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Invisible 2| La peor traición

«Amiga invisible.

Has ganado esta batalla, pero aún queda la guerra.

Pista: Estoy seguro que eres la chica más infantil de todo el colegio.

Atte: Chico invisible.»


Logan dobló la carta y colocó dentro del sobre en tanto terminaba de almorzar.

Su amigo Kyle se sentó frente a él y lo observó.

—¿Qué sucede? —preguntó Logan doblando el sobre y guardándolo en el bolsillo de su pantalón.

—Es Mark —susurró Kyle desviando la mirada divertido.

Logan bufó.

Esperaba que el idiota no se haya metido en problemas, porqué no tenía ganas de hablar con el padre de Anett, el director, para que no lo sancionara... al menos no tanto.

Kyle se inclinó sobre la mesa.

—Lo vi en los vestidores, estaba con esa chica que se viste como chico —su amigo se inclinó aún más hacía Logan —. Creo que esta vez ella lo castrará —bromeó su amigo y rió.

Logan rodó los ojos. Aún no entendía la obsesión de Mark con esa chica.

No paraba de hablar de ella, no paraba de mirarla y lo más extraño, no dejaba de insistir para que ella lo notara. La chica no era el tipo de su hermano. Se notaba a kilómetros su poca feminidad, que su cabello era peinado una vez al mes, o que su carácter era de lo peor, hasta lo había confirmado cuando ella se le acercó en la biblioteca.

—Espero que no se meta en problemas —comentó Logan como si nada y llevo su mirada detrás de Kyle.

Allí, donde su amiga se acercaba con una sonrisa angelical. Esa chica era perfecta, su cabello estaba perfectamente arreglado y recogido en una coleta, llevaba un vestido verde con flores blancas y el poco maquillaje que utilizaba le quedaba espectacular. Hablaba con suavidad, con educación... era dulce y agradable en todo sentido.

—Cierra la boca o babearas —dijo divertido su amigo y Logan lo observó.

—No se de que hablas —aseguró Logan con el rostro serio y sin emoción alguna.

Kyle rió y se puso de pie cuando Anett llegó a la mesa.

Luego de despedirse de ella, Kyle se fue y la chica se acercó en dirección a Logan para besar su mejilla.

El chico sintió la adrenalina recorrer su cuerpo y su corazón se aceleró.

—¿Qué hacías? —preguntó Anett tomando lugar a su lado.

—Nada —respondió Logan y le sonrió.

Él era una persona bastante seria, pero con Anett era diferente.


Al otro lado del instituto, Alice se encontraba molesta, realmente molesta y estaba segura que en cuanto escapara de allí, el idiota de Mark Curt no se salvaría de sus tijeras.

—Suéltame —ordenó Alice entre dientes.

Una sonrisa divertida se hizo presente en los labios del chico y se acercó aún más al rostro de la chica.

No podía escapar, se encontraba, literalmente, acorralada en una de las duchas con Mark. El cuerpo del chico estaba pegado al de ella, sus manos eran sujetadas por las suyas y el agua no dejaba de caer sobre ellos.

Eso era tan estúpidamente parecido a las novelas que leía su amiga, que Alice creía que iba a vomitar en cualquier momento.

—Sé que me deseas perfecta Alice —dijo Mark y beso su mejilla.

Alice enfureció, él no tenía el derecho de besarla, si, no era un beso en la boca, pero de igual forma no tenía el maldito derecho.

—Tienes tres segundos para dejarme ir Curt, o juró que te arrepentirás —amenazó Alice mirando fijamente a Mark.

El chico no quito la sonrisa divertida y hablo:

—No te irás hasta que aceptes tener una cita conmigo.

Alice bufó.

No tendría jamás una cita con ese chico. Jamás de los jamases.

—Sigue soñando —gruñó ella y levantó su rodilla golpeando la entrepierna del chico y ocasionado que él dejara de sujetarla.

—Mierda —murmuró Mark agarrando sus partes con ambas manos y cayendo de rodillas.

Alice apago la llave de agua y lo observó.

—No te metas conmigo Curt, las consecuencias no son buenas.

Sonrió con suficiencia y levantó una de sus piernas pasando por sobre el chico para dirigirse a la salida.

Antes de cruzar la puerta de los vestidores, escuchó el gritó de Mark.

—Serás mía perfecta Alice, tenlo por seguro.

Oh, ese chico estaba loco, ella jamás caería en su juego.


Alice lo volvía loco, era la única que no caía ante él. Con las demás chicas era cuestión de una sonrisa y ellas lo seguían como moscas a la miel, pero Alice parecía odiarlo cada día más, hiciera lo que hiciera.

—¿Mal día? —preguntó Logan al ver entrar a su hermano empapado de pies a cabeza y con el rostro transformado en un monstruo.

—¡Cállate! —gruñó Mark y subió las escaleras a toda velocidad.

Logan lo observó subir y suspiro.

Su estúpido hermano estaba enamorado, lo sabía por experiencia propia, pero Mark era lo realmente tonto como para conquistar a la chica de una forma más... normal.

Era cierto que él no podía hablar mucho, estaba enamorado de su amiga de la infancia desde los trece, pero su situación era delicada. Si le decía a Anett la verdad y ella no le correspondía, la perdería. No obstante Mark no tenía nada que perder al ser sincero con sus sentimientos.

Su móvil sonó.

«Hay una fiesta en la casa de Stan ¿Quieres ir?»

Sonrío, era su amiga.

Observó sus cuadernos llenos de tarea y suspiró.

Odiaba las fiestas de los adolescentes con las hormonas alborotadas, pero deseaba acompañarla.

«¿Cuándo?»

Envió y la respuesta llegó de inmediato.

«Hoy, en dos horas.»

Bufó.

Sabía que hacían fiestas los días de semana, pero ¿una fiesta antes de un examen?

«Mañana tenemos examen Anett»

«No necesitas estudiar, eres el mejor alumno de los tres cursos»

«Pero tú si necesitas estudiar»

«Eres malo»

«Mañana me agradecerás cuando apruebes»

«Tú ganas esta vez. Nos vemos mañana»

Sonrió y siguió estudiando. Le gustaba cuando ella le hacía caso, la imaginaba como una niña pequeña refunfuñando.


Alice observó nuevamente a su hermano pequeño jugar con aquellos muñecos de dinosaurios.

—Auch —se quejó ella cuando uno de los muñecos impacto en su pecho.

Su hermano la observó con ojos de arrepentimiento y ella le sonrió.

Ese niño lograba lo que quería con ella.

—¡A cenar!

Alice se levantó del sofá y su hermanito se puso de pie con dificultad al solo tener un año y medio. Ambos se dirigieron a la cocina, donde su madre los esperaba con los platos llenos de... ¿qué rayos era eso?

Alice tomó lugar en la mesa y observó la masa amarilla con trozos de... ¿carne?

—¿Qué es esto? —preguntó la chica observado a su madre, la cual se encontraba sentando a su hermano en la silla.

—Comida —respondió ella y Alice rodó los ojos.

—¿Qué clase de comida? —preguntó nuevamente la chica.

—La clase de comida que se come —dijo su madre y la observó con esos ojos de «O comes o te la verás con el cinturón» y aunque Alice sabía que solo era una amenaza, no volvió a abrir la boca.

Su móvil vibró en el bolsillo de sus jeans.

La chica frunció el ceño al no reconocer el número.

«Espero tengas una gran noche perfecta Alice, y recuerda soñar conmigo»

Se lo podía imaginar, en su cuarto, rodeado de posters de mujeres o esas bandas de rock que él solía escuchar, con un brazo tras su cabeza y tomando el móvil de esa forma tan peculiar que él tenía. Y por alguna extraña razón, no se molesto al leer aquello, si no que una mínima sonrisa adorno sus labios.


Logan llegó al instituto con un libro en sus manos, el libro de biología para repasar para el examen.

Al ingresar a su salón, pudo ver que Anett no estaba en su pupitre, frente a él, así que un poco desilusionado camino hasta su lugar y tomó asiento.

Tras pasar la primera hora de clases, Anett no apareció y eso lo preocupo, así que le envió un mensaje:

«¿Estás bien?»

«Estoy aquí»

Al leer el mensaje alguien golpeó su hombro y se volteó para encontrar a su amiga.

Frunció el ceño la ver su estado. Su cabello desarreglado, su maquillaje corrido y unas ojeras imposibles de ocultar.

—¿Fuiste a la fiesta? —preguntó Logan, molesto.

No le gustaba que ella estuviera sola en esos lugares llenos de alcohol y de adolescentes calenturientos.

La chica desvió la mirada avergonzada.

—Solo me quede hasta las dos de la mañana —susurró ella.

Logan bufó.

—Dijiste que no irías —le reclamó él y la chica lo observó seria.

—No debo pedirte permiso para salir, Logan. No tienes el derecho para hablarme de esa forma.

Logan apretó su mandíbula conteniéndose, ella tenía razón.

—Solo me preocupa lo que pueda suceder —confesó él observándola.

La chica sonrió como cuando se mira a un cachorro abandonado y acarició la mejilla del chico.

—Eres un gran amigo —y allí otra vez el puñal —, pero no debes preocuparte. Además, Mark...

Anett quedó callada, parecía haber dicho algo que no debía.«»

—Mark, ¿qué? —preguntó Logan con el ceño fruncido.

La chica apartó la mano de la mejilla de Logan y observó sus pies.

—Mark me llevó a casa, así que no tienes de qué preocuparte —dijo ella —. Voy a ir al baño.

Sin más se fue de allí dejando al chico realmente confundido.


«Chico invisible.

Tengo diecisiete años ¡Claro que soy infantil!

Tú pareces ser el aburrido aquí, quizás debería conocerte y enseñarte a divertirte (y no lo digo con ningún doble sentido)

Atte: La chica que ganará la guerra.»


Por alguna extraña razón no estaba de ánimos para insultar a su... al chico invisible.

Aquel mensaje de Mark seguía rondando en su cabeza y no lograba entender la insistencia del chico. Ella no era atractiva y tampoco intentaba serlo, no se producía tres horas en el espejo antes de ir al colegio, sino que amarraba su cabello con un lazo y salia sin más. No era agradable y tampoco quería serlo, no quería tener nada con él y Mark tenía a miles de chica detrás de él.

Entonces, ¿por qué gastaba su tiempo en ella?

La chica suspiro.

—¿Qué te sucede? —preguntó Mary apareciendo en su campo de visión.

—Mark Curt —dijo ella y se arrepintió al instante.

Sabía lo que venía a continuación...

—¡¿Te gusta Mark «Sexy» Curt?! —gritó su amiga y todos sus compañeros las observaron curiosos.

—No me gusta Mary ¡Yo no soy una tonta cursi! —dijo ella exasperada —. Es solo que no logro alejarlo, no logro hacerlo entender que no tiene ni una mínima oportunidad de que algo suceda conmigo —aseguró ella y por alguna razón sintió que esa no era la verdadera razón por la cual pensaba en ese chico.

Su amiga la observó sin creerle y Alice bufó volteando en dirección a la ventana, donde estaba entrenando el equipo de fútbol.

«¡Genial!» Pensó con sarcasmo Alice y dirigió su mirada a la puerta, por donde entraba su profesora de literatura.

Observo la carta y se debatió internamente en si enviarla así, o escribir una nueva.


Logan bajó las escaleras a toda prisa al recibir el mensaje de Anett, aquel mensaje que dejaba claro lo mal que estaba su amiga.

Al abrir la puerta su corazón se encogió al verla.

Se encontraba llorando, y la tristeza era evidente en su rostro.

—¿Qué sucedió? —preguntó Logan en tanto tomaba la mano de la chica y la invitaba a pasar, pero ella permaneció quieta.

—¿Está... está Mark? —preguntó la chica entre sollozos y Logan frunció el ceño.

—No, está en el entrenamiento —aseguró él y Anett asintió pasando dentro de la casa.

—¿Quieres tomar algo? —preguntó Logan y ella negó.

La mirada de la chica se dirigió a él y otras lágrimas se deslizaron por sus mejillas.

—Perdóname... —susurró y se lanzó abrazando a Logan.

Él correspondió su abrazo confundido.

—¿Por qué? —logró preguntar luego de unos segundos.

Anett se separó de él y lo observó a los ojos.

—¿Prometes qué seguirás siendo mi amigo? ¿Qué sin importar lo que pase seguirás siendo mi mejor amigo? —preguntó ella y el corazón de Logan se descontroló.

¿Ella se lo diría? ¿diría aquello que siempre deseó escuchar? ¿Aquello que siempre quiso decir?

—Siempre seré tu amigo, An —susurré el chico acariciando la mejilla de Anett.

La chica sorbió por la nariz y soltó aquello que Logan jamás creyó escuchar por su parte.


Los puños de Logan impactaron una y otra vez sobre el rostro de Mark, el dolor de sus nudillos era insoportable, pero no tanto como el dolor que sentía dentro, no tanto como el dolor que lo carcomía.

—¡¿Por qué?! ¡¿por qué lo hiciste, desgraciado?! —gritaba Logan en tanto no dejaba de golpear a Mark.

—¡Logan, basta! —el chico se detuvo al escuchar el grito horrorizado de su madre.

Su hermano se quejaba debajo de él y su rostro estaba cubierto de sangre, pero no le importaba, no le importaba nada que no fuera la traición por su parte.

Su madre se acercó a ambos chicos y se acuclilló al lado de Mark observándolo preocupada.

Los ojos de la mujer se dirigieron a Logan y él supo que era el momento para ponerse de pie.

—Ve por el botiquín —ordenó su madre en tanto colocaba de pie a Mark.

Logan no se movió, no podía moverse, su respiración era agitada y las punzadas en sus manos eran fuertes. Le dolía como los mil demonios, pero no se arrepentía, no se arrepentía de haberle roto la cara a ese, ahora, desconocido. No se arrepentía de haberlo hecho sufrir, de haberle casi roto la nariz.

Mark no lo observaba a los ojos, como si se sintiera culpable de lo sucedido.

«Hipócrita» pensó Logan.

—¡Logan! ¡Trae ya mismo el botiquín! —ordenó su madre nuevamente y Logan intentó calmar su respiración antes de salir de la sala y dirigirse al baño.

Al llegar tomó el botiquín y se observó al espejo.

Ese chico no era él, ese chico desarreglado y furioso no era él. Pero la situación se le había salido de las manos y no se pudo controlar.

—¡¿En qué estabas pensado Logan?! —preguntó su madre en un grito.

Logan se mantuvo mirando el suelo sentado en el sofá, no quería responder.

—Déjalo, Mamá.

El chico levantó la mirada para observar a su hermano, si duda alguna su rostro era un desastre.

—No te atrevas a fingir que me estás defendiendo —gruñó Logan poniéndose de pie y caminando en dirección a su hermano.

Le rompería toda su cara nuevamente, acabaría con él.

Su madre apareció en su campo de visión y él se detuvo.

—¿Qué sucedió? —preguntó la mujer con suavidad.

Conocía a su hijo y sabía que no era de meterse en problemas, sabía que no actuaba de esa manera jamás, que algo realmente malo había sucedido. De otra forma no hubiera golpeado a su hermano, y menos de esa manera.

Logan observó a su madre y el arrepentimiento afloró en su cuerpo.

Estaba asustando a esa mujer que había luchado sola por él y Mark desde que eran pequeños, vio en los ojos de su madre la desilusión y se sintió lo peor.

—Lo siento, yo... —¿Cómo mierda le explicaba que había golpeado a su hermano por tener sexo con la chica que él amaba, con su mejor amiga?

—¿Qué sucedió? —volvió a preguntar su madre y Logan observó a Mark con odio.

Todo era su culpa.

—Entiendo que me castigues y estoy de acuerdo mamá, pero no me pidas que te cuente lo sucedido, porque no lo haré.

Sin más subió las escaleras y se encerró en su habitación.

Observo sus nudillos y se encamino al baño de su habitación para curarlos.

A pesar de que todos sus sentimientos y pensamientos estaban enredados, había una cosa de la cual estaba seguro...

Odiaba a Mark Curt, lo odiaba con el alma entera.

Quiso no pensar en eso, se ducho y se encerró en su recámara, no ceno y no le abrió la puerta a su madre, temía no controlar su temperamento.

La puerta de su habitación fue golpeada y Logan suspiro.

—¡Quiero estar solo! —gritó desde su cama y volvió, a intentar, centrar su atención en el libro frente a él.

—Tenemos que hablar.

Su ira creció nuevamente al escuchar la voz de Mark del otro lado de la puerta. Se había quedado con ganas de romper, aún más, su rostro.

De un salto se levantó de la cama y caminó hasta la puerta abriéndola.

Mark lo observaba cabizbajo, con la mirada... ¿arrepentida?

«Imposible» pensó Logan.

—¿Disfrutas hacer de mi vida una mierda? —preguntó Logan observando con odio a Mark.

—No es lo que piensas Logan, déjame explicarte —pidió su hermano y se sorprendió al ver que luego de unos segundos Logan se movía a un lado permitiéndole pasar a su habitación.

Mark entró a pasos lentos y se quedó de pie allí, en medio de la habitación.

Logan se sentó en la silla de su escritorio y observó a Mark con recelo.

—Lo siento —susurró Mark y Logan rió con amargura.

—No arreglamos esto con un «Lo siento» —aseguró Logan parándose frente a Mark —. La has cagado, te metiste con lo prohibido Mark. Utilizaste a nuestra amiga de la infancia, a la chica de la cual sabes, estoy enamorado, acabaste con el poco respeto que me quedaba hacía ti...¡Mierda! Se supone que debes ser quién me proteja, eres mi hermano mayor Mark, eres mi maldito hermano. En quién confiaba, a quién acudía cuando las cosas iban mal, pero a ti te importó una mierda —reclamó Logan con odio y dolor.

Quería a su hermano, él y su madre eran su única familia, ese chico era en quien más confiaba, por quién hubiera muerto.

Mark pareció desesperarse.

—Lo siento Logan , en verdad lo lamento. Estaba borracho y... las cosas se salieron de control... sé que la quieres...

—Te ama —interrumpió en un susurro Logan a su hermano.

Mark se quedó quieto, sin saber qué responder.

—No lo hace, lo olvidará... —dijo el chico, atónito.

Logan suspiro con rabia.

—Me lo confesó Mark, ha estado enamorada de ti desde siempre, te ha querido desde siempre, yo... yo solo fui su amigo, a quién quería y quiere es a ti —dijo el chico y se dejó caer sentado en su cama.

—No se que decir.

Logan levantó la mirada y observó a Mark.

—Nada, no digas nada por que todo lo que salga de tu boca será pura mierda para mí.

Mark suspiro intranquilo.

—¿Qué debo hacer para que me perdones? —preguntó el chico.

Logan lo observó con odio.

—Aléjate de ella, no quiero que vuelvas a hablarle o siquiera mirarla —ordenó Logan poniéndose de pie nuevamente —. No quiero ver cómo la haces mierda como a todas, como juegas con ella.

Mark asintió cerrando los ojos con fuerza.

—No volverás a verme junto a ella —aseguró Mark sin reconocer a su hermano.

—Vete —espetó Logan señalando la puerta.

Mark trago saliva y se encamino a la puerta, al estar afuera escucho la voz de Logan y volteó.

—No te he perdonado.

—Dijiste...

—No tienes el derecho de destruir mi vida por una simple borrachera, de estar con al chica que quiero, con alguien que es como nuestra familia sin importarte una mierda... eres una basura Mark y no voy a perdonarte.

Sin mas Logan cerró la puerta en su cara y Mark quiso poder volver el tiempo y no haber estado con la chica que su hermano amaba.


«Amiga invisible.

No tengo idea de que escribir, no estoy de ánimos para pelear, pero tampoco para ser amable.

Creo que me he convertido en una simple persona más en este mundo miserable, que fue engañada por una de las personas más importantes en su vida.

Pista: Tengo deseos de matar a alguien.

Atte: Chico invisible.»


Alice leyó la carta por tercera vez, había algo que le decía que el chico no estaba mintiendo y lo estaba pasando mal.

Suspiro sin saber qué responder.

¿Qué debía decir?

«Las cosas mejorarán» «Has pagar a la persona que te hizo sufrir» «Tengo hambre y no soy buena consolando personas»

Ninguna de las opciones la convencía, ninguna de las opciones le parecía la correcta.

—Perfecta Alice.

Giró su cabeza con fastidio al escuchar su voz, pero rápidamente su expresión se convirtió en sorpresa la ver el el maltratado rostro de Mark, el chico le sonrió y ella giró nuevamente para volver a centrar su atención en la carta frente a ella. Como si no pasara nada.

—Vamos, Alice. ¿No te cansas de ignorarme? —preguntó el chico divertido.

La chica no respondió, había algo más importante en su mente, el Chico Invisible.

—¿En verdad quieres que te deje en paz? —preguntó Mark y Alice se sorprendió nuevamente, pero esta vez por escucharlo molesto.

Él nunca estaba molesto, nunca le hablaba mal, siempre era un Don Juan.

La chica giró el rostro nuevamente y vio el ceño fruncido del chico.

Él era el que la molestaba a ella, ¿por qué se enojaba entonces?

—¿A ti qué te pasa? —preguntó Alice confundida.

Mark la observo serio.

—Me pasa que hace dos años que te estoy invitando a salir y tú solo me ignoras —dijo el chico realmente molesto.

Alice se vio aturdida por un momento, parecía hablar tan en serio, pero no, él era un casanova sin remedio y ella no era parte de su fila de chicas.

—Pues, ya deberías de estar acostumbrado —se burló ella y volvió su vista a la carta.

Aún no sabía qué responder.

—¡Me cansé! —Alice se exaltó al escuchar el grito de Mark y lo observó —. No volveré a gastar mi tiempo en una niñata descuidada, poco femenina, insoportable y desarreglada. No volveré a molestarte Alice —aseguró el chico, sin embargo, no se fue, esperaba una respuesta de la chica.

Alice sintió algo extraño en su pecho al escucharlo decir aquello, pero no lo dejaría notar.

—Me hace feliz saber que ya no molestaras —soltó con tranquilidad y frialdad.

Y volvió a mirar la carta frente a ella, pero esta vez, no le presto atención a ella, sino que a la silueta de Mark que desaparecía a toda velocidad.


«Chico invisible.

No se que decirte, no soy buena en esto de "consolar" a las personas. Cuando mi hermano llora lo único que se me ocurre es tomar todo el helado de la nevera y dárselo, quizás sea una buena idea y te funcione.

Cuando yo estoy mal leo comics, juego videojuegos de matar zombies, miro películas de terror o salgo a andar en bicicleta en el parque del centro. Allí tienen una tienda de muñecos de acción muy divertida, quizás deberías ir... No, mejor no lo hagas. Había olvidado que pareces ser un cerebrito y eso no te debe de divertir. Quizás deberías de leer un libro de metafísica o biología, o quizás ver algún documental, no pareces ser un chico que se dejaría vencer por los problemas.

Suerte con recuperar tu sonrisa chico invisible y recuerda, mientras estemos vivos, un problema es solo un mal día.

Pista: Te he dado muchas si lees con atención la carta.

Atte: La chica a la cual le comienzas a agradar.»


Logan sonrió al leer la carta, sonrió luego de una semana sin hacerlo.

Esa chica era rara, diferente, esa chica estaba loca y era divertida.

—Logan.

No se movió, sabía a quién pertenecía esa voz y aún no podía mirarla a la cara.

¿Cómo miraría a la chica que amaba a los ojos luego de que ella le confesará que amaba a su hermano? Luego de que ella le confesará que había dormido con él. ¿Cómo la miraría a la cara cuando cada vez que lo hacía, deseaba besarla y sabía que ella no lo quería?

—Necesitamos hablar —dijo la chica a su espalda —. Sé que no debía ocultarte que... me gustaba Mark, pero tú prometiste no dejar de ser mi amigo —le reclamó ella y Logan enfureció.

El chico se puso de pie y encaró a la chica, la cual lo observaba triste.

—Lo prometí, pero tú te acostaste con mi hermano —reviró Logan.

La chica lo observó confundida.

—Entiendo que te molestes porque te lo oculte, pero no tengo por qué contarte todo lo que hago. Puedo acostarme con quien quiera, eso no debería de importarte...

—¡Pero lo hace! —la interrumpió él.

Las miradas estaban centrados en ellos, pero a ninguno le importaba. Estaba en juego su amistad de años.

—¡¿Qué quieres que haga si me he enamorado de él?! ¡No lo pude evitar Logan! —gritó la chica con las lágrimas corriendo por sus mejillas —. No tuve otra opción, solo sucedió —susurró ella.

—Si la tuviste —aseguró Logan y la chica lo observó aún más confundida —, tuviste la opción de elegirme y estar con alguien que en verdad te valorara.

Sin esperar respuesta alguna, tomó su mochila, la carta de sobre la mesa y salió de allí a toda velocidad.

Ya todo estaba dicho.

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