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Capítulo 8

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene temas como la autosexualización y el abuso sexual, lean bajo su propia responsabilidad.

Cuando se separan la multitud aplaude a la banda. Ellos permanecen estáticos en sus sitios, Tae no ha separado sus manos de él, como Jungkook tampoco ha dejado de tomar el rostro del empresario entre sus manos pensando en lo que acaba de pasar, en la decisión que tomó y si es verdad que acaba de besar a alguien por decisión propia.

Sin poder evitarlo, Taehyung sonríe, incluso lanza una carcajada al aire y luego vuelve a esa sonrisa amable. Duda en besarlo nuevamente o no, se acerca otra vez y deja un pequeño beso en la comisura de sus labios.

Después, Jungkook lo mira como si se tratara de una obra de arte recién descubierta, se queda perplejo. Tras unos segundos sonríe igual, no recuerda cuándo fue la última vez que besó a alguien y mucho menos recuerda la última vez en donde se sintió tan bien besar a alguien.

Ahora es Jeon quien lanza una carcajada al aire, se aferra a la cintura de Tae y lo abraza, esconde su rostro entre su cuello.

—La verdad pensé que no lo harías, me iba a volver loco, Jungkook —dice Tae mientras juega con los cabellos que salen del moño que lleva. Se separan nuevamente y se miran atentos el uno al otro con una sonrisa tenue, ignorando la multitud a su alrededor—. ¿Puedo besarte?

Lo que queda de la noche fue un cliché que amaron vivir porque ninguno nunca había pensado en la posibilidad de que ellos podían ser los protagonistas de una historia así. Por un lado, Tae nunca había pensado que podía pasárselo tan bien en una fiesta y mucho menos con alguien que le atrae en todos los sentidos posibles; y Jungkook nunca había pensado que iba a querer besar y dejar a esa persona hacerlo enfrente de todo el público sin sentirse ni un poco cohibido.

Dejaron los pasos elegantes y románticos a un lado y bailaron toda la noche canción tras canción como les diera la gana. Una vez hecha una acción que los necesitaba sobrios, decidieron no medirse con las bebidas, tomaron tanto como bailaron.

Ambos se hicieron girar en la pista de baile, pegaron más sus cuerpos como les fue posible. Jungkook aprovechó para jugar con la corbata de Tae que enredó en su cuello, lo jaló con ella a su cuerpo. Por otro lado, Taehyung tampoco perdió la oportunidad de tomarlo, juntar su torso con la espalda de Jeon y en esa posición tomar su cintura mientras ambos movían las caderas. Y al final de cada baile, rieron y siguieron bailando hasta cansarse.

En algún punto uno de los dos decidió irse al hotel, razón por la que ahora se encuentran esperando a que el chofer los recoja cuando bien pudieron haber pedido un taxi, pero están borrachos, no piensan con claridad, tan solo se encuentran felices de estar a un lado de la pista sentados en la acera tomados de las manos, Taehyung recostado en el hombro de Jungkook, ambos con el sabor del otro en sus labios.

La limusina llega, Tae se para primero y ayuda a Jungkook a incorporarse. Son las cuatro de la mañana, el alcohol se hace notar en cada uno al caminar hacia la puerta del vehículo.

El empresario camina aferrándose del brazo de Jungkook quien también se aferra al otro. Se ríen de estupideces, están tan felices que les resulta imposible pararse a pensar y decir algo coherente.

Prácticamente caen en los asientos y de alguna manera la puerta se cierra y el carro avanza.

Carl, el chofer, los mira por el retrovisor, nota sus prendas desordenadas y deshechas por lo que sean que hayan hecho dentro.

—Y cuando sonó esa canción ¡Esa canción, por dios! —exclama Tae. Jungkook se balancea en su asiento mirando al empresario con sus ojos entrecerrados, iguales a los de Kim.

Sin pensarlo, Jungkook se lanza a darle un nuevo beso a Taehyung porque esta noche más que nunca sus labios se ven tan esponjosos y apetitosos. Kim no se queja, al contrario, primero se siente torpe por el alcohol y los nervios en seguir el beso a Jeon, luego se recuesta en el asiento mientras lo abraza, este se pone encima de él besándolo como si moldeara sus labios.

Del bálsamo de cada uno no queda nada, solo el amargo del alcohol más lo caliente que se siente besar al otro, están en la misma gloria que es el asiento trasero de un auto. Porque ahora no es un beso, no es cualquier beso, son suyos y cada uno es más ansioso que el anterior.

Por otro lado, está Carl, que prefirió subir la ventanilla que separa su espacio con la parte trasera de la limusina. Les da esa privacidad mientras ríe por lo que sucede allá atrás.

Ellos no se dan cuenta de eso, no les importa. Taehyung pone sus manos en las caderas de Jungkook sin dejar de besarlo, incluso el movimiento de sus labios se vuelve más brusco y anhelante por el otro, se vuelve una necesidad tenerse. Es como si todas las ganas que han tenido de besarse estuvieran siendo descargadas ahora.

El auto llega al hotel. Carl baja la ventanilla y tose, la pareja no hace caso; Carl vuelve a toser más fuerte y recién allí Taehyung y Jeon se separan entre risas.

—¡Gracias y perdón! —dice Jungkook antes de abrir la puerta y jalar a Taehyung consigo.

—No hay cuidado —contesta Carl con calma.

—Gracias, Carl —agradece Kim.

Son más de las cuatro de la mañana, no hay nadie en la recepción más que la señorita encargada de la recepción concentrada en su celular. La pareja va hacia el ascensor y presionan el botón.

Esperan a que llegue mientras Taehyung abraza la cintura de Jungkook y recuesta su barbilla sobre su hombro, da un par de besos tiernos en el cuello de Jungkook quien nuevamente vuelve a besarlo, gira su cuerpo y termina con sus brazos enredados detrás de la nuca del empresario que se entusiasma con seguir el beso.

El ascensor suena, ambos se separan rápido y ven al mismo botones de siempre dentro.

—¿Tú no duermes? —pregunta Kook manteniéndose aferrado al cuello de Kim y este a su cintura. El botones se ve sonrojado por lo que vio, Jeon ríe—. Bien que te gustó ver eso.

Ambos entran, no se tocan hasta que el ascensor llega a su piso, solo ríen cada que se ven, juegan con sus propias manos como si así ataran las ansias por tocarse de una buena vez.

Una vez llegan a su piso, salen del ascensor tambaleándose. Primero Taehyung y ni bien Kook pone un pie en el piso, Tae lo jala para darle un beso. El botones, por lo poco que alcanza a ver, le saca una sonrisa.

La pareja, aun así, tratan de caminar hacia la puerta sin separarse.

Culpemos al alcohol que esto siga pareciendo para Taehyung una especie de sueño el cual quiere arriesgarse a nunca despertar. Él supuso desde un primer momento que los labios de Jeon se iban a sentir muy bien al ser besados, por eso lo considera un privilegio estar tocándolos de esa manera; pero ahora, besándolo contra la pared del pasadizo mientras sus manos juegan con el dobladillo de su polo y toca la piel desnuda de su cintura, para luego arrastrarse como pueda a la puerta de la suite, entiende que sus pensamientos anteriores al hecho en sí han subestimado los labios de Jungkook.

—Abre la puerta —dice Jungkook con la respiración agitada al separarse, sus manos van al torso del empresario.

Incluso al buscar la tarjeta de la habitación, no deja de tocar a Jungkook. Mientras busca en su billetera, Jungkook lo abraza por detrás, besa su cuello cada que puede haciendo que Kim y él mismo rían por eso, y con solo segundos todo se vuelve más caliente porque Jungkook mete sus manos bajo la camisa de Taehyung y jala su corbata mientras besa su cuello.

Por fin logran abrir la puerta, Tae es el primero quien pone un pie en la habitación y agarra a Jungkook por su cintura para jalarlo consigo y ponerlo contra la puerta de la habitación para cerrarla. Los besos no se hacen faltar, son torpes y llenos de pasión, tanta que llegan así a la habitación.

La camisa de Kim en este punto está por algún lado de la suite, al igual que los pantalones de Jungkook. Cuando llegan a la habitación, el primero que se echa es Kim quien desde allí observa a Kook sacarse la ropa. El empresario se arrastra en la cama con la cabeza dándole vueltas y el corazón acelerado. Tras unos segundos Jeon le arranca los pantalones, Tae ríe por la acción y aprovecha la posición para abrazar a Jungkook y volver a acercarlo a sus labios.

Con un movimiento que ninguno de los dos logra comprender por completo por el alcohol, Kim voltea a Jungkook para que quede debajo de él y así poder sentarse a su regazo. Jeon lanza una carcajada a la par que sus manos van a las caderas del empresario, otra vez vuelven a unirse en un beso más que necesitado. Las palabras pierden el sentido –si es que no lo han hecho antes–, el cuarto se llena de sonidos húmedos de sus labios, de los roces de sus pieles, los jadeos, respiraciones agitadas y muchos suspiros que solo hacen que tengan ansias de más.

—¿Condones? —pregunta Tae agitado. Recién ahora que se han separado por unos segundos se da cuenta que aún tiene puesta su corbata.

—¡¿Mi buffet de condones?! —exclama Jungkook.

Ambos estallan a carcajadas, luego Kook hace el ademán de estirarse al cajón al costado de la cama, Tae igual, entonces se golpean sus cabezas. Ríen más por eso y se quejan por el impacto. Están tan borrachos que lo que hacen no tiene sentido para sí mismos, prefieren seguir riendo y darse más besos.

Taehyung se echa a un costado de Kook, mira hacia el techo mientras regula su respiración que ha estado agitada por las risas y besos. El pelinegro a su costado lo imita.

—Tengo sueño —dice Kook mirando hacia Taehyung quien también lo ve con una sonrisa en su rostro, ambos se mantienen echados en la cama.

El empresario no responde, solo sonríe y asiente a lo que dijo. Sin más, se para como puede de la cama y ordena las sábanas, Jungkook lo ayuda y luego se tiran en el colchón, uno al costado del otro.

Primero, Jeon se oculta bajo las sábanas y abraza a Kim por debajo de estas, da unos besos en su torso y termina el recorrido con un beso en su barbilla. Taehyung sonríe por lo cursi que es al estar borracho, pone su mano en sus cabellos, la liga que los sostenía ya no está.

Y así, duermen.

...

A la mañana siguiente el dolor de cabeza es casi insoportable, pero se va adecuando mientras se mantiene echado en la cama. La luz no entra a la habitación –menos mal–, no hay sonido de la televisión, ni de la ducha, solo el de las sábanas moverse por su propio cuerpo.

Jungkook despierta por completo tras unos largos segundos que toma para tener consciencia de las cosas que han pasado ayer y hoy en la madrugada.

Entonces, enumera lo que recuerda:

1.Pasarela.

2.Charla con Taehyung.

3.Otra vez pasarela.

4.Fiesta.

5.Beso con Taehyung.

6.Hotel.

7.Besos, besos y más besos.

Y ahora está aquí, tirado en la cama vistiendo solo sus pantaloncillos y con Kim quien abraza su torso y lo usa como almohada. Sonríe, lleva sus manos a sus desordenados cabellos castaños.

¿Se arrepiente de haberlo besado? No, está feliz al respecto. ¿Se arrepiente de no haber llegado a más en la madrugada? Tampoco, sigue feliz por cómo han pasado las cosas.

Pasan minutos donde él juega con sus cabellos castaños, los enreda en sus dedos, los peina cada que puede y acaricia su cabeza para mantenerlo dormido hasta que el empresario se despierta y toma el mismo tiempo en entender la situación y acostumbrarse a ese dolor de cabeza.

—Buenos días —susurra Taehyung con una sonrisa y sin dejar de abrazar a Jeon, solo voltea su cabeza para verlo.

—Buenos días, Taehyung —saluda con una sonrisa.

Ninguno dice más, se quedan allí más minutos.

Jungkook se estira hasta una de las mesas que se encuentran al costado de la cama, toma el teléfono, marca un número y espera unos segundos.

—Buenos días —saluda él—. ¿Qué hay de desayuno hoy?

Una vez que el desayuno es pedido, se quedan en la cama, ninguno tiene ganas de pararse ni hacer algún movimiento brusco.

—Dime que te acuerdas de lo que pasó anoche —dice Tae con miedo en su voz mientras ve el programa que pusieron en la televisión.

—Sí, quizá no a detalle de lo que pasó cuando estuvimos aquí, pero sí generalmente.

—¿Y estás bien con eso?

—Taehyung, te besaría ahora, pero nuestro aliento apesta a alcohol y hormonas.

Kim ríe por lo que dijo, se siente tan cohibido. Entonces, todas las memorias de cómo lo besó ayer en la pista de baile justo cuando se iba a dar por vencido que algo así pase, hace a su corazón acelerarse y que una guerra ocurra dentro. Se esconde bajo las sábanas y se mantiene allí hasta que el desayuno viene.

No piensa en que no se sentía así por alguien hace mucho, o la confianza que le tiene como para besarlo, tampoco piensa sobre que Jungkook se irá en unos días, ni que esto ocurre porque le está pagando, mucho menos lo compara con otras personas. Solo se queda allí abajo, abrazándolo y recordando los besos que le dio, se concentra en que ahora está feliz y se pregunta si así se siente estar medianamente enamorado de una persona.

¿Así se siente estar en camino a enamorarse de alguien? Supone que es muy rápido todo, pero no le queda de otra cuando solo puede estar con esa persona por dos semanas, debe apresurar a despertar sus emociones y posibles sentimientos,

El desayuno llega, Kim es quien se para a recibirlo mientras Jungkook alista la mesa en la sala para comer tirados en la alfombra mientras ven televisión.

Al caminar hacia la puerta, Taehyung suelta unas cuantas risas, porque ve el pantalón de Jungkook por un lado junto a su propia camisa. Abre la puerta y el mayordomo deja la comida en la mesa para luego retirarse.

—¿Vas a ir a trabajar hoy? —pregunta Jungkook a la par que toma un poco del jugo que pidió.

No lo dice ni lo muestra, pero está ansioso por la respuesta que le dé Kim, porque teme que diga que sí y no quiere mostrarse incómodo ni triste por eso, sin embargo, no sabe si va a poder fingir eso con éxito.

—Tómate el día libre —se anima a decir Kook—. Siempre trabajas, creo que si no estuviera yo aquí estarías trabajando cada minuto.

Taehyung no dice nada por unos instantes, se queda estático examinando el rostro de Kook y luego sonríe hacia él.

—Lo haré —dice Taehyung con una sonrisa, da un mordisco a su emparedado—. ¿Quieres hacer algo aparte de-?

—¿Besarte?

—Iba a decir ver televisión, pero no tengo problema con el otro plan.

—Salgamos de aquí, vamos con el auto a cualquier lado, un parque, hay muchos parques por aquí. Hagamos un picnic, alquilemos bicicletas, no lo sé, hay que salir del hotel que ya me estoy aburriendo un poco.

—¿En serio?

—No, pero sí hay que salir de aquí.

Mientras ellos organizan su día, lo que harían y dónde irían; en la oficina, Jeff se arranca los pocos cabellos que le quedan, falta menos de 48 horas para que la reunión con Yoongi se dé y Tae no parece tomarle la misma importancia que él.

Nunca ha sido de meterse en la vida romántica de su jefe, muy poco han hablado de eso. De todas maneras, tenía la guardia baja al respecto porque estaba acostumbrado a que Tae no le tome mucha importancia a sus parejas, razón por la cual siempre ha pensado que Taehyung iba a terminar solo en esta vida, siendo un soltero codiciado por todos e intocable, imagen que de cierta manera le ha fascinado y nunca ha admitido ni en su soledad porque suena demasiado homosexual para su gusto.

Recuerda haber conocido al padre de Taehyung, un señor respetable, tan atento a su trabajo que se había olvidado de su hijo. Cuando Tae creció el señor Kim tampoco logró formar una buena relación con él porque ya no había ese vínculo que un padre crea con su hijo en la niñez y adolescencia, al final esa relación solo era de respeto mutuo, y cierta admiración que se crea en los negocios.

Jeff, quien tuvo más contacto con Taehyung cuando el señor Kim falleció, vio la oportunidad perfecta para mantenerse como la mano derecha de la empresa, el abogado. Lo que no había previsto era la personalidad del joven Kim, muy diferente a su padre a pesar que en primera instancia parecen muy similares.

Una diferencia destacables es que el fallecido señor Kim solía hacer vínculos de amistad fuertes con las personas de su entorno de trabajo, siempre les había dejado que entren en su vida privada más que su propia familia, nunca resultó un gran problema más que la dificultad que tenía para despedir a esas personas, razón por la cual esperaba a que fuera una razón más que castigable y extrema para despedirlos, sino no lo hacía. Jeff al ser su abogado, permaneció en ese puesto.

Entonces, Jeff intentó hacer la misma maniobra con Tae luego de la muerte de su padre, pensó en acercarse a él, apoyarlo en el luto y demás. El día del funeral –cual Tae llegó tarde– al verlo le dijo:

—Taehyung, lamento tu pérdida —dijo con una mano en el hombro del nombrado—. Yo era muy buen amigo de tu padre, comparto tu mismo dolor.

El castaño quien entonces no era más que un joven de 22 años dijo:

—Gracias, supongo. —Hizo una pausa. Apartó los ojos del señor—. Necesito todos los documentos que han sido enviados a la empresa en estos últimos tres meses, los números de nuestros clientes más importantes y todo lo que se encuentre en la computadora de mi padre, antes del viernes sería lo mejor. A la secretaria le puede pedir mi número.

El joven Kim lo había confundido con un asistente, a pesar de eso, Jeff hizo todo lo que le dijo. Por el primer año fue el lamebotas de Taehyung quien se dio cuenta desde un principio, pero igual lo mantuvo en la empresa porque era un abogado excepcional y que ya estaba más que familiarizado con los datos recurrentes e importantes para llevar ciertos casos.

Igual, Jeff hasta el día de hoy cree tener una amistad con Tae, a pesar de que todo lo que sabe de él es porque otras personas le han hablado al respecto y nunca el mismo Kim ha querido contarle cosas sobre su vida privada. Nunca.

Ahora, le parece inaudito ver esta "decadencia" de su jefe solo porque un chico bonito ha entrado en su vida.

—Necesito un favor —habla Jeff al teléfono con un amigo que hace tiempo no contactaba—. ¿Bien? Perfecto, apunta este nombre —dice y camina hacia la puerta para cerrarla—. Jungkook Jeon, es un tipo asiático de veinti-algo, necesito la información lo más antes posible.

Una piedra más en el camino de la vida de Jungkook, una de tantas; en cambio, una de las pocas en la vida romántica de Taehyung.

...

Debemos darle la razón en algo a Jeff, y eso es que Jungkook ha llegado y ha movido el piso de Taehyung.

Suficiente razón es cómo están ahora: Taehyung no ha dejado de mirar los labios de Jungkook quien habla acerca de lo genial que ha sido la pasarela anoche. No se han vuelto a besar desde que cayeron rendidos en la cama por el alcohol y el cansancio. Jeon se arregla en el baño y Tae lo mira apoyado en el marco de la puerta con esa boba sonrisa que todos amamos.

—¿Me estás prestando atención? —pregunta Jungkook, voltea y apoya sus manos en el lavabo, encara a Taehyung con una sonrisa que él también replica.

—Que el vestido que más te gustó es el tercero, quieres hablar con los hermanos diseñadores, que la temática fue precisa al igual que el video, que cuando salió Michael Jackson en los Grammys de 1982 casi gritas de la emoción y que las luces estuvieron más que adecuadas para la pasarela. Sí, Jungkook, te estoy prestando atención.

—Tu mirada dice otra cosa.

—¿Y qué dice?

—No sé, ¿qué dice?

Eso es una trampa, ha contestado con una inocencia tan fingida que Tae sabe a lo que se refiere. Va a él y acorrala su cuerpo en el lavabo, pone sus manos casi encima de las de las suyas y juega con la distancia de sus caras porque a pesar de todo, tiene ligero temor por la reacción que pueda tener, quizá piense que ya hay demasiado confianza cuando no ha pasado ni doce horas de haberlo besado por primera vez, no quiere que Jungkook piense que se está aprovechando de la situación.

—¿Puedo? —pregunta mirando sus grandes ojos. Jungkook lleva ambas manos a sus mejillas y con esa emoción en sus ojos y calidad de su mirada asiente con lentitud a la pregunta.

Tras el permiso, Tae deja un pequeño beso en sus labios, uno tierno y diminuto, luego uno más, otro y otro más hasta que Jungkook termina por rodearlo con sus brazos y querer permanecer allí porque ahora que está sobrio, los besos se sienten mejor.

—Ya tienes permiso, hazlo cuando creas mejor —permite Jeon una vez que se separan.

—Siempre lo creo mejor.

—No tengo problema con eso.

¡Dios! ¡Es que Jungkook lo volvía loco! ¡Lo hacía hiperventilar hasta parecer que se iba desmayar sin la necesidad de besar sus labios! No tiene ni idea de si va a sobrevivir ahora que puede besarlo.

...

Puede que esta vaya a ser la mejor tarde que Jungkook pase en tanto tiempo.

Al final se animaron a no llevar el carro porque iban a tener problemas para encontrar estacionamiento. En ese caso, caminaron por las calles de Los Ángeles, compraron helado y se echaron en el primer parque que encontraron, hablaron mucho porque nunca es suficiente. Ninguno se va a conocer lo suficiente en esas dos semanas, pero hacen el intento.

Siguieron su camino después, Tae caminaba por calles que anteriormente había visto desde su auto y Jungkook no se había dado el tiempo de apreciar esas calles como ahora. Una terraza llamó la atención del pelinegro y dijo:

—¿Podemos almorzar allí?

Taehyung lo que menos aprendió en estas dos semanas es decirle que "no" a Jungkook, no sabe cómo negarle algo. Así que entraron al restaurante y se tardaron en terminar su comida porque hablaban demasiado, preguntaban de todo al otro: su película favorita, su comida favorita, libros que marcaron su vida, qué harían con su yo pequeño, a dónde lo llevarían, y tantas cosas.

Aprendieron demasiado del otro ese día. Por ejemplo, Jungkook dijo:

—Suena tonto, pero me encantaría formar colecciones de ropa, tener el reconocimiento de las personas por las cosas que yo haga. Por eso me gusta tanto ese mundo de la moda.

El empresario se quedó dubitativo cuando empezó a explicar desde cuándo había nacido ese don y pasión por la moda, en qué momento de su vida esas cosas tan superficiales resultaron una escapatoria a su realidad.

—Solía guardar muchas revistas que robaba de algunos puestos cerca de mi casa. Tenía desde las colecciones de invierno hasta de verano que cortaba y pegaba en un cuaderno para crear otras yo. Era lo que más me distraía entonces, eran cosas que me hacían feliz y sentirme en paz —contó Jungkook mientras caminaban a una cafetería.

Por supuesto que Kim no se quedó atrás, pues al notar como Jungkook se abría cada vez más sea con relatos alegres o tristes, entendió que también podía contarle una que otra cosa a él.

—Antes que mi padre muera, tenía una meta, quería hacer mi propia empresa que ayudaría a los microemprendimientos o empresas con bastantes problemas financieros con la ayuda de inversionistas más que calificados. Cuando él murió pensé en seguir esa meta, pero era joven, aún me faltaba experiencia y no podía dividirme en ambos casos, tuve que abandonar ese sueño para entrar de lleno a esta empresa.

—No creo que sea muy tarde para que las cosas cambien, Taehyung.

—Es que no me involucra solo a mí.

—Pero tú tienes todo el poder en tomar la mejor decisión para la empresa.

Volvieron al hotel caminando, sin dejar un espacio de silencio entre los dos. Tae estaba exhausto, así que se puso unas ropas más cómodas al igual que Kook al llegar al hotel.

Ahora Jungkook está recostado en el sofá mirando alguna película que le causó nostalgia, pero no le hace mucho caso, lo usa más como un sonido de fondo.

Después de unos minutos llega Tae quien lo ve con una sonrisa que Kook devuelve, entonces el empresario toma la confianza de echarse encima de él.

Al principio Kook no sabe cómo actuar al respecto, porque por una parte sí quiere que eso se mantenga, por otro lado, no quiere que el empresario escuche los latidos de su corazón acelerados.

—También me sigues poniendo nervioso —susurra Tae con su rostro contra el torso de Jungkook quien ríe por eso.

—Sí... Pero está bien que sigas así.

Se mantienen así hasta que la película termina, Tae pone una serie cualquiera que ya han visto y siguen echados ahí hasta que tras unos minutos de un capítulo deja de prestar atención, sube por el cuerpo de Kook, apoya su mentón en su pecho y Jeon lo mira. Kim, con timidez, da un pequeño beso en sus labios y logra que él sonría.

La serie es dejada en segundo plano como un sonido de fondo mientras Jungkook besa a Tae sentado en su regazo y el castaño lo abraza, juega con su polo y mete sus manos bajo la tela para poder tocar su piel.

Tras tantos toqueteos, el empresario pone a Kook debajo suyo, lo recuesta en el sofá y sube su camisa de dormir para empezar a dar tiernos besos en su piel. Jungkook ríe por las cosquillas que le causa y suspira porque lo que hace lo emociona de más.

Kim lame su piel con ternura, besa lascivamente su cuerpo y vuelve de vez en cuando a sus labios. Quiere hacer emocionar a Kook. Quiere que ambos disfruten esto porque para él Jungkook ha dejado de ser un desconocido y ha pasado a ser un buen amante.

No es diferente para Jungkook quien piensa mientras Tae lo besa. Piensa en lo bien que se está siento, en cómo recién se da cuenta en lo tanto que quería arrugar su camisa mientras su cuerpo se estremece bajo el del empresario. Para él, Kim ha dejado de ser un simple cliente para ser un hombre en quien puede confiar y ciertamente, quiere. Taehyung Kim ha despertado en él ese lado romántico, tonto y enamorado, se siente enamorado.

Sin embargo, eso no quita que sea un cliente. Ese pensamiento se presenta en la mente de Kook para permanecer allí y opacar a los demás. En unos miserables segundos se empieza a sentir incómodo por lo que está haciendo.

Todo deja de ser color de rosa, un odio por sí mismo aparece. Mientras Kim continúa besando su piel con dulzura, él se insulta. Taehyung es un cliente, ¿cómo pudo creer que fuera diferente? Esa amabilidad está siendo "recompensada" ahora.

No importa, esto es parte de su trabajo, entonces, ¿por qué se siente mal? Pues, porque ha dejado de ver al empresario como un cliente y no le gusta pensar que la razón por la que lo esté besando de esa manera sea porque ha pagado por ese servicio.

Jungkook deja de disfrutar esos besos y caricias por sobrepensar las cosas. Se odia porque se siente –otra vez– un tonto al pensar que Tae iba a ser diferente y también porque al inicio sí le estaba gustando lo que hacía con su cuerpo y ahora le causa asco y repulsión. Las cosas cambian por sus pensamientos intrusivos y no parece mejorar mientras los segundos pasan. Hay un nudo en su garganta que se extiende hasta su estómago que impide que sus gritos salgan, que su llanto estalle y siente una cuerda en sus manos que evita que vayan hacia Taehyung y lo empuje lejos de él.

Y no para de sentirse peor, no para ni Kim ni su mente. Por un momento pensó que podía ser querido más allá de solo sus servicios, el empresario le ha hecho creer que lo quería por cómo era, su personalidad, por ser él. Tae empieza a besar más abajo de su vientre, solo han pasado segundos, pero Jungkook lo siente como una eternidad.

Anhela e intenta callar a su mente que le grita que al final de cuenta solo va a ser querido por un buen sexo, que solo será tratado con respeto y amabilidad para conseguir lo que todos siempre quieren de él, porque, ¿qué más van a poder conseguir de él si no es eso? ¿Hay algo más que él pueda ofrecer que a las personas le interesen?

Debe decirle a Tae que pare, que esto ya no le está gustando, que está al borde de las lágrimas porque sí teme que esta sea la única forma en que alguien lo quiera y que nunca logre ser amado como piensa que merece. Ahora mismo piensa que no merece ser amado porque él mismo se juzga. Su cuerpo le grita que empuje a Tae para alejarlo de su cuerpo, bajar su camisa y meterse a bañar. Sin embargo, no dice nada, Tae ha pagado por esto.

Calla sus emociones, puede fingir disfrutarlo como siempre hace y esperar a que termine. Aunque no sonríe, aprieta sus labios para aguantar todo y no llorar, eso no le gusta a ningún cliente. Siente miedo, tristeza y asco. Se llama tonto cada rato porque pensó que por fin haría el amor después de tanto, pero no, solo es sexo.

No obstante, Tae se da cuenta que las cosas se han vuelto extrañas desde que sus sonidos cesan, ahora siente cómo su cuerpo se pone rígido y sus manos descansan a su costado; a comparación de antes donde lo escuchaba suspirar, incluso reír, sus manos estaban acariciando sus cabellos y su cuerpo se recostaba en el sofá en paz. Kim alza la mirada, ve su rostro y lo nota afligido.

—¿Estás bien? ¿Pasa algo? —pregunta Tae sin mucha alarma. No quiere ponerlo nervioso.

—No, solo sigue —susurra Kook fingiendo una sonrisa. En su mente se repite que por esto pagó Tae para no colapsar.

Esto le es muy obvio a Taehyung ahora que ve su rostro, puede escuchar la incomodidad en su voz por más que Kook busca esconderla, observa la manera en que sus labios se curvan y algunas expresiones en su rostro que le hacen saber que lo que pasa ya no es consentido.

—¿En serio quieres que siga? —pregunta Kim. Sabe muy bien la respuesta y aun así Jungkook le "permita" seguir no lo haría porque a pesar de que verbalmente lo permitiera, su cuerpo decía algo muy diferente.

La pregunta toma desprevenido a Jungkook, mira directo a los ojos de Taehyung y se siente diminuto, cohibido de responder y al desnudo porque siente que le está leyendo la mente. Quita su fingida sonrisa, aprieta sus manos, mira a otro lado y frunce sus labios.

—Has pagado por esto, Taehyung —contesta con un hilo de voz.

No es una respuesta clara del todo, sino que deja a la interpretación. Tae lo interpreta como un "No quiero, pero hazlo de todos modos, es lo que toca".

Entonces, Kim se separa y se arrodilla en el sofá. Jeon, confundido, se queda echado en el sofá con su camisa arrugada que deja al descubierto su abdomen, se sienta mirando al castaño con la misma expresión porque no entiende lo que pasa, baja su polo y examina el rostro del empresario.

—Taehyung, no hay problema, solo hazlo.

—No lo haré, ¿cómo lo voy a hacer cuando tú no quieres?

—Estás pagando por esto, no te preocupes —sigue defendiendo porque no quiere que se arrepienta de contratarlo. Teme tanto que se moleste más de lo que parece ahora.

—Jungkook, me vale una mierda lo que pago. Después de todo, ¿me sigues viendo como un cliente? ¿No era que a tus clientes no los besas en los labios?

Jungkook cambia su expresión de calma que finge. Frunce sus labios y mira hacia otro lado apenado y avergonzado. Quiere llorar de lo frustrado que está porque no se siente cómodo con que Tae muestre su preocupación al pensar que más hace el papel de molestia que compañía; él debe servirle a Kim, no ser una piedra en el zapato.

De tanto agobio, empieza a temblar. Kim tan pronto observa lo vulnerable que se ve, lo acerca para abrazarlo y proteger su cabeza con sus manos mientras la esconde entre su cuello y hombro. Será el simple acto de un abrazo que hace que Jungkook se rompa y derrame la primera lágrima.

—Sé que lo nuestro es un tanto complicado, pero eso no significa que tengas que fingir o mentir. Si habrá algún momento donde lo hagamos, quiero que ambos disfrutemos y sé que también quieres eso —dice Taehyung sin parar de acariciar su cabello—. No vuelvas a decirme que siga ni a nadie cuando en realidad no es así. Dime que me detenga y no dudaré en hacerlo. Y si piensas que me molestaré, no lo haré, no habría por qué hacerlo.

—Estás molesto ahora.

—Por supuesto que lo estoy, pero comprendo que la razón por la que dijiste que siga cuando no querías no es mala acción tuya. Me molesta que te permitas eso...

Kook lo abraza y sigue llorando en silencio, no quiere que lo vea llorar otra vez. Tae acaricia su espalda de arriba a abajo por encima de la camisa tratando de darle calma.

—Igual te pagaré por tu tiempo, es el trato, pero... Jungkook, no sé si ha quedado claro que siento como si me hubiera enamorado de ti en tan poco tiempo.

Hay ansias en Jungkook que quiere decirle que siente lo mismo, pero su voz no puede salir de su garganta.

Separan sus cuerpos un poco. Kook lo ve con sus ojos brillantes e irritados por llorar, con súplica y tristeza. Tae limpia sus lágrimas con sus pulgares y empieza a ordenar sus cabellos detrás de sus orejas para dejar descubierto su rostro.

—¿En serio ibas a dejar que siga sin que tú quieras? —pregunta con preocupación. Kook asiente—. ¿Es lo que siempre has hecho? —Jeon vuelve a asentir.

Él está tan acostumbrado al mal trato que recibe que al simple acto de respeto que se le debe mostrar a una persona, se siente extraño. Después de tanto mal que le han hecho, que venga Taehyung y le trate con respeto desde el momento en que lo conoció, es un cambio bastante grande, más aún cuando eres alguien quien cree que no merece nada porque eligió ese camino, sabe lo que va a venir, piensa que no debe sentirse triste ni culpable, que todo lo que le pasó es por su culpa ya que él es quien tomó malas decisiones. Taehyung lo confunde porque lo trata con el respeto que cualquiera merece a cambio de nada.

—No quiero que sientas pena por mí, Taehyung —murmura limpiándose sus lágrimas—. No me gusta sentir que soy más una molestia para ti que-

—No digas esas cosas —interrumpe Kim—. No me das pena ni eres una molestia. Solo me preocupas porque me importas.

Su cuerpo se estremece cuanto Taehyung dice esas últimas palabras. Con esto por fin le empieza a quedar claro que Kim no hace las cosas esperando algo sexual a cambio.

Es como un despertar, Kook se pregunta: ¿En serio iba a dejar que me toque cuando claramente me estaba sintiendo incómodo? ¿Acaso perdí respeto por mí mismo?.

—No vuelvas a hacer eso —dice Tae mientras juega con sus cabellos—. Nunca. Hazlo por ti.

Jungkook asiente y se limpia sus lágrimas. Ahora quiere abrazar a Tae, mantenerse allí hasta quedarse dormido.

—¿Mejor? —pregunta Kim.

—Sí, gracias —susurra.

—No hay de qué. Ven aquí.

—Tú ven.

Con una sonrisa, Tae lo abraza por la cintura y lo tira en el sofá, Kook lleva sus manos a sus cabellos y juega con ellos hasta que el sonido del estómago de Jeon interrumpe.

—También tengo hambre —dice el empresario. Sube por el cuerpo de Kook y deja un beso en su mejilla. Luego se levanta del sofá y lo deja echado allí—. ¿Crees que puedan traer esas alitas hasta aquí? Voy a preguntar.

Jungkook se sienta en el sofá y mira a Kim por el teléfono de la recepción. Se siente en calma, se siente incluso feliz y seguro que no le va a pasar nada. Y como agradecimiento, en la noche le dice:

—A pesar de eso último. Me ha gustado mucho estar contigo hoy.

—A mí también —responde Tae y apaga la lámpara de la habitación.

...

Jeff es fiel creyente de "El fin justifica los medios" a pesar de que las acciones que haga con esa frase de base sean mucho más que cuestionables.

En su juventud era lo más parecido a un pollito indefenso, que solo se rodeaba de los grandes en sus estudios y sobresalía como la mascota de ellos. Se dio cuenta que así nunca nadie lo iba a elegir, siempre sería tratado inferior por todos. Entonces, decidió dejar atrás esa personalidad y formar una nueva.

Se alejó de esos amigos, y los que mantenía los usaba a su favor como lo usaron a él. Haría lo que fuera por un buen puesto de trabajo, aunque eso signifique destruir a la competencia. De esa manera llegó a donde está. Antes de ser la mano derecha del padre de Taehyung, había otros postulante incluso mejores que él en el rubro, pero al ser todos parte de su misma universidad, le fue más fácil meter cizaña hacia la manipulable señorita de secretaría en meter una que otra cosa a su curriculum, o si no estaba ella en ese turno y sí otra mujer, pues entonces debía hacerlo él mismo tratando de distraer a la secretaria.

Así es como ha mantenido su puesto. A pesar de que el difunto señor Kim era muy riguroso, confiaba más rápido de lo que se creía si es que seguías los pasos correctos. En la persona que menos confiaba era en su exesposa, y en la que más, Taehyung, luego seguía Jeff quien comprendió que no podía luchar contra su propio hijo, sino que tenía que ser una mano derecha para él también.

Sin embargo, hasta ahora espera por tener la confianza de Tae, un blanco difícil de lograr porque este empresario es una de las personas más desconfiadas que ha visto jamás.

Fuera de ello, lo respeta mucho y le teme un poco, si es sincero, una sensación que odia, en especial si se trata de un hombre. Pero a la vez, le importa lo suficiente porque teme que las acciones, inversiones y ganancias de la empresa bajen por esta nueva fase de Taehyung.

Para Jeff, el empresario Kim ya tomó una decisión, él no iba a casarse, ni tener hijos ni un romance. Considera que a los 27 años uno ya debería estar casado y que a Taehyung se le ha ido el tiempo, que su vida se resume en su trabajo y uno que otro romance de una noche porque chicas y chicos que se mueran por él no le hace falta.

Le es tan molesto que parezca tan ilusionado con este tipo que vino de la nada –según él– cuando puede ser algo de una sola vez y nada serio como parece creer Tae. A Jeff no le importa que esté triste unos días, no le importa lo que le pase a ese chico, le importa que las decisiones que pueda tomar Taehyung respecto a la empresa Min lleguen a tener un giro rotundo que haga las cosas más difíciles después de tanto tiempo de sacrificio.

La manera en que defendió a Jungkook la vez anterior le fue una sorpresa, aunque no sé qué más esperaba que Taehyung hiciera, ¿reírse?

—Ya te envié todo lo que encontré al correo.

—Listo, gracias.

Jeff puso su laptop encima de su escritorio, abre su correo y entra al documento que le han enviado.

La información junto a las fotos y testigos le dejan noqueado de tantos datos. No puede ser posible que Tae sepa esas cosas, es su deber informarle de todo.

...

Lector, no tema por las razones incorrectas. Las cosas que Jeff sabe no es más ni igual de lo que sabe usted de Jungkook Jeon, solo que ya le es una gran sorpresa saber a lo que se dedica.

En la mente de Jeff piensa que él es un prostituto que quiere sacarle dinero a Taehyung, y según su deducción, para drogas y otros vicios.

La mañana del jueves es tranquila, quien despierta primero es Taehyung, pone sus dedos en los cabellos de Jungkook quien sigue en un profundo sueño usando el torso del empresario como almohada.

Espera media hora, Jungkook sigue dormido. Con cuidado aparta a Jeon y lo acomoda a un costado, el empresario se para de la cama para empezar a alistarse.

Pasa una hora hasta que Tae se encuentra sentado en su oficina pensando en lo que hará con la empresa Min mañana, pues tiene una idea que ocupa su cabeza más tiempo de lo que cree, mas no sabe si realizarla por temor a echar a perder todo lo trabajado por años o apostar mal a algo que no ha hecho hace mucho.

—Buenos días —saluda Jungkook apoyado en el marco de la puerta de la habitación. Taehyung sonríe.

Mientras él viste de traje –aunque su saco está colgado en el respaldar de la silla–, Jungkook lleva cómodamente unos pantaloncillos cortos de seda color guinda al igual que su camisa, su cabello se nota que ha sido víctima de un intento tonto de ordenarlo con sus manos.

—Buenos días —responde el empresario.

—Te ves pensativo.

—Así estoy.

Jungkook vuelve a formar una sonrisa, se estira en su sitio y camina hacia la mesa de oficina hasta apoyarse en esta.

—Te ves sexy cuando estás así —comenta él mientras se sienta en sus piernas y le quita la corbata mal amarrada.

—Pero el motivo no lo es. —Jeon se queda en silencio y le dirige una mirada que le dice que prosiga—. Es Yoongi, tengo algo que no sale de mi cabeza.

Cuando termina de hablar, el pelinegro empieza a colocar correctamente la corbata.

—Dime de qué se trata.

—Es que... pensaba en no acabar con su empresa y venderla en partes como suelo hacer. Sino planeaba impulsarla.

—¿Y por qué piensas tanto? Ese segundo plan suena mejor.

—Tengo miedo de perder todo lo invertido, tanto en tiempo y dinero. Este problema no solo me involucra a mí, sino a muchas personas que confían en mí.

—Y si confían tanto en ti, esa opción que tienes en la cabeza, conociéndote, ha estado más tiempo que estas semanas, ¿no? —Taehyung asiente—. Entonces, no es solo una idea, sino que lo has planeado bien. —El empresario vuelve a asentir—. Deberías proponerle a Min y ese chico guapo que lo acompañó, no suena nada mal.

—Jeff no estará de acuerdo para nada.

—¿Eso importa?

—No realmente, pero no quiero tener problemas con él.

—Mira, puede que no sepa mucho de tu rubro, pero sí sé mucho sobre el rubro de la vida y cuando uno toma decisiones correctas y algunas personas desaparecen como consecuencia, esas personas no debieron estar ahí desde un principio.

El empresario se mantiene callado después de eso, prefiere mirar así a los ojos hermosos de Jungkook quien plancha con sus manos su camisa y luego acaricia una de sus mejillas a la par que ordena sus cabellos.

—Qué sabio eres —comenta Taehyung. Jungkook ríe, rodea con sus brazos su cuello y deja un beso en sus labios.

—Filosofía de la vida.

Las palabras que dijo fueron más que suficientes para que Kim se sienta más seguro respecto a la decisión que va a tomar con la empresa de Min. Agradece con un buen beso a Jungkook que les hace suspirar, pero se detiene en hacer más con sus manos porque el incidente que tuvieron ayer en el sofá sigue en la mente de ambos. Cuando se separan, el de cabello castaño sonríe y besa la mejilla del contrario.

—Me gustan los hombres inteligentes —dice Tae.

—A mí los de traje.

Jungkook se levanta y Tae se detiene a verlo caminar con una sonrisa.

—Voy a bañarme, ¿puedes pedir el desayuno?

—Por supuesto.

—Y deja de pensar en Min, ya sabes lo que debes hacer. Recuerda que es mucho mejor que despedazar empresas.

—Lo sé.

—Claro que lo sabes —dice con esa personalidad característica de Jungkook y desaparece en el baño.

El empresario se da cuenta que no ha borrado esa sonrisa desde que lo besó. Mientras escucha la ducha abrirse y la voz de Jungkook cantando, pide el desayuno y luego hace una llamada más.

—Sí, una reservación para dos a las ocho de la noche —dice en voz baja—. A nombre de Taehyung Kim y Jungkook Jeon.

Luego otra llamada.

—Pasaré a recogerlo a las siete y media puntual. Gracias.

Cuelga la llamada y va a recibir el desayuno. Jungkook sale minutos después de la habitación ya con ropa puesta y comen juntos.

—Saldremos a comer hoy a un lugar bonito.

—Siempre vamos a lugares bonitos.

—Esta vez será más bonito.

—Uh... Me gusta cuando te quieres superar.

El jueves fue un día muy tranquilo para ellos, Jungkook se mantuvo en el hotel haciendo una videollamada con Jimin y luego bajó a pasar la tarde conversando con Namjoon y Jin. A nadie le mencionó acerca de lo que había pasado con Taehyung, ni del beso ni el incidente en el sofá, mucho menos a Jimin porque seguro que se iba a asustar más que él mismo, aunque lo invitó a que el sábado vaya al hotel para que recoja un poco de la ropa que tenía.

Por su lado, Kim estuvo en su oficina con un par de señores a los que les comentó acerca de su plan; en un principio no parecieron convencidos, pero tras horas de explicaciones, presupuestos y demás se vieron contentos y satisfechos con la nueva dirección que la empresa quería tomar gracias a Taehyung.

Pasando a Jeff, él todo el día estuvo buscando a Kim por donde sea, lo esperó horas fuera de su oficina hasta que se cansó y decidió ir a cenar, para su mala suerte cuando volvió, Kim ya se había ido.

—Acaba de terminar su reunión con dos inversionistas —responde la recepcionista cuando este le pregunta.

—¿Justo ahora?

—Hace unos cinco minutos que bajó por el ascensor.

—¿A dónde se ha ido?

—Solo dijo que se iba a una cena, nada más.

La señorita miró de pies a cabeza a Jeff, se veía molesto, sostenía con fuerza los papeles en su mano y veía a los lados como si el empresario fuera a aparecer de pronto por alguna de las puertas.

—Seguro se ha ido con ese maricón de mierda... —susurra alto, la recepcionista ha oído con claridad lo que ha dicho.

Con el profesionalismo que tiene, no ha sido de incumbirse nunca en la vida del respetable señor Kim, lo conoce desde que su padre murió y él tomó las riendas de la empresa, le tiene respeto y cierto aprecio por los regalos que ha recibido al ser parte del gran equipo que lleva manejando. Tras tantos años de verlo casi todos los días aquí conoce parte crucial de la personalidad de Taehyung, suficiente para notar el cambio en su actitud, como por ejemplo, que su rostro serio ha cambiado a una expresión más cordial, accesible y amable. Ha visto pocas veces a Jungkook y ha hablado muy poco con él, pero no cree que se merezca tales vulgaridades.

—En realidad sí oí que mencionó un restaurante por llamada antes de irse —miente ella, Jeff levanta su mirada más que interesado—. Pero no me lo dijo oficialmente.

—No importa, no le diré que usted me dijo.

—Bueno... Oí que iba a comer en Grandville.

—¿Tan lejos? —susurra Jeff y se va sin despedirse o agradecer.

La recepcionista lo ve largarse, subir al ascensor y hacer una llamada en su celular.

—Idiota —dice ella cuando ya no está.

Grandville sí es un restaurante caro y de lujo, pero que se encuentra a dos horas del hotel donde se queda Taehyung con Jungkook. Y como si eso fuera poco, ella ha escuchado múltiples veces a Kim quejarse de ese restaurante, así que es más que seguro que él no se encuentra allí.

En realidad, Taehyung está en el ascensor de su hotel, sostiene la pequeña caja roja mientras sus dedos acarician las almohadillas. Su celular vibra dentro de sus bolsillos, prende para ver de qué se trata.

Jeff

Taehyung dónde estás??????
*enviado hace 45 minutos*
Necesito mostrarte algo, es importante.
Es urgente
Te va a beneficiar a ti
No es nada de negocios
Tiene que ser en persona

Silencia los mensajes de Jeff y apaga su celular, no hay nada que él pueda tener que lo beneficie a él en su vida personal. Sale del ascensor y camina hacia el cuarto de hotel, antes esconde la caja en su espalda. Abre la puerta y encuentra a Jungkook arreglándose el abrigo largo de cuero marrón oscuro.

—Te queda bien.

—Debería cobrarte cada vez que me digas eso, me daría suficiente para pasajes por tres meses —responde Jungkook caminando hacia él.

Tae sonríe, lo sostiene de sus hombros y ve de pies a cabeza como se ha vestido: pantalones negros elegantes con unos zapatos de taco, camisa de seda mostaza opaca de cuello abierto como le gusta usar.

—No soy de mirar cómo la gente se viste, será porque donde más estoy solo usan trajes tanto hombres como mujeres. Pero me gusta ver cada atuendo que llevas, incluso cuando solo llevas un pijama.

Ambos se miran con una sonrisa, Jungkook se relame sus labios susurra un "Gracias" al halago de Tae. Sin saber qué más decir o hacer, dirige sus manos a la camisa perfectamente doblada de Kim y vuelve a hacer el ademán de pasar sus manos por encima de la tela para ordenarla aún más.

—Te traje un regalo prestado, por así decirlo —avisa Tae.

—Me gustan los regalos.

De su traje Tae saca la caja roja, la pone frente a sus ojos y la abre. Dentro de ella se halla un collar de plata que sujeta un diamante en medio.

—Oh... No... Taehyung no puedo aceptar esto.

—No es mío, es algo... digamos que alquilado.

—¡¿Se puede alquilar diamantes?!

—Soy un cliente fiel.

Con mucho cuidado el empresario saca la joya de la caja que cuelga de sus manos para mostrarle a Jeon. Lo mira con ternura, amabilidad y rogando porque acepte, Jungkook forma una sonrisa, se da la vuelta y deja que él abroche el collar alrededor de su cuello.

—Veamos cual de los dos brilla más.

En la limusina van en camino hacia el restaurante. Carl ve como esos dos están más melosos que nunca, dejan el coqueteo a un lado y con libertad sujetan la mano del otro y hablan con normalidad. Tae todo el camino se la pasó con la cabeza apoyada en el hombro de Jungkook.

Una vez que llegan al restaurante, se despiden momentáneamente de Carl y caminan hacia la recepción donde una señorita que se encargará de su noche los lleva a una sala privada y apartada. Dentro hay una mesa para dos, las paredes están tapizadas de la mitad para arriba de color crema con diseños dignos de un castillo y la mitad inferior es de color rojizo al igual que el piso, las luces son tenues que dan un ambiente más romántico a todo esto.

Jungkook mira con sorpresa todo, camina lento hacia la mesa. En medio hay una vela, detrás de ella hay un señor con un carrito de metal que soporta una botella de vino con dos copas. Kim y Jeon toman asiento, se les sirve vino, piden la comida y los dejan solos.

—Esto... Esto es muy hermoso —comenta Jungkook una vez que los dejan solos. Se acerca a Taehyung y susurra:—Y caro.

El empresario suelta una carcajada y bebe de su vino.

—No pienses en eso, solo disfruta —levanta su copa hacia Jungkook quien hace lo mismo para hacer un brindis.

Una cena grata, sin duda. Pero mucho más aún la noche cual pasan abrazados y antes que Taehyung duerma por completo siente la necesidad de decirle a Jungkook:

—Eres la persona más única que pude haber conocido en mi vida.

El corazón de Jungkook se acelera y luego siente una paz increíble, sostiene la mano del empresario que se abraza su torso.

—Tú también eres único, Taehyung.

Su sueño es interrumpido a las siete de la mañana por la alarma del empresario quien se alista y se siente nerviosos por la reunión que tiene con Min, aunque está más confiado que ayer gracias a lo conversado con Jungkook y con los inversionistas.

—Suerte —dice Jungkook desde su cama, Taehyung se agacha hacia él y deja un beso.

—No la necesito —contesta con una sonrisa manteniéndose a la misma distancia.

—Solo fue cortesía. —Ahora es él quien besa al empresario.

—Espérame con una botella de Champagne.

—Y fresas.

Ambos se despiden con una sonrisa. Kim a paso seguro camina hacia el ascensor e ignorando los mensajes anteriores de Jeff escribe:

Taehyung

Ya estoy en camino

Hoy nos hemos visto con un capítulo soft, espero les haya gustado y esperen con ansias el segundo.

En instagram estaré haciendo circo más tarde sobre este cap, hablaremos sobre el capítulo también, y puede que lance un spoiler a lo largo de la semana del próximo. Chau, les tqm <3.

Angel.

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