voz del castaño a la lejanía pero no presto atención. Quince minutos después el móvil se enciende sin ningún tipo de contraseñas.
—¿Kayla?
—¿Mmm?— doy vuelta en mi silla de rueditas —¿Quieres que establezca de nuevo el móvil o lo quieres así?
Zac abandona el sillón acercándose a mí.
—Déjalo así. Gracias.
Toma el móvil para después dejar sobre la mesa doscientos dólares.
—Mi trabajo terminó puedes irte— señalo la puerta.
Él parece ofendido.
—En realidad quería verte.
Comienzo a tocer desesperada por sus palabras.
Zac
En serio esta chica me va a matar de paciencia, enojo y desesperación. Quiere que todo se haga a su modo, no soy amigo de la paciencia y esta chica acaba con ella, pero vale la pena, verla distanciada del resto y aveces hablando con tal confianza. Bueno, no conozco de años a Kayla, supe de su existencia algunos años atrás pero nunca habíamos cruzado la línea de confianza hasta hoy, hasta que vine a su casa con tal libertad. Entendería si me echa a patadas de aquí.
—¿Qué? Repite lo que dijiste— la tomo de los brazos. Ella frunce el ceño y parece confundida.
—Lo de venir por el celular solo fue una excusa para poder verte, sé que me devolverías el aparato.
—Zac comienzas a desesperarme, ¿por qué quieres eso?— cuestionó tratando de alejarse.
—Para hacer tu amigo.
—Somos conocidos, debe de satisfacer tus necesidades.
—¡Kayla, joder! Te he dicho cosas para indicarte que quiero salir contigo. No es tan complicado.
El silencio permanece por unos minutos, quisiera saber lo que pasa en su cabeza y poder convencerla de salir un rato.
—Ah, yo... tengo que limpiar mi cuarto— la suelto —Mira todo el desorden, gracias por venir...
—Como no quieres salir conmigo y te inventas cualquier cosa para no hacerlo, pues te ayudaré con el desorden que tienes— eleva una ceja, iba hablar pero no la dejo.
—No mi iré si es lo que piensas— ella parece rendirse pero acepta no tan convencida. Sus ojos me ven de tal manera que intuyo está deseando cosas malas para mí.
—Tú recoges todo mientras yo doblo mi ropa— ordena. Su cuarto esta pintado de colores, dos paredes de rojo, una pared de negro y la otra blanca, cama mediana al lado de la ventana, armario, escritorio un televisor, mini-sillón, dos repisas, una con muchos libros y cosas del colegio y la otra con zapatos y latas de pintura, una puerta que pienso es el baño.
—Toma, si encuentras basura— tiende una bolsa negra, la agarro, empiezo a ver que hay. Voy a su escritorio y reviso lo que tiene, muchas hojas con apuntes del colegio unos personales y otros que no entiendo.
—Kayla, ¿puedo tirar esto?— muestro los papeles, se acerca, los ve haciendo unas muecas.
—Los del colegio no, los otros si, ya me sirvieron— explica siguiendo con lo suyo. Meto todo en la bolsa ordeno bien su computadora portátil y meto más papeles.
Hay bolsas y botellas de agua pura, una que otra golosina, lapiceros de tinta azul gastados, cajas de pizza, bandejas de comida rápida, retazos de papeles y envolturas de dulces.
Sigo metiendo más basura, wow creí que los hombres éramos dueños del desastre pero ella nos gana.
Limpió el sillón y me paso a las repisas, veo todo, estas estan libres de fotos ni posters nada, es muy interesante. Las demás chicas tienen pósters de bandas musicales o algún actor que se les haga guapo pero ella no. Lo único que tiene colgado es una fotografía de algún muelle en un lago.
Acomodo bien sus zapatos que son de buena marca, Converse, Vans, Nike, Adidas, todos originales, debajo de un par veo una foto, la tomo.
Esta ella con Scarlett y otros chicos más, le doy la vuelta y tiene una fecha, 26/8/2016... doy la vuelta y la veo.
—¿Qué ves?
—¿Quiénes son?— muestro la foto, ella corre y me la quita para luego romperla y echarla a la basura.
—Nadie Zac— dice molesta, mientras que yo sigo en shock, sí tenía amigos. Muchos en el colegio dicen que Kayla siempre fue marginada, claro, no puedo decir que sea verdad.
Ordeno todo las latas de pintura y zapatos, encuentro un sostén negro de encaje, rio, ella me ve extrañada.
Se lo muestro, sus mejillas se ponen rojas como tomates, me lo quita y lo guarda.
—No te burles, no es gracioso— dice apenada mientras yo sigo ríendo lo que parece molestarla más.
—¡Zac ya!
—Okey, ya vi algo íntimo de ti— se sonroja más. Termino allí y sigo limpiando, tres bolsas de basura y ella tiene dos, no, aquí debería ser basurero.
Siento que algo pega en mi cabeza y me deja doliendo, me volteo a verla y su mirada esta pérdida, quiere resistir una risa pero no lo logra.
—No fue mi culpa, la pelota dio mal, yo solo la tiré pero no pensé que te iba a dar— comenta entre risas.
—¿Ah, sí? Esto no se va a quedar así— tiro la pelota que da en su estómago, suelta un quejido y luego me tira una almohada. Y así comenzamos a tirarnos las almohada y la ropa de ella, sale corriendo y la sigo por todo el cuarto, la tomo de la cintura para luego dejarnos caer en la cama.
—Sabes es la primera vez que estoy con una chica solo en un cuarto— ella ríe.
—¿De qué te ríes?— le tomo el mentón.
—Te voy a creer cuando los cerditos vuelen— habla nerviosa sin creerse lo que digo y no la culpo.
—Oh, no, claro, estuve con chicas solas, pero no teniendo sexo, eres la primera chica en un cuarto sin quitarnos la ropa— explico, agacha la mirada. No dice nada solo ve a otro lugar que no sean mis ojos, se levanta y recoje su ropa guardandola en su armario.
— Zac creo que es mejor que te vayas—, abre la puerta y coje las bolsas de basura. Bufo, me levanto acercándome a ella, quien parece molesta por algo, es muy bipolar.
—Kayla, lo siento si dije algo malo, solo que me siento muy cómodo contigo, y no quiero que me odies— Tomo su mano, iba a quitarla pero la tomo fuerte.
—Si ya no quieres que te hable, solo dime y me voy— informo, ella rueda los ojos.
—¿Tienes apuro?
—No, ¿por?
—Porqué yo sí, Zac, vete– pide nerviosa, no digo nada y empiezo a bajar las escaleras. En la sala están sus hermanos viendo televisión. Me ven y se ven entre ellos.
—¿Ella te echo o tú bajaste?— curiosea la chica.
—Ella me echó, ¿por?
—Te lo dije Brandon, mi dinero— él le da un billete.
—¿Qué pasa?— alzó las cejas.
—Nada, si quieres conseguir algo debes insistir más. Descuida, va a cambiar conforme el tiempo y se acostumbre a ti— aconseja Brandon, para volver la vista al televisor.
Salgo con esa incógnita en mi cabeza ¿Qué insista más? ¿va a cambiar? O sea, sí quiero su amistad no casarme con ella.
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