Capítulo 6
ADVERTENCIA: Este capítulo contiene temas como trastornos alimenticios y suicidio, lean bajo su propia responsabilidad.
Seúl, 2010.
—Taehyung —le llamó un profesor—, ¿listo?
Siempre lo estaba por lo anticipado que era. Taehyung estaba más que listo, estaba más que preparado. No había dormido más de dos horas por día desde el lunes y ya era sábado.
Repasó todo lo que creyó que debía saber para la exposición. No era la primera que daba alguna, pues al ser un alumno estrella siempre lo elegían para ese tipo de cosas. Sin embargo, aquella presentación era más importante; lo que destacaba era que muchos reclutadores de distintas universidades estaban en esa gigante sala que tenía su escuela, esta exposición tenía el peso de su futuro.
Bien sus padres podían pagarle cualquier universidad privada, de las mejores del país o incluso del extranjero; pero a Taehyung le encantaba ganarse todo por mérito propio y no del dinero, le gustaba sentirse el más inteligente de la sala, superior a todos por lo menos en los minutos que durara la exposición donde las personas guardaban silencio para escucharlo a él, solo a él.
Alimentaba su ego, por supuesto.
Se sentía bien según el término en el que él comprendía esa palabra en aquel momento de su vida. Se sentía bien porque sacrificó sus santas horas de sueño por el saber; se sentía bien porque había dejado de comer hace un par de días y los otros solo comió una vez por las veinticuatro horas –no logró terminar su plato–, esto generó que baje más de cinco kilos en poco tiempo; se sentía bien saber que hizo sacrificios de su salud mental y física por su saber, para que las personas le dijeran lo inteligente que era porque como le encantaba que lo halaguen.
Amaba y anhelaba esa atención y hacía lo que fuera con tal de obtenerla, aun si eso significaba sentirse miserable en su cuarto, arrepintiéndose por su procrastinación, por haber comido de más, por dormir mucho o cualquier otra cosa.
Encontraba satisfacción en el logro que obtenía por esos sacrificios, aunque no tanto como al principio de toda esa costumbre. Mientras el tiempo avanzaba, ese placer perdía su peso y pasaba a ser un sentimiento inexistente que solo él se esforzaba en crear para sí.
Taehyung seguía parado en la mitad de las escaleras de emergencia, pues fue allí donde el profesor sonriente se acercó a él a desearle suerte y dar un par de palmadas en su hombro. Levantó su muñeca, vio el reloj de mano marcar la una con dieciséis minutos, le quedaban catorce.
Iba a bajar desde el décimo piso hasta el primero con sueño y bastante hambre, por supuesto, debía recuperar el ejercicio que se había abstenido en hacer esa semana por la ocupado que estuvo; el ascensor ubicado a unos metros de él no existía.
—Solo son unos pisos —susurró. Debía convencerse.
No recuerda mucho lo que pasó en esos minutos, lo que sí recuerda con claridad es su cuerpo adolorido, pero de ese dolor suave que da tanta paz y satisfacción, donde los músculos se relajan después de tanto esfuerzo, aunque literalmente fue eso: Tae se encontraba en la camilla de un hospital, suero conectado a su muñeca; su cuerpo y mente sin entender lo que pasaba. Las paredes blancas alrededor le eran confusas como lo que sea que estaba dando en volumen bajo –pero que lograba aturdir– en la televisión frente a él.
No había nadie más a su alrededor.
La puerta estaba abierta, por allí veía a los médicos caminar de un lado a otro, concentrados en lo suyo, creyó también ver a su madre y su padre.
No pensó en nadie, ni en sí mismo, poco le importaba saber el por qué estaba en un hospital y en qué momento sucedió, le importaba su exposición. Taehyung no debía descansar después de tanto esfuerzo que le tomó preparar cada punto de su presentación con minuciosidad.
Fuera de sus cabales, se paró de la cama, tenía ese pijama de hospital puesta, arrancó la intravenosa –algo que después le dolió demasiado–, se puso sus prendas. Se sentía drogado, aunque hasta el momento no había probado ninguna droga, pero así se sentía, tan ido.
Empezó a transpirar; como pudo se colocó sus prendas, ordenó su camisa, agarró el maletín que agradece que hayan traído consigo y salió de su habitación. Le hizo reír pensar que la atención de sus padres hacia él era tan ridícula que incluso al caminar detrás de ellos sin tratar de ser ni un poco sigiloso ellos no lo notaron.
Caminó hacia el metro, llegó en unos minutos a su colegio donde su profesor lo miró extraño.
—Pero, Kim, oí que estaba en el hospital.
—Oh... —susurró mientras ordenaba su cabello antes de salir al escenario—. Debe haber sido otro Kim Taehyung, hay como tres según recuerdo.
Nadie sospechaba.
Su cuerpo estaba débil, se sentía tan débil que planeaba irse al baño después de exponer para dormir un rato en algún cubículo, no iría a su casa hasta la noche porque sus padres le iban a dar una reprimenda que no quería escuchar para nada, no soportaba –soporta– que le griten y los ruidos bruscos.
Como siempre, dio una fabulosa exposición donde al final lo recibieron con aplausos, el desapareció con una sonrisa detrás del telón, vio de reojo a los reclutadores y no hizo más.
No obstante, desde el momento donde pisó el escenario se sentía extraño, pues su boca hablaba todo lo que sabía, jugaba con el público, iba de un lado a otro, decía tantas cosas inteligentes como él mismo, pero a la vez, no era él quien hablaba. Su cabeza dolía, los aplausos los escuchó como un eco, también las felicitaciones de los profesores y sus risas, todo lo escuchaba lejano, ¿por qué sonreía?
Fue consciente cuando cayó al piso, vivió con claridad el momento donde su mente dio un respiro que lo hizo desplomarse, sabía que había llegado a su límite y esta vez no podía retrasar nada de lo que iba a pasar.
No estaba bien, solo en los estudios se podía decir lo contrario, luego no, estaba mal. Si su estabilidad mental fuera una nota, tendría la peor de todas y lo hubieran expulsado hace mucho.
Estaba mal, horrible, se odiaba, se detestaba, quería morir cada que algo no salía como quería o sus pensamientos lo atormentaban. Estaba mal y le ponía peor que la gente se lo diga como si él no supiera la verdad.
—Tú no estás bien, Taehyung, no lo estás —dijo su madre entre lágrimas la noche donde por fin despertó después de su desmayo.
Tae, con una expresión que no se podía leer con certeza, asintió.
"Qué novedad", pensó; no sabe a qué edad le dejó de importar su estabilidad mental, incluso la usaba como una especie de motivación para avanzar con su nivel académico.
Su familia no era algo muy especial, aunque su insípida comunicación y falta de tacto podía hacerla resaltar. A decir verdad, Kim hasta ahora, de adulto, sigue sin sentir algún vínculo especial con su familia. Lo ha sentido con amigos, por ejemplo, Namjoon, que al final no es alguien tan cercano, pero se siente mejor con él que en alguna reunión familiar. O algunos amigos con quienes sigue manteniendo el contacto después de la universidad y otros trabajos; luego, disfruta su soledad, no lo aturde, con el tiempo aprendió a entenderse.
El Taehyung Kim adolescente que lloraba por un 88/100 o porque las matemáticas le hacían aumentar su estrés estaría confundido con lo que es Taehyung Kim a sus veintisiete años de edad, aunque feliz. No obstante, nuestro personaje sigue manteniendo ciertas malas costumbres –no en un nivel tan enfermizo– que debe aprender a cambiar.
Volviendo al pasado, Tae quería que sus padres se callaran, que dejen de decirle que lo iban a cuidar, que iban a estar para él, que lo amaban porque blablabla... Estaba a punto de gritarles que cierren la maldita boca porque nada de lo que hablaban le iba a ayudar.
No quería mejorar, no le importaba eso, ¿qué quería? Quería que ellos –sus progenitores– acepten frente a él que la presión que le pusieron en sus estudios incluso cuando tenía un par de puntos menos lo perturbó para toda su vida. Ellos hicieron eso, crearon lo que llamaban "una actitud enferma".
Taehyung odiaba que su vida girara en torno a números, que su felicidad dependiera de los números. Los números azules en su libreta, libre de algún error rojo, incluso algunos verdes por el gran desempeño, esos números que de 95/100 no bajaban, qué satisfacción. Los números de su balanza, como bajaban cada semana, primero 100g menos o 500g menos, luego eso se convertían en kilos, 2 kilos, 3 kilos, 4 kilos...
Dependía de esos números por completo.
Hubo un año, cuando cumplió diecinueve, donde estaba decidido, iba a morir por fin. Lo había planeado por meses; todo cabía exacto un sábado de invierno donde salió con la excusa de ir a comer con unos amigos. Tenía su carta de despedida que tan solo tenía agradecimientos a sus padres y algunas cosas que nunca pudo decirles en voz alta, en la parte posterior las cosas que más le gustaban –algunas canciones, libros, series, películas, comidas, todo en un desorden–.
Parado a un lado, apreciaba el río Han, las personas caminaban tranquilas, niños corrían a su alrededor; era hora para su descanso. Sin embargo, algo le impedía.
Se sentó en una banca, leyó su carta y le pareció ridícula. La tiró a la basura; su plan seguía en pie. Trajo un poco de música consigo, se colocó sus auriculares y se recostó en su asiento.
—¿Qué estoy haciendo? —se preguntó, y por primera vez se dio el tiempo de responderse.
Siempre nos preguntamos: "¿Qué hacemos?", y no respondemos, y si lo hacemos es de una manera tan superficial y floja.
"Respiro", respondió. "Respiro, escucho música, vivo", enumeró.
Taehyung tenía la meta de ser alguien grande en su vida, algo que olvidó al estar tan absorbido en preocupaciones cual peso se limitaba al mismo momento de satisfacción que no duraba más que tres segundos y que su mente se esforzaba en exagerar para no soltar que eso era la única felicidad a la que podía acceder.
"¿Qué estoy haciendo?", volvió a preguntarse.
"Estoy viviendo", se respondió. "No es bonito vivir".
¿Pero cuándo lo fue?
Vivió con la idea errónea que la felicidad en la vida se limita a ser feliz por siempre, cada segundo, cada minuto, cada miserable fragmento de su ser debía ser feliz y así alcanzaría la paz.
Pero la paz siempre viene después del tormento.
"No hay arcoíris sin lluvia, qué cliché", pensó.
Desde pequeño le vendieron la idea de que la felicidad es simplemente ser feliz, y aunque suene estúpido, no es así. La felicidad conlleva dolor, tristeza y pena antes, la felicidad no existe por sí sola, tiende a tardar bastante en sentirse y cuando lo sientes, dura poco.
Lo que él quería era calma.
"¿Por qué vivo, entonces?", se preguntó.
La respuesta no es objetiva ni mucho menos.
"¿Lo descubrimos?", se propuso.
Hasta ahora, no ha descubierto su razón para vivir, y es porque no existe. Pero finge ceguera.
La vida es muy corta como para descubrir algo tan complejo como la razón de la vida de un individuo. Qué aburrido es pensar que uno solo viene al mundo para hacer solo una cosa en su vida o distintas cosas en torno a un objetivo; la gente suele tener esa manera de pensar tan simple sobre la vida y él formaba parte de esa gente.
Esa noche no se curó, tampoco dejó de tener ganas de acabar con su vida; no obstante, comenzó su curiosidad por cuestiones que querían hacerlo desaparecer y a la vez, generaban en él ganas de hacer todo.
Buscó ayuda por sí solo. Después de clase, con ayuda de un familiar, buscó ayuda profesional, sus padres se enteraron después de tres semanas, empezó su largo camino en la búsqueda de respuestas inexistentes siendo consciente de eso, pero uno puede estar cerca de una verdad que puede no existir.
Ahora, está bien, y eso es mucho decir. Un empresario con problemas de encontrar el amor es lo que menos esperaba ser a su edad, y eso está bien.
Teniendo a Jungkook en brazos, tan roto y vulnerable, se estremece.
El hombre que se aferra a él está tenso a pesar de haber abierto sus sentimientos hace un rato, sigue temiendo un poco. Tae no iba a obligarlo a que confíe, claro, pero le brinda su apoyo cuanto puede.
Luego aquel abrazo que hizo llorar más a Jungkook, ambos deciden irse a dormir.
Aunque la noche no acaba aquí.
Kim ordena la cama, Jungkook se encuentra en el baño limpiando su rostro; aparece en silencio y se recuesta en una esquina del colchón reduciendo su tamaño, volviéndose ovillo. Taehyung sigue sin decir ni una palabra.
El castaño se echa en la cama, se despide y apaga la lámpara. Se recuesta mirando la espalda de Kook, ninguno puede dormir y Tae es el único consciente de eso.
Tiene dudas sobre el pelinegro, está entre si está llorando en silencio o en serio está durmiendo. De pronto escucha un pequeño y leve sollozo, uno diminuto, que solo se puede percibir al completo silencio. Lo ve removerse en su lugar, dispuesto a irse de la habitación; por eso, Tae pone una mano en su hombro, no hace presión, tan solo la coloca como si lo llamara, el cuerpo del contrario se inmoviliza.
—Jungkook... —nombra Tae cerca suyo con su voz suave, consolándolo.
La mano de Kim se mantiene encima de su hombro, luego viaja hasta su muñeca y vuelve a la parte superior de su brazo. Taehyung se pega a él, solo un poco, da un beso en su hombro por encima de la tela del polo, después rodea a Jungkook en un abrazo tierno y él toma su mano que sigue descansando en su cuerpo y la aprieta contra su pecho, correspondiendo el tacto.
—Puedes llorar —habla bajo cerca de su oído.
Esas palabras le fueron más que suficiente a Jungkook; su cuerpo toma calma, minuto tras minuto. Jeon se da la vuelta y se esconde en el torso de Tae, ahora es él quien abraza al empresario porque se siente protegido, cuidado, no teme.
Al contrario de lo que piensa Jungkook, Tae no está incómodo, sino en calma. Prefiere tenerlo en brazos, acariciando su cabello, abrigándolo con su cuerpo a que Jeon finja que las cosas están bien para él.
—Yo no-
—Sí, calla —contesta Kim, porque Jungkook iba a disculparse—. Aquí estás bien, todo está bien.
—Ahora todo está bien —susurra casi inaudible, un pensamiento que dice en voz alta.
Interpreten esa respuesta como quieran, para Jungkook tiene un significado triste.
...
Llega la mañana con un resplandor que se cuela entre las cortinas cremas y opacas del cuarto, un ambiente tenue decora su habitación. Jungkook, entre sábanas y su recién despertar oye el sonido de la regadera, Versace on the floor sonando en un volumen adecuado para ser cómodo, la voz que puede decir melodiosa y serena de Taehyung, y la llave cerrándose para que así, el sonido de la ducha cese; una mezcla hogareña.
Sus ojos se sienten pesados, obvio por llorar toda la noche. Decide mirar su celular donde marca un poco más de las ocho de la mañana.
Siguiendo en la cama, ve salir a Taehyung de la ducha con su camisa a medio abotonar y cabello mojado mientras continúa tarareando la canción.
Inconscientemente sonríe al verlo, cada vez que ve a Kim lo hace.
—Buenos días —saluda en susurros viendo a Tae peinándose frente al espejo.
—Buen día —saluda Tae observando su reflejo.
Sonríe igual o con mayor nerviosismo que Jungkook, pues al ver al pelinegro echado boca abajo, recién despertando, tan natural y tranquilo le hace poner tímido; su presencia hace que florezcan sentimientos que está comprendiendo en estos pocos días que no es solo atracción.
La personalidad de Jungkook lo ha cautivado desde el comienzo, pero ahora que lo está conociendo, no solo lo ha cautivado, también lo ha hechizado.
—¿Cómo te levantaste? —pregunta Kim, sus mejillas están rojas.
—Como la mierda.
Tae ríe a la par con Jungkook. El pelinegro se acomoda en la cama manteniendo su posición y sin quitar sus ojos de él, no todos los días puede ver a Tae arreglando su vestimenta y recién bañado mientras aplica un poco de corrector en ciertas áreas de su rostro.
—¿Hoy también trabajas? —pregunta Jungkook a lo que Tae asiente—. Es domingo.
—Es una reunión rápida, volveré para almorzar.
—Es domingo... y te levantas tan temprano...
—Así es el trabajo.
—Te están explotando...
—Soy el jefe.
—Eso sonó bien, pero eso quiere decir que te estás explotando, deberías denunciarte.
Tae ríe yendo por una toalla, da una mirada a Jungkook quien se encuentra envuelto entre las mantas observándolo con una sonrisa en el rostro que no se quita desde que lo ha visto.
Entre esas risas tontas, Kim pone la toalla en su cabello para empezar a secarse haciendo presión en su cabeza.
—¡No! —exclama Jungkook. Tae se asusta y voltea sorprendido por lo repentino que fue el grito.
—¡¿Qué pasó?!
—¡No seques tu cabello así que lo vas a maltratar! ¡Usa una secadora mejor!
—Pero... la secadora deja mi cabello como un casco y no me gusta cuando se ve así.
—Es porque no la sabes usar.
La situación es suficiente para que logre despertar por completo a Jungkook quien no duda más y se para de la cama para ir hacia la secadora de cabello que se encuentra en un cajón bajo de su cómoda.
Teniendo la máquina en su mano, va hacia una banca sin respaldo del comedor, la lleva a la habitación, le ordena a Kim que se siente en ella. Va al baño a lavarse la cara y las manos, lleva consigo un par de peines, uno grueso y otro delgado. Al salir del baño ve a Tae sentado en la banca esperándolo, una imagen tierna si le preguntan.
Se pone a sus espaldas, Jungkook empieza a pasar el peine en sus cabellos con suavidad, Tae lo mira desde el reflejo de su espejo. Jeon al alzar logra juntar sus miradas, las tímidas sonrisas de ambos aparecen.
—Solo tienes que saber cómo peinarte mientras secas tu cabello —comenta Kook.
Jeon toma la secadora que ya ha conectado, la enciende y empieza a hacer los primeros mechones con rapidez.
—Eres bueno en esto —dice Tae mirando cómo va quedando una vez que la secadora detiene su ruido.
—Supongo —responde Kook—. Solía vivir con varias personas, algunas hermanas o hermanastras, tenía que peinarlas para que vayan a su colegio.
—¿Y qué pasó con ellas?
—No tengo ni la más remota idea, escapé de ellos a los dieciocho.
—¿No te causa ni un poco de curiosidad?
—No, no quiero volver a ver a mi familia nunca más, o por lo menos a la biológica.
—Comprendo —susurra Kim.
La secadora vuelva a sonar interrumpiendo la conversación que tenían, Kim mira a Jungkook concentrado en sus cabellos, casi terminando el peinado.
—Una vez mi terapeuta me dijo que nuestra familia no está obligada a amarnos, que sólo son un error biológico y que debemos encontrar otra familia que nos quiera —agrega Tae.
—Eso explica muchas cosas —dice mientras peina sus cabellos castaños.
—¿Cómo qué?
—Nunca sentí que mi familia me quisiera, en algún momento fue un problema, pero ahora no. Ya encontré una familia —responde sin parar de peinarlo—, ¿y tú? Por algo te ha dicho eso tú terapeuta.
—Me lo dijo cuando tenía veinte. Creo que hasta ahora tengo un problema con mi familia, en especial con mi madre. Mi padre... Él no era malo, pero su muerte me causó un poco de pena, aunque más estrés.
—No sientes ese vínculo familiar con ellos.
—Sí, es eso.
Jeon decide continuar peinando en silencio, hasta que logra terminar. Deja la secadora a un lado y se concentra en el reflejo de Tae y ordena los cabellos que caen detrás de sus orejas para que no se vean desordenados
—Wow, se ve bien —comenta Tae mirando sus cabellos—. Debes enseñarme a hacer eso.
—Lo haré.
Al ver al empresario acercarse al espejo a ordenar sus mechones que caen en su frente, Jungkook lleva una de sus manos a su cabeza y los desordena un poco. Tae ríe y toma su mano llevándola a que descanse en su hombro.
—Taehyung —dice Kook—. No quiero que me trates diferente por lo que te dije ayer.
—No lo iba a hacer —contesta mostrando una sonrisa a través del espejo.
Agarrando su maleta, ordenando los cabellos que ocultaban su frente, sonriendo hacia Jungkook, el empresario se va.
¿Por qué algo tan simple como las acciones descritas causa una sensación tan magnífica en Jungkook?
No es idiota, no hace rodeos al respecto de la pregunta, Jungkook sabe lo mucho que le está empezando a gustar el empresario. Ya no es él disfrazando sus sentimientos con un "un poco", lo acepta, le gusta el empresario Kim, ¿a quién no? debe ser la verdadera pregunta.
Aunque no hará mucho al respecto. Tiene cierta visión sobre el enamoramiento: se logra con el tiempo y dedicación de ambas personas. Jeon lo que menos tiene es tiempo, solo son dos míseras semanas que quedaran más que cortas para conocer a Tae, es lamentable, porque él pocas veces siente intriga o atracción hacia las personas más allá que el físico; y ahora que lo tiene se trata de su cliente y con un tiempo medido.
No está enamorado, eso es algo que conlleva dedicación, pero podría estar enamorado de Taehyung Kim, porque crear un vínculo amistoso y con tensión romántica no es tan fácil como el entretenimiento lo pinta, se hay que tener suerte. Por algo series, películas o libros tienen como tema principal este tipo de parejas, porque a pesar de ser un "cliché" es muy difícil encontrarlo en la vida real de los mortales como nosotros.
Eso no es todo, sino que, Jungkook al sacar conclusiones apresuradas, no cree que Tae sienta la misma atracción hacia él. Quizá sí física, por dios, sabe que es lindo; pero más allá de cómo se ve, no lo cree. El empresario solo está siendo amable con él, puede que sea coqueto por naturaleza.
¿Lo besaría en los labios?
—No, no lo creo —se contestó.
"¿Por qué no?"
—Porque es un cliente —susurra yendo a la mesa del comedor donde reposa su café.
"¿Y si no lo fuera?"
—No, de igual forma.
"¿Por qué no?"
—Porque...
Se queda sin respuestas a preguntas que su inconsciente formula, pero no por mucho; la respuesta es porque no cree que Tae sienta lo mismo en lo absoluto. Él mismo se percibe y piensa no tener nada fuera de lo común para que Kim quiera acercarse y besarlo o que florezcan en él sentimientos que van más allá al aprecio que se le tiene a una amistad.
Cierto es que leer a Kim no es difícil, o no lo fue en un principio, ¿por qué ahora lo es? Hace unos días juraba que su sonrisa coqueta solo era por la amabilidad natural de la que está hecha su personalidad y en busca de dobles intenciones que aparecerán en unos días; y ahora lo confunde con coqueteos y atracción porque eso es lo que él siente; porque Jungkook Jeon haría esas sonrisas y toques que el castaño hace con normalidad, pero en su caso lo haría con dobles intenciones.
No le gusta pensar en acciones llamándolas dobles intenciones, prefiere decirles simplemente acciones.
Podría hacerlo, tocar su cintura, aumentar los roces atrevidos porque en sus planes no está decirle directamente "Me gustas", actuar es más fácil que lo que conlleva hablar, lo es para él.
Le es difícil pensar en Taehyung como alguien a futuro no porque no lo quiera, sino porque su situación no es la mejor de todas.
Es decir, Tae puede tener a cualquiera a su merced, tener un buen partido con quien salir, cualquiera mejor que Jungkook si hablamos de su estado socioeconómico, por supuesto que no lo miraría de otra manera que no fuera como un atractivo físico. Aunque, Jeon tampoco se ve a sí mismo tan interesante como persona, como repite: alguien fuera de lo común.
—Digo —habla solo sentado en la silla del comedor—, puede tener a cualquiera mejor que un prostituto. Quizá otro empresario, una modelo o algo así, yo qué sé.
Menos mal no está enamorado, sino la sensación que tiene ahora sería mucho peor y eso es mucho decir.
Lo que siente es una mezcla de impotencia por no poder hacer más que coquetear con él –porque le teme a lo que diga o haga Tae– y nervios; a pesar de ser alguien lanzado cuando se trata de coquetear, esta vez es distinto porque siente a Kim diferente a cualquier persona que haya conocido antes.
...
Luego tenemos a Taehyung, quien ha estado tocando sus cabellos cada que puede de forma inconsciente con una sonrisa tonta recordando a Jungkook peinarlo.
¿Cómo se podía ver tan lindo recién despertando?
No obstante, nuestra mente tiende a ver a las personas que nos gustan como lo más bello de este mundo, cuando para otros puede parecer en sus términos "no atractivo" o sin una belleza escandalizadora, por algo se dice que lo hermoso es subjetivo.
¿Pero a quién le interesa lo que los demás piensen sobre la belleza natural de Jungkook?, a Tae no.
Cuando salió del baño y escuchó la voz ronca de Kook, se estremeció. Cuando lo vio sonreír con sus ojos cansados, algo hinchados por llorar, sus labios de un rosado sombrío, mejillas sonrosadas, ojos brillantes, mechones de cabello disparados por todos lados, lo emocionó. Era un desastre digno de ser apreciado y se alegra de ser él quien lo haya visto así, tan real.
En fin, su mente está siendo llenada de los tenues momentos de esta mañana y algunos de la noche anterior donde Kook se permitió mostrarse en su forma más vulnerable.
Siente tanto cuando se trata de Jungkook. Siente tantas ganas de tomar su mano, quiere tomar su mano, besar el dorso de esta, quiere tenerlo cerca en un abrazo o besar su mejilla, ¡sus mejillas! ¡Sus mejillas son tan lindas que-
—Taehyung —llama Jeff sacando al nombrado de sus pensamientos—. Necesitamos saber si estás de acuerdo con eso.
—Perdón —susurra obviando su timidez repentina. En segundos logra recomponerse y mostrar una expresión serena—. Repítelo de nuevo.
—Yoongi ha detenido sus acciones y ha propuesto una reunión para el viernes.
No quiere pensar en trabajo, está saturado de eso desde hace ya tiempo. Estar con Jeon en su carro suena más tentador que lo que está pasando ahora, estar rodeado de las mismas personas que no tienen nada nuevo que decir lo agobia y ahoga en miseria. Jungkook lo hace sentir vivo y constante con sus conversaciones.
—Díganle que la reunión está programada para las ocho de la mañana. Doy por finalizada la reunión —dice Tae.
Luego puede saturarse pensando al respecto de Yoongi y su empresa, ya lo ha hecho bastante y siente estar cerca de una respuesta concreta que no está hecha de puras suposiciones.
Se levanta de su asiento, con rapidez va hacia su oficina donde toma su maleta y casi sale corriendo al ascensor para que Jeff no lo tope. Va hacia su carro que maneja con mejor precisión, se dirige al hotel.
En el no tan largo trayecto decide poner música, la playlist que Jungkook le envió sigue en su celular, decide poner esa.
"Jungkook, Jungkook, Jungkook... Jungkook, Jungkook...": algo que lo ha estado fastidiando por unos días es su gusto y atracción hacia Jungkook Jeon. Supone que es normal teniendo en cuenta lo juntos que han estado, prácticamente conviviendo día a noche, conversaciones casuales, caricias frente al público para fingir que son pareja y demás; pero siendo él mismo quien toma la iniciativa de sus toques en la cintura, mano o rostro, se pregunta si en serio lo hace meramente por temas de "negocios y actuación".
La situación es complicada, sí, ¿ambos lo están viendo más complicado de lo que es? No, decir que están sintiendo más de lo que deberían por algo que inició como una divertida farsa es difícil. Además, Tae no cree que Jungkook haga una distinción siendo un cliente.
Estos dos, al ver lo que el otro es, se resienten pensando que no estarían dispuestos a continuar algo que ni ha empezado, pues solo es un sentimiento de atracción y bastante tensión.
Tae llega al piso tras unos minutos de trayecto. Ignoró a todas las personas en su oficina para llegar a tiempo al hotel.
Una vez dentro, ve a Jungkook frente al espejo en la sala ordenando su cabello suelto hecho mullet, esta vez se ve más ordenado y sereno que la noche anterior. Se acerca a él a paso lento, Jeon ha puesto su mirada hacia el televisor donde pasa un episodio de The Office. El empresario se acerca a él sin llamar su atención; una vez a su lado lo abraza por la cintura y con la misma rapidez lo suelta.
Por la acción, el pelinegro suelta un grito ahogado. Al ver de quién se trata le da un golpe divertido en su hombro y baja su mano acariciando su brazo.
—Cualquiera dice buenas tardes —regaña con una sonrisa, está sonrojado.
Taehyung baja su mirada hacia sus mejillas, decoradas de rubor natural, siente su rostro tornarse igual.
—Y yo no soy cualquiera —contesta con tono divertido.
Jungkook ve diferente a Tae, más feliz.
Por otro lado; hay algo nuevo en Jungkook, piensa Tae; será su peinado o su actitud, pues mantiene el contacto visual haciendo que sea él mismo quien deje de ver las órbitas del pelinegro, se acaba de poner nervioso por su mirada cuando normalmente es al revés.
—¿Nos vamos? —pregunta Jungkook caminando hacia la puerta del cuarto, toca la mano del castaño al pasar, como un roce pasajero que hace más de lo que se piensa lograr.
Justo cuando Tae se siente más cohibido con él es cuando Jeon decide tomar partido en los diminutos toques que hacen que su corazón de un vaivén.
Hace tiempo que Taehyung no siente ni una atracción física por nadie y mucho menos atracción hacia la personalidad de alguien, hace tiempo que el empresario no siente una atracción a alguien de la manera en que Jungkook logra en él. Con tan solo tomarlo un poco de la mano se siente como un adolescente, está grande para esas cosas, pero poco le importa eso.
—¿Vas a quedarte allí parado? —habla Jungkook, tiene su mano en la manija.
—No... es que... estaba pensando.
—Haces eso mucho —bromea Jungkook—, ¿por qué pensarías tan silenciosamente antes de un almuerzo?
"Por ti", dice en su mente y él mismo se sonroja.
—No es nada o puede que sea Yoongi —se defiende.
—Me estoy empezando a poner celoso por ese Yoongi, solo piensas en él.
"Si supieras".
...
El restaurante es menos glamouroso, pero según Tae es uno donde ha comido mejor, Jungkook decide seguir su opinión pues entre los dos, el empresario es el que sabe más de gustos caros.
Se encuentran en un lugar rústico y más "rebelde". La primera planta tenía un bar que era decorado con posters y cuadros de bandas, luces led y las botellas de alcohol bien ordenadas, a un lado se encuentran mesas en fila, cada una con cubiertos y con una estética de los 80'y 90' con un toque moderno.
La segunda planta es más elegante, los cuadros con algunas cosas de colección de distintos artistas siguen allí, cuadros grandes de fotografías artísticas y de colores opacos llaman su atención. Se sientan en una mesa bajo una luz tenue y amarilla, su espacio solo tiene una porta servilletas y no mucho más. La música suena leve, entre una mezcla de música moderna con antigua. Todo esto es tan "Tae", piensa Jungkook.
Ninguno quiere comer platos grandes, así que piden dos bandejas de aperitivos con un par de bebidas sin alcohol.
En el segundo piso donde se encuentran, hay mesas de madera donde cada uno se sienta en una silla diferente, que se pueden mover a donde se quiera. Sin embargo, ellos eligen el sofá donde obligatoriamente se deben sentar uno al costado de otro.
Una vez su pedido es tomado, Tae voltea su cuerpo hacia Jungkook y se recuesta en la pared a la que está próximo, Jungkook lo imita, pero no se recuesta en nada, solo apoya su cabeza en su mano viéndolo con esa mirada tranquila y coqueta que ahora se ha afianzado más. Kim lo nota.
—¿Harás algo en la tarde? —pregunta Kook tras unos segundos de pura sonrisa.
—¿Por qué? ¿Me vas a invitar a una cita?
—Estoy saliendo contigo desde hace una semana —contesta con esa misma sonrisa—. ¡Por el gran precio de-
Tae estalla a carcajadas y lo abraza para que deje de hablar.
—No, pensaba... no sé, ¿tú qué quieres hacer?
—La verdad, quiero quedarme a ver esa serie —contestó Kook recostándose en la mesa, extendió sus brazos en ella—, contigo.
Por supuesto que con él, a pesar de que Tae sabe eso de sobra, siendo más que consciente antes de que dijera que quería ver con él esa serie, Kim se sonroja.
Jungkook está coqueteando con él, ¿lo hace? No sabe, nunca ha sido bueno para percibir esas actitudes. Recién hace unos meses se enteró que un compañero de universidad lo cortejaba con bastante obviedad –según los demás– y fue el único en no enterarse.
Pero esto es coqueteo, ¿cierto? O quizá siempre fue así, Jungkook siempre ha sido feliz y coqueto, sonriente, jugaba con los dedos de sus manos desde el principio; sí, por supuesto.
Jura que siente que su corazón se va a salir de su lugar ahora, se le es difícil mantener el contacto visual con él ¡Cuando se considera muy bueno en intimidar con su mirada y no que lo intimiden!
—Sí... —susurra volteando su cabeza hacia el mesero que llega con ambas bandejas que deja en la mesa—. Me parece un buen plan.
—¿Estás bien, Taehyung? —pregunta Jungkook. Toma una papa frita y come de a poco—. Te veo extraño, como agitado.
—Estoy bien, solo... ¿Hace calor? Sí, ¿cierto? —se defiende con torpeza mientras jala el cuello de su camisa ventilando su torso.
—El aire acondicionado está prendido —observa Kook—, ¿seguro estás bien? Te estás poniendo rojo.
El siguiente acto iba a ser un Taehyung tomando una papa de la fuente para meterlo a la boca, pero la mano de Jeon en su muslo izquierdo hace que la papa vuelva a la fuente y que él se quede paralizado. Sus latidos aumentaron el ritmo, ¿se puede sufrir un ataque por esto?
—Toma —dice Jungkook acercándole las bebidas que el mozo dejó en la mesa, ¿cuándo trajo las bebidas si solo vio comida?
La mano de Jungkook seguía en el mismo lugar, Tae toma la bebida por el popote, la temperatura de su rostro empieza a descender.
—¿Quieres volver al hotel mejor? —pregunta Jungkook con más preocupación de la que pensaba usar.
—No, no, solo pensaba sobre-
—Yoongi —completa Jeon—, estás almorzando, Tae. Deja el tema un rato, mira cómo te has puesto. Parecía que te ibas a desmayar.
¿Cómo podía responder a eso?, el empresario ríe.
Taehyung es bueno en coquetear, su mirada serena, ojos dominantes o sumisos que logra con facilidad, los roces delicados, directos y largos que hace, las palabras, las conversaciones, una que otra indirecta; es un maestro del cortejo. Irónico es que él no sepa responder adecuadamente cuando alguien lo hace consigo.
Aunque, en algunos casos sabe responder, esta es la primera vez que se pone tan nervioso. Normalmente se limita a un sonrojo de su parte, un pequeño tartamudeo, a lo mucho un estremecimiento. Pero ¿Hiperventilación? No, su corazón sigue disparado.
—Tienes razón —habla Tae, por fin—. En otro tema, ¿has logrado saber algo de Nam y Jin?
—Para nuestra desgracia, no. Creo que han terminado.
—¿Por qué crees eso?
—Porque no he visto a Namjoon por el hotel, solo al mismo botones que sigue en el ascensor como si nos esperara.
—¿Seremos su entretenimiento como lo es Nam y Jin para nosotros?
—Lo más seguro es que sí.
Entre risas terminaron las dos bandejas de aperitivos variados. Dejaron buena cantidad de sus bebidas para el final y las hicieron durar mientras conversaban y reían.
Por parte del pelinegro, cree ser bastante obvio con sus acciones y que Taehyung es o bastante tonto o solo ignora su coqueteo. Cada que puede, Jungkook toma su mano, usa cualquier excusa para acercar sus dedos a los del empresario, posa su mano en su muslo, luego ordena sus cabellos con la excusa de que "no quiere que el peinado que te hice se pierda".
Y su sentimiento al respecto de la –no– reacción del castaño es contradictorio; se dijo que si este no respondía de alguna manera no iba a molestarse, se conforma con estar cerca y tener cierta cantidad de atención de Kim. El caso es que no se siente como lo esperaba: se siente irritado, algo molesto y un poco avergonzado. Sin embargo, Tae no quita su mano ni lo aleja, al contrario, si compara la distancia en la que estaban al inicio con la de ahora, hay una notable diferencia. Pero Kook no quiere ese tipo de respuestas, quiere que Taehyung sea directo, quiere que le pregunte: "¿Acaso me estás coqueteando, Jungkook?" para ser él quien se sonroje entonces.
No, no quería eso exactamente, sino quería sentirse correspondido.
—Me gusta cómo te queda esa camisa —halaga Tae cuando van en camino hacia la salida del restaurante una vez pagado los servicios—. La seda azul te acentúa bastante.
¿Esto cuenta cómo coqueteo o solo está siendo amable? ¿Se puede ser ambos?
—Gracias —susurra Jungkook con una sonrisa mientras se atreve a meter su mano en los bolsillos de los pantalones anchos de Tae y la otra sostiene la otra parte de su cadera.
Nota, por el amor de dios, lo jura por todo lo que ama, jura que escuchó la respiración de Tae detenerse, jura que el empresario se le olvidó respirar.
—Listo —dice Jungkook teniendo en las manos la llave del auto—. Yo conduzco.
—S-sí... —contesta Tae deteniéndose unos pasos antes sin apartar su mirada.
Este hombre terminaría matando a Taehyung al final del día si sigue así.
...
Tae piensa: "Quizá siempre ha sido coqueto, solo que recién me doy cuenta porque ya tenemos un poco de confianza y me está empezando a atraer más que antes".
Puede ser cierto, las personas tendemos a confundir amabilidad con coqueteo y para no aburrirlos con una explicación psicológica lo resumiré en: Nuestra mente ve lo que quiere ver.
La interpretación es subjetiva cuando no hay un tema claro o acciones con significados universales, por eso las personas suelen confundir amabilidad con coqueteo porque el coqueto se puede esconder en actitudes amables algunas veces. Lo sé, somos complicados.
¿Por qué Rue y Jules están en una estación de tren? Tae dejó de prestar atención a la serie desde que Jungkook tomó la libertad de echarse en su regazo. Continúa en una lucha con su propia mano que quiere ir a acariciar sus cabellos negros, desordenarlos, hacer que esa coleta desaparezca y tomar de excusa sus torpes movimiento de dedos que hizo que su cabello se soltara, porque como le gusta verlo con el cabello suelto y desordenado.
Volvió a prestar atención cuando suena música proveniente de la televisión, y así termina la serie.
Ambos se quedan perplejos, uno por la serie y otro porque es consciente que el contrario lo mira atento.
—Final inesperado —comenta Jungkook.
"No mires abajo, no mires abajo", se dice Tae, no era tan idiota cuando le coqueteaban, ¿por qué ahora sí?
Jeon recuesta su cabeza encima de sus piernas, voltea a ver su barbilla pues el empresario sigue viendo a la televisión tomando de excusa buscar alguna película o quién sabe qué.
—Sí, la segunda temporada sale en febrero.
Dicho eso, Jungkook toma la iniciativa y empieza a poner sus manos en su torso, plancha la tela de su camisa con las mismas.
Taehyung se cansa de no hacer nada al respecto, entonces toma su mano con esa suavidad característica de él y la entrelaza con la suya; la mente y alma de Jungkook se encuentran de fiesta.
Lo logró, o eso cree. Que Tae por fin reaccione de algún modo, que vuelva a mostrarle esa sonrisa detonante de calma y picardía, con su voz suave que se siente digno de escuchar más ese roce de su mano tibia le emociona, se estremece, sonríe y se sonroja.
—¿Tienes alguna reunión aburrida? —pregunta Jungkook con suavidad, casi en susurros y con una voz que tiene la suficiente seducción para que no sea tan obvio.
"Gracias Marilyn Monroe", piensa Kook.
—Nada de nada —susurra con esa misma entonación Taehyung.
"Si lo beso ¿Se molestará?", se pregunta Tae, sigue temiendo hacerlo o no por la regla de oro de Jungkook. "No, mejor no".
—¿Y qué hacemos entonces? —dice Jeon.
"Bésalo, bésalo, bésalo", su subconsciente no deja de hostigar al empresario.
—¿Qué te gustaría hacer? —pregunta él, Jungkook sonríe.
"¿Qué piensa? ¿Por qué sonríe?", se cuestiona el empresario.
—¿Salimos? Quizá a pasear con el auto a algún lado.
Sus manos siguen en juntas, Tae las apoya encima de su torso, ya no le importa que Jungkook escuche los latidos de su corazón que deja en descubierto su nerviosismo al mantener el contacto visual y físico.
—Vamos entonces —habla Taehyung.
Acto seguido se levantan y van a pasear hasta un poco más de las once de la noche. Su tiempo juntos se reúne en una competencia de "quien se sonroja primero pierde", no saben quién perdió.
Cuando vuelven al hotel, le dan la llave a uno de los asistentes para que guarde el auto. Entran a la recepción riendo entre sus conversaciones y chistes que solo ellos entienden, Tae por la comodidad que sintió desde que subió al auto, sujeta el brazo de Jungkook como antes este último nombrado hacía con él días atrás.
Salen de su mundo cuando antes de ir hacia el ascensor, encuentran en la misma posición que ellos –el de estar con los brazos entrelazados– a Nam y Jin, quien efectivamente es el Jin asistente de imagen que conocieron.
Jungkook no evita mostrarse sorprendido, voltea a ver de esa manera al empresario quien está con los ojos bien abiertos.
—Están... —susurra Tae.
—Felices —completa Jungkook.
La pareja se encuentra hablando entre sonrisas junto a Julia, ellos no han notado la presencia de los otros dos. Entonces, Tae idea un plan.
—Finge caminar por allí, yo finjo recién volver del trabajo, ¿entendido? —dice Tae.
—Entendido —susurra Jungkook.
El plan es puesto en marcha, Kim se separa del hombre que le hace acelerar su corazón y sale del hotel rápido. Jeon camina por la recepción, fingiendo ver los cuadros, la lámpara, rodeando los sofás y de pronto se choca con una pareja de viejos a propósito.
—Perdón, mi error —se disculpa Jeon, los señores asienten y se van. Suficiente para que los tres en su mira lo vean.
—¿Jungkook? —pregunta Nam.
"Listo"
—Oh, Namjoon, ¡Julia! —exclama con sorpresa fingida—. Un gusto verlos.
El pelinegro hace una reverencia rápida hacia ambos y hacia Jin igual.
—Yo te conozco —susurra Jin, ahora está abrazando a Nam por la cintura—. Tú has venido a mi tienda con Kim, ¿verdad?
—¡Sí! Pensé que estaba viendo mal, recordaba haberlo visto —comenta Jungkook, los otros tres sonríen.
Conversan unos segundos, Jungkook voltea hacia su entrada y justo Tae entra por la recepción.
—Hablando de él, ya llegó —interrumpe Kook, alza la mano y el castaño se acerca con una sonrisa.
Saluda a todos, habla un rato con Jin porque es la primera vez que lo ve en persona como "el novio de Namjoon", ya no como "Jin Kim, el de la tienda".
—Hablábamos de ti, cariño —dice Jungkook pasando su mano por su cintura y lo acerca a él con nula brusquedad.
—¿De mí? Qué aburrido —bromea Tae.
—Bueno, también Nam me estaba por decirte algo —interviene Julia con una sonrisa—, y ya que están ambos aquí...
Julia toma la mano de Jin, como un gesto de amabilidad entre ambos, se ven más cercanos que Nam y ella, como un vínculo de amistad más fuerte. Namjoon se sonroja y sonríe, se pone cabizbajo y vuelve su sonrisa a Jin; gran cambio a días anteriores para Jungkook quien estuvo tan pendiente de sus actitudes y mal humor.
—Lo que iba a decir es que... ah... —murmura Nam, se pone rojo hasta las orejas—. Jin me ha propuesto matrimonio.
Como un balde de agua fría para ambos, como un repentino trueno, como cuando su canción favorita suena en la radio sabiendo que las posibilidades son de una en diez mil: así se sienten Tae y Kook al escuchar la noticia.
—Oh por dios... —susurra Jungkook, se sonroja igual. Mira a Tae y está con la misma expresión que él—. ¡Felicidades! —exclama tartamudeando.
Jeon se separa de Tae y abraza a ambos sin aviso, la emoción lo embarga. Kim ríe porque no se había dado cuenta que contenía su respiración, luego de que el pelinegro los abraza, él también lo hace. Julia se ve más feliz que al principio. Los otros dos siguen procesando la información.
—Fue una gran sorpresa para mí también —comenta Namjoon—, y un gran alivio.
—Creo que fui un poco cruel con él, pero todo era parte de mi sorpresa.
Tras largos minutos, los comprometidos explican cómo fue todo, mayormente Jin quien estuvo en un punto de vista más amplio sobre lo que pasó. Eso es que Jin al "ignorar" a Nam, planeaba cada minúscula acción sobre su propuesta de matrimonio, sentía que si lo veía pronto no iba a poder guardar el secreto e iba a tirar su esfuerzo al tacho.
Lo bueno es que ahora son una pareja feliz, Tae fue invitado a la boda y sorpresivamente Jungkook también. Aunque solo fue sorpresa para Jungkook, los demás lo tomaron muy normal. Recordemos que los tres a su alrededor son los únicos conscientes sobre su verdadero oficio.
—Cierto, Julia —dice Nam—, lamento decirte que no podremos ir a esa pasarela, en serio tenía muchas ganas, pero hemos quedado con un planificador de bodas y es el único día que tiene disponible para apartar la fecha lo más antes posible.
—¿Es el señor de la tele? —pregunta Julia a Jin, este asiente—. ¡No se disculpen! ¡Es un milagro que esté desocupado! —exclama ansiosa—, pero al menos vengan al after party, será a las doce hasta que salga el sol.
La feliz pareja asiente y luego se retira despidiéndose de todos, se suben a un ascensor y desaparecen de su vista.
Por otro lado, Jungkook no deja de pensar en la palabra "pasarela", ¿de qué tipo era? ¿Qué función iban a cumplir o solo eran invitados? ¿De qué marca se trata?, cómo ama ese mundo.
—Qué lindos se ven juntos —comenta Julia sobre los recién comprometidos—, la verdad, si ellos terminaban yo iba a dejar de creer en el amor. Menos mal solo fue parte del plan románticamente macabro de Jin.
Los otros dos ríen y asienten a lo que dicen.
—Y viendo esto... ¿Quieren la invitación? —pregunta ella con un poco de timidez.
Los ojos de Jungkook se abren por completo por unos segundos, brillan por la propuesta, mira hacia los lados del cuerpo de la señorita como si fuera a encontrar una especie de boletos para la pasarela.
Taehyung no es fan de estas reuniones, no es fan de nada porque no le ha dado la suficiente oportunidad a algo para que se convierta en un gusto, excepto su amor por la cinematografía desde niño. No le interesa mucho esas reuniones, no se moría por ir a uno, pero no es de despreciar las cosas tampoco; las nuevas experiencias siempre son bienvenidas.
Voltea a ver a Jungkook quien sostiene esa mirada brillante y asombrada, sus mejillas rosas y se relame los labios con nervios.
—Sería un gusto —responde Tae porque sabe que Jeon no lo iba a hacer—. ¿Te parece, Jungkook, cariño?
—S-sí, sí, sería un gran honor —trata de hablar Jungkook, se aferra al brazo de Tae y asiente hacia Julia.
—Entonces así será —habla Julia con una sonrisa—. Ordenaré que los pongan en lista. Es para el miércoles, empezaremos a recibir a las personas desde las cuatro, todo empieza a las seis y cierra a las siete y media. De sobra les digo que también están invitados al after party.
Como si de un acto sagrado se tratara, Jungkook ve a Julia como un ángel pelirrojo bien vestido.
Su corazón está exaltado, no por Tae, sino por la pasarela. De todas las cosas que pensaba hacer en su estadía junto al empresario, no se le cruzó por la cabeza presenciar una pasarela, en su vida pensó en presenciar alguna.
Minutos después la pareja se despide de Julia y van hacia el ascensor donde los espera el mismo botones de siempre.
Tae observa a Kook desde que se han despedido de Julia, sonríe por su actitud tan extrañamente sorprendida.
—¿Te gusta ese mundo? —pregunta Tae segundos después.
—Me encanta —responde Jungkook, se tranquiliza más, asimila todas las cosas que acaban de pasar.
—Recuerdo que me dijiste que no tenías ningún hobbie.
—Y yo recuerdo que te mentí al respecto porque no había mucha confianza —dice con gracia, Tae ríe—. Tengo un par, o tres.
—Me lo suponía con lo de esta mañana.
Llegan a su piso, se despiden del botones para satisfacer su novela.
Ninguno se demora en seguir el tema, en especial Tae quien pregunta al respecto y le hace feliz escuchar a Jungkook explayarse tanto en cómo le explica acerca de las prendas que hace, cómo empezó a hacerlas, lo que más orgullo le da haber creado, lo que menos le gustó. Le habla sobre diseñadores, de porqué Dior es mejor que Versace y la decadencia de esta última marca.
Al empresario esta acción le atrae mucho más, incluso deja de pensar en besarlo porque eso significa que Jungkook deje de hablar y eso es lo que no quiere. Se van a la pequeña "cocina" del piso, esta solo se compone de un lavabo, una hornilla eléctrica y un par de cajones a los costados.
—Te gusta mucho y sabes mucho —comenta Tae mientras el otro toma un vaso de agua.
—Cuando algo te gusta, no es trabajo buscar más al respecto.
—Ahora comprendo tu emoción un poco más. —Se voltea y apoya su cuerpo en el mostrador a un costado del lavabo mientras espera que Jungkook termine su vaso de agua.
—Sí, seguro vamos a ver a los demás invitados vistiendo cosas tan bien pen- ¡La ropa! —exclama con sorpresa.
—¿Qué tiene? —dice restándole importancia.
—¿Acaso vas a ir con la misma ropa que usas todos los días? —pregunta Jungkook, se para a un costado de Tae y lava su vaso con rapidez.
—Pues....
—No respondas.
Jungkook voltea hacia él, sus cuerpos quedan casi pegados. Por fin, Kim ni se inmuta, ha concluido que eso solo logra que el contacto entre ambos dure menos. Así que, se mantiene en su sitio, sonríe hacia el pelinegro que posa sus manos en su torso y ordena el cuello de su camisa obviando que en solo unos minutos el empresario se va a deshacer de ella para ponerse el pijama.
—Te vistes bien y todo, pero esta es una ocasión importante —comenta Jungkook, sus manos viajan a su cabello, ordenándolos.
—¿Qué propones?
—Que mañana vayamos de compras, debes causar más impacto de lo que acostumbras.
—Pero no soy un modelo.
—No, pero imagina esto —dice Jungkook, toma su rostro con ambas manos y lo mira a los ojos. En este caso, Tae no pudo evitar sentir nervios—: Todos mirándote porque te vistes y te ves mejor que cualquier modelo que se vaya a presentar, las personas preguntando por ti porque eres lo más atractivo en esa velada.
La idea no tentaría tanto a Taehyung si fuera dicha por cualquier otra persona; no es fan de ser el centro de atención, pero por la manera en que Jungkook lo dice, enfatizando y dramatizando cada palabra que salga de su boca, le gusta y anhela.
—Me gusta —susurra Tae, ve la sonrisa de Jungkook por eso.
—Listo, mañana no trabajas —dice Jungkook, se separa de él—. Qué irónico, hoy domingo trabajaste y mañana, lunes, no lo harás. Quién le entiende, señor Kim.
—No me digas así —habla Tae con picardía, sosteniendo la mano de Jungkook y con su natural seductora sonrisa.
—Tu culpa. Cuando te pregunté tu edad me dijiste que tenías cuarenta y nueve.
—¡Yo debería ofenderme! —exclama sin levantar tanto la voz, solo bromeando y con sus extremidades levemente alzadas—, ¡¿en serio pensaste que tenía cuarenta y nueve?! ¡¿Acaso me veo a punto de morir?!
—¡No! —responde Jungkook entre risas yendo hacia él para sostener sus brazos que se han alzado a los costados. Kim se apresura a tomar sus manos—. Es que el mundo es extraño. Un día vi en internet que una señora de sesenta y nueve parecía de treinta y cinco a base de operaciones, déjame tener el beneficio de la duda.
—Solo porque eres tú lo dejaré pasar. —La sonrisa de Tae continua, suelta las manos de Jeon deslizando las suyas en su piel.
—¿Y si no fuera yo?
—Te trataría de quitar la empresa.
—Ja, ja, chistoso —dice sarcásticamente.
Segundos después y entre risas, Jungkook voltea para seguir su camino, de pronto, es atacado por Kim en un abrazo y cosquillas. Se ve obligado a arrodillarse en el suelo sin parar de soltar carcajadas mientras los dedos de Taehyung tocan su cintura con delicadeza.
—¡Perdón! ¡Perdón! —exclama Jungkook entre carcajadas, está tirado en el suelo sin parar de reír—. ¡No es mi culpa que tus chistes sean malos!
—¡Te pensaba perdonar!
Siguen riendo en el piso, a Jungkook le falta el aire de tantas carcajadas al igual que Tae quien se acomoda encima de su regazo. No duran mucho las cosquillas, Tae se detiene y lo observa recuperar el aire con su rostro rojo y sus prendas desordenadas.
Ambos están agitados, siguen soltando pequeñas carcajadas por la situación e ignoran que prácticamente uno está encima del otro.
Jeon, no sabe por qué o si fue algún instinto o su mente que dejó de lado acciones sensatas, pero sus manos fueron a las caderas del empresario mientras él mismo recuperaba su respiración después de tanto reír. Sus manos subieron hasta su torso.
Cuando se da cuenta de lo que hace, Jungkook no para, solo se sienta en el piso y lleva sus manos a los cabellos castaños de nuevo. Tae no ha quitado su tenue sonrisa, sus mejillas rosadas se mantienen por la agitación o por la cercanía que Jeon ha tomado con él.
Ahora mismo, a Taehyung no le importa estar sentado en el regazo de Jungkook, no le parece preocupante ni le genera algún sentimiento desventajoso, solo quiere seguir esa tensión romántica que han creado.
—Igual no estuvo tan malo el chiste —susurra Jungkook. Tae reprime su sonrisa.
—Vamos a dormir...
Tae se incorpora, desde allí le ofrece a Jeon su mano quien la toma para pararse, sus cuerpos quedan juntos por unos segundos y esas sonrisas de bobos en camino a enamorarse se mantienen hasta que caen en sueños minutos después.
...
Cuando Tae despierta, lo primero que ve es Jungkook, costumbre de estos días. El pelinegro parece un ovillo envuelto en tantas sábanas, está pegado a su cuerpo, se aferra a las mantas.
Kim iba a moverse para levantarse de la cama, se cuestiona unos segundos y decide quedarse un rato más en cama. Piensa en abrazar a Jungkook y con solo tener esa vaga idea en su mente le hace sentir nervioso, tanto que su rostro se torna rojo. Pone su brazo encima del pelinegro, luego lo retira con la misma rapidez. Se pregunta si está bien hacerlo sabiendo que Jungkook sigue dormido, pensando que cuando este se despierte pueda sentirse incómodo por el tacto.
Anhela abrazarlo y no sabe por qué con exactitud, pero quiere tenerlo en sus brazos mientras siguen durmiendo. Jeon permanece dormido, para él nada ocurre más que sus propios sueños. Taehyung vuelve a colocar su mano en el brazo del otro, este se remueve un poco y se esconde entre las sábanas a la par que pega su cabeza al torso del empresario quien no puede controlar sus latidos y deja de respirar por un momento.
Entonces, con lentitud, Kim decide abrazarlo, coloca su mano en su espalda por encima de la tela de su camisa de vestir, relaja sus músculos antes tensionados por el nuevo tacto que están formando, y así vuelve a dormir mientras juega con los cabellos negros en sus dedos.
—No te muevas —susurra Jungkook cuando Tae se empieza a acomodar—. Así está bien.
—¿Te gusta? —murmura, sus labios encima de los mechones negros.
—¿Qué me abraces? —Tae afirma—. Sí.
Así se quedan por un par de horas. Despiertan a las nueve, milagrosamente Jungkook primero, se levanta de la cama, va al baño, se cambia de ropa y ordena desayuno mientras deja al empresario dormir de largo, se nota que está bastante cansado después de una semana laboriosa y ocupada.
Sonríe al verlo dormir, sonríe siempre que lo ve y ya sabe por qué, es bueno saberlo, se siente bien ser consciente de eso, nunca se ha sentido tan bien saber que es él quien le gusta.
Minutos después, un mayordomo toca la puerta. Cuando Jeon lo deja pasar, deja los platos en el comedor y se va. Entonces, Jungkook se dirige a la habitación para despertar a Kim quien se aferra a una almohada al dormir. Se ve en calma, Jeon se arrodilla frente a su rostro y da un par de palmadas a su brazo. Con su mano libre, despeina los cabellos castaños más de lo que ya están.
—Taehyung —llama con su voz suave—. El desayuno ya vino.
—¿Pediste tú?
—No, Yoongi —contesta sarcásticamente sin alzar su voz—. Por supuesto que yo, ¿quién más?
Ve que el empresario forma una sonrisa, sus ojos siguen cerrados, pero no por mucho; estos se abren poco a poco, mira así a Jungkook, entrecerrando sus ojos marrones que lo miran solo a él, lleva su mano hacia los cabellos negros y ordenados del contrario para despeinarlo logrando que mechones salten por su frente y al lado de sus orejas.
—¿Qué has pedido?
—Un par de extractos, uno de frutos rojos para ti y uno verde para mi. También un sándwich de pollo para cada uno.
—Suena rico.
—También se ve.
Sin más que conversar, Tae se estira en la cama y va al baño a lavarse la cara, sale al comedor donde ve a Jungkook sentado sin comer por esperarlo. Así, pasan alrededor de una hora conversando mientras toman el desayuno.
Mientras, en la empresa del castaño: Jeff está con los nervios al límite.
Lo único que recibió de Tae fue un mensaje de la noche anterior que decía "Mañana me tomaré el día libre". Le timbró toda la noche y no le contestó por nada. Pensaba en ir a su hotel, pero creyó que era una actitud que una pareja tóxica tiene con su novio y eso le pareció muy gay, prefirió no hacerlo.
No es que Jeff sea homofóbico, al final su jefe también es un poco gay –Taehyung–, "pero..."
Con eso les digo todo.
No hizo más que sentarse a seguir con el horario de trabajo, y tampoco es que haya tanto, la mayoría de trabajo está programado para marzo y abril pues después de fiestas navideñas y año nuevo, los negocios en la empresa tienden a bajar y esperar, nunca ha sido un problema, solo que Yoongi lo es.
Pero eso qué nos interesa. Aquí lo que importa es que Tae está emocionado –sí, feliz y por fin emocionado– por ir de compras.
A decir verdad, él suele hacer la compra de sus prendas por línea. A no ser que sea algo de mucha importancia, en esos casos sí va presencialmente a ver qué comprar. Luego, solo entra en alguna página de ropa de ciertas marcas, algo le gusta, lo añade al carrito y listo. Hace mucho no va a comprarse ropa por sí mismo.
—Debes tener una idea de qué llevar —dice Jungkook sentado en la cama mientras Tae se cambia en el baño—. Y debes tener dos atuendos, uno para la pasarela, otro para la fiesta.
—Ilumíname.
—En la pasarela debe ser algo elegante, y tienes una figura bastante apreciable, deberías llevar algo pegado.
—No suelo usar cosas pegadas.
—Deberías.
Y después de unos minutos, dieron inicio a su paseo.
Jungkook lleva a Tae por todas las tiendas que vea imaginándolo puesto con cualquier cosa que vea en las estanterías, Kim lo sigue con una sonrisa porque confía en su perspectiva. Los reciben a ambos muy bien, porque como dijo antes el empresario "ellos solo tratan bien al dinero".
Jeon lleva un buen número de ropas a los probadores, entre pantalones y camisas, polos pegados, casacas, pantalones ajustados y otros sueltos, más muchos accesorios que Tae se vio más interesado en elegir.
Se divirtieron mucho en las tres tiendas que fueron, aunque ninguna les convenció hasta ahora, que es la tercera.
Taehyung nunca en su vida ha llevado un croptop, nunca, y no sabe por qué. Ahora, viéndose en el espejo con ese polo pegado y negro que llega un poco más arriba de su ombligo y se extiende con su cuello de tortuga, se pregunta por qué no ha usado algo así antes en otro tipo de reuniones. A su costado vio un abrigo de cuero rojo que se puso encima. También, lleva unos pantalones negros de cuerina ceñidos a sus piernas junto a un par de zapatos elegantes de tacón de cinco centímetros.
Él mismo se sorprende al verse, esto sale mucho de su zona de confort que conlleva camisas de cuello v y ceñidas a la cintura con sus pantalones holgados, su apariencia formal. Es más juvenil, cree, igual está imitando lo que ha visto en una revista hace unos minutos y no se tenía tanta fe de que le quede bien. Se separa del espejo para verse con amplitud y también se observa a través de los espejos que hay alrededor de la sala en la que se encuentra que logran resaltar cada ángulo de su cuerpo.
—Tae, traje esto también —dice de pronto Kook entrando al probador con un par de camisas en sus brazos.
Gran sorpresa es verlo para Jeon también, se paraliza unos instantes frente a él, solo suspira cuando lo ve y sin apartar su vista deja las camisas en un asiento al costado, planea dejarlas olvidadas porque ese atuendo es el esencial para él.
—¿Te gusta? —pregunta Tae observándolo tan solo un segundo para volver su mirada hacia su propio reflejo. Se siente cohibido, por supuesto.
Extiende sus manos por su cintura, plancha las prendas –como si fuera necesario–, observa cada parte de esta y se siente cómodo a pesar de no ser algo a lo que esté acostumbrado a llevar encima.
—Creo que es algo nuevo en mí —comenta Kim ya que Jungkook aún no le responde.
Jeon se limita a seguir con esa expresión sorprendida a un lado, no aparta la mirada de él, camina hasta llegar a sus espaldas. Taehyung lo mira ansioso por el reflejo y se sonroja por la manera en que no quita los ojos de él.
—Te ves... —susurra Jungkook con una sonrisa—. ¡Espera! —exclama de pronto y sale del probador.
El castaño voltea recién hacia la puerta por donde Kook había salido, mira con curiosidad y empieza a sentirse nervioso. Después, Jungkook llega con un collar en sus manos, Tae lo mira con esa misma curiosidad que ha sostenido.
Jungkook se pone detrás de Tae y pasa el collar por su cuello dándole visión al espejo frente a él.
—Entonces esto llevaré —susurra Tae con una sonrisa que Jungkook comparte.
—Si no lo haces te voy a odiar.
Si esto se hubiera puesto hace diez años, Tae estaría asqueado por verse tan femenino; algo que, a estas alturas de su madurez, no le importa.
Una vez el collar colocado, Jungkook se aleja, Tae acaricia la joya y voltea hacia el pelinegro quien mantiene su sonrisa.
—Ahora... —susurra Jungkook mirando a sus ojos, pone sus manos encima de su torso, ordenando los dobleces que se formaron en la tela y acomodando su casaca—, solo falta lo que llevarás para la fiesta.
—Creo que es algo más simple.
—Sí, algo más cómodo quizá.
Se mantienen en esa posición, cerca, sonriendo, creando una tensión que solo ellos pueden crear.
—Te ves bien, mejor que otros días —halaga Jungkook—, eso es decir mucho.
Tae lo quiere besar, ahora mismo, tomar su rostro y darle un beso. Es que, es la situación perfecta según él: Jungkook está cerca, sonriente, halagando su apariencia con descaro, ambos prácticamente coqueteando el uno al otro, no hay nadie más que ellos y la típica música de centro comercial que es una mezcla de jazz y soul suena lejana.
Pensándolo mejor, el empresario no lo hace. Piensa que, si confía, pueden presentarse mejores situaciones en un futuro que un probador de una tienda cara.
Lo que él no sabe es que Jungkook tiene la misma idea en mente, la de besarlo. Sin embargo, lo que detiene a Jeon a disminuir la distancia entre él y Kim es que está más que confundido respecto a Taehyung. Siente que no lo ve como él mismo lo ve, de una manera romántica, deseándolo.
...
Taehyung Kim ha tenido problemas en sus relaciones y todas tienen un mismo patrón: la poca comunicación y el aburrimiento.
Si lo piensa, nunca se había dado el tiempo de formar un vínculo afectivo con sus parejas, había muy poco romance, incluso en el sexo la pasión que existía se limitaba a alcanzar el líbido suyo y de la otra persona.
Recuerda tener varias peleas con algunas de sus parejas que le exigían que sea más comunicativo, que ellos solo sentían que eran pareja en público y no en privado. Tae no podía defenderse, era verdad y lo sabía muy bien.
No tiene algún momento memorable en sus relaciones. Confirma que dependían más de cómo los demás los veían y decían: "Se ven tan bien juntos". Por supuesto, se veían muy bien juntos, pero no por eso era verdad. Él y sus parejas tendían a verse como dos personas de una revista de perfume, su tensión se limitaba a una foto, algo de un segundo.
En su adolescencia recuerda sentir su corazón acelerarse cuando la persona que le solía gustar pasaba por su costado o le hablaba, y comparando esto con sus relaciones amorosas, su adolescencia gana por la mayor emoción que alberga y recuerda.
Tuvo problemas para saber si el problema era él y no su novio o novia, con terapia y tiempo a solas concluyó que el problema era ambos. Nunca tuvo una verdadera responsabilidad afectiva con alguien, incluso cuando él lo intentaba, no sentía esa conexión natural con nadie como para que la relación valga la pena, nadie le atraía lo suficiente y no podía corresponder al amor que ellos le mostraban.
Se rindió en buscar a su persona especial desde hace más de un año luego de su relativamente desastrosa ruptura con su novia alias "señorita de los tacones rojos'' –siempre que iban a algún lugar elegante llevaba zapatos rojos–. No es completamente su culpa, ella era muy tierna, bella y graciosa, aunque más seria. Sus intereses –tan diferentes que no resultaban compatibles– no eran ni un poco curiosos para Taehyung y viceversa. Recuerda reírse junto a ella, por su puesto, cuando veían alguna película o iban de paseo, pero el nivel de su agrado era como el que un buen amigo tiene al otro.
Un día, donde volvían de una reunión de trabajo donde ambos estaban ofreciendo sus servicios, ella subió a la limusina junto a él, hablaron sobre el caso del cliente y demás. Pronto, ella quiso tomar su mano y Tae la recibió, pero el momento fue tan incómodo para ambos que hasta el chofer notaba que solo estaban fingiendo. La tensión existía, pero no la romántica.
Llegaron al cuarto de hotel donde se hospedaban –no era tan lujoso como donde se hospeda ahora–, ella le preguntó si estaba engañándole porque sentía que era así por su mirada y la manera en que respondía a sus gestos.
—Por supuesto que no lo hago —respondió Tae al ver que ella parecía llorar.
—Entonces, ¿por qué estás tan lejano? Hablas menos, casi ni me tocas. ¡No nos hablaríamos si no fuera porque yo lo hago primero!
Y todo era verdad y cuando se lo gritó, Taehyung recién comprendió. Él había dejado de aportar algo a esa relación, como solía pasar.
Por alguna razón, Kim trató de defender que no era así, que podía demostrarle en los siguientes meses que él sí estaba igual de interesado que ella en seguir con lo que tienen. Pero ella dijo:
—Entonces di que me amas. Llevamos un año de relación, Taehyung, un año. Cuando por primera vez te lo dije y no me respondiste, no le tomé importancia porque pensé que demorarías quizá un par de meses más en ser capaz de decirlo, o por lo menos un "yo igual", pero ni eso, ¿cuándo me has dicho que me quieres?
"¿La quiero?", se preguntó. Su mirada, su posición, su rostro, sus tartamudeos delataban a Tae, ella pareció asustada al respecto, como si le hubieran dado una horrible noticia que la había dejado en shock.
—No puedo sostener todo sola.
Eso fue lo último que dijo y se fue de la habitación, Taehyung no la detuvo y en ningún momento pensó en hacerlo.
Días después hablaron al respecto más tranquilos y oficializaron entre ellos el desenlace de su relación que fue más pesado de llevar para ella. Kim siguió su vida pensando acerca de sus sentimientos respecto a las parejas que ha tenido a lo largo de su vida y por qué nunca ha sentido que fuera algo tan maravilloso como veía en las películas.
Siempre se consideró un romántico, ama las películas de romance, los libros o series. Las escenas de Orgullo y Prejuicio llenas de romance siempre le emocionan, es un romántico de clóset, pero ¿Por qué cuando ocurría en su vida no sentía nada?
Recuerda anhelar entre lágrimas después de ver "Historia de amor" querer amar de esa manera. Sin embargo, cuando algo "romántico" le pasaba, se alejaba, incluso sentía pena ajena, vergüenza y se decía: "No se siente como lo pensé".
No tiende a idealizar a las personas, cree que hacerlo es alejarse más de la realidad y eso solo se lo permite cuando lee o ve alguna película. Luego, tiene sus pies en la Tierra al respecto de las personas a su alrededor. Aunque dejó de pensar sobre eso hace más de un año, como dije. No le eran necesarias parejas sexuales, mucho menos descargarse alguna app para citas, solo decidió seguir con su vida.
Su familia sí es bastante entusiasta de su vida amorosa, más que él mismo, siempre preguntando por algún chico o chica nueva que estaba conociendo. Y añadiendo que la relación con sus familiares no es la mejor, lo volvía incómodo.
—Por eso me ha estado doliendo mucho la cabeza —recuerda contestar en un almuerzo porque su madre no dejaba de preguntarle sobre su aspecto molesto.
—Uh... —susurró—, ¿es linda esa persona? —Ella era más entusiasta de los clichés románticos.
—Mamá, tiene como sesenta años, está más cerca de otra vida que de esta.
Como les digo, él no era un fanático del romance en su vida porque le cansaba pensar al respecto. Tener la idea de que alguien lo acompañe en sus momentos felices de manera romántica, que le dé ese apoyo emocional que solo una pareja puede otorgar, despertar entre los brazos de esa persona, tener una sonrisa tonta en su cara con tan solo pensar en su sonrisa o en momentos que pasó con aquella personita especial, por favor no, ni en sus sueños algo así ocurría.
Por eso, le resulta difícil aceptar del todo ese gusto por Jungkook Jeon, porque como dije antes, no tiende a idealizar a nadie, nunca lo ha hecho.
Fuera de eso sabe lo que quiere en una pareja, algo que no ha cambiado, aunque sí dejó de buscar. El que Jungkook aparezca con tantos ánimos y diversión en sus palabras, con temas de conversación interesantes, que se abra sentimentalmente hacia él y que sí mismo sienta esa conexión y confianza en tan poco tiempo es algo... Extraordinario.
Sí, lo que siente por Jungkook lo describiría con solo una palabra: extraordinario.
Jungkook es extraordinario, él se siente así cuando está con él, juntos son eso, extraordinario.
Ojalá fuera más lanzado, menos tímido y que deje de sobrepensar las cosas, si fuera así, hace unas horas le hubiera dado un beso cálido y suave para disfrutar de sus lindos labios que jura que deben saber cómo la gloria.
¿Desde cuándo una persona no ocupa tanto su mente? Quizá hace unos meses, y esa persona fue Chris Martin porque estaba ansioso por ir a su concierto, luego nadie más.
Él no suele tener mucho contacto físico con nadie, ¿por qué desde un principio quiso tenerlo con Jungkook?
¿Por qué le gusta tanto absorber el aroma de Jungkook cuando lo abraza? ¿Por qué siempre quiere tomar su mano? ¿Por qué le gustaría que Jungkook tienda a tomar su cintura primero? ¿Por qué cuando Jeon sonríe hacia él el ambiente se siente diferente? ¿Por qué cuándo está con Jungkook todo se siente diferente?
Porque le gusta. Jungkook lo ha enloquecido en todos los sentidos, ha alterado sus nervios, lo sigue haciendo, ha hecho que su lado romántico reluzca, que su corazón palpite al pensar en su sonrisa, que sus manos tiemblen antes de tomar su mano, que vuelva a creer que puede enamorarse. Le ha hecho creer que tiene una oportunidad para conocer a su persona especial.
Lo sabe y piensa al respecto mientras está echado encima de la alfombra y cojines del mueble, pues Jungkook tuvo la idea de echarse allí mientras escuchaban música y tomaban champagne con fresas.
El empresario sostiene la curva de sus labios que se forma naturalmente cuando el pelinegro habla, está apoyado en uno de sus codos, con su cuerpo de costado, mirando hacia Jeon quien se encuentra echado boca arriba, este mira hacia el techo mientras habla de cómo ha aprendido a coser y crear demás prendas.
—Siempre... Siempre tuve curiosidad al respecto, desde pequeño —dice Jungkook—, pero no hacía más que crear algunos polos con una máquina de coser vieja, luego aprendí más sobre los moldes y los tipos de cortes. Era como una escapatoria para el ambiente donde vivía.
—¿Has tomado algunas clases?
—Bueno... Hace unos años trabajaba con una señora que tenía su propia tienda de ropa, era algo pequeño, ella me enseñó la gran mayoría de cosas que sé. Por distintos problemas tuvo que cerrar y me quedé sin ese trabajo, pero lo aprendido nadie te lo quita.
—¿Qué otros trabajos has tenido?
—He trabajado de todo, creo. He vendido de todo, dentro de lo legal, claro. Solía trabajar en un restaurante, guardaba los carros de las personas, como botones. Antes en una mecánica, también como niñero, ese trabajo hizo que mis ganas de ser padre se deterioren —dice entre risas, Tae ríe igual—. Luego paré aquí, las oportunidades empezaban a cerrarse, ningún trabajo pagaba lo suficiente y terminé aquí... creo que... dolió. La primera noche lloré tanto.
Hubo un silencio, sin embargo, los silencios entre ellos han dejado de ser incómodos, son de aquellos que otorgan paz, que te hacen saber que no estás solo, sino que estás en una grata compañía que te otorga esa confidencialidad inigualable.
Tae suspira, Jungkook voltea a mirarlo y le da una triste sonrisa que Kim comparte con algo de melancolía en la propia.
—Eres un hombre muy especial, Jungkook, o al menos lo eres para mí y Jimin, ya que tanto me hablas de él —dice Taehyung con una sonrisa en su rostro.
Esa sonrisa tan brillante, sincera y única que tiene el empresario, esa mueca tan bella para los ojos de Jungkook le hace sentir importante al verlo. Taehyung y su compañía le hace sentir en la realidad y estar en esta nunca se sintió tan bien.
Jungkook odia su realidad, algo que cambia cuando Tae está presente, nunca ha conocido a alguien que le haga pensar que el mundo es un lugar bello porque su existencia hace que la realidad valga la pena. No solo su presencia, sino el ambiente que forman cuando se está junto a él.
—Es más fácil creer las cosas malas que las buenas —dice Jungkook.
...
Concluyamos algo, para no estar rondando en esta idea por más tiempo del necesario: La tensión entre nuestros protagonistas es obvia y ellos son los únicos que no se dan cuenta. Son del uno para el otro, porque cuanto menos buscas algo, más lo encuentras. Taehyung y Jungkook, personas que se rindieron en el amor lo han encontrado y la situación es complicada si pensamos sobre la situación económica y mental de cada uno.
Y un dato más, para que comprendan la actitud de Jungkook ahora en esta mañana después de que Taehyung se fuera al trabajo:
—Ojalá te hubiera conocido antes... —le susurró Taehyung antes de dormir mientras escondía su rostro en su torso al ser abrazado por Jungkook.
Dicha frase, directa y sin rodeos, hizo que el cuerpo de Jungkook se estremeciera y sus mejillas se tiñeran de rojo.
Ahora, mientras se peina sus cabellos y sigue pensando en lo de anoche, se siente triste. ¿Acaso cambiaría sus oportunidades de algo si lo hubiera conocido en otro tiempo? ¿Por qué dijo eso? ¿Eso fue algún tipo de afirmación en concreto?
No quiere pensar más, además estos son los últimos días que le quedan con el empresario y los disfrutará; olvidará que las posibilidades de algún beso con el empresario son casi nulas.
Baja por el ascensor, sonríe en forma de saludo hacia el botones quien se sonroja. Luego camina por la recepción, va al bar y se pide un café.
Minutos después, perdido en sus pensamientos, alguien se acerca a la mesa. Quiere negar cualquier tipo de coqueteo con esa persona, pero cuando ve de quién se trata, sonríe.
—Buenas tardes, Jungkook —saluda Julia con una sonrisa—, ¿esperas a alguien?
—Hola... —saluda tímido—. No, solo vine aquí un rato, quería salir de la habitación, pero no del hotel.
—Comprendo —dice ella, apoya sus codos en la mesa y lo ve—, ¿cómo has estado? ¿Todo bien con Taehyung?
—Ah... sí, la verdad sí, él es muy lindo.
—Lo sé, cuando lo conoces tiene la personalidad de un cupcake de chocolate.
Jungkook ríe por la comparación y toma su taza.
—Quería agradecerte por la invitación a la pasarela —dice Kook.
—Oh, no hay de qué. No sabía que te interesara mucho, si me lo hubieras dicho, te lo hubiera propuesto.
—Es que no suelo hablar de las cosas que me gustan mucho.
—¿Lo harías ahora? —dice Julia—, mira, necesito una opinión sobre algo y creo que me puedes ayudar, es que necesito la opinión de alguien ajeno al equipo, más sincera.
—Claro —acepta con confusión.
—Estoy haciendo mi primera colección desde hace un mes y es muy difícil, créeme. Pero hay un par de prendas que le faltan más cosas ¡Y los demás me dicen que no!
Julia pasa a poner papeles y folders encima de la mesa, Jungkook toma la libertad de tomarlos entre sus manos y ve los dibujos en ellos, los bocetos de las prendas, cada detalle específico, desde las medidas, la forma, los moldes que por sí solos no tiene algo en especial, pero como Jeon tiene cierta base concreta al respecto, sabe qué cosa pretende ser cada uno una vez que se ponga el conjunto de los moldes en orden.
Primero, Julia pregunta cosas bastante banales, como el color de algo, los brillos y otros detalles.
—Hum... —susurra ella—. Pero si el molde B falta concretar bastantes cosas, el largo no es beneficioso para como quiero que se vea, es algo bastante vago si lo pienso —dice para ella.
—Quizá si le aumentas el ancho se vea mejor, porque si le aumentan el largo tendrás problemas con el molde C que por nada del mundo debe sufrir cambios sino será peor —comenta Jungkook—. Y, si aumenta el largo, será dificultoso hacer más tallas que solo la que se tendrá de muestra. —Jungkook alza la mirada después de hablar, la mirada de Julia le da temor—. Y... un cuello v sería mejor que uno ovalado... —continua mientras dibuja en una hoja aparte.
Ella sigue observando con detenimiento al pelinegro, sonríe hacia él.
—Sabes de esto, ¿no? —pregunta Julia mientras ve el boceto que hizo Jungkook.
—Un poco.
Y así, permanecen horas en la cafetería hablando, Jungkook dibuja las ideas que tiene en mente sobre lo que le dice Julia, además de distintos consejos. La manera que habla, con tanta confianza y seguridad en lo que dice hace que la pelirroja se sienta más interesada al respecto, pues entiende cada cosa que comenta y le sorprende por la facilidad que tiene para expresar sus ideas y puntos.
Ella, ha cometido el error, como muchos, de juzgarlo sin siquiera notarlo. Pensaba que por su situación no iba a saber mucho al respecto. Aunque, sabe que, si le habla a Taehyung sobre esto, él no va a entender nada, la situación socioeconómica no tendría mucho que influir y a la vez sí; pues con Jungkook, ni se le cruzaba por la cabeza que sepa más del tema de lo que una persona promedio podría. El pelinegro sigue hablando, ella piensa que ha estudiado algo referente al tema.
—¿Has estudiado diseño de modas, Jungkook? —pregunta Julia horas después, recibe una risa del contrario.
—Sí, claro —contesta con sarcasmo—. No, para nada, solo... solo me gusta.
—Pensé que sí, por las cosas que me estás diciendo.
—Me gusta el diseño de modas, me encanta, pero es una carrera cara, todo lo que sé es por internet y otras cosas.
Fue una tarde placentera para Jungkook, a decir verdad, siempre ha querido compartir de sus saberes y hablar hasta que se canse de este mundo que tanto ama y nunca ha tenido la oportunidad de participar directamente.
Julia se tuvo que ir alrededor de las siete de la tarde, agradeció a Jungkook y le dijo que usaría todos sus consejos, que eso no lo dude.
Jeon, volvió a su piso, se cambió el pijama y se echó en el sofá. Ahora está allí.
Agarra su celular, abre el chat que tiene con Taehyung.
Jungkook
Ya vienes?
Duda en enviarlo, pero al final lo hace, luego apaga el celular. Se siente nervioso por la respuesta, como siempre.
Taehyung
Ya me extrañas?
Se emociona por eso, un cosquilleo aparece en su estómago, se sonroja y suelta pequeñas risas en su soledad.
Jungkook
Mi ego no me permite aceptar eso directamente
Va a coquetear en línea, claro, y en su defensa, Tae empezó.
Taehyung
Qué pena, yo quería que lo hagas
Todo lo que lee lo imagina en su mente con la voz de Tae, esa voz seductora que a veces tiene.
Taehyung
Y sí, ya salí de la oficina, estoy yendo para allá
Resistirás?
"Dios, dios, dios".
Jungkook
Por quién me tomas?
Taehyung
No respondiste
Jungkook
No es necesario
Ahora es Tae quien sonríe como bobo. Apaga su celular tan solo un segundo y lo vuelve a prender para ver ese último mensaje.
Jungkook, por otro lado, se siente ansioso por su respuesta, una que no llega hasta minutos después pero no en forma de mensaje, sino con la presencia del empresario en el cuarto de hotel que lo toma por sorpresa.
—¿Qué quieres comer? —pregunta Tae, deja el maletín a un lado y se sienta a un costado de Jungkook. Toma sus piernas y las pone encima de su regazo.
—Quiero un sándwich, solo eso, estoy lleno.
Taehyung llama por el teléfono que les proporciona el hotel, piden un par de sándwiches de pavo con refresco de durazno y ya.
En lo que dura la llamada, Jungkook se levanta y va hacia el balcón sin hacer ruido, solo se para allí y se apoya en los barandales para apreciar la vista.
Esta noche no se siente agobiado, esta noche es diferente para él, se siente simple y eso lo calma.
—Ya pedí la comida —dice Tae.
El pelinegro mira al empresario apoyado en la puerta como suele hacer siempre, le gusta como se ve cada que hace esa pose. Sonríe por su pensamiento y vuelve su vista hacia la gran vista.
—¿Estás emocionado por la pasarela de mañana?
—Sí, estuve hablando con Julia esta tarde —cuenta.
Mientras habla, el empresario va a su costado e imita su pose.
—Me pidió consejos sobre una colección que está preparando, nunca había hablado tanto con alguien al respecto de la moda, fue entretenido. Me sentí como un profesional.
—Sí, sus conversaciones son tan gratas como las tuyas.
Ambos sonríen, Jungkook relame sus labios y guarda silencio.
—Me gustaría tener esta vista siempre —comenta Jeon—. Levantarme y ver la ciudad desde aquí, es tan diferente a lo que suelo ver.
—A decir verdad, cuando me hospedaba aquí antes no le tomaba mucha importancia a la vista, recién esta vez lo hago.
—¿Cómo puedes ignorar algo así? —pregunta fingiendo indignación.
—No era adrede, solo que... no sé, creo que mi mente siempre estaba saturada de otras cosas.
—En serio necesitas un descanso.
Por el comentario Tae ríe irónicamente, es verdad.
—Debería.
—Pero ahora estás ocupado con el asunto de Yoongi Min que parece que te mandará a terapia ¡Oh no! —se burla de Jungkook.
Acto seguido, Tae va hacia él y reparte cosquillas, Jungkook se retuerce bajo sus brazos y se encorva, deja de sostenerse del balcón mientras el empresario lo sostiene y sigue moviendo sus dedos por su cintura y estómago.
Luego, Jungkook logra incorporarse. Su torso está ligeramente pegado al del contrario quien sigue haciéndole cosquillas por todos lados.
—¡No me hagas cosquillas! —exclama Jungkook entre risas cubriendo su estómago.
Tae lo mira igual divertido por la escena, entonces vuelve a acariciar los lados de su torso con sus dedos logrando que Jungkook suelte más carcajadas.
La verdad, Jeon no quiere que pare de hacerlo, no porque le encanten las cosquillas, sino porque le gusta que las manos de Kim lo toquen de esa manera tan... él. Dulce, coqueta y gentil.
Entre risas, Jeon sube sus manos por los brazos del contrario, ambos siguen riendo. El pelinegro se aferra a la camisa blanca de Taehyung mientras este continúa repartiendo cosquillas.
Sin que las risas cesen, Jungkook dobla su cuerpo sin soltarse de Tae por la risa, entonces el empresario lo toma de la cintura y lo pone firme contra el barandal.
Por supuesto que Jeon lo nota, sus risas cesan mas no su sonrisa, una mueca hermosa, veraz y nerviosa. Sus manos siguen en sus brazos, no hace presión, solo descansa allí para que no se separe porque quiere que la cercanía dure todo lo que pueda.
Baja su mirada hacia los labios del empresario, entreabiertos, húmedos, rosados; mira directo a sus ojos, marrones, brillantes, asimétricos, bellos; las manos del castaño, largas, delgadas, canelas, con lunares, se aferran a su cintura y bajan a sus caderas.
Taehyung piensa en besarlo, está a tan solo centímetros de distancia de sus labios que lo llaman a que se acerque para unirse, es el mejor momento para hacerlo. Pero no, recuerda la regla de oro de Jeon.
"Tengo una regla de oro que es no besar a mis clientes en los labios", espera a que Jungkook lo haga, eso no pasa.
Pero desea tocarlo más que solo la tensión que es más que obvia. Taehyung lo abraza con más fuerza en su cintura, Jeon suelta un suspiro sin dejar de mirarlo, desde sus ojos a sus labios.
Lamentablemente, Taehyung no logra descifrar si la expresión de Jeon refleja el mismo anhelo que tiene él mismo por un beso en los labios o si es por miedo a que esto pase.
Las manos del pelinegro suben por sus brazos, rodean su espalda, nota que Kim ve sus labios también y esa duda en su mirada.
Kim se acerca a su rostro y el corazón de Jungkook se dispara, se aferra a la camisa Versace que usa Taehyung hoy y suelta un suspiro.
De pronto, el castaño deja un beso en su mejilla, largo y tierno, luego toma uno de sus brazos y desliza su tacto hacia la mano de Jeon. Terminan en una posición similar con la que se empieza algún baile elegante, entonces Tae da otro beso en el dorso de la mano que sostiene sin despegar la mirada de sus ojos.
Jungkook, nervioso y sonrojado, tiene los labios entreabiertos, extasiado por esos besos que pueden parecer simples, pero para él son todo.
"Bésame", pensaba decir Jungkook hasta que el timbre de la habitación suena y saca a ambos de su burbuja.
El empresario suelta sus caderas y su mano, Jungkook su cintura. Se separan por completo.
Mientras Kim deja pasar al mesero que deja la comida a un lado, Jungkook se queda allí, apoyado en el barandal pensando en lo cerca que estuvo, en cómo se siente, en su corazón, en sus manos tibias junto las suyas, en que nunca había tenido tantas ganas de besarlo como hace unos minutos.
Pero esas ganas son subjetivas, pues se incrementan día a día y cada momento como el que hemos visto él siente que "nunca ha tenido tantas ganas de besarlo...", porque el momento se renueva cuando menos se lo espera.
Lo objetivo y sin lugar a duda es que nunca ha sentido tantas ganas de besar a alguien como Taehyung le está haciendo sentir.
Tengo algunas cosas que decir:
1. Gracias y hola a las nuevas personas que están aquí, espero que les esté gustando tanto como a mí. Y las personas que están desde hace mucho y han sufrido que esto casi sea borrado, les tqm también <3.
2. Saben que esto tiene playlist y que estaré soltando spoilers, hay circo o demás cosas sobre cb (chico bonito) en mi insta.
3. Amenazas de muerte, ustedes colapsando, etc. en mi tellonym.
Sin más qué decir, les veo en el próximo capítulo de estos dos adultos jóvenes en constante colapso por su alta tensión romántica.
(P.D: sí, Tae en la pasarela se va a vestir "similar" al Taehyung Céline Paris).
Angel.
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