Capítulo 10: Solo conocidos
—¿Sonrisa derretida? —preguntó Uteki, confundida, mirando alternativamente a Hasuna y Katsuki.
—Sí, porque tu amigo tiene una expresión de pocos amigos, ¿no sabe qué es sonreír? —explicó Hasuna con una sonrisa traviesa, mientras Katsuki fruncía el ceño con más intensidad.
—En realidad, se llama Bakugou Katsuki. Es un amigo mío de la U.A. —aclaró Uteki.
—Conocido —corrigió Katsuki con desdén.
Hasuna, confundida por la relación entre ellos, observó a ambos con curiosidad. A pesar del comportamiento antipático de Katsuki, no percibió malicia en él. Estaba segura de que él ocultaba su verdadera personalidad debido a su dificultad para confiar en los demás.
Para confirmar su teoría, Hasuna no pudo resistir la tentación de olfatear a Katsuki, como lo hacía usualmente con cualquier persona nueva que conoce. Mientras lo hacía, Katsuki se sentía incómodo y nervioso, como una presa ante un león, sobre todo le ponía nervioso la altura de Hasuna y esos colmillos que recién había notado que tenía. Finalmente, Hasuna lo abrazó de manera tosca, dejándolo sofocado y molesto.
—¡Bienvenido a la manada, Katsuki! Soy Hasuna, tengo veinte años y soy la mejor amiga de Uteki —dijo Hasuna con cariño, frotando su cabeza contra la mejilla de Katsuki.
Después de unos segundos, Hasuna finalizó el contacto, dejando a Katsuki sofocado y molesto.
—En su lenguaje significa: mucho gusto, Katsuki —comentó Uteki con humor.
—¡Así es! —confirmó Hasuna.
Hageshi Hasuna es la mejor amiga de Kosame Uteki y Kaneko Hoshiyo (Kiiro) desde el primer año de secundaria. Actualmente es estudiante de segundo año en la carrera de Diseño Gráfico en una de las prestigiosas Universidades de Musutafu.
—Bueno, ya que están aquí, ¿por qué no vamos juntos a ver los stands? Tengo algunas amigas de otras carreras que estarán presentando sus proyectos y me encantaría que los conocieran —agregó Hasuna emocionada, tomando a Uteki y Katsuki por los hombros.
—Pero la feria no comienza hasta las cuatro de la tarde, Hasuna —respondió Uteki.
—¡Cierto! —exclamó Hasuna soltando a sus amigos— Bueno, entonces vayamos a jugar. Los chicos y yo planeamos pasar el tiempo jugando en el campus mientras esperamos —llamó a Katsuki y Uteki para que la siguieran.
Katsuki estuvo a punto de rechazar, pero Uteki aceptó por ambos con entusiasmo. A Hasuna le sorprendió, ya que no podía creer que un estudiante de U.A como Katsuki estuviera interesado en ver la feria de carreras de su universidad cuando él se dedicaría a ser un héroe después de graduarse. Sin embargo, Katsuki solo estaba allí porque Uteki lo había obligado.
Mientras bajaban las escaleras, una chica reconoció a Uteki y le pidió ayuda para la carrera de Veterinaria. Uteki se disculpó con Hasuna y se fue con su compañera de carrera.
—Disculpa Hasuna, pero los tendré que alcanzar luego. Cuida y acompaña a Katsuki, por favor
—No hay problema, el niño estará a salvo conmigo —dijo Hasuna con una sonrisa abrazando con un solo brazo a Katsuki.
—No soy un niño —farfullaba Katsuki con molestia y ofensa.
Hasuna presentó a Katsuki como estudiante de la prestigiosa academia U.A., donde se forman los futuros héroes. Sus amigos y compañeros quedaron impresionados, rodeándolo con preguntas sobre su vida en la U.A. y sus habilidades, algunos incluso lo reconocieron por su valiente enfrentamiento contra Shigaraki.
Aunque se sintió incómodo con la atención y las preguntas de los estudiantes universitarios, Katsuki también experimentó un sentimiento de orgullo al pertenecer a la U.A.
Ante la insistencia de los presentes, Hasuna sugirió invitar a Katsuki a unirse a sus juegos, propuesta que fue recibida con entusiasmo por todos.
A pesar de su inicial actitud hostil, Katsuki terminó divirtiéndose con Hasuna y sus amigos, participando activamente en diversos juegos de mesa, infantiles y deportivos. Incluso llegó a disfrutar de la compañía de las personas con las que jugaba, olvidando momentáneamente su papel de antipático.
Cuando Uteki apareció, observó a Katsuki sonriendo genuinamente durante un juego de mesa sentados en el césped. Sin embargo, esa sonrisa desapareció al verla acercarse, mientras ella saludaba a quienes la conocía.
Después de esa última ronda agotadora, un chico que parecía tener la habilidad de leer cartas gracias a su quirk, sugirió hacer una lectura final para todos. Incluso los más escépticos, como Katsuki, accedieron a participar en la lectura, y aquellos ansiosos por descubrir su futuro peleaban por ser los primeros en ser leídos, pero al final fue el chico quien decidió.
—Bien, la o él primero será... —El chico se tapó los ojos con una mano y señaló al azar hasta apuntar a alguien.
Uteki fue la elegida para la lectura, provocando algunas quejas de los demás y acusaciones de trampa hacia el chico, pero finalmente todos aceptaron. Uteki se sentó frente al chico, quien comenzó a barajar las cartas del tarot que había traído. Hizo que Uteki tomara algunas cartas y le hizo algunas preguntas antes de concentrarse en la lectura. Con una mirada relajada y una sonrisa, el chico finalmente miró a Uteki a los ojos.
—En tu camino hay un árbol de limón, con limones muy agrios. —dijo el chico mostrándole la carta que le decía aquello— Eso es lo que me dicen las cartas, incluso los espíritus me lo confirman, pero no es malo, al contrario. Te ayudará mucho.
Siguió explicándole a Uteki las otras cartas hasta que llegó a la última. En ese momento, su rostro cambió y se volvió sombrío, incluso asustado. Uteki y Katsuki se inquietaron al ver la expresión del chico. Aunque Katsuki no estaba particularmente interesado en Uteki, estaba intrigado por la reacción del lector.
Justo cuando el chico estaba a punto de revelar lo que vio en el futuro de Uteki, comenzaron a llamar a todos los estudiantes de todas las carreras para que se prepararan en sus respectivos stands y participaran en la feria. Todos se levantaron rápidamente del césped. Uteki estaba desesperada y curiosa por saber lo que el lector de cartas tenía que decir, pero este se retiró rápidamente al escuchar el llamado.
Poco a poco, todos se dispersaron hacia la feria, despidiéndose amigablemente. Uteki se sorprendió al notar que la mayoría, o incluso todos, se despedían amigablemente de Katsuki, a pesar de su personalidad. Esto despertó en ella una intriga inesperada.
Uteki se quedó apartada a unos metros de distancia, observando a Katsuki mientras algunos pasaban sin despedirse y otros sí de ella. De repente, Hasuna apareció a sus espaldas, asustándola.
—¡Listo! Vayamos a la feria —dijo Hasuna, tomando el brazo de Uteki.
Hasuna notó que Uteki estaba pensativa, mirando a Katsuki, pero no de una manera que pudiera ser romántico, si no, con envidia y melancolía.
—Tu amigo de U.A es fabuloso e interesante —Se atrevió a decir Hasuna a Uteki.
—Sí, parece que sí. No pensé que podría encajar aquí tan rápido —respondió Uteki.
—Yo tampoco, pero ¿sabes qué? —Abrazó a Uteki— Tú también eres igual o incluso más fabulosa.
Uteki no pudo evitar sonreír y sentirse aliviada por esas palabras.
—Por eso te quiero mucho, amiga —dijo Uteki.
—Lo mismo puedo decir, amiga —respondió Hasuna
Los tres decidieron recorrer la feria juntos. Katsuki se sentía algo incómodo con Hasuna, ya que su manera de expresar emociones, afecto y saludo a través del contacto físico era muy diferente a lo que él estaba acostumbrado. Las costumbres de Hasuna, provenientes de Nueva Orleans, contrastaban con las costumbres japonesas de Katsuki. A pesar de que Uteki también era japonesa, se notaba que ya se había acostumbrado a todo de Hasuna.
Sin embargo, Katsuki estaba aprendiendo a adaptarse a la extranjera Hasuna, que al parecer por la charla que matuvo con ella, se enteró que: su madre era de origen japonés, su padre de Nueva Orleans y su abuelo de Luanda, la capital de Angola.
Lo cual eso explicaba mucho sobre Hasuna.
Mientras exploraban los diversos stands y proyectos, los tres se sorprendieron al descubrir la creatividad y el talento que exhibían los estudiantes de distintas carreras. Lástima, aunque Katsuki intentaba disimularlo, no podía ocultar su admiración, que se hacía evidente con cada comentario ingenioso o elogio que soltaba. Hasuna les presentó a varios de sus amigos de su carrera, quienes compartieron con entusiasmo sus proyectos y experiencias en el mundo del diseño gráfico.
Al finalizar la feria, Hasuna invitó a ambos a un pequeño aperitivo. Con la noche asomándose, Uteki y Hasuna decidieron que era momento de despedir a Katsuki.
—¿Katsuki, verdad? Me caes bien, a pesar de esa sonrisa derretida —dijo Hasuna con una sonrisa burlona, ofreciéndole un choque de palmas para cerrar la visita. Y él ya un poco acostumbrado, correspondió al gesto, mientras algunos estudiantes japoneses lo miraban con curiosidad.
—Eres cordialmente invitado a regresar. Cuando quieras, los de Diseño Gráfico te estaremos esperando con los brazos abiertos —dijo emocionada, dándole un codazo a Uteki—. ¿No piensas despedirte, Uteki?
—Ah, sí. Yo... —Uteki titubeaba, sus palabras eran vagas y rebuscadas, difíciles de entender, buscando una manera de despedirse— Te iba a acompañar de regreso, pero debo quedarme para ayudar a recoger todo.
—Uteki, ¿qué clase de despedida fue esa? No puedes despedirte así —la reprendió Hasuna.
—Lo siento, es que no sé cómo debería hacerlo.
Katsuki, con un gesto de molestia, rodó los ojos. Sacó de su mochila el tomatodo que Uteki le había prestado el día anterior y se lo entregó. Al momento de que ella lo recibiera, él dijo de mala gana:
—Gracias y adiós. —Hizo una leve inclinación de cabeza.
Sin más, se dio media vuelta, dejando a las dos jóvenes atrás. Uteki deseaba responder de la misma manera, pero se contuvo.
—Oye, eso fue incómodo. ¿Tuvieron una pelea antes? Pensé que tenías un tipo de relación de amigos complicados con él —comentó Hasuna, apoyándose en el hombro de Uteki.
—Como él dijo desde el principio, solo somos conocidos —respondió Uteki con un suspiro.
—Vaya... —Hasuna hizo una pausa en la conversación y miró hacia el interior de la universidad. Con asombro y desagrado, señaló—. ¿Esa no es Sayuri?
Uteki siguió la dirección de su dedo y, efectivamente, allí estaba Sayuri, su amiga de primaria. Le trajo recuerdos que preferiría olvidar, como lo indicaba su expresión.
Uteki le pidió a Hasuna que la ignoraran, pero Hasuna no quería que su amiga mantuviera la cabeza baja y escondida como si hubiera hecho algo malo. Con determinación, la llevó a pasar por el costado de Sayuri.
La egocéntrica Sayuri sacudió su corto cabello morado mientras conversaba animadamente con su aparente novio y un par de amigos que también parecían estar en una relación.
Uteki intentaba ocultarse detrás de Hasuna, pero esta no la ayudaba en absoluto. La escena escandalosa llamó la atención de Sayuri, quien se acercó a ellas.
—¡Uteki! ¡Qué gusto encontrarte! —exclamó Sayuri con una sonrisa que no lograba ocultar su falsedad.
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