01-Uno
-¡Quítate de mi camino, tarada!- dice la chica frente a mí. Murmuro una palabrota, yo soy quien lleva la vía, sin embargo,
me aparto y sigo caminando con la mirada en diferentes partes del pasillo.
Las burlas hacia mí persona en cada paso que doy no son para echarte un lazo al cuello, soy la típica chica "nerd" que es la burla de los chicos en el colegio. Sí, típico cliché de mierda pero no todo es como sueles saberlo. Aquí, aquí nadie está libre de ser la burla del resto. Aunque tampoco puedo negar que sí es, algo típico lo que sucede, no estoy acostumbrada a la atención y eso me convierte en marginada de algún modo.
Ya me es común esta clase de tratos aunque dule, no puedo hacer nada más que resignarme.
De alguna forma todos sentimos presión y la manejamos de diferentes maneras. Tú tranqui yo nerviosa.
Me llamo Kayla soy alta, cabello castaño, morena, ojos cafe oscuro, y unos lentes adornan mi rosto. Estos solo los llevo por estilo. Veo bien pero es para que mi aufitt sea moderno.
Y soy la nerd del instituto... así dicen las malas lenguas, los chismes sin sentido que se teletransportan en nanosegundos, aquí la gente vive por el chisme y no porque realmente tengan ganas de vivir.
Por ir hundida en mis pensamientos topo con un cuerpo más grande que yo.
"Joder, lo que nos faltaba"
-Fíjate idiota por donde vas, idiota. De adorno tienes esos lentes- habla Tony.
"Es que sí son de adorno, tarado"
-Solo hazte a un lado y ya, Tony. No tienes que hacerlo tan complicado- levanté el rostro para verlo a los ojos. Ese tipo media el uno ochenta y yo aquí con mi uno sesenta y cinco. ¿Por qué jodidos las mujeres son las pequeñas? Todos por igual ¿o qué? Luego dicen que no hay favoritismo o que se le dan los mismos derechos a las mujeres.
Los mismos derechos es que todos tengamos la misma estatura.
-Tú y tu presencia ya lo hace complicado- argumenta.
Me hago a un lado para que pase y Justin me empuja contra la pared. Estúpidos de mierda.
Tocan el timbre, y salgo corriendo para el baño si importar chocar con alguien y recibir insultos por eso.
Cuando estoy por entrar salen unas chicas que van hablando de vete tú saber qué cosa. Veo que si ya no hay nadie y entro en uno de los cubículos, me siento en el WC y saco mi celular. Esperando la llamada.
-Hola, ya estoy en posición- anuncia la voz al otro lado de la línea.
-Okey, ¿Cuánto tiempo?- saco mi computadora portátil y la acomodo sobre mi regazo.
-Cinco minutos, apresurate o si no tendremos problemas- advierte muy gallina de su parte. Ruedo los ojos, odio cuando me dicen qué hacer, yo sé más de lo que aparento.
-Tú los tendrás no yo- le recuerdo, empiezo a teclear en la computadora. Ingreso al sistema y quito todo los seguros que tiene.
Río.
-¿De qué te ríes Kay?
-Algo sin importancia. Contraseña- pido.
-«C937xc-226»- dicta, lo introduzco y hackeo el sistema en tiempo veloz.
Sí, sí, muchas gracias. Llevo años y años en esto.
"Engreída"
-¿Tiempo?
-Un minuto- responde.
Termino de hackear el sistema, lo intruduzco a la memoria USB y salgo como si no pasara nada.
-Ya- informo.
-Por eso te adoro, te pago en la tarde- dice aliviado. Ruedo los ojos ante su estúpida forma de alargarme, cuando quiere algo me adora del resto soy tonta. Según él es la forma más natural de revelar su amor por mí.
¡Vaya forma!
-¡Ay ajá! Pagame y yo también te diré mentiras- lo escucho reír del otro lado de la línea. Al salir del baño no veo a nadie en el pasillo lo que me recuerda que debo ir a clases.
-Mierda, ya me voy. Adiós.
-Adiós tesoro.
Corro al salón.
Toco la puerta y la profesora abre, me ve con el ceño fruncido.
-Tarde señorita, Thompson- Recrimina con notable fastidio en su voz. Lo sé, no tiene que restregarmelo en la cara.
-¿Por qué? ¿Qué fue ese motivo importante para venir tarde a mi clase?
La maestra cubrió el espacio para pasar, sus brazos se cruzaron sobre su pecho y la ceja alzada que denota autoridad. Sí, aquí los alumnos se pueden faltar el respeto pero a los maestros cuidado y les levantas la voz o te expulsa. Respeto ante todo.
-No volverá a pasar...- es lo único que digo adentrándome al interior del gran salón de clases.
-Que sea cierto- su voz da miedo.
Todos guardan silencio, iba a sentarme cuando caigo y mis cosas junto conmigo. ¿No tienen otra cosa más qué hacer?
Las risas no faltan y lo más rápido que puedo las recojo tomando mi lugar.
Sola yo sin nadie más a mi lado. Nadie con quien compartir, los escritorios son de dos... pero a la vez me agrada así, no se ríen más de mí y la soledad es mejor muchas veces ¿no? Además, aquí nadie es de mi agrado.
-¡Silencio!- grita la maestra.
Muerdo mi pulgar y empiezo a escribir lo de la pizarra. Es mejor así y no tener miedo a que alguien pueda hacerme algo.
Me tiran una bola de papel, la agarro y la meto a mi mochila, después otras dos, hago lo mismo. Soy muy paciente así que no pierdo la cordura tan rápido, lo bueno se hace esperar.
Sin darme cuenta tocan el timbre de nuevo, es mi penúltima clase y podré irme a casa. Claro que ya he recibido siete en las últimas horas, ya es hora de salida. La última es gimnasia o deporte como quieras llamarlo, puedo pasarla desapercibida pero de todas maneras tendré que enfrentarme a la maestra y no quiero eso.
Es lo último que necesito en mi agenda.
Lo malo es que el tarado uniforme no ayuda del todo y tengo soportar las miradas sobre mí, el short es demasiado corto, los cachetes de mis nalgas se ven, cuidado se me notan los calzones. Tallas más grandes no habían y tuve que optar por esto.
Salgo después de todos y en la puerta hay un papel pegado que dice:
«Estúpida, espero y estés lista para lo que se viene.»
Bufo sin más que hacer, imagino por dóndeva este papel, cada llamada de atención supera la anterior, tengo un collage mental de malos recuerdos desde que ingresé al CAS. He sabido sobrevivir pero igual, nadie está libre de ser llamado a detención lo que me pasará dentro de un rato. Odio a la gente de aquí. A todos. Salgo del salón, a lo lejos veo a las chicas porristas... eso no trae nada bueno.
Apresuro mi paso pero es inútil, me alcanzan y halan de mi suéter con fuerza empujandome contra la pared.
-Kayla, no te pongas frente de nosotras que solo estorbas- comenta una de ellas, creen que están por encima de las demás sólo por ser pinches porristas, que se metan sus malditos pompones por donde...
"Kayla, esa boca."
Ah, mi boca es libre de decir cualquier grosería habidas y por haber.
-Tu vida de zorra no aporta nada al mundo y nadie se queja, así que no te sientas importante- respondo su insulto.
-Vete al infierno.
-Gracias- las dejo pasar, no quiero problemas, más de los que ya tengo. Sí, vale que no soy tan tranquila pero aquí si tu no nadas te mueres.
Sigo mi camino a las duchas para cambiar mi ropa al uniforme inservible de gimnasia, ya todo listo voy al campo donde se encuentra el resto de las clases.
-Bueno chicos, la clase será en parejas, y las haré yo- dice la profe de física. Caminando de un lado a otro con su silbato en manos. Todos abuchean y yo rezo para que me toque con alguien que no sean los cuatro.
-Thompson y Anderson- sí, genial no podría mejorar todo esto. De todos los chicos, ¿por qué justo él? En serio yo al mundo no le agrado ¡¡JODER!!
Respiro hondo y él me fulmina con la mirada... si hace eso no quiero saber qué hará haciendo los ejercicios.
La profesora indicó cueles iban a ser los ejercicios y para mi desgracia en todos me puede hacer daño.
Golpe tras golpe, insulto e insulto risas por todos lados, incluso de la profe.
Estamos haciendo el último, que es sentarnos en el aire y tomarnos de las manos, durar diez minutos.
Ya van nueve y mis piernas no las siento, no miro a la profe lo que indica que...
-¡Joder, mi cabeza!- susurro y las risas llenan el lugar.
Caleb me soltó antes del tiempo sin estar preparada y caí al campo, duele. Todos se van dejándome ahí sin preguntar algo.
Okay, tampoco es como si fuese amiga de alguien.
-Thompson, levantese- demanda la maestra con voz autoritaria
No puedo me duele demasiado, se va y a los minutos me levanto tomando mi cabeza en manos, que me he dado un golpe de cojones...
Cuando entro a los vestidores ya no hay nadie solo... ah, ni mi ropa.
Las chicas debieron llevársela, agarro mi celular y salgo intentando cubrirme. Pero con este pendejo uniforme no puedo... me siento incómoda, lo peor de todo es que tengo que ir a la oficina del director para arreglar un problema, y no creo que verme vestida de esta manera le agrade demasiado.
Suspiro repetidas ocasiones, hago algunos ejercicios para calmar mi enojo, voy hacía la oficina encontrando a los cuatro chicos populares engreídos e insoportables.
No entiendo como los soportan las chicas con las que se acuestan... bueno no mentiré, son lindos que solo con verlos te provocan un cosquilleo. Están para chuparse los dedos, y otras cosas... pero no.
La ansiedad me invade, en la clase no me fue muy bien y ahora esto, bueno que en la clase ningún día me va bien.
-Vaya Kayla, no te conocía tan extravagante- habla Tony -¿Acaso te has unido al grupo de acompañantes- se refiere a que si me uní a las putitas del colegio.
-Ya quisieras tú que yo esté en ese grupo- le señaló con un gesto de la boca.
-Sería una perdida de tiempo contigo, mis ojos se arruinan solo con verte así- comenta Justin, el otro poste de luz.
-Nadie les dice que me vean, idiotas- murmuro pero me escuchan. Ellos abren los ojos demasiado. Sí, que nunca había tenido una conversación tan larga y duradera como esta, lo mucho que nuestras conversaciones aportaban era: idiota, estúpida, vete a la mierda y jódete.
Nada para sorprenderse, ahora sí que hemos hablado demasiado, un fenómeno natural.
-¿Qué dijiste?- habla esta vez Caleb el chico d enojos color miel.
-Me has escuchado.
-Vámonos, no vale la pena estar aquí con ella- Haminton habla esta vez. A diferencia de los otros chicos, nunca he cruzado palabra con él, nos vemos en una que otra ocasión pero ninguno hace el intento en articular palabra. Él es más ¿reservado? No lo sé y tampoco me interesa.
-Sí, por favor iros, rápido- les hago un ademán para que sigan su camino.
-Ya tendremos otro momento- indica Justin.
Ellos se van por el lado contrario del patio dejándome ahí, yo por otro lado les muestro mi dedo medio con una sonrisa en el rostro, aquí todos podemos jugar el mismo juego. Los veo perderse por el interior del campus, una chica se acerca a ellos y comprendo por qué llaman la atención del sexo opuesto. En serio, ahí hay tanta belleza junta.
Ya sin más interrupciones entro a la oficina del director no sin antes avisarle a la secretaria quien me mira de malas maneras por la ropa. Adentro ya se encuentra la chica dueña del papel pegado en la puerta. Me doy fuerzas a mí misma para no caer en la tentación de darle un puñetazo.
-Buena tarde director- saludos.
-Señorita- me invita a sentarme a una de las sillas frente a su escritorio, la chica a mi lado me ve mal y yo peor.
»Como sabrán el motivo por el cual están aquí es por el incidente de ayer- inicia -Del cual hay muchas versiones, por lo tanto ya he decidido cual será su castigo. Señorita Jones ud limpiará las mesas después de cada tiempo de comida...
-¿Qué?- lo interrumpió.
-Y ud señorita Thompson lavará las canchas deportivas después de clases...
-¿Qué?- está vez fui yo la sorprendida.
-¡No!- dijimos ambas al mismo tiempo.
-Aquí no hay negociaciones, aceptan o se van suspendidas una semana lo que no querrán, su castigo comenzará mañana así que les recomiendo venir descansadas. Pueden retirarse.
No deja que digamos algo o que le hagamos alguna mueca, nos saca a la fuerza de su oficina. Joder, no tengo tiempo para quedarme aquí después de clases. Tengo que trabajar. Veo a la chica a mi lado.
-Todo por tu culpa- escupe ella.
-Ay, cállate que nadie te dijo que te cruzaras en mi camino.
Cuando íbamos a volver a tener una guerra verbal el director sale de su oficina y ambas callamos. Salimos de ahí cada una por su lado.
Salgo del instituto voy a la parada de buses.
Espero que llegue y por desgracia faltan 5 y voy tarde al trabajo mi hermana va a matarme. Subo al vehículo enojada con todo el mundo.
No puedo creer esto, dejaré de meterme en problemas.
Bajo del autobús a toda prisa, entro en mi casa.
No hay nadie, aprovecho y subo a mi cuarto a cambiarme.
Con un pantalón ajustado azul, camisa negra mangas cortas y converse negro recojo bien mi cabello en una coleta y salgo.
Ya he comenzado a editar, solo tenedme paciencia, adiós.
Besoooooteeeee muack!
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