Capítulo 7
El plan inicial de Taehyung Kim era tardar tan solo un par de meses en los Estados de América con este problema. Pensó que quedarse establecido un corto tiempo en la ciudad de Nueva York era más que suficiente para poder solucionar los problemas con Min Yoongi, quien odió momentáneamente pues había llevado el conflicto que fácilmente pudo ser "solucionado" en Corea, no en otro continente.
"Solucionado" porque para Taehyung significaba conseguir la empresa de Min y hacer lo que quisiera con esta. Claro, esto no beneficiaba a la contraparte.
Así que, por temas empresariales, más las nuevas personas que se vieron involucradas en el trato, Min decidió llevar todo el problema a los Estados Unidos y que los inversionistas lo apoyaran. En un principio esto significó una gran ventaja de Min sobre Kim, pero este último logró sobrellevarlo y ahora puede decir que nunca ha estado más cerca de tomar lo que quiere.
Pero, ¿qué es lo que él en realidad quiere?
Ya lleva más de dos años en este continente, si no fuera porque cada cierto tiempo veía a Nam, no hablaría con total libertad coreano. No puede decir que extraña su "hogar" porque nunca lo sintió así, normalmente pasaba la gran parte de su día en hoteles o en las oficinas, siempre moviéndose de un lado a otro.
Si lo piensa, nunca ha tenido algún lugar que lo haya hecho sentir como en casa. Ese cliché de lo cómodo que se puede sentir uno, de lo bienvenido, aceptado y seguro en algún lugar en específico, no ha podido experimentarlo. Ni donde vivió en su juventud lo era, ni en su departamento en Corea, mucho menos en el que tenía en Manhattan, solo eran lugares donde volvía para dormir o pasar el rato.
Como ya hemos dicho, su vida romántica tampoco es tan caótica, ni tan aburrida; sin embargo, nunca lo supo llevar, o no era que no supiera, simplemente no quería hacerlo. No sentía la motivación de seguir con alguien. No sentía la conexión mágica y mística que se supone que debía sentir.
No trata de tirar y hacer recargar toda la culpa en la otra persona, es consciente de que él tiene parte de la culpa por aceptar en un primer momento una relación con alguien por quien nunca sintió más que una amistad pasajera.
Su terapeuta le dijo que al no poder corresponder los sentimientos de los demás con facilidad, procedía a ignorarlos, los mantenía lejos y los esquivaba. Esa misma semana, días después de aquella cita con su terapeuta, su última pareja terminó con él. Y Taehyung, más que tristeza, sintió calma.
Decidió mantener distancia con todas las posibles relaciones románticas, dejar de aceptar alguna con el fin de que alguien le hiciera sentir algo: pasión, excitación, locura, lo que sea, que lo haga sentir con el furor de algún amor adolescente, pero con la madurez de su propia edad. Hace mucho que dejó de poner todo el peso de sus propios sentimientos en alguien más. El amor también se trata de decisión, decidir amar a alguien, comprometerse, algo que él no tenía a sus veinticinco. Se pregunta si lo tiene ahora que ha cumplido los veintisiete.
Al alejarse de todo el mundo del romance, pudo conocerse a sí mismo, reconoció las cosas en las que fallaba, supo qué no debía volver a hacer y otras que puede intentar en un futuro.
Ahora está aquí, con el corazón acelerado solo porque besó la mejilla de un hombre que encontró en la calle y día a día lo enamora más y más. Nunca ha sido un experto en el amor, pero recuerda lo que sintió al leer o ver el romance en audiovisuales y esto termina siendo un sentimiento similar.
Mejor dicho, es verosímil. Sería infravalorar lo que Jungkook le está haciendo sentir si propone ambos hechos como idénticos. Con tan solo besar su mejilla, su cuerpo tiembla, se estremece al recordar lo cerca que estuvieron. Este día no ha sido fácil para él, Jungkook lo ha vuelto loco por lo que parecía.
No quiere idealizar las cosas, no dice que sea su ser amado ni mucho menos, solo hay que aceptar lo obvio: Jungkook tiene algo que lo ha cautivado desde el primer momento en que hablaron y eso solo va en un aumento relevante.
...
Después del incidente en el balcón, ninguno mencionó mucho más. Fueron a por sus sándwiches, vieron en silencio una película hasta que Jungkook decidió irse a dormir primero. Minutos después, en el tiempo que tomó lavarse los dientes, la cara y demás, Taehyung se echó a un costado del pelinegro que ya había caído entre sueños.
Sin embargo, la travesía de Tae no acabó allí, pues ese deseo por besar a Jeon fue representado en sus sueños. Tomó forma en una escena, en una posibilidad cuya oportunidad ya había caducado.
Soñó que, en vez de separarse en el balcón para ir a atender el mayordomo, Jungkook lo detuvo, lo puso contra el balcón y fue él quien le dio un beso. Un sueño tan corto, pero que le ocasionó toda una guerra dentro de su estómago al levantarse.
Ni empieza el día y ya está feliz.
Se levanta de la cama, antes da una ojeada a Kook que duerme boca arriba con la mayor comodidad del mundo, se remueve cuando el empresario se levanta. Sonríe, como siempre, sonríe siempre que ve a Jungkook porque siempre ha tenido ese no sé qué que lo cautiva.
Va a la ducha porque debe ir al trabajo a seguir martirizando a sus allegados y a sí mismo con este problema llamado Yoongi Min. Se deshace de sus ropas que deja a un lado del baño en el piso, encima de la camisa Versace que había usado en la noche.
Minutos más tarde se despierta Jungkook. El pelinegro poco a poco analiza la situación en general cuando despierta, separándose de sus sueños.
Escucha la ducha cerrarse y el eco de pasos provenientes del baño hace que sea más consciente de la presencia de Taehyung.
Se echa boca abajo, su cara contra la almohada, sus ojos cerrados. Recuerda lo de anoche, cuando estuvo tan cerca de sus labios que le fue casi imposible mantener la compostura de sus latidos y toda actitud cuerda.
Voltea su rostro hacia la ropa en el suelo al costado de la puerta del baño, recuerda esa camisa, es la misma que Kim usó ayer, una Versace de negro y dorado, un estampado hermoso que le quedaba a la perfección, mucho más con las luces de la ciudad nocturna chocando con la tela, lo apreció muy bien al tenerlo tan cerca y quizá hubiera llegado a ser glorioso si él mismo la arrugaba con sus manos mientras lo besaba.
—¡Como la canción! —exclama en susurros—. Versace on the floor... uh... take it off for me, for me...
Mientras canta con la cara sobre la almohada, Taehyung sale del baño y ríe por la escena. Levanta la ropa del suelo y la deja encima de una silla a un costado que luego será llevada por un asistente a la lavandería. Se peina hacia atrás frente a su espejo y espera a que Jungkook termine su concierto.
—Ya saliste —susurra Kook al verlo frente a él, sintió cosquillas al solo ver su espalda—. Buenos días.
—Buenos días —contesta con una sonrisa que muestra a través del cristal.
No dicen mucho después, solo se mantienen con sus miradas coquetas, fingiendo que lo de ayer no pasó, que eso no significó absolutamente nada, que el tipo de relación de comprador-vendedor sigue intacta.
Taehyung vuelve al baño donde se pone bloqueador en la cara, se limpia las manos y pone una de sus cremas matutinas en la cara. Por el espejo ve que Jungkook se para detrás suyo y lo examina con una sonrisa. Quiere ignorar el hecho que su camisa de dormir tiene algunos de los botones superiores sin abrochar y que para nada eso lo pone nervioso.
—¿Emocionado por hoy? —pregunta Jungkook apoyándose en el marco de la puerta del baño.
—Como tú.
Jungkook le sonríe a través del espejo, Taehyung no evita tener el mismo gesto, solo que él baja la mirada y trata de ignorar su presencia, aunque eso sea una misión imposible.
—¿Ya sabes lo que te pondrás esta noche? —pregunta Tae para terminar con ese silencio.
—Sí, pero no supera a lo que tú te pondrás esta noche.
La connotación de la palabra "noche" suena más romántica de lo que debería, pero es justo como les gusta, claro que ninguno dice nada al respecto.
Jungkook examina las cosas en el baño, observa que Tae peina su cabello como le había dicho, vuelve a sonreír por eso. El empresario está tan concentrado en lo suyo que se espanta al oírlo hablar.
—Aprendiste —comenta Kook.
—Del mejor.
—Voltéate.
Sin dudarlo, el castaño le hace caso. Jungkook se acerca y agarra el peine detrás de él, ordenada el flequillo con este. Siendo consciente de la cercanía que tiene de su rostro, no da indicios de estar nervioso. Por otro lado, Taehyung sí se sonroja por tenerlo tan cerca, relame sus labios, baja su mirada a los del pelinegro y reprime toda acción, cualquier movimiento, incluso su respiración, puede jurar que su corazón ha dejado de latir.
—Listo —susurra Jungkook.
Cuando Jeon decide hacer el ademán de alejarse, el empresario rodea su muñeca con su mano. Ambos miran el tacto y sus corazones dan un salto. Tae ríe en un intento de mantener sus emociones en calma, porque ni él mismo sabe por qué hizo eso. No obstante, se salva diciendo:
—Solo... Quiero decirte, antes de irme, que disfrutemos esta noche, ¿está bien?
Algo vago, también tonto, probablemente sin sentido el decirlo, pues por supuesto que lo iban a hacer, por supuesto que Jungkook iba a disfrutar esa noche sin necesidad de que lo diga. Sonríen, otra vez, sonríen y sonríen porque son más tímidos de lo que les gustaría y más bobos de lo que creen.
—Lo sé, Taehyung, lo sé.
Le gusta y el empresario siente lo mismo. Lo sabe, Jungkook lo sabe. Lo que no sabe es la intensidad en que Kim gusta de él, es decir, ¿y si solo es físicamente? ¿Y si solo es para pasar el rato? Lo conoce, pero no lo suficiente para determinar eso, y se queda sin tiempo. No es idiota, con esto y lo pasado en la noche sabe que Taehyung se muere por besarlo –él mismo quiere hacerlo–, pero si lo hace ¿Qué prosigue? ¿Qué gana? ¿Siempre se debe ganar algo? ¿Su trato cambiaría?
No puede fiarse del hecho de que el empresario "no es como los otros", necesita más. Lamentablemente, incluso si Jungkook tuviera más no podría hacer nada porque sus mundos son tan diferentes que la única manera en que se podían conocer y tener el tipo de conversaciones que tienen es esta, que haya sido contratado por Taehyung Kim.
Minutos después Taehyung se va a su trabajo y Jungkook se queda solo en el piso del hotel a torturarse con pensamientos que no van a ninguna parte.
Le gusta Taehyung, le gusta gustarle, no le gusta saber que cualquier paso que tome no va a llevar a nada, lo único que le queda es disfrutar el momento.
—Para ser justos, ¿a quién no le gustas, Jungkook? —dice Jimin en la otra línea.
—Ese es el problema. Puedo gustarle, no es la gran cosa, pero no sé hasta qué punto puedo gustarle, me da miedo que ese punto sea más bajo de lo que pienso y al final no valga la pena... y lo peor es que ahora sí siento que vale la pena, pero ¿Y si no lo vale al final?
—No hay manera de saber el futuro, no podemos basar nuestras acciones en puras suposiciones. Si así fuera, la ciencia no se tomaría el tiempo de verificar las cosas, solo se quedarían con una hipótesis de mierda.
—¿Por qué la agresividad?
—He estado viendo documentales científicos y me estresa saber que muchas teorías solo se han quedado como pensamientos en el aire sin sentido.
Necesita el apoyo de su confidente para esto, necesita refrescar su mente con ideas no propias. Escucha a Jimin suspirar y hacer esos murmullos mientras piensa qué decir.
—¿Qué ha pasado para que estés así? ¿Qué te ha dicho o hecho?
—¿Por dónde empiezo? —contesta entre risas—. Fuera de que cada que puede me dice lo lindo que soy-
—Eso no es para tanto y lo sabes.
—Aún no termino. Fuera de eso, ayer casi
—Mierda. No, no, no, la regla, Jungkook, ¡la regla!
—¡Lo sé!
No culpen a Jimin por ser como es, es el único quien trata de mantener a Jungkook con los pies sobre la tierra. A comparación de ustedes, lectores, Jimin no tiene esa imagen de empresario atractivo, amable y carismático que tanto adoramos y anhelamos; él solo tiene la imagen de un hombre que sale bien en fotos que sabe hablar con las palabras correctas y que derrama dinero cada que camina, incluso lo cree algo arrogante. Además, Jimin sabe las experiencias amorosas de Kook, cada una más catastrófica que la otra.
Jimin teme por cómo sea "Taehyung Kim, empresario exitoso" en verdad y sin las idealizaciones de Jungkook. No puede verlo como alguien real, teme que esas palabras solo sean decoración de un hombre horripilante, una persona más que se quiere aprovechar de los reales sentimientos de Kook.
Sin embargo, sabe también que Jungkook ha mejorado sus estándares y ya no cae en los mismos trucos que antes. Entendiendo esto, quizá deba darle el beneficio de la duda al corazón de Jeon y no ser tan duro con él.
—Sé que es difícil creerlo, pero... Taehyung... no sé, es... no sé, él me gusta y hace tiempo no quería algo así, hace tiempo que no me sentía así. No es una ilusión, sabes cómo soy con esas cosas desde lo último, he estado reprimiendo todo tipo de pensamiento, pero Taehyung solo es él y las cosas que dice y hace logran que me sienta cercano a él... no sé... Por dios, no sé.
No podía prohibirle a Jungkook alejarse ni ignorarlo, no podía forzarlo a apagar sus emociones ni ser una piedra frente a Taehyung. Jungkook no era enamoradizo, hace mucho dejó de serlo.
—Está bien —susurra Jimin—. Actúa según lo que pase hoy.
—Sabes que ese no es el problema.
Entendió el punto más rápido de lo que debería.
—Jungkook, sabes que en nuestra situación es difícil cualquier tipo de relación. Mejor disfruta el momento y cuando vuelvas, ordena tu vida, tendrás lo suficiente para por fin hacerlo. Y si el destino no es cruel y si tú tienes razón, alguien como Taehyung volverá a aparecer.
No quería a "alguien como Taehyung" porque siempre recordaría al autor de esa imagen.
Querer a alguien, en su caso, siempre lo ha considerado egoísta porque no quiere someter a esa persona a la atrocidad de estar ligado a un hombre como él, con ese trabajo, con esos problemas, ya era mucha carga para él mismo, ¿para qué meter a más personas?
...
—¡Taehyung, por dios! —exclama Jeff una vez que está dentro de la oficina de Taehyung, cierra la puerta detrás de él—. ¡Ya estabas decidido! ¡Yoongi se nos va a escapar!
—Amárralo —contesta en un susurro audible para sí mismo.
La voz del tipo se vuelve más insoportable para Taehyung mientras más pasa el tiempo. Hace unos minutos, el empresario se encontraba en una paz que alcanzó con una facilidad que hace un par de semanas no iba a lograr. Era un silencio satisfactorio, ni sus pensamientos eran ruidosos. Solo estaba concentrado en guardar las cosas en su maletín sin tener –ni querer tener– conciencia de la hora, eso evitaba la ansiedad que le podía ocasionar y que procediera a calcular cada acción propia con segundos como suele hacer.
Solo tenía un pensamiento que vagaba sin rumbo y sin pesadez: la idea de volver al cuarto de hotel a alistarse a una pasarela, cuyo entusiasmo por ir había incrementado gradualmente y con el pasar de los minutos aumenta su emoción. Por eso, le parece una molestia horrorosa que su paz se vea afectada por este ser despreciable que no parece tener algún pensamiento ni motivación que vaya más allá que Yoongi.
—Es una estrategia —miente Taehyung—. Necesito pensarlo.
—No hay mucho que pensar. Puedes ahorrarte esa reunión del viernes con solo mandar un puto correo de mierda.
Taehyung Kim, empresario exitoso, mente brillante, persona prometedora en el rubro, quien nunca en su vida ha permitido que las personas establezcan más confianza de lo necesario respecto a los negocios. Cuando un cliente tiene la cabeza caliente y empieza a decir lo primero que le cruza por su mente debido a la situación menguante de tranquilidad, él procede a levantarse de la mesa en un silencio profundo y misericordioso, ordena sus cosas manteniendo su rostro serio, no mira a su oponente, da una reverencia ignorando lo que habla y sale de la habitación. Luego, esa persona procedía a ceder con un mísero correo, mensaje o una próxima reunión donde se le notaba avergonzado por la conducta averiada de la vez anterior, Taehyung prefería mantenerse neutral y también ignorar la situación.
Lo que trato de decir es que Taehyung no soporta que las personas levanten la voz cuando no es necesario. Él considera que son personas con poco control de sus emociones y eso es lo que menos quiere tener, él quiere gente madura. A esto, el que Jeff se exprese de esa manera hace que dentro suyo un impacto estalle en su cerebro como una llama de mil colores fríos y horribles.
—Bien, pero no es así de simple para mí, necesito pensarlo sin molestias, ¿entiendes? —contesta con sus ojos bien puestos en los del señor, sin vacilar.
—¿Qué te pasa? —pregunta con indignación.
No es por defender a Jefferson, pero todos han notado diferente a Taehyung desde su llegada a Los Ángeles. Claro, diferente no siempre es malo; algunos dicen que se ve más tranquilo, más feliz, como siempre centrado en su trabajo y productivo, sin embargo, hay una diferencia latente en su forma de ser, de esa cara seria e incognoscible a una más accesible y carismática. Por otro lado, Jeff lo ha notado perdido en sus pensamientos.
En realidad, Taehyung sigue haciendo un gran trabajo, solo que ha dejado esa rigurosidad que tenía con sus horarios. No los echa a perder, sino que ha podido hacerlos flexibles para actividades extracurriculares como todos siempre le han dicho que debía ser para que resulten beneficiosos para su salud mental y física.
—Tú no eres así, tu trabajo siempre es primero, no una pasarela de mierda —dice con ira, pero no termina por ser intimidante, pues en él existe ese miedo en su voz por la reacción de Kim. Hasta ahora, nunca lo ha visto enojado y duda que se vea como ahora cuando lo está.
—Me debo ir —ignora Tae tomando su maleta. Se dirige a la manija de la puerta.
—¿Es ese tipo? —indaga Jeff a la par que voltea su cuerpo para encarar a Tae quien solo muestra su espalda y detiene su acción de abrir la puerta—. ¿Jungkook? Ese desgraciado no te puede traer tan-
—Cuida tus palabras, Jefferson —contesta sin titubear. Voltea hacia Jeff sin cambiar su expresión seria, pero su mirada es más pesada y casi imposible de soportar—. En serio, cuida tus palabras y cómo te refieres a él.
A pesar del temor de una creciente constante por la actitud del empresario, Jeff ríe nervioso al tratar de formar una carcajada superior bastante mediocre.
—¿O qué?
—¿O qué? —pregunta Tae con una inocencia que finge sin ganas—. ¿Has oído ese rumor de mi familia? Ese mito de cómo joden los Kim, ¿tienes curiosidad?
Kim no cambia en ningún momento su seriedad y firmeza de su expresión, no vaciló en sus palabras ni fingió de más, es intimidante como él solo sabe hacer y vuelve con la misma tranquilidad hacia la manija de la puerta sin trastabillar.
—Buena tarde.
Con felicidad y ni una pizca de culpa, miedo o si quiera molestia, camina hacia al ascensor donde los demás en la oficina se despiden con gratitud. Baja con una sonrisa radiante hacia su auto que recién ha aprendido manejar adecuadamente gracias a un chico pelinegro de ojos hermosos y personalidad única, que al pensar en él siente esas ansias por tomar su mano y olvidar que pronto se va a ir.
...
La vestimenta que Jungkook usará esta noche está colgando de un gancho, todo ordenado y planchado. Ahora, él lleva puesto su ropa interior y una bata amarrada a su cintura mientras se encuentra en el baño ordenando su cabello para posteriormente encargarse de su rostro.
No es de usar mucho maquillaje. En realidad, prefiere algo natural bajo los ojos, sombra para darles profundidad y un brillo labial neutro que resalte el color que sus labios ya tienen.
Baja el volumen de la música que suena en su descuidado y anticuado teléfono al escuchar la puerta abrirse. Camina hacia el pasillo y asoma su cabeza para ver de quién se trata. Ve a Tae sacarse su abrigo mientras cierra la puerta de espaldas.
—Hola —saluda saliendo de pronto de su escondite.
—Ho... —dice Tae y calla al verlo— la...
No es que se vea irreconocible o que esté súper producido para quitarle el aliento a Taehyung, el problema es que a pesar de verlo todos estos días a cada minuto no evita sorprenderse al notar cosas que no vio antes, o por los accesorios que usa que hace que resalte más. Jungkook lleva una argolla en la oreja, un anillo decorando cada mano, un collar dorado que resalta en el escote de la bata blanca y decora sus clavículas. A pesar de que el pelinegro no está preparado ni el cuarenta por ciento para el evento de hoy, para los ojos de Taehyung se ve radiante.
—¿Alistándote? —pregunta obviando por completo su actitud anterior.
—Es la emoción. Pero ya casi termino, solo voy a maquillarme un poco y luego me visto.
Hubo una conversación acerca de la música, no tan relevante. Jeon detuvo su reproductor y Tae puso música desde el televisor, luego formaron un silencio entre ellos, no hablaron, cada uno se concentró en lo suyo, arreglándose por separado para el evento.
Después de un par de horas donde pudieron ordenar sus cosas, decidir a qué hora como máximo dirigirse al evento, qué decir y calmar los nervios –en especial los de Jeon–, Taehyung llamó a la recepción para que la limusina los esperara y así por fin ir a la tan esperada pasarela.
Todo esto pasó sin que ninguno de los dos viera al otro ni un segundo porque estaban en salas distintas: Taehyung encerrado en la habitación y Jungkook al costado de la puerta hablando con él.
—Listo —susurra Taehyung con un exagerado alivio a la par que abre la puerta de la habitación—. ¿Cómo me veo?
Jungkook se para correctamente, da un par de pasos cortos hacia atrás y sin poder evitarlo mira de pies a cabeza al hombre frente suyo quien está bastante concentrado en ver su propio reflejo en uno de los espejos a su costado para luego –con temor– ver al pelinegro. Jeon lo sigue examinando con la mirada, tiene los labios separados por el asombro que quiso mostrar con ligereza.
No es gracioso, es tierno, por eso Tae ríe levemente y agradece.
—Eso dice mucho.
—Te ves espectacular, por dios, Taehyung.
Pero él no es el único bien vestido. La camisa perla de cuello amplio y con leve transparencia que no deja de ser elegante que lleva Jungkook hace que resalte más de lo que ya lo hace; ese collar sigue cautivando su mirada y sabe que no será el único en estar de acuerdo con eso; los pantalones caoba ceñidos a su cadera y la parte superior de sus piernas le quedan a la perfección, tanto que Kim tiene que contenerse por no poner su mano en uno de sus muslos y comprobar si se sienten cómo se imagina.
—Te ves hermoso —dice Tae sin vacilar—. Pero eso lo sabes y me encanta que lo sepas.
Como siempre, fingen que solo son palabras que quedan en el aire y no ocasionan nada en el otro para luego bajar a la recepción. Ambos caminan rozando sus brazos, pero es Jungkook quien toma la iniciativa y pasa sus manos por la cintura del empresario, lo junta a su cuerpo y abre la puerta.
—Permiso —susurra Jungkook por la acción mientras lo dirige a la salida. Su mano se desliza por su cintura y luego termina sujetando uno de los brazos de Kim.
Le es difícil a Taehyung seguirle el paso. Más pesado le es fingir caso omiso a la palma de Jeon que se posa en su cintura descubierta. Al final, solo se aferra al brazo de Jungkook mientras respira con lentitud y calma así los latidos de su corazón.
Quizá no estuviera así si hubiera previsto la acción de Jeon. Sin embargo, aún no se acostumbra a que sea él quien tome la iniciativa de los acercamientos o "posibles" coqueteos.
Saludan al chofer, entran en la limusina. En gran parte del camino la pierna de Jungkook no ha dejado de moverse, Tae procede a poner su mano encima de su rodilla para que se tranquilice.
—¿Por qué estás tan nervioso?
—No lo sé, ¿será porque nunca he estado en un lugar así? Solo digo, es una hipótesis muy vaga —contesta con un sarcasmo agresivo que saca una sonrisa a Tae—. Perdón.
—¿Eres sarcástico al estar nervioso?
—Eso o la ironía.
—Es bueno saberlo. Y no tienes que preocuparte, son solo personas que están allí para ver la pasarela también, no tienes que lidiar con nada más que sentarte, ver y ser lindo.
—Pero, ¿no me dijiste que nunca has estado en una pasarela?
—Touché, pero es lo que supongo que pasa en las pasarelas. He estado en reuniones horriblemente tediosas y las pasarelas no suenan como que sean una.
No sabe si eso sea verdad, en unos minutos podrá descubrirlo. No obstante, decide creer en el empresario, asiente y aprieta la mano que se encuentra en su muslo como símbolo de aprecio por su preocupación.
—Gracias —susurra—. Quería pedirte algo.
—Sí, me quiero casar contigo.
—¡Taehyung!
Ambos estallan en carcajadas, incluso el chofer que los mira de vez en cuando por el retrovisor relame sus labios para suprimir su sonrisa.
—Está bien, está bien, dime —dice Tae una vez que recobra la compostura.
—Por favor, esta noche no te alejes de mí, si me dejas solo en algún momento tendré mucho miedo y no quiero eso. Quiero que hoy sea inolvidable, ¿bien? Si no es mucho pe-
—No era necesario decirlo, pero está bien. Acepto la difícil tarea de estar contigo toda la noche, tomando tu mano, susurrándote al oído lo bien que te ves hoy y llevando tus increíbles conversaciones.
—¿Cómo sabes qué decir o hacer? Me impresionas —dice con leve tartamudeo y las mejillas decoradas de un rubor natural.
—Me inspiras.
—¿Ves? A eso me refiero.
—Es porque eres tú, Jungkook.
—Realmente no entiendo.
—No es necesario que lo hagas, o quizá sí.
Tras unos minutos más de coqueteo entre ellos, llegan a su destino, salen de la limusina y rápidamente son conducidos a que sean inscritos. Fotografías por aquí, por allá, pasan a sus asientos reservados para que aprecien el desfile.
—Todos te están viendo, Taehyung —le susurra Jungkook.
—No, es a ti.
—No seas modesto, me gustas cuando aceptas que eres guapo.
El empresario ríe y pincha con uno de sus dedos las costillas de Jeon haciendo que suelte una carcajada.
—En ese caso, muchas gracias. Pero nos miran a los dos, somos una pareja espectacular.
Al principio, Jungkook sonríe por lo que dijo. Lamentablemente, tiende a sobrepensar cada palabra, cada acción, cada cosa; por eso, se siente incómodo al respecto, ya está cansado de su propia mente.
Será también porque hoy ha estado pensando en cómo Taehyung lo ve, ¿y si solo lo trata con tanta amabilidad por el público? ¿Y si solo le importaba que se vieran como una pareja suficientemente estética para su círculo social? ¿Y si toda esa tensión que crean cuando están solos existe porque Taehyung necesita de eso para que se vea natural cuando están en público? No quería vivir siendo la idea de un hombre, pero por algo está que le paga así que decide quedarse callado, tragarse sus palabras y sonreír con éxito. No es momento para compadecerse de su situación, se ha prometido disfrutar esta noche.
Por otro lado, Taehyung es un psicoanalítico empedernido. Nota que Jungkook parece estar incómodo, no sabe la razón exacta de su repentino comportamiento y alejamiento que tomó, tampoco le va a preguntar, no es el momento. Mas, va a actuar.
Las personas siguen llegando, se sientan a su costado y son cautivos de las miradas de las personas, bien no puede significar algo malo, sin embargo, no es buen momento para sentirse observado.
A un lado de todo el alboroto, ve una puerta semiabierta que todos ignoran, quizá porque sea un área permitida solo para el servicio, o bien porque es una sala sin importancia alguna.
—Hey —llama Tae, se acerca al oído de Jungkook quien sale de su mundo y se inclina para escucharlo—. Aún falta como una hora para que todo empiece, ¿vamos por una copa?
Tiene sus dudas, Jeon siempre ha tenido dudas, pero acepta. Ambos se levantan de sus asientos que llevan el nombre de cada uno. Tae toma su mano con nula brusquedad y encabeza el camino a través de la gente con rapidez para que ninguno se detenga para preguntarles algo o comenzar alguna conversación que no tienen ansias de seguir.
Ven una bandeja de copas que un mesero ha dejado a un lado para ser repartida pronto. Aprovechan que el joven está distraído para que cada uno tome una copa.
Kim sigue avanzando diciendo repetidos y vagos "perdón", se escabulle junto a Jungkook entre la gente y por fin logra llegar a la puerta que ha estado viendo desde un principio. Ambos entran, Jungkook avanza mientras examina el cuarto, Tae se detiene en la puerta y la cierra sin tomarle importancia a la llave.
La sala es amplia, aunque solo hay telones y equipos de luces abandonados a los alrededores, todo eso lo logran ver gracias a la luz que viene de la gran ventana.
A través del cristal pueden ver la ciudad, no se encuentran en un sitio muy alto, no se trata más que el segundo piso. Por la ventana se cuelan las luces de la ciudad, hay un par de faroles a las afueras y se les suman las luces que el equipo ha puesto para la entrada.
Taehyung y Jungkook se paran enfrente de la ventana y desde allí ven a las personas llegar a la pasarela.
—Mejor... —susurra Jungkook—. Me gustan los lugares con gente, pero muchas veces me llegan a agobiar.
No prenden la luz de la sala, les basta con la que entra por la ventana. Se sientan en el borde de la misma que logra ser lo suficientemente cómoda y amplia como para no tener quejas al respecto.
—Sea cual sea la edad, aún se gasta la batería social.
—Para ti debe ser peor, debes lidiar con eso cada rato y con gente no tan agradable.
—¿Acaso crees que todas las personas con demasiado dinero o tienen felicidad tóxica o son tan amables como una piedra?
—Sí, menos tú, pero luego sí.
—Tienes parte de razón —contesta Tae mientras ríe. Toma un sorbo de su copa de vino—. Ahora prefiero estar aquí hasta que comience el desfile.
—Igual, no me gusta sentirme tan observado.
—No es nuestra culpa ser la mejor pareja afuera —comenta con una sonrisa.
Y ahí está de nuevo, esa sonrisa rara de Jungkook.
—Bien, ¿qué pasa? Pensé que estarías con una emoción más grande hoy, pero la verdad, te veías más emocionado comiendo alitas de pollo —habla Kim, Jeon ríe.
—No es nada, quizá solo estoy un poco cansado.
—No creo que quieras irte.
—¡No! ¡Solo que-! —para de hablar por su propia cuenta—. No quiero hacer nada incómodo, no ahora.
—Yo lo estoy un poco porque no entiendo qué pasa.
Hay un corto silencio después. Jungkook juega con el líquido de su copa haciendo que de vueltas en esta para suavizar el alcohol. Toma un sorbo de este y acepta que tiene un toque más de amargor para su gusto.
—¿Sería redundante preguntarte por qué me contrataste?
—Un poco, pero si quieres puedo volver a responderte.
—Por favor.
—En ese caso, es porque me atrajiste, pensé en salir de mi zona de confort, luego me di cuenta que no podía. Todo iba a terminar esa mañana, pero salió esa cena en la noche y recordé todas las reuniones que tenía por delante, también recordé que a pesar de haber conversado contigo una noche me la pasé muy bien e incluso fue bastante cómodo, así que me dije "¿Por qué no?". Pensé y pienso que eres el candidato perfecto. Conclusión, te contraté porque eres tú.
—¿No solo para tus reuniones y ser tu objeto decorativo?
—No eres mi objeto decorativo, Jungkook. Para el público eres mi pareja o qué sé yo, para mí ahora eres como esas personas que mientras más conoces te dices "¿Cómo no lo conocí antes?", no puedo ponerte una etiqueta, Kook, solo eres tú y me gusta tu compañía.
—Igual no habría problema de que solo sea tu figurita de acción porque sabes que a eso-
—Jungkook, trato de comprender que debe ser difícil, pero deja de llamarte así. Olvida que esto es trabajo y piensa que esto —dice señalando a los dos— es un momento para disfrutar, ¿bien? Lo real lo dejaremos para el final.
Con una sonrisa cargada de emociones, Jungkook asiente, agacha la mirada hacia su copa y la vuelve hacia Taehyung. El pelinegro vuelve a apoyar su cuerpo en el barandal de la ventana y deja su copa a un lado, el empresario sonríe y no puede apartar su mirada de él porque le gusta como las luces contrastan con su piel y hacen resaltar más la expresión de serenidad y tristeza.
—No quiero sonar muy precipitado, pero creo que desde que te conocí todo lo es, así que solo lo diré, ¿de acuerdo? Además, creo que ayudaría a tu respuesta de por qué sigues aquí conmigo —habla Tae con calma, en su rostro lleva una expresión inescrutable junto a una sonrisa nerviosa—. Creo que sabes que me gustas.
Entonces, el bullicio de las personas afuera se hace ridículo porque el corazón de Jungkook late con tanta fuerza que cree posible que Taehyung también lo escuche; misma situación es para el empresario. Las luces parecen volverse más tenues dentro de la habitación.
—Sí... lo sé —acepta Jungkook, esquiva su mirada.
—Y creo saber que yo también te gusto.
—Lo que crees saber es correcto.
—Pero creo que ninguno de los dos sabemos hasta dónde llega lo que sentimos, ¿o solo soy yo?
Otro silencio más.
—Sí, es lo mismo para mí.
Jungkook no se mueve, ni se acerca ni se aleja del empresario, mantiene sus propias manos juntas sin querer mirarlo, toma su copa y se aferra a ella. Acción que hace comprender a Taehyung que no va a dar ese paso, no va a besarlo, no va a hacer nada ahora porque no es tan fácil como parece cuando las emociones son un gran muro, el más difícil de derribar.
Un beso es algo demasiado íntimo, más que el sexo, más que cualquier cosa; un beso es tan íntimo como pararte desnudo y no temer frente a alguien, eso es un beso para Jungkook quien no sabe si está preparado para entregar esa parte de él, en especial cuando se trata de un cliente.
Sabe que Taehyung le ha dicho que olvide eso un rato, pero es casi imposible fingir descuido en una situación así.
—Ah... Creo que hice esto más incómodo de lo que ya era —comenta Tae de pronto—. Pero quería decírtelo, no sé... Creí que podías tener la impresión de que te confundo y no quiero eso. Quería ser directo.
—¿Qué tanto te gusto? —pregunta Jungkook tras armarse de valor en lo que hablaba Taehyung.
—¿Qué tanto? —repite, Jungkook asiente—. Soy romántico, Jungkook, y también respetuoso. Pero quiero besarte, y no lo haré. Tú y yo sabemos el por qué.
—¿Solo eso? ¿Solo quieres besarme? —dice luchando por sacar las palabras de su garganta.
—Quiero... Quiero que las dos semanas no terminen, que te quedes porque tú lo quieres así, no porque te pague. Y si para eso no tengo que besarte, entonces no tienes que preocuparte porque mis labios toquen los tuyos.
Crean un nuevo silencio. Jungkook por fin voltea a ver a Kim, pero este no lo ve, sino mantiene su mirada en su copa y sus nervios más que en sus ojos se ven reflejados en los movimientos de sus dedos en el cristal.
—Quiero creer que después de todo tú saldrás de esto —dice Kim en un intento por cambiar de tema. Ha entendido de que Jungkook no quiere decir nada al respecto y a decir verdad, él mismo prefiere mantener esa duda—. No te conozco por completo, pero lo que tengo de ti me hace pensar que en serio usarás esto a tu favor.
—Y no te equivocas —contesta Jungkook—. Gracias.
Ambos dejan ir el tema anterior como si se fuera de nula importancia, como si ninguno de los dos hubiera aceptado el gusto latiente que tienen de forma mutua porque –no temen– no saben cómo manejarlo.
—No hay de qué. Pero, en realidad sí hay algo que me molesta, incluso me hace sentir muy incómodo —comenta Tae con fingida indignación y una sonrisa para dejar esa incomodidad de lado.
—¡Oh no! —exclama Jeon con gracia e ironía.
Acto seguido, Tae deja su copa en el borde de la ventana, Jungkook ha empezado a sonreír de nuevo. El empresario empieza a caminar de un lado a otro ansioso, fingiendo drama.
—¡Me parece una falta de respeto que tú y yo no hayamos bailado juntos todavía!
—El momento llegará por sí solo, Taehyung.
—¿Cuándo? —pregunta con una sonrisa tan carismática como él mismo. Se acerca poco a poco a Jungkook quien deja su copa de vino a un lado junto a la de Kim.
—Eso no lo sé.
—¡¿Cómo es eso posible?! —exclama con sus brazos extendidos a cada lado—. ¡Si tú lo sabes todo!
Jungkook carcajea, toma los brazos de Tae y los baja, logra que el empresario se acerque un poco más a él, ninguno de ellos quita su sonrisa.
—Bailar contigo, más que un deseo, es una necesidad —comenta Tae sin hacerse notar ni un poco nervioso por la cercanía, porque ambos saben que ninguno dará el paso.
—No tenemos música.
—Entonces practiquemos.
—¿Tarareando?
—Tarareando.
—Tarareando, sí, por supuesto que sí.
Digamos que fueron los nervios los que detuvieron las acciones de Taehyung, pero alegremente Jungkook quería tanto como él más contacto, así que fue él quien tomó a Kim y lo llevó al centro de la sala vacía. Empieza a tararear una canción de las princesas de Disney, la primera que se le vino a su mente.
—Esa canción es de la princesa...
—Es de- —trata de completar Jungkook.
—¡No me digas! —interrumpió Tae—. Lo voy a adivinar. Es de Blancanieves.
—No tan vieja —dice para seguir tarareando.
—Esa que duerme toda la película... ¡¿Aurora?!
—¡Touché!
No bailaban con profesionalismo ni mucho menos querían hacerlo, juegan como el par de bobos que a veces podían llegar a ser cuando están solos. Incluso Taehyung casi se va de cara al piso, menos mal Jeon lo tomó de la cintura antes que eso pasara.
Tras unos segundos a Taehyung le cuesta seguirle el ritmo, algo que, por supuesto era adrede por parte de Jungkook que no para de darle vueltas, alejarlo, acercarlo y así todo de nuevo. Las carcajadas no cesan en el lapso que sus manos se mantienen juntas.
—¡Si me caigo va a ser tu culpa, Jungkook! —regaña Kim con una sonrisa.
—Si te caes, me caigo contigo, no te preocupes.
Llegan a un punto donde ambos se cansan, sus respiraciones están agitadas por el movimiento y las risas constantes. Jeon deja de moverse y trata de mantenerse en su sitio mientras el de cabello castaño se sostiene de la parte superior de sus brazos en un intento absurdo por detenerlo.
Otra vez, como el par de bobos que son, se sonríen mientras regulan sus respiraciones. Ambos tienen ese pensamiento, el mismo obvio pensamiento que no admiten ahora –a pesar que uno lo hizo hace unos instantes–, porque, otra vez, son un par de bobos.
Y como el par de bobos que son, no dicen nada, solo sonríen y tienen la estúpida idea de que alguno de ellos dé ese paso o que los interrumpan. Porque, insisto, son un par de bobos, pero en algún momento alguno debe dejar de serlo por lo menos dos segundos que es lo mínimo que se necesita para que alguien tome la iniciativa de besar al otro.
Pero no, realmente insisto que son un par de bobos, y más cuando están juntos.
Como era de esperarse, son interrumpidos. La puerta se abre de repente y ninguno se aleja del otro, solo voltean a ver de quién se trata sin quitar sus sonrisas tímidas, pero ahora tienen un poco de sorpresa en su expresión.
—¡Aquí están! —exclama Julia mientras sostiene la puerta por donde se cuela la luz de la gran sala que contrasta con los faroles de luz del exterior—. ¡Los estaba buscando! ¡Pensé que se habían ido por aburrirse por la espera!
—Nunca —contesta Taehyung con ese tono divertido que lo caracteriza mientras mira a Jungkook quien sigue observando a Julia.
Unos segundos después, Jungkook toma la mano de Kim para empezar a caminar detrás de Julia. La señorita está más que apurada porque todo inicie de una buena vez.
La pareja decide separarse de ella para ir a sus asientos, pero Julia detiene a Jungkook y por ende a Taehyung también; este último casi cae de espaldas, pero lo sabe disimular.
—Jungkook, quiero que me acompañes un rato —propone Julia con una sonrisa amable.
Esto toma por sorpresa a Jeon y Kim. El empresario desliza su mano hasta los dedos del pelinegro, sonríe con calma hacia él cuando observa como pregunta con la mirada si puede ir.
—Sabes que no me tienes que preguntar. Si quieres ir, anda.
—Es que no quiero dejarte abandonado en medio de gente extraña.
—Puedo soportarlo.
Jeon mira a Tae y luego a Julia, asiente hacia ella con una sonrisa.
—Te lo robo un rato —dice ella con una sonrisa hacia Tae que él también comparte.
—No me extrañes —agrega Jungkook.
—Tampoco me pidas cosas imposibles, cariño —contesta con una sonrisa y con la misma alegría y seducción en su voz.
Así, Tae suelta la mano de Jungkook, le guiña un ojo y se dirige a los asientos que les pertenecen. Jungkook se mantiene parado unos segundos con el corazón acelerado.
"¡Es lo mínimo que debería hacer!" dice el Jimin de su cabeza.
—Lo tienes comiendo de la palma de tu mano, Jungkook —comenta Julia sacando a Kook del trance en el que se encontraba.
—¿Tú crees?
—Todos lo creemos. Pero ahora no es tiempo, quiero enseñarte algo.
Olvidando el momento reciente, Jeon es dirigido por la señorita a los bastidores de la pasarela. Las modelos son ordenadas en fila mientras los maquillistas las siguen para dar los últimos toques a sus rostros, además de algunos estilistas que se empeñan en no dejar ni un cabello al aire. Todo debe ser perfecto y Jungkook se enamora más de este mundo.
Camina detrás de Julia, sigue su paso. Tiene cuidado con no chocar con nadie del equipo, mismos que se ven tan metidos en este mundo, Kook está seguro que ni notan su presencia y si lo hacen, deben considerarlo como un estorbo y con razón.
—Oh dios mío... —susurra Jungkook al ver como el equipo se desenvuelve.
Bien no hay ruidos como gritos o sonidos fuertes, sino se tratan de murmullos, algunas pláticas, los sonidos de los tacones y zapatos de los y las modelos, el sonido de las telas rozar con otras o ser dobladas y ordenadas. En todo este desorden, se puede hallar un orden sorprendente y solo creíble para las personas involucradas en este trabajo y para aficionados como Jungkook.
—Todo está en orden —dice Julia, pone un brazo en el hombro del peligro—. Esta no es mi pasarela, soy solo agente publicitaria de un amigo que está ahora... corriendo por todos lados —comenta con una pequeña risita—. Pero, la otra vez vi cómo me ayudaste con mi futura colección, me sorprendió bastante esas habilidades tuyas y pensé que esto podría interesarte un poco.
—Por supuesto —contesta Jungkook en forma de un suspiro ahogado—. En serio, muchas gracias por esto, es increíble, nunca había estado en un lugar así con este tipo de gente y- —dice con rapidez, tanta que pierde el aire—. Gracias.
—No hay de qué. Mira, sígueme.
Acto seguido, Jeon es llevado hacia los camerinos, donde muchos modelos son arreglados, las señoritas ya están en fila hacia la pasarela. Jungkook no se queda mucho más allí dentro más que diez minutos que para él resultan más que eso y agradece que el tiempo pareciera más lento.
Tras despedirse momentáneamente de Julia, camina por donde vino, pero antes decide dar una vuelta hacia los alrededores de las salas. Nota bocetos tirados a un lado de vestimentas que ahora son realidad, los hilos y agujas están en un almohadón, ya han sido dejados de lado porque todo está listo para ser expuesto al público.
Suspira antes de salir por donde vino, da un último vistazo a las personas que están tan concentradas en su mundo y desea ser parte de. Siempre ha deseado ser parte de, es un aficionado, un soñador. De pronto, una melancolía mezclada con algo de impotencia se establece dentro suyo en forma de un nudo en su garganta. Pero trata de ignorarlo porque está que la pasa bien, le gusta este mundo, le gusta esta noche y debe dejar que pensamientos intrusivos malogren sus buenos momentos.
Así que, dirige una última sonrisa hacia todos que pasa desapercibida. Camina hacia su asiento donde Tae lo espera, el empresario tiene el celular en la mano y va deslizando su dedo en la pantalla, y como si hubiera percibido su presencia, levanta su mirada hacia él. Sus ojos se encuentran y ambos sonríen.
—¿Todo bien? —pregunta Tae mientras Kook se sienta a su costado, aprovecha para poner una mano en la rodilla del pelinegro quien se ve algo agitado, quizá por el movimiento detrás de los bastidores.
—Sí, todo muy bien —contesta. Fue una sorpresa la mano en su rodilla, pero no le incomoda, incluso le gusta el detalle que para cualquiera puede parecer tan minúsculo—. Me enseñó el movimiento que hay tras bambalinas, todo es mejor y más complejo de lo que alguna vez creí.
Taehyung responde con una sonrisa a su entusiasmo, vuelve su mirada a la pasarela sin quitar su palma de su rodilla.
—Ya va a empezar —comenta Tae al ver que las luces empiezan a apagarse.
Toda la sala permanece a oscuras por unos instantes. De pronto, un proyector que pasó por encima de la vista de todos transmite un video en la gran pared cuyos extremos están tapados por telones que esconden el paso de la pasarela hacia los camerinos.
Se proyectan videos de celebridades de los 80' y 90', fragmentos de alfombras rojas icónicas como cuando el rey y la reina del pop aparecieron frente los cámaras tomados de los brazos o las sensacionales parejas de entonces.
—¡¿Esa va a ser la temática?! —exclama Jungkook en susurros hacia Taehyung quien asiente frenético.
Y así, se dio paso a la esperada pasarela. Las luces de las fotos no se hicieron faltar, las y los modelos tenían mucho profesionalismo, Jeon sentía su corazón parar cada que ellos bajaban el pequeño escalón de la pasarela porque pensaba que podrían caerse y eso sí sería un desastre, alegremente no pasó
Algo que destacó Kook fue la manera en que las vestimentas estaban repartidas, el diseñador o diseñadora sabía muy bien el potencial que cada traje tenía porque cada que aparecía uno y desaparecía el otro te hacía mantener ese asombro y admiración por la prenda que veías frente tuyo. Al final, como broche de oro, apareció una mujer de rasgos asiáticos con bastantes pecas que fueron decoradas con un maquillaje muy tenue, pues lo que captaba la atención de todo público era el vestido verde esmeralda de seda que tenía una ridículamente hermosa abertura en la espalda y lo bellamente ampliado que se encontraba el vestido hacia el suelo.
Para cuando aparecieron los diseñadores de todo esto –una mujer de cabello rojizo junto a su hermano de cabello canoso–, la multitud aplaudió, se levantó, y las fotos fueron más feroces de lo que alguna vez Kook había presenciado.
El pelinegro veía esto con tal devoción que almacenó las fugaces luces en sus ojos por la admiración de este mundo que nunca había tenido tan cerca y nunca había participado tanto. Su corazón latía desenfrenado, se olvidó de lo que hacía aquí, solo disfruta el momento. Jungkook se enamoró más de este mundo y Taehyung, al verlo tan emocionado y alegre por lo que presenciaba, se enamoró un poco más de él.
La pareja se sentó después en sus respectivos sitios, hablaron y hablaron hasta que la gran mayoría se fue. Jungkook había insistido en esperar para poder agradecer a Julia por la invitación, Tae no se negó ni un segundo y aceptó desde el primer momento.
Tras largos minutos, divisan a la señorita desocupada, deciden acercarse a ella a paso lento. Antes de estar a su lado, le sonríen.
—Ya nos íbamos —dice Jungkook—. Queríamos agradecerte una última vez.
—Oh, ya les dije que no hay que agradecer.
—De todas formas, no está de más —contesta Jeon con una sonrisa igual de veraz que ella.
—Eres un ángel, Jungkook, ¿lo has notado, Taehyung?
—Cada minuto, Julia, cada minuto.
El pelinegro suelta una pequeña risa y da un golpe con su codo en el cuerpo del empresario quien ríe al igual que él.
—Bueno, voy avanzando, tengo que cambiarme para la fiesta —avisa Julia mientras acomoda su bolso—. ¿Irán ustedes?
—No dejaría que lo perdiéramos por nada, ¿verdad, amor? —pregunta el empresario, Kook asiente.
—Exacto.
Se vuelven a despedir momentáneamente de ella. La pareja es recogida por la limusina, es llevada al hotel donde se hospedan para poder cambiarse.
En todo el lapso de tiempo que les toma llegar al hotel, cambiarse por su cuenta, poner música y demás, Jungkook no ha parado de cantar, tararea cualquier canción que se le venga a la mente, cuando hay música canta a la par de la misma. Va de un lado a otro cantando desentonadamente porque está feliz y Taehyung no tiene problemas con eso, incluso lo sigue con algunas partes que se sabe de las canciones que escucha.
Por parte de Kim, se pone un pantalón negro elegante junto a una camisa blanca de mangas largas, pero con una bonita abertura en el cuello, se pone una corbata que –de alguna manera– se ve ordenada a pesar de estar desordenada, aspecto que le otorga un aire más juvenil a su apariencia.
—Estoy listo, ¿tú cómo vas? —pregunta Tae mientras se detiene en la puerta del baño—. Wow...
Jeon viste un pantalón negro de cuerina que ya usó antes, pero le gustan. Lleva un polo negro ligeramente corto sin mangas con transparencia. En su cintura, simulando un cinturón, lleva una tira de brillos que la acentúa. Luego un pequeño gancho que es casi imperceptible a la vista que sujeta su cabello en un moño que tiene la misma estética que la corbata de Kim: ordenado-desordenado.
—¿Demasiado? —pregunta Jungkook viendo al empresario por el espejo—. Vi esta correa la vez pasada que no sujeta nada, pero se ve bonita, ¿la quito?
—No, no, se ve bien —responde en susurros sin poder apartar la mirada de Kook.
—¿En serio? —pregunta mientras arregla el polo con transparencia que lleva, como si no se fuera a desarreglar cuando camine—. ¿Seguro que no es demasiado? —dice por fin mirando a Taehyung por el espejo.
—Nunca es demasiado. —Tae no se da cuenta, pero está hablando entre susurros que solo pueden ser percibidos por Jungkook ya que el baño tiene eco—. Te ves precioso.
Como respuesta al comentario, Jeon pensaba en responder con algo sarcástico o irónico, pero se retracta y responde:
—Gracias, igual tú.
Entre sonrisas, Jeon asiente, ordena un poco más su cabello y camina a su costado para dirigirse a la puerta, el empresario va detrás de él.
Tras unos minutos ya están en la limusina en dirección al bar que han sido invitados, en todo el camino ambos no han parado de hablar de cosas tan triviales que después no van a recordar, sin embargo, ahora disfrutan. Sin embargo, las cosas resultan vagas desde la conversación que tuvieron en la sala. Es como ir a un museo y ver una pintura que destaca sobre todas en todo aspecto; entonces cuando sigues el recorrido, ninguna de las demás pinturas capta tu atención como esa y terminan siendo olvidables y poco importantes.
Al llegar al lugar, Jeon suspira al ver la fila de personas que hay a un lado que parece extenderse hacia la esquina y un poco más. Taehyung toma su mano ayudándole a bajar del vehículo y luego, manteniendo sus manos entrelazadas, lo dirige a la entrada con rapidez.
—Pero la fila... —dice Jungkook.
Tae se para enfrente del hombre de seguridad quien lo ve sin decir ni una palabra. Su ceño fruncido y cara de enojado permanece frente a la pareja.
—Taehyung Kim y Jungkook Jeon —dice el empresario. El hombre frente suyo que sigue con el ceño fruncido, busca sus nombres y al encontrarlos los hace pasar—. Gracias.
—Él los guiará —dice el de seguridad señalando a uno de sus compañeros.
La escena causa sorpresa en Jungkook, no dice nada, solo sonríe y no suelta la mano de Kim. Ambos son guiados por el nuevo guardia de seguridad hacia una sala igual de amplia que la que es para el público, aunque esta tiene más sillones y su decoración es mucho más destacable.
—Wow... Qué exclusivo —comenta Jungkook, el empresario ríe.
La música suena fuerte, pero no es molesto para ninguno de los dos por el sonido tan limpio. Muchas personas están en la pista de baile disfrutando de la banda que han contratado.
—¡Tae, Jungkook, aquí! —grita alguien.
Ambos voltean hacia la voz, Julia está sentada en uno de los sofás apartados agitando sus brazos con una sonrisa amplia, se nota que ha tomado un poco por el color de sus mejillas. A su alrededor hay algunas personas que parecen igual de alegres que ella.
Caminan hacia ella, pasan a la improvisada sala donde toman asiento en un sofá de tres que ya estaba siendo ocupado por una persona que saluda igual de amable y ebria que todas. Es decir, no están borrachos, sino algo mareados por la bebida, pero en toda capacidad del control de sus sentidos.
—Disfrutemos esta noche, ¿bien? —repite Tae susurrando en el oído de Jeon quien voltea a verlo.
—Siempre.
Los tragos llegan a la mesa, Tae y Jungkook solo toman uno que hacen durar por bastante tiempo. Y como es de esperarse, con solo una hora Jungkook establece una buena relación con cada persona a su alrededor, tanto que luego se va a bailar con un grupo de ellos y dejan a Julia y Tae solos en los sofás.
Entonces, Tae se recuesta en el sofá mientras sorbe su bebida. Sigue con la mirada a Jungkook que empieza a bailar junto al grupo que recién se ha integrado con facilidad. Sonríe al verlo tan contento y libre disfrutando de la música como solo él puede hacerlo.
—¿Te gusta? —pregunta Julia de pronto.
—Sí... —contesta Tae observando con poca claridad a Jungkook por las luces y la multitud—. Espera, ¿quién?
—Jungkook.
—Sí, me gusta —contesta con seguridad y vuelve la mirada a la pista de baile, lo ha perdido de vista.
—¿Eres consciente de que soy una de las pocas personas que sabe la verdadera relación que tienen?
—Sí, lo sé.
—Entonces, ¿me permites curiosear un poco?
—Creo que sí.
—¿Por qué, Taehyung? Quizá no te conozco mucho, pero realmente no entiendo como llegaste a la conclusión de contratar esos servicios. No es que Jungkook me caiga mal, creo fielmente que es una bolita de amor y brillos, como un doble asiático de Harry Styles.
—Ni yo, fue precipitado, algo raro, estaba con la cabeza caliente y bueno... No me arrepiento.
—Un día tú y yo tuvimos una conversación larga y extendida, razón por la que ahora estoy muy confundida. Creí que solo querías sexo cuando creas un vínculo fuerte.
—Lo sé, y sigue siendo así, no me he acostado con Jungkook, ni lo he besado en los labios... Por dios...
—¡¿No lo has besado?! —pregunta indignada, se levanta un poco del sofá, pero luego relaja su expresión y se echa en el mismo—. No te creo, he visto la manera en que se miran y se tratan, imposible que no se hayan besado. Carajo, pensarlo da rabia incluso, ¿eres idiota?
—Jungkook tiene una regla de oro que es no besar a sus clientes. Y fuera de que le agrade o no, soy su cliente.
—Difícil situación...
—Sí... Por eso solo estoy disfrutando de su compañía ahora y esperaré a que, si es que debemos, en algún momento nos volvamos a encontrar.
—Qué drama, Taehyung.
—Pero es verdad...
Una canción suena, más que conocida para sus oídos.
—Creo que cuando se vaya no voy a escuchar una canción de Bruno Mars o Taylor sin pensar en él. ¡Incluso esta! Jungkook tiene un problema con Versace on the floor que me ha contagiado.
—Taehyung, eres un idiota.
—¡Deja de decirme así y dime por qué lo dices!
—Lo que digo es que eres bastante imbécil para ser un empresario —repite Julia—. La canción que dices que tanto le gusta a Jungkook está sonando y tú estás aquí diciéndome lo mucho que te gusta y no sacándolo a bailar. Seguro Jungkook está bailando solo o peor, con alguien más; y tú, aquí, tomando.
Tae lo procesa unos pocos segundos, se levanta de repente del sofá y plancha su ropa con sus manos. Mira hacia Julia un rato y sonríe.
—Gracias.
—Deja de perder el tiempo o yo sacaré a bailar a Jungkook.
Sin más, Tae camina por la multitud, busca a Jungkook con la mirada y no lo encuentra. Pasa entre las parejas que bailan embobadas en su mundo y no se detiene a pensar que ellos podrían ser él y Kook porque está bastante ocupado en saber dónde está.
Tras buscarlo, lo ve balanceando su cuerpo con la mirada puesta en la banda junto a otro grupo de gente que baila sola. Da un suspiro al verlo por fin.
Jeon se siente de maravilla esta noche porque está siendo casi perfecta. Tan embobado está en la voz del vocalista, en las luces y en sus pensamientos que cuando Taehyung toca su hombro se asusta por lo repentino, pero cuando lo ve solo sonríe como naturalmente hace.
—¿Bailamos? —pregunta Tae con una sonrisa nerviosa.
—Te dije que el momento llegaría por sí solo —dice mientras toma la mano que le ofrece.
Taehyung lo jala a la pista de baile, no se demora en poner una de sus manos en su cintura y él, por otro lado, coloca sus brazos alrededor de su cuello.
—Debí pedírtelo hace rato —dice Taehyung mientras balancea su cuerpo con el de Jungkook.
—No, creo que con esta canción lo hace más especial.
—Ya hasta me aprendí la letra de tanto que la escuchas.
Gracias a la melodía, le es posible y más significativo para Taehyung el dar vueltas a Jungkook que en un inicio le hizo reír y ahora logra seguir sus pasos con facilidad. Pegan sus cuerpos cuando la música tiene un ritmo más acelerado, sin quitar sus sonrisas, pero sí disminuyendo la timidez de cada uno.
El baile se vuelve más independiente de sus sentidos, sigue con tal normalidad que no se les dificulta seguir para nada el paso del otro. De pronto Jungkook posa su mano en la cintura del empresario y le da una vuelta, luego acercan sus cuerpos entre risas y tarareos de la música.
"Creo que sabes que me gustas", suena la voz de Tae en la cabeza de Jeon quien ve los ojos brillantes del empresario, esos ojos que no han querido perderlo de vista. Hoy –porque aún no termina el día–, Tae ha aceptado lo tanto que le gusta, es decir que es tanto que Jungkook ha dejado de ser solo un "deseo" como siempre ha sido para todo aquel que hace ese tipo de declaraciones hacia él.
"Y creo saber que yo también te gusto", suena la voz de Kim en el transcurso. Mas, las cosas pierden el gusto por esos ojos que dicen mucho y callan lo esperado por Jungkook.
"Pero creo que ninguno de los dos sabemos hasta dónde llega lo que sentimos, ¿o solo soy yo?", repite y repite insistente. Las cosas podrían ser diferentes si es que Kook cambia su pensar concurrente, pero no es fácil hacerlo pasar como ausente cuando ese sentimiento golpea cada parte de su mente.
"Sí, es lo mismo para mí", se escucha dentro de la mente del empresario esa voz nerviosa del hombre quien ahora toma su cintura. Le es imposible pensar con claridad por la coyuntura, fácil sería besarlo solo por el deseo de su hermosura, difícil es tomar esas ganas y aplastarlas cual tortura.
"¿Qué tanto te gusto?", pregunta otra vez, recuerda su temor. Recuerda sus manos apretarse entre ellas con dolor, lo recuerda esperando una respuesta que ha escuchado mil veces más uno porque eso es lo que Taehyung le dijo también.
"Soy romántico, Jungkook, y también respetuoso. Pero quiero besarte, y no lo haré. Tú y yo sabemos el por qué", y eso hizo que el mundo de los pensamientos de Jungkook tuviera una pausa. Ahora mira a Taehyung y no ve fantasmas del pasado en sus ojos. Solo veía a Kim y a sí mismo en ellos.
"¿Solo eso? ¿Solo quieres besarme?", preguntó hace unas horas y jura que otra vez lo hizo porque Kim ha escuchado su voz con claridad. Y supo la primera vez que le preguntó que no solo era eso porque no tuvo que pensar la respuesta. No tuvo que usar cosas que no creía en realidad, sino habló lo que realmente sentía, habló lo que siente ahora al tener el rostro de Jungkook tan cerca y no hacer nada al respecto más que jugar con sus cabellos y seguir el baile como si no estuviera sediento de sus labios que hoy bajo las luces del lugar se ven mejor que nunca.
"Quiero... quiero que las dos semanas no terminen, que te quedes porque tú lo quieres así, no porque te pague. Y si para eso no tengo que besarte, entonces no tienes que preocuparte porque mis labios toquen los tuyos", dice el Taehyung grabado en la mente de Jungkook.
Entonces todo se vuelve irreal a la mitad de la canción donde parece que el cantante los alienta con la letra de la canción que ambos se saben muy bien.
"It's warmin' up
Can you feel it?"
La música suena como eco en la mente de ambos. Jungkook no se da cuenta cuando para de bailar, pero Kim sí, pero no dice nada al respecto y también se detiene. Los brazos del castaño están enredados detrás del cuello de Jungkook quien sostiene su cintura con poca firmeza.
La canción se hace más potente porque está en la parte del puente que todos aman. Kim, quien pasea su mirada desde los ojos de Jungkook hasta sus labios, no hace nada más que deslizar sus manos desde la nuca del pelinegro hasta la parte superior de sus brazos.
Por supuesto que Taehyung no lo va a besar, es demasiado amable para hacerlo. Todo queda en manos de Jungkook.
"Oh, seems like you're ready for more, more, more
Let's just kiss 'til we're naked".
Y antes que sea tarde, justo en el momento donde Tae desvía la mirada, Jungkook toma con ambas manos las mejillas de Kim y le da un beso en sus labios.
Las luces, la música, sus cuerpos, sus nervios hacen que se pregunten si lo que pasaba era real o se trataba de algún sueño. Pero hay veces que la realidad supera a lo que la mente humana puede crear.
Taehyung no se hace de rogar y ni bien siente los labios de Jungkook sobre los suyos, pone una de sus sus manos en la parte superior de sus brazos y la otra en la mejilla de Kook para no separarlo. Suspiró cuando lo besó, hubo una explosión dentro de él que hizo que por un segundo creyera que esto no era real y luego prefirió mantenerse allí por siempre, aceptar lo que Jungkook le estaba ofreciendo. Aceptar lo que ambos crean en los últimos segundos de la canción mientras sus labios continúan el baile.
Hola después de mil años. Si este capítulo tuviera título, sería "Un par de bobos".
Para los que no saben, he estado ocupada con temas de estudio, pero he tenido tiempo para escribir por fin y quería traerles a mi amado taekook de cb <3.
Ya saben, cualquier cosa en mi tellonym, link en mi perfil. Síganme en mi insta (dangelsplace) porque subo spoilers, hago el ridículo y a veces circo post-capítulo.
Gracias por el apoyo a estos dos insoportables, les tqm. Cuando dejó de actualizar recién esto tenía como 30k y se han multiplicado como conejos q lindis que son les amo, besos en su carita <3.
Angel.
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