18 ) 2020
Abrió sus ojos lentamente, su vista estaba nublada aún así que le tomó algunos segundos reconocer que estaba en su habitación, frunció su ceño confundido y se sentó en la cama, llevando su diestra a su frente para sobar ésta, le dolía un poco.
Fijó su vista en el pelinegro a su lado, su cabeza estaba apoyada en sus brazos los cuales estaban cruzados sobre la cama, estaba sentado en el suelo y además de eso dormido.
— ¿Minho? —llevó su mano al cabello ajeno pero antes de tocarlo, recordó lo que había leído y lo de las clases de historia— Christopher... —murmuró.
— ¿Felix...? —susurró Minho despertando, seguía un poco atontado pero alzó su vista para mirar al rubio.
Felix rápidamente se levantó de la cama y de igual manera salió de la habitación, bajando las escaleras también llegando hasta el exterior, frunció su ceño intentando reconocer la hora al mirar el cielo, estaba oscureciendo pero aún había luz por lo que calculaba que eran las 19:30 aproximadamente. Corrió a la casa de Chan, no estaba lejos, sólo a dos cuadras si mal no recordaba, la vez que Oliver lo llevó a casa pasaron antes por la de él, no la apreció mucho pero esperaba poder recordarla; Además, pareciera que ya conocía esa casa.
Corrió aún más rápido, necesitaba sacar a su padre y mejor amigo de ese año, no soportaría que ellos sufrieran otra guerra, no quería perderlos, no quería más lágrimas, más sangre, más dolor...
Se detuvo frente a la puerta y se tomó unos segundos para respirar después de haber tocado la puerta de forma desesperada.
— ¿Felix? —dijo Chan al ver al menor frente a él luego de abrir— ¿Qué haces aquí?
— ¡Felix! —gritó el pelinegro llegando por detrás— ¿Cómo demonios corres tan rápido? —comenzó a toser por el cansancio.
— ¿Dónde está tu padre? —preguntó el menor mirando a Chan— ¡Oliver! —sin esperar respuesta entró a la casa del rubio, empujandolo un poco para lograr entrar, era enorme el lugar pero aún así comenzó a buscar al mayor— ¡Oliver!
— ¿Qué te sucede Felix? —Chan y Minho siguieron al menor luego de que el tercer mencionado preguntara.
— Hey, ¿Qué pasa? —Oliver salió de su oficina y miró a Felix, inmediatamente su expresión cambio— ¿Felix?
— Dime cómo regresar. —se acercó al mayor pero no recibió respuesta, parecía que Oliver buscaba una excusa— ¡Dime cómo regresar!
— No... No lo sé. —mintió.
— Mentira... ¡Debes saberlo! —antes de poderse acercar, Chan lo sujetó por los hombros— Y si no lo sabes, entonces Christopher debe saber. —se zafó del mayor para salir corriendo de nuevo.
— ¡Felix! ... Maldición. —iba a salir tras él pero su hijo tomó su brazo.
— Papá, ¿Qué está sucediendo? —no sólo él, también Minho tenía curiosidad, mucha curiosidad, y ahora ambos estaban más confundidos que nunca.
— Tenemos que seguir a Felix, les explicaré luego, ¡No debe llegar al hospital! —salió de la casa pero el rubio ya no estaba ahí.
Felix había tomado el primer taxi que pasó, que por suerte había pasado justamente después de que salió.
No había mucho tráfico así que gracias a eso llegó al hospital en menos de diez minutos, pagó al chófer y bajó para correr a recepción.
El miedo le recorría, no quería pasarla ahí mientras las personas que más amaba sufrían por una guerra más... Si no podía evitarlo, al menos quería sufrir a su lado.
— Quiero visitar a Christopher Bang Chan. —la recepcionista asintió y escribió algo en la computadora, después le dió indicaciones al rubio— ¡Gracias!
Subió las escaleras apresurado y fue hasta la habitación indicada, entrando esta vez silenciosamente, su mejor amigo estaba acostado, sus ojos estaban cerrados pero se notaba que no estaba dormido.
Un nudo en su garganta se formó, su mejor amigo estaba ahí... Esperando por su final, ¿Y él? Seguía tan joven, tan saludable... Seguiría viviendo y conociendo cosas que a Christopher le hubieran encantado vivir y conocer.
No estaba bien, mentía cada día al fingir que estaba bien, que quería seguir ahí pero no era cierto, se sentía solo, se sentía vacío; No podía olvidar a su mejor amigo, no podía olvidar aquellos sentimientos por él, jamás lo haría, eso le desgarraba cada día más. Se sentía peor conforme pasaba el tiempo... Lo extrañaba.
— ¿Christopher? —murmuró acercándose, luego se sentó en una silla junto a la camilla— Chris... —sacudió ligeramente el cuerpo del mayor, quien abrió sus ojos a los segundos y miró a Felix— ¿Me recuerdas?
— Sí, eres Felix. —sonrió dulcemente— El amigo de mi nieto.
—asintió con tristeza al oír su respuesta—. Así que soy el amigo de tu nieto... —repitió con dolor— ¿Sabes? Ahora me cuesta saber quién soy en realidad... —bajó su mirada y tomó la mano ajena, apretando ésta con fuerza— ¿De verdad ya es muy tarde?
— ¿Felix...?
— ¿Puedo hacerte una pregunta? —el anciano aceptó con su cabeza luego de segundos por el cambio tan repentino— ¿Puedes hablarme de la guerra de Corea?
— ¿La guerra de Corea? —dirigió su mirada al techo— Fue hace mucho tiempo, tuve que esconderme... Ellos atacaron sin piedad, muchos de mis amigos murieron, —mostró una pequeña sonrisa—, al menos él pudo escapar.
— ¿Escapar?
— A un lugar mejor... Un lugar donde seguramente ahora está mejor, seguramente está feliz... —la sonrisa se hizo más grande— Mi pequeño debe estar muy contento de estar en donde está ahora...
— ¿Y si no fuera así? —murmuró— ¿Había una forma de que pudiera regresar? —se levantó de su asiento cuando el mayor asintió— ¿Cuál? Por favor dime cómo volver, Chris... —la primer lágrima recorrió su mejilla izquierda.
La sorpresa en el rostro del anciano se hizo presente, y con las pocas fuerzas que le quedaban apretó la mano foránea.
— Felix... ¡Tú...!
Pero fue interrumpido por otra voz.
— ¡Felix! —habló Chan entrando a la habitación, se acercó al rubio para sacarlo de ahí y ya que era más fuerte, pudo hacerlo sin mucho problema a pesar de que el menor se resistía.
— No... ¡No, Christopher por favor! —gritó mirando a su mejor amigo mediante la puerta que seguía abierta, éste también le estaba viendo— ¡No te he olvidado... Jamás lo haría, jamás lo haré, por favor vuelve...!
— ¡Basta! —el mismo chico que lo sacó cerró la puerta y se puso entre ésta para que el menor no volviera a entrar.
— ¡Oliver por favor! Debes saber cómo volver, sé que Christopher te lo dijo, no iba a arriesgarse a olvidarlo... Por favor. —tomó las manos del primer mencionado, apretando éstas con fuerza, aún sentía las lágrimas derramarse por su cara— Es mi padre, es mi mejor amigo... Si regreso en un año ya será muy tarde... Te lo suplico.
— Tu padre vivió lo que tenía que vivir, Christopher también y él sigue con vida, todo está bien, Felix. —sujetó al menor por los hombros.
— ¡Pero eso no les quita el hecho de que sufrieron! —respondió.
— ¿Entiendes que está sucediendo? —preguntó susurrando Minho hacia Chan.
— Ni un poco. —contestó.
Oliver asintió tras soltar un suspiro, Felix había perdido todo, no podía negarle nada, después de todo seguía siendo un niño que sólo necesitaba de aquellas personas que en su tiempo le salvaron. Tan de repente había llegado a un año en el cual no entiende nada, ¿Cómo esperaban Christopher y el padre que Felix reaccionaría?
Los cuatro regresaron a la casa del mayor de todos, Chan y Minho esperaron en la sala ya que así se les ordenó.
— ¿Estás seguro de esto? La línea temporal puede verse afectada por los cambios que hagas, Felix. —vio la seguridad en el rostro ajeno así que le extendió un reloj de un estilo un poco viejo— Nunca fue usado desde que tu padre falleció así que no se si funciona, tu padre lo modificaba cada año, a lo que sé, su última modificación fue en 1978. —se acercó al rubio— Aquí —puso dos de sus dedos alrededor del cristal y lo giró levemente, los números cambiaron en la pequeña pantallita— cambias la fecha, la hora puede variar, tu padre dijo que puede ser el medio día pero eso no significa que al tiempo en que te vayas seas la misma hora.
— Sí, eso lo sé... Cuando vine al 2020 me quedó claro. —comentó recordando que llegó por la madrugada a pesar de haber viajado por la mañana.
— Bien, luego de seleccionar la fecha, debes presionar la pantalla y arrastrar hasta el frente, se abrirá un portal. —Felix tomó el reloj tras asentir— Como te dije, no sé si funciona.
— Lo veremos. —se puso el reloj y rápidamente giró el cristal hasta que la fecha se fijo en la pantalla— 9 de Septiembre de 1949. —suspiró inseguro, tal vez dudando. puso dos de sus dedos sobre la pantalla y arrastró hasta el frente, inmediatamente un portal color azul se abrió.
—Minho abrió la puerta, junto a él estaba Chan, ambos entraron a la habitación.— ¿Saben? Creo que merecemos saber que sucede aquí. —alzaron su vista.
Felix los miró asustado, ahora tenía un problema más. No quería que Minho se enterara de esa manera, ni siquiera quería que lo supiera ni él ni nadie. Tampoco quería enfrentarlos ahí, sólo quería estar con su mejor amigo así que cerró sus ojos apretándolos con fuerza antes de atravesar el portal, cerrándose éste de inmediato.
— ¿Qué demonios ... Fue eso? —el pelinegro y rubio miraron al mayor.
— Padre, ¿Qué está sucediendo? No queremos mentiras. —Chan frunció su ceño.
[ ¡Muchas gracias por leer, votar y comentar! Espero que les haya gustado. Si tuve algún error ortográfico o en la redacción pueden decirme. Una vez más gracias.~ ]
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