Capítulo 4
El mundo de la prostitución para la sociedad se limita a sexo, drogas, más sexo y más drogas. Además, se tiene el mal término de "personas de la vida fácil", no es fácil, para nada.
No solo eso, se sabe que técnicamente es una "decisión" llevar el trabajo, pero ¿no es más una necesidad? ¿Qué tan bajo cae una persona para llegar a venderse a sí mismo por dinero?
"Hay más trabajos" "Es flojera" "Están allí por decisión, un trabajo fácil"; decir esta y más frases es vivir en la ignorancia del tema. En vez de criticar a alguna persona que trabaje en esto, deberíamos preguntarnos: ¿Qué pasó? ¿Cómo terminó así? ¿Todo es tan fácil como suena?
Jungkook no se para en las calles porque le gusta, no se encuentra allí porque no quiere otro trabajo. Él lo intentó, él trabajó en tantas cosas antes, se esforzó tanto y cada que lo recuerda le ocasiona un dolor; pensar en todo lo que luchó por nada le ocasiona impotencia.
Como si el mundo quisiera patearlo más, estar en este trabajo le hace recordar a una parte de su adolescencia y parte de su joven adultez; aunque eso es poco a comparación de ciertos clientes que tuvo. Hay noches donde su realidad parece confusa y siente que ellos están cerca, que ellos pronto lo volverían a encontrar y él, aun así diga que no, ellos no le iban a hacer caso.
Su desconfianza no es por solo ver casos criminales, sino también por sus vivencias.
Vistiéndose con ropa comprada con el dinero de un millonario que lleva menos de tres días de conocerlo, estando en este hotel lujoso con este hombre tan amable, no deja de pensar que en algún momento oportuno iba a tener que hacer su labor y teme por ello. Para él, la amabilidad sí tiene precio, porque él la vende y a veces, él debe compensarla, no con dinero exactamente.
Jungkook se pone un collar que ha comprado, plancha sus ropas con sus manos y suspira al verse en el espejo, le queda esperar lo mejor.
Esa es la perspectiva de él. El botones supone que el empresario Kim ha comprado esa compañía, al igual que Nam, en cambio el chofer tiene otra idea, pues no ha visto los primeros minutos de la interacción de estos dos.
Se puede concluir que una persona es naturalmente chismosa, quiere saber de la vida de los demás, sean famosos o no, con que sea alguien relativamente cercano –o que se sienta así– puede sentirse esa curiosidad.
Curiosidad o deseo de saber qué pasó, porqué pasó, por qué se comporta así, entre otras preguntas que llama a uno a seguir investigando al respecto o solo oír. En ese momento importa muy poco si es real o falso lo que llega a nuestros oídos o ahora con la tecnología, a nuestros ojos.
La verdad es que estar el pendiente de chismes, nos distrae de nuestra realidad, y todos queremos desconectarnos un poco de la rutina.
Sin embargo, hay personas que no necesitan de esto, y estas personas son las que son protagonistas del chisme.
El chofer, desde la noche anterior donde vio al empresario con ese joven, estaba formulando teorías al respecto, junto a muchas preguntas: ¿A qué se refería el pelinegro diciendo "Me estás pagando por esto"? No cree que el señor Kim sea capaz de pagar el servicio de dama o joven de compañía, no lo necesita, con hacer una llamada a alguna persona de su lista de pretendientes es suficiente.
No sabe mucho de la vida romántica del empresario, quizá de una que otra persona que años atrás recuerda haber visto, pero hasta ahí llega su información, pues es el chofer de Tae solo en Los Ángeles. Con esos datos, puede decir que es la primera vez que ve al empresario sonreír tanto; no lo juzga, él mismo sonríe al ver a ese joven, Jeon tiene una personalidad cautivadora, tan cautivadora que logra hacer sonreír a uno de los hombres más serios del mundo sin siquiera intentarlo.
El camino hacia el hotel sigue su rumbo, el chofer ve por el retrovisor al empresario quien guardó su celular hace unos minutos para detenerse a ver por las calles por la ventana sin quitar su sonrisa.
Dentro de la mente de Tae no pasa mucho, solo piensa sobre las nuevas ocurrencias que iba a tener Kook al hablar, siempre hay algo nuevo con él. Ya casi tres días completos desde que lo ha conocido y siente cierta cercanía.
Aunque sigue pensando en por qué lo contrató, pues a pesar de querer tomar ese "riesgo", entonces no quería y no quiere sexo, solo desea una compañía diferente a la de su círculo social. Jungkook quizá es todo lo contrario a ellos si de actitud se habla, lo pudo ver en esos minutos donde manejó su auto.
—Ese joven —dice el chofer desconectando al empresario de sus pensamientos, se ven por el retrovisor—, el que llevó ayer a la cena, es bastante alegre.
Por el comentario, Tae forma una leve sonrisa y asiente, vuelve su mirada a las calles.
—Sí, lo es.
—Bastante diferente a las personas con quien lo he visto andar —comentó sin tono de burla, sino uno tranquilo.
—¿Y eso es malo? —contesta a la defensiva.
—No, para nada, señor Kim —se apresura en responder—, lo decía por eso, de lo poco que lo he podido ver me ha agradado y ni siquiera he hablado con él.
—Es su magia —dice con gracia.
—Supera completamente a la señorita de los tacones rojos.
—Oh, no me haga ni acordar, por favor.
Ambos ríen y siguen el camino en silencio.
El chofer con esta conversación confirma el ligero cambio del empresario, quien suele responder en monosílabos, sin levantar el rostro del celular y bastante apurado. No es que sea grosero, solo que siempre está ocupado con trabajo y no puede ni conversar con nadie; el que ahora tome la opción de dejar su celular de lado un rato, a pesar de que está vibrando por notificaciones, para permitirse respirar aunque sea diez minutos, es un avance que seguramente se ha logrado por la compañía de Jungkook.
Están a unos pocos minutos de llegar al hotel, Tae lo sabe por la costumbre que tiene con este camino. Llama al hotel para que su línea sea conectada a la de su habitación donde se hospeda con Kook.
Mientras, Kook se da unos últimos retoques en el espejo del baño con el pequeño estuche de maquillaje que tiene en la mano. Le dio tiempo para merodear por las cosas de Tae, sus cremas, mascarillas, también tiene algunos productos de maquillaje. Escucha el teléfono sonar, sabe quién es, pero de todas maneras contesta:
—Habla con la empresa Kim, destruye y despedazamiento de empresas, ¿Diga? —habla con el mejor tono cliché de recepcionista que puede imitar, escucha su carcajeo en la otra línea y sonríe por eso.
—Ya puedes bajar, Jungkook.
—Enseguida.
Cuelga el teléfono, toma su bolso y sale de la habitación. Entra al ascensor, saluda al botones, al parecer él solo trabaja en este ascensor, en los tres días que está aquí no lo ha visto fuera de su puesto.
Llega al primer piso, ve a Nam, lo saluda y este devuelve el saludo, aunque se ve molesto, no por él, sino con su celular, parece llamar a alguien que no contesta. Después averiguará lo que pudo pasar.
Sin más, sale del hotel donde ve al chofer bajar del Mustang y darle las llaves a Kim quien está fuera de carro, el chofer se retira. Jeon se acerca al castaño poco a poco sin llamar mucho su atención la cual mantiene puesta en su celular.
—¿Nos vamos? —pregunta logrando cautivar su atención.
Tae sube la mirada hacia él, sonríe amable, abre la puerta del copiloto. Jungkook viste unos pantalones sueltos y elegantes de color negro con una camisa estampada de una paleta de color azul y rosas de corte V en el cuello, dejando ver la delicada cadena dorada encima de su piel, de su hombro cuelga una bolsa negra de cuerina bastante simple. Destaca de él su cabello suelto, lo suficientemente largo para que puedan ser sujetados detrás de sus orejas, pero hay algunos mechones ocultando su rostro; como siempre, se ve muy bien.
—Decidí no amarrar mi cabello hoy —comenta al ver que Tae lo ve con detenimiento.
—Sí, está mucho mejor así —dice sonriente mientras acerca su mano para poner su cabello detrás de su oreja—. Mejor.
Hay un silencio mientras se miran, Tae es el primero en volver a la realidad, gira para abrir la puerta del copiloto para que Kook pase a sentarse.
—Ese es para ti, yo conduzco —habla Jeon—, no pienses que he olvidado el trato.
Tras lo dicho, Jeon extiende su mano hacia el castaño esperando la llave, Tae sonríe coqueto agarra el objeto con dos de sus dedos y hace que caiga en sus manos.
—Muchas gracias —dice Kook mientras va hacia el asiento del piloto y Tae se sienta en su respectivo lugar.
Una vez listos, Kook enciende el auto, mira al empresario por una respuesta que viene como un asentimiento de su cabeza, el camino empieza su marcha.
—Te ves muy bien —dice Kim viéndolo conducir.
—Por supuesto, es lo menos que espero de ropa tan cara.
—Tenías que decir gracias o ponerte nervioso —comenta con carisma.
—Taehyung... por favor —habla mirándolo con gracia e ironía, Tae también sonríe—. Pero gracias, es muy lindo de tu parte, también te ves muy bien.
—Gracias.
Estar con el empresario lo sorprende cada vez más, sigue pensando que su actitud no es veraz del todo y que al final lo hace por interés en otra cosa; pero cuando voltea a verlo, parece perdido en sus pensamientos, o está mirándolo con una leve sonrisa, a veces expresa calidez con sus ojos, esas acciones hacen dudar a Jungkook de su hipótesis.
Debe formar una conversación y dejar de pensar. Le hace un mal sobrepensar cada acción de amabilidad de parte de Tae, quien en realidad solo lo hace porque Jeon es de su agrado y todo lo que dice es verdad, lamento decirles que eso solo lo sabemos nosotros.
—¿Y cómo así has sido invitado a una galería de arte? ¿Es uno de tus hobbies? —cuestiona Jeon.
—La verdad —empieza—, quien me invitó es una de mis ex parejas.
Respuesta inesperada, Jungkook se detiene en un semáforo y voltea hacia el empresario quien tiene una expresión relajada a pesar de tal hecho.
—¿Tienes algún plan de reconquista?
—Oh no, para nada, lo que tuvimos fue cuando teníamos veintidós, mi atracción por ella cesó hace tanto. Incluso nuestra relación queda como una anécdota, al final terminamos conociéndonos mejor siendo amigos que pareja.
—Eso es extraño.
—Sí, cuando fuimos amigos después de la relación todos nos decían que íbamos a volver, y mira como terminaron las cosas, ella está casada con mi ex asistente y con dos mellizas.
—¡¿Qué?!
La manera en que Tae cuenta la historia le asombra y entretiene, piensa que lo está inventando, pues se ve tan tranquilo al respecto, seguro ya lo ha repetido tantas veces.
—Pues, cuando tenía veintidós, ella estaba en prácticas conmigo sobre la maestría que estábamos tomando. Éramos compañeros cercanos y de un momento a otro pensamos en intentar algo más que no funcionó para nada, no teníamos química, ni un poco —cuenta riendo —. Tan solo pensándolo me acuerdo lo incómodo que fue bastantes veces.
—Puede que ninguno haya sentido más que buena compañía el uno al otro y confundieron eso.
—No solo eso, todos nos decían que seríamos buena pareja porque según ellos éramos el complemento del otro y les creímos.
Jungkook carcajea por la historia, no puede creer lo que uno llega a hacer por aburrimiento.
—¿Y cómo terminó con tu asistente? ¿Acaso te fue infiel?
—No, no —niega rápido, Kim no quiere que la vea como la mala de una historia sin villanos, solo gente tonta hay en su relato—. Lo que pasó fue que tan ausente estaba en la relación, pues mi padre había muerto recién y debía encargarme de asuntos de la empresa, no me daba el tiempo para seguir con eso. Cada que ella me llamaba, terminaba hablando con mi asistente en todos esos seis meses de noviazgo.
—Increíble —susurra.
—No tanto. Lo increíble es cómo me contó cuando empezaron a salir. Pues después de terminar de una manera bastante tranquila, cambié de personal por completo, a los antiguos los pasé a unos de mis socios quien necesitaba más gente y contraté a nuevos.
La historia es bastante entretenida, Jungkook sigue manejando con tranquilidad viendo el GPS del celular del empresario.
—Al parecer, ella trabajaba en la empresa donde mi asistente fue trasladado, y allí ocurrió todo. Más o menos cuatro o cinco meses después me contó que estaba saliendo con mi ex asistente, solo unas salidas momentáneas, yo me reí por la ironía de la vida.
Jungkook sonríe hacia él porque también le da algo de gracia, bien podría ser una historia dramática y triste; la personalidad de Taehyung impedía que fuera así. No obstante, es graciosa y digna de una comedia protagonizada por Adam Sandler, seguro este se terminaría enamorando de la hermana o la amiga de su ex novia.
—Con el tiempo perdimos contacto por mi trabajo y su trabajo, pero seguíamos conversando con confianza cada que podíamos, también con mi ex asistente quien pensó que estaba molesto o algo así. Un año después veo que publicó una foto con la clara descripción de que se va a casar, los felicité a ambos —habla, apoya su brazo en el carro relajándose más.
—¿Fuiste padrino?
—Quería, pero no tenía tiempo.
—Qué sorpresa —murmura con ironía a lo que Tae le da un leve golpe con su codo—. Sígueme contando.
—Pues hace dos años vi que estaba embarazada, luego vi una foto con sus mellizas.
—¿Y cuándo tuvo tiempo para el arte?
—Dice que lo volvió un pasatiempo mientras trabajaba y aumentó cuando se casó.
—Nunca he ido a una exposición de arte —comenta Jungkook, vuelve a detenerse en un semáforo—. Supongo que tú sí, ¿Qué tal son?
—Depende de cómo sea el arte y que tan interesado estés por conocerlo.
—Oh, qué profundo sonó eso.
—¿Tú tienes algún otro pasatiempo?
Sí, crear sus propias prendas, estudiar por sí solo porque nunca se siente lo suficientemente inteligente, leer, dibujar más diseños, crear moldes, practicar tutoriales; pero en vez de todo eso dijo:
—No, este trabajo te consume, parece que fuera a tiempo completo. —No quiere involucrarse con él más de lo debido—. ¿Y tú?
—Me creo crítico de películas cuando solo he visto una de Tarantino y ninguna del Señor de los anillos. Tampoco Harry Potter.
Jungkook sigue manejando una vez que el semáforo cambia de color, necesita un poco de música para crear un mejor ambiente. No es que fuera malo el de ahora, solo que siempre se puede aumentar su calidad.
—Dime una opinión impopular de alguna película —propone Kook.
—Green book no merecía el Oscar a mejor película, La Favorita sí.
—Eso todos saben que es verdad, esfuérzate un poco más —dice con calma a lo que Tae lo mira incrédulo.
—Los musicales están infravalorados porque a la gente no le gusta que de la nada bailen y canten, esa es su gracia, te cuentan la historia a través de la música. Si odias un musical, que sea por las malas canciones, actuaciones o desarrollo, no por el hecho de que sea un musical.
—Me encantaría que mi vida fuese un musical, arreglar todo cantando y bailando, pero con buena música, como Hamilton.
—¿Por eso cantas cada vez que puedes? —Jungkook ríe por lo dicho y asiente.
—Tengo la esperanza de que alguna vez alguien me siga y baile una coreografía que desafíe la gravedad.
—No puedo hacer lo segundo, pero si me sé la canción puedo seguirte.
Jeon voltea con una sonrisa y afirma a lo que comentó. Cuando dice ese tipo de cosas se le olvida el porqué está acá.
Minutos después llegan al lugar, hay un buen número de carros, como si se tratara de una competencia de cuál es el auto más lujoso, Jeon puede decir que el que conduce es el más llamativo, pues está limpio y brillante, no tiene la capota, es decir que el techo no está, además la seguridad con la que lo maneja da el toque.
Como si Jeon estuviera acostumbrado a estas situaciones, detiene el carro frente al lugar donde pronto entrarán, se baja del vehículo a la par que Kim quien ve como el pelinegro da la llave a un empleado que se acerca a ellos.
—Guárdelo con cuidado, por favor —murmura Jeon hacia el joven quien asiente y se apresura en subirse al carro para llevárselo al estacionamiento.
Tae lo mira sorprendido y con una sonrisa pícara, se acerca para tomar su mano y caminar hacia la fila de personas que entran poco a poco según la lista de invitados del lugar.
—Eso fue sensual —comenta Kim logrando hacer reír a Jeon—. En serio te queda muy bien este ambiente.
—Sí, creo que sí.
El lugar es impresionante, paredes altas y alfombra roja en la recepción. Desde allí se puede ver un poco del interior, se ve más espacioso, con paredes crema claro y cuadros ordenados, luego más salas de paredes negras con cuadros con colores más vivos, incluso la alfombra es de un rojizo más oscuro que las salas más claras.
Mediante avanzan, notan con más claridad a los recepcionistas con computadoras frente suyo anotando cosas con rapidez y dando pequeños stickers blancos que colocan en la prenda de los invitados.
—Taehyung Kim, mi acompañante es Jungkook Jeon —habla claro, la señorita frente a ellos los ve y sigue escribiendo en el teclado.
Ella se agacha, saca dos stickers que se los entrega a ambos para que se los coloquen, algo que hacen sin problema.
—Listo, ya están correctamente registrados —informa ella—. Pueden pasar, señor Kim y señor Jeon.
Por la manera en que Kook es nombrado, él mismo se sorprende, agradece y camina sosteniendo el brazo del castaño hacia la galería.
—Señor Jeon... —susurra él hacia Tae—. Qué bien suena.
—¿Verdad?
Escuchan un llamado de los guardias hacia una sala en específico, ambos van y quedan casi al último, pues la mayoría de personas ya han tomado el frente del lugar. Hay un cuadro tapado con una tela guinda, se ve que es bastante grande.
—Ella es Amy —dice Tae sobre la señorita que sube al pequeño estrado—, y a su costado está John.
—Supongo que tu ex y tu otro ex —murmura hacia Kim.
Ríen entre ellos, voltean a verse y terminan a centímetros de sus rostros; sin embargo, no le toman importancia, miran hacia al frente sin quitar sus sonrisas.
Hay una pequeña introducción hecha por Amy, da la bienvenida a su galería. Minutos después es descubierta la pintura la cual se trata de una persona de espaldas sentada dentro de una habitación, de su piel brotan bastantes flores y raíces que se aferran al piso. Es puesta en una pared con ayuda de los guardias y así se permite que las personas caminen alrededor.
Como buen trabajador, Kook se pega lo suficiente a Tae para parecer su pareja, deja que tome su cintura, su mano o su brazo.
Mientras caminan por las salas, toman un par de copas de vino que los meseros reparten a los invitados.
—No del cáliz —susurra Tae acercándose a la oreja de Jeon.
Rápidamente, Kook deja de agarrar la zona donde se deposita el vino y agarra el tallo de la copa.
Se detienen a ver cada pintura, a Tae le agrada que Jungkook parezca entretenido e hipnotizado por los distintos cuadros, sus colores, formas o cosas que representan. Mayormente, hay personas en estos, son de colores fríos con pequeños detalles pintados con colores más vivos que se esconden en alguna parte del cuadro.
—Amy es muy talentosa —comenta hacia Kim—, pensé que serían esos cuadros de ricos donde solo hay un punto o una línea.
Al pasear por los lugares, ven a lo lejos a la pareja de casados, Taehyung le dice que van a acercarse a saludar. Jungkook le pide que se pongan de espaldas, algo que Kim acepta confundido. Una vez en la posición que el pelinegro pidió, toma todo el líquido de su copa, suspira con una mueca por lo amargo del vino.
—¿Eso por qué? —pregunta Tae carcajeando.
—Me puse nervioso —susurra Jeon, toma aire—. Normalmente soy muy malo para las primeras impresiones, eres testigo de ello.
—Mi primera impresión de ti fue que veías posible dinero en toda acción, emprendedor —comenta dando palmaditas en el dorso de una de las manos de Jeon que se aferra a su brazo.
—Ja ja, qué gracioso —dice sarcástico.
—No fue broma. —Jeon voltea hacia él.
El castaño se ve tranquilo y curioso esperando por una respuesta que al ver que no llega, sonríe.
—No sonrías así —regaña Kook volteando hacia delante y luego empieza a caminar hacia la pareja de casados.
—¿Entonces cómo? —responde entre risas.
Dando fin a esa conversación, caminan hacia la pareja quienes voltean a verlos. Amy se ve bastante linda, su piel oscura es decorada por unas pecas en su nariz y mejillas, tiene pestañas largas, unos labios pintados de rojo, su cabello rizado está amarrado en una coleta alta y unos cuantos cabellos caen ordenadamente por su frente, su complexión es media, viste una falda larga y de color verde junto a una blusa blanca, en su cuello tiene una cadena plateada y sus orejas están decoradas por aretes largos y elegantes.
John es tan alto como ella, más delgado y de tez canela, cabello lacio y un poco largo, menos que el de Kook. Viste un traje guinda con una camisa perla de cuello abierto. De él, destacan sus ojos grandes y verdes. Son una pareja muy visual, seguro sus hijas son como bebés de calendario.
Obviamente, la pareja al primero que ven y saludan es Tae, en especial Amy.
—¡Viniste! —exclama ella, va a abrazarlo con uno de sus brazos y alejando el otro que sostiene su copa de vino—. ¡Y trajiste a alguien! ¡No seas descortés y preséntalo! —dice ella con felicidad viendo a Kook quien sonríe nervioso mientras saluda al esposo de la señorita.
Una vez terminado el saludo, Tae vuelve a poner su mano en la cintura de Kook y este a sostener su brazo.
—Él es Jungkook —dice Tae con tranquilidad mirándolo con una sonrisa y volviéndose a la pareja.
—Jungkook Jeon, un placer conocerlos —se presenta hablando despacio hacia la pareja quienes sonríen serenos.
—Supongo que Taehyung te habrá contado la historia —dice John, a lo que Kim y Jeon ríen.
—¿Sobre...? —pregunta Kook señalando a los tres, John asiente—. Oh sí, bastante increíble.
—Lo sé —agrega Amy—, pero bueno, cosas del pasado que llevaron al presente. ¿Qué hay de ustedes? No sabía que Taehyung estaba saliendo con un chico tan guapo.
Ambos están nerviosos, Jungkook aprieta el brazo del castaño como una señal de alerta y Kim responde apretando un poco su cintura.
—Ah... sí —afirma Tae riendo con nervios—. No ha sido hace mucho, en realidad, ¿cierto?
Jungkook sonríe suave y trata de calmar sus nervios, asiente.
—Sí, hace poco lo pensábamos formalizar —dice siguiendo el juego y rogando porque no pregunten más.
La verdad es que ninguno quiere que pregunten más porque no saben si van a poder complementar sus respuestas adecuadamente.
—¿Y cómo se conocieron? No recuerdo haber oído de ti antes, Jungkook —habla John esperando su respuesta.
Lo dicho hace que Jungkook sienta un frío pasar por su cuerpo, tartamudea un poco, mira a Tae porque hable y él lo mira de la misma forma.
—En la calle —responde Kook automáticamente. La pareja frente a ellos parece confundida y divertidos por su respuesta—. Taehyung... —susurra pidiendo ayuda.
El castaño se da un manotazo mental por la respuesta de Jeon, ahora solo toca seguir la historia.
—Sí, nos conocimos de una manera bastante extraña, ¿verdad, cariño? —agrega esperando a que Kook ayude.
—Sí, si, fue bastante extraño. —La pareja espera por más—. Me atropelló.
Amy casi escupe su vino y John abre los ojos de par en par al igual que Tae por lo repentino, luego ríe, supuestamente no debe parecer sorprendido de que lo haya atropellado. Se limita a apretar su cintura mientras sigue riendo para calmar el ambiente.
—Obviamente que no a propósito —argumenta Tae por algo que en realidad no ha hecho—. Lo que pasó fue que salía de una reunión bastante estresado, no vi bien el semáforo y lo atropellé, solo un poco.
—Sí, no fue tan grave como suena —ayuda Kook.
—Pero el momento fue bastante tedioso, cuando bajé a ayudarlo me dijo todo un diccionario de insultos, hasta los que nunca había escuchado—añade el castaño, Kook ríe al igual que la pareja en frente.
—Fue la única reacción que pude tener, mi pierna dolía demasiado —comenta. La pareja vuelve a reír.
Mientras más cuentan, Amy y John parecen más interesados. Lo malo es que cuesta crear una historia razonable en ese mismo instante donde están mintiendo descaradamente y sin tener un plan.
—Fue difícil convencerlo para llevarlo a un hospital, estaba enojado.
—Y con razón —agrega Amy a lo que Jungkook afirma.
—Pero fue muy amable —habla Jeon—. Como dije, no era nada grave, ni una fractura, solo una leve lesión en los ligamentos. Tuve que estar unos días de reposo y vino a visitarme en esos días.
Por un momento Jungkook piensa que ha dicho algo malo por la reacción de la pareja de casados, pues abrieron sus ojos sorprendidos y se vieron el uno al otro.
—Wow... —susurra John—, como antiguo asistente de Taehyung déjame decirte que lo habrás cautivado completamente para que se dé el tiempo de ir todos los días —dice resaltando las últimas tres palabras.
—Es decir —habla Amy—, seguro que te hubiera ido a visitar, pero todos los días puntualmente es muy curioso, felicidades —dice con una sonrisa, Tae y Kook rieron—. Realmente te cautivó, Taehyung.
—¿Cómo no hacerlo? —comenta Taehyung sonriendo hacia Kook quien se pone nervioso.
Hablan un poco más entre ellos, más tranquilos ya que no preguntan más sobre su relación. Luego Amy pide hablar con Jungkook a solas, dejando a John y Taehyung hablando.
Amy le ofrece una nueva copa de vino que Kook agradece.
—Ya que estamos aquí —empieza Jeon—, quería decirte que pintas maravilloso.
—Muchas gracias —dice con una sonrisa—. Me he esforzado para hacer todos estos cuadros, espero seguir haciéndolo por muchos años más. —Jeon asiente con una sonrisa—. ¿Y a qué te dedicas?
Golpe bajo, Jungkook queda helado, no sabe qué decir.
—Yo... soy asesor de imagen —improvisa, es de lo que más sabe por si ella sigue preguntando.
—Oh, con razón te vistes tan bien, que envidia —dice como un halago, y sí que logra halagar a Kook—. Tú y Taehyung hacen una hermosa pareja, el cómo se miran es muy lindo.
Quizá la actuación es uno de los dotes ocultos de Jeon, en estas dos semanas lo puede descubrir.
—Muchas gracias, digo lo mismo de ti —agrega el pelinegro, Amy le muestra una linda sonrisa.
Pueden llevar la conversación con normalidad, más que todo Jungkook quien pregunta sobre mucho y así evitar preguntas personales sobre su vida o la falsa relación romántica que tiene con Taehyung.
—Ya son las diez, ¿en qué momento? —susurra Amy—. Vamos a buscarlos —dice refiriéndose a sus respectivas parejas.
Empiezan a caminar de vuelta, Jungkook ya no acepta más vino porque con esas dos copas son suficiente, pues sí que es fuerte la bebida, se siente un poco mareado, pero es controlable.
Ven a los dos hombres hablando sobre un cuadro frente suyo.
—Una última cosa —dice Amy deteniéndose—, Taehyung es un amigo muy especial para mí, lo más probable es que le ofrezca ser el padrino de una de mis hijas. Puede que sea muy temprano para esto, pero quería pedirte que le tengas paciencia. —Jungkook la ve con confusión—. Él no es malo, tampoco una persona fácil, ya capturaste su atención completamente por lo que veo, solo que a veces se le es difícil de hablar de más sobre unas cosas que él ya te hablará, nada grave, solo cosas personales.
Jungkook no dice nada, solo asiente lentamente a lo que dijo, Amy sonríe satisfecha y él con serenidad.
Cuando están junto a sus parejas, se acercan. John le da un beso en la mejilla a Amy, Tae piensa si debe hacer lo mismo con Kook o es demasiado que pueda lograr incomodar, por eso, se limita a tomar su mano.
—Un gusto haberlos tenido aquí —dice Amy—, ya nos comunicaremos luego, pero ahora estoy siendo muy mala anfitriona, de todos los invitados me entretuve con ustedes —habla con una sonrisa nerviosa—, en fin, yo me despido, pásenla bien.
—Bueno, en realidad ya nos debemos ir —comenta Tae mirando a Kook—, son más de las diez, mañana hay más trabajo y en lo personal, me muero de sueño —termina de hablar y mira a Jungkook para que dijera algo.
—Ah sí —completa Kook—, anoche no pudimos dormir ni un poco.
Para los oídos de un adulto, eso suena bastante mal; Kook es parte de ese grupo y también de los que entienden el doble sentido, pero no sabe cuándo dice algo así.
La pareja ríe pensando que el comentario fue dejado a la interpretación, disfrutan de su humor, Tae y Kook se mueren de vergüenza frente suyo.
Rápidamente se despiden de la pareja, van a la cochera por el auto, pues pedirle a uno de los guardias no es factible ya que están ocupados recibiendo a más personas, algo increíble para Kook, esta inauguración a altas horas de la noche a comparación de otras es curiosa.
Caminan hasta el auto cuando lo ven, Taehyung activa la capota del mismo. Luego entran en este, en todo el camino ninguno ha dicho ni una palabra.
Jungkook teme que eso fuera por su culpa, piensa que ha dijo muchas cosas que no debió, que malogró la noche, dio mala impresión como siempre y que Taehyung se está arrepintiendo de contratarlo.
Todo pensamiento del pelinegro es interrumpido por las carcajadas de Kim que van subiendo de volumen poco a poco mientras se tapa el rostro con sus manos. Jeon ríe nervioso y luego se contagia de su risa, ¿Qué carajos había pasado?
Pasan largos segundos riendo hasta que su estómago duele y sus respiraciones se vuelven dificultosas.
—¡¿Por qué dijiste que te atropellé?! —exclama Tae.
—¡Me puse nervioso!
—¡¿Y ese comentario del final?! ¡¿Era necesario?!
—¡No sabía qué decir!
—Oh dios... ¿Qué fue todo eso?
—Soy un desastre —susurra Kook con una sonrisa y algo apenado.
—Somos un desastre, en realidad. —Ríen y asienten—. Al menos les queda una buena historia de cómo nos conocimos.
Minutos después de reírse, dan inicio al camino hacia el hotel, van en silencio, Tae viendo a Jungkook conducir con bastante seguridad, como si el carro siempre hubiera sido suyo.
—Debes enseñarme a conducir así —comenta Tae.
—No es tan difícil cómo parece en realidad, solo es saber entender sus mecanismos y velocidades —contesta sin despegar la vista del camino, se detiene en un semáforo—, ¿quieres que te enseñe?
—¿Ahora?
—Luego no creo que pueda —habla tranquilo mientras lo mira.
Taehyung a veces se olvida del oficio de Jungkook, se limita a sonreír con serenidad y voltea hacia delante esperando a que el semáforo cambie de color.
—Tienes que decidir antes de que el semáforo cambie a verde —añade Kook.
Es cierto que ambos tienen un poco de sueño, no han dormido nada por ver esa serie, además fue un largo día. A pesar de eso, Tae quiere pasar tiempo con el pelinegro porque cuando este termine su contrato, lo más seguro es que nunca más lo vuelva a ver, así que, si pagó por su compañía, hará valer su dinero, eso significa que va a disfrutar más de su personalidad mientras pueda.
—Acepto —dice Tae, a lo que Kook asiente y se desvía del camino—. ¿A dónde vamos?
—No es necesario ir a ningún lado, manejarás hasta el hotel.
Jungkook se aparca a un lado, cambian de lugares, se acomodan poniéndose los cinturones y el pelinegro empieza a dar pautas rápidas.
—Bien —dice Kook, se pone de costado y se acerca para señalar algunas cosas—, ¿ves estas teclas? —Tae afirma—. Cada una de ellas tienen distintas funciones, cuando presiones algunas el modo de conducir cambiará según la situación que quieras. Por ejemplo, esta —nombra señalando, mas no tocando—, mejor no a toques, puede cambiar el carro a uno deportivo, normal u otro que sirve para cuando la pista esté mojada o con bastantes baches.
—¿Cómo sabes eso?
—Preguntas al final —dice con una sonrisa y tono divertido—. Como decía, las demás son para otras cosas que sirven para transformarlo en carro deportivo, con otras cosas aburridas e innecesarias si solo lo vas a usar para trasladarte. Lo demás de su funcionamiento es similar a un auto promedio, pero lo que cambia es lo sensible que puede ser.
—¿Entonces?
—No lo trates bruscamente, puede percibir tu movimiento sin necesidad de tanta fuerza.
Una vez que termina de hablar, Kim asiente, se acomoda en su asiento, pone ambas manos al volante, luego vuelve una de ellas a la palanca de cambio y empieza a conducir.
—Por ahora todo sin problemas —nota Kook—, semáforo.
Después de unos segundos Kim decide frenar y que bien que tienen puestos sus cinturones porque si no se hubieran ido de cara.
—Eres brusco —dice el pelinegro—, vamos mal.
—Es que trato de frenar despacio y siento que lo hago así, no entiendo —habla señalando hacia sus pies.
—Mira mis manos —dice el pelinegro mientras junta sus palmas y las pone de forma horizontal—. Tú haces así —señala y reallo más parecido a una palmada rápida—, pero debes hacer así. —Junta sus palmas despacio.
Taehyung asiente, vuelve a manejar y después de unos segundos frena despacio, pone toda su concentración en la acción y lo logra. Jungkook aplaude y hace reír a Taehyung.
El camino es tranquilo los primeros minutos, Tae se siente menos tenso al manejar el auto, lo lleva con mayor facilidad que antes. De vez en cuando voltea a ver a Jungkook quien presencia como crítico sus movimientos de sus manos yendo de un lado a otro y cuando siente su mirada en él, ve directo a sus ojos.
—Ojos en el camino —manda Kook—. Si voy a ser una distracción para ti será mejor que me vaya —comenta viendo al empresario sonrojarse.
—¡No! Yo estaré viendo el-
—Era una broma, Taehyung —dice entre pequeñas risas, Tae voltea hacia él y sonríe con la timidez que generó en él al sentir cosquillas.
Regresan al hotel vivos y con éxito, Taehyung le da las llaves a un botones para que guarde el auto mientras él entra junto a Jungkook al establecimiento. Van al ascensor, Jungkook saluda al botones allí que sigue siendo el mismo, ¿Acaso vive allí? Ya se siente observado.
Hay silencio dentro del ascensor, Jungkook carraspea su garganta y mira al castaño quien tiene su mirada perdida en algún punto.
—Yo... —susurra Jungkook, llama la atención del empresario —, quería decirte que hoy me divertí mucho—agradece, tenía la necesidad de decírselo.
El castaño primero lo miró sin expresión. Cuando termina la oración, sonríe hacia él y vuelve su mirada al frente porque no puede soportar que Kook lo mire sonreír de esa manera, siente que sus ojos lo incriminan demás, aparte que no está acostumbrado a que las personas vean sus reacciones sumisas a lo que hacen o dicen.
—Igualmente —contesta Tae—, lo más seguro es que no me hubiera reído ni la mitad de lo que reí hoy si no hubieras estado aquí.
Como si la tensión en el ambiente fuera contagiosa, Jungkook se hunde de hombros con gracia, le gustó lo que dijo, lo notó por las cosquillas en su vientre. Relame sus labios tratando de reprimir su sonrisa, pero esta sigue siendo visible.
—Es mi don —agrega Kook, a lo que Tae afirma entre risas.
Mientras casi llegan al último piso donde está su habitación, el botones frunce los labios para reprimir la ternura que le da su conversación.
Pronto el ascensor se abre, Tae sale dando un agradecimiento al botones y Jungkook igual junto a una despedida alzando su mano.
La puerta es abierta, Jungkook va a quitarse sus ropas y ponerse el pijama que compró. Por otro lado, Tae va a su escritorio a seguir con su trabajo.
Sin embargo, Jungkook ha notado lo cansado que se vio hoy, no ha dormido ni un poco y sigue trabajando, aun así.
—Si sigues así, mañana tendrás el triple de sueño que tienes ahora —comenta Kook apoyándose en una pared cercana a él.
Tae sigue vistiendo las mismas prendas que ha usado en el día, en cambio Kook ya tiene puesto sus shorts color perla de seda junto la camisa de cuello abierto del mismo material, un conjunto.
—Me gusta como te queda eso.
—No cambies de tema halagando mi apariencia, ya sé que me veo muy bien con seda.
Tae sonríe hilarante y vuelve su vista a sus papeles.
—Tengo que avanzar algunas cosas —dice Tae señalando sus papeles.
—¿Seguro? —pregunta mientras se acerca.
Una vez Jungkook llega hasta la mesa, se sienta en esta y toma los papeles de Tae examinándolos uno por uno, el empresario reposa su cuerpo en la silla mientras lo ve leyendo cada documento.
—¿Planes para el 2023? —lee Kook con incredulidad—, hace un poco más de una semana inició el 2022, Taehyung, por dios.
—Debo prevenir todo.
—Es cierto, pero muchas cosas pueden pasar en un año, ¿sabes?
—Entonces lo cambiaré.
—O quizá podrías esperarte un poquito para luego pasar todo a limpio, quizá ocurren nuevas ideas, pero no lo sabes porque una vez que lo escribes te encierras en que esto se hará sí o sí —habla mientras mueve los papeles por los aires, como si se tratara de una exposición.
Como si otra cachetada de conclusiones fuera, Tae se queda pensando mientras ve a Jungkook sentado en su escritorio, relame sus labios y asiente hacia sus pensamientos.
La verdad es que más de una vez ha tenido problemas por su sobrepensar, cuando tiene las cosas escritas desde un principio se le es difícil cambiar de planes ya que su mente se ha aferrado a la organización de estos.
Entonces, si ya sabe que le ocasiona problemas, ¿Por qué lo seguía haciendo? Pareciera que su mente no quisiera ni ceder eso por la organización que ha llevado su vida por tantos años.
Da una última mirada hacia sus papeles y se para del escritorio, extiende su mano hacia Jungkook para que le diese los que tiene en su mano, el pelinegro lo hace. Junta todo y ordena dando unos pequeños golpes contra la mesa y pone la pila de documentos a un costado, encima la pluma que utiliza para escribir. Luego apoya sus manos en el escritorio a un costado de las piernas de Jungkook.
—Supongo que tienes razón, comparando tantas cosas, tienes razón.
Jungkook asiente superior, Tae se para frente a Kook y luego recuesta su cuerpo en la pared.
—¿Cómo puedes hacer eso? —pregunta Kook.
—¿Qué cosa?
—Parecer tan despierto, pero estar muriendo de sueño, a mi me han salido unas bolsas bajo los ojos.
—La costumbre.
Su respuesta hace que Jeon lo viera con una sonrisa confundida.
—¿Costumbre de qué? ¿De tener cara bonita las veinticuatro horas del día? Juro que no te he visto desaliñado en ningún momento.
—Por eso, es la costumbre.
—Sigue sin tener sentido para mí.
Tae se acerca a él poniendo sus manos en la mesa al costado del cuerpo de Jungkook quien ni se inmuta por la repentina cercanía.
—Pues había días donde uno se queda estudiando hasta altas horas de la noche con tal de sacar la mejor nota de salón, y eso no es fácil, la gente tiene la errónea idea de que uno nace inteligente y lo demás viene por su propia cuenta —cuenta Tae, Kook mira a sus ojos sin expresión.
—Créeme que sé que ser inteligente no es fácil
Sus caras están a una cabeza de distancia, en realidad es la apropiada, solo que Jeon juega con esta.
Puede decir que está un poco decepcionado de Taehyung en estos momentos, pensó que iba a ser diferente y aquí está: siendo acorralado por Kim. Pero se repite que no debe sentir decepción, es su cliente, por supuesto que tiene derecho a reclamar lo que le toca.
Por otro lado, Tae creó esa cercanía por un simple juego, su intención no es hacerle pensar que se quiere acostar con él o besarlo; solo quiere conversar mientras ve cómo sus mejillas se tornan rojas porque a pesar de todo, se pone nervioso.
—Muchas personas me mintieron diciendo tantos mitos sobre la universidad —comenta Tae—. Unos me decían que era más simple que el colegio, otros que eran muchos más rectos.
—¿Y cuál es la verdad?
—Es que depende, hay unos profesores que parecen querer hacer tu vida imposible, otros que solo quieren acabar su clase e irse, pero todos te dejan tanto por hacer y aprender que sientes que las veinticuatro horas que tiene el día parecieran solo un par.
Mientras habla, examina las acciones de Jungkook, este lo mira con la cabeza levemente inclinada hacia abajo, tratando de dar un aire inocente que le incomoda, sus manos van a su cuello y empiezan a bajar por sus brazos; está actuando y Kim lo sabe, pero no dice nada, no se va a molestar, comprende el por qué hace esto.
Pues, al igual que él con su rigurosa organización de sus negocios que no puede dejar pasar ni cambiar su accionar fácilmente, Jungkook hace lo mismo con sus acciones que corresponden a su trabajo; él tantas veces ha hecho esto que se le es imposible cambiarlo, en su mente está impregnada la idea de que a esto se dedica, esto debe hacer porque le pagan.
Por supuesto que es así, Jungkook no está disfrutando esto, nunca lo hace, ahora mismo no lo aborrece porque lo compara con situaciones que vivió completamente peores. No obstante, el hecho que sus manos vayan por el cuello de Kim, acariciando sus orejas o mirándolo de manera lasciva, solo es parte de su trabajo, sabe qué hacer; cómo lo ha dicho antes, como si fuera un robot.
Antes que Jungkook fuera a llevar sus acciones a más, Tae toma una de las manos del pelinegro que se encuentra en su brazo izquierdo y la entrelaza con la suya sin brusquedad.
El acto hace que Jeon cambie de repente esa mirada que se ha esforzado en mantener y mire la mano del castaño que lleva la del pelinegro a la mesa para dejarla allí.
—¿Vamos a dormir? —pregunta Kim obviando lo que acaba de pasar.
Se separa del pelinegro y empieza a caminar hacia la habitación.
En el escritorio, Jungkook se queda sentado mirándolo caminar, no entiende su actitud, no sabe si Kim solo quiere jugar con él, ponerlo como un reto, manipularlo o acostarse con él cuando se le de la gana. Es horrible pensarlo, pero él mismo sigue repitiendo en su mente que solo para eso está aquí, es para esto por lo que las personas le pagan, lo buscan y lo quieren. Es confuso que este tipo ni siquiera parezca dar una iniciativa clara de lo que quiere de él, ¿Acaso le gustan los roles o por qué no hace lo que todos hacen con él?
Pensado en ello, no se da cuenta que se está deshumanizando otra vez. Jeon está tan acostumbrado a conseguir la atención de las personas mediante su sexualización que ahora que las cosas no salen como piensa le es tan extraño. ¿Qué quería Kim de él? Teme que esté haciendo algo mal, que algo le desagrade a tal punto de no querer realizar lo que debe.
—Si no te vas a acostar conmigo entonces ¿para qué me contrataste? —pregunta Jungkook bajándose de la mesa, parece confundido (con razón) y molesto (porque teme que sea un juego del empresario).
Tan normalizado tiene ser tratado como un objeto sexual que cuando las personas no lo usan así, se le hace tan raro y solo logra pensar que sus acciones de amabilidad buscan ser recompensadas con sexo, fotos o demás cosas.
Kim voltea sorprendido por la pregunta, mira hacia un lado y luego alza su mirada sin expresión alguna.
—La verdad —habla Tae—, la primera vez que te contraté pensé en hacerlo, pero estaría obligándome; no era por ti, era por mí. Y por qué te pagué para que te quedaras estas dos semanas es porque me cautivaste, tu personalidad lo hizo, solo eso.
Jungkook se mantiene en el mismo lugar mientras el empresario lo ve. Lo que dijo le hace sentir bien, como un repiqueteo en su corazón, aunque esto solo dura segundos, pronto se siente incómodo, ¿Dice eso como una amabilidad pura o con precio? Cada palabra que sale de su boca es sobrepensado por Kook.
—Conmigo no es necesario que finjas toques o miradas, Jungkook, solo sé tú mismo —agrega con simpleza y sigue caminando hacia la habitación.
Es bonito ver como Jungkook se pone nervioso o tímido por las cosas que le dice Taehyung, pero es triste entender que su reacción sea así porque hace tiempo que nadie le muestra respeto básico. Además de los pensamientos intrusivos que tiene cada que Tae, con la mejor voluntad, dice esas cosas. Ojalá en algún momento Jungkook pueda creerle.
...
La mañana siguiente Jungkook despierta con normalidad, ve a Tae dormir a su costado, parece tan tranquilo.
Sigue pensando sobre las cosas que dijeron ayer, hizo una pregunta directa y el castaño le respondió de la misma manera. Qué sentimiento tan extraño está teniendo.
Minutos pasan y el televisor se prende, Jungkook voltea a ver la pantalla, luego a Tae echado viendo esta, tiene sus ojos entrecerrados, recién despertando.
—Buenos días —saluda Kook, el castaño lo mira con sus ojos risueños y sonríe mientras se estira.
—Buenos días. —Se echa de costado para verlo mejor—, ¿Qué tal dormiste?
—Muy bien, me moría de sueño ayer, pero de todas maneras no me importa desvelarme viendo esa serie.
—Quizá lo hagamos más tarde —comenta Tae.
El empresario se para hacia sus cajones y ropero para buscar su ropa. Jungkook se queda en la misma posición estando confundido.
—¿No te quedarás? —pregunta el pelinegro mientras se sienta en la cama.
—Tengo algunas reuniones con mi equipo, Min está que hace más difícil la situación.
Por alguna razón desconocida para Jeon, siente un poco de tristeza y decepción, quiere que se quede a ver esa serie o salir a dar un paseo, acepta que Kim le agrada un poco.
Taehyung se mete al baño, Jungkook pierde su vista en alguna parte de la televisión por donde pasan noticias las cuales no presta atención.
Minutos después, Tae sale del baño vistiendo unos pantalones grises oscuros elegantes, dentro una camisa verde de cuello grande con estampado de un verde más claro, va hacia su cómoda y se colocó un collar de plata. Se abriga con un saco del mismo color de sus pantalones, plancha la ropa con sus manos y pone su maleta en su hombro mientras ve su celular.
—Cierto —susurra Tae yendo hacia Kook, se sienta a un costado de la cama—, ¿Me darías tu número? Por si pasa algo y necesito comunicarme contigo.
Es obvia la duda de Kook sobre la pregunta, Tae sonríe negando con gracia y baja un poco la cabeza.
—Lo borraré cuando acabe tu contrato, lo haré frente tuyo.
Jeon no puede pedir más, así que accede y le da su número. Sin más, se para de la cama cuando el empresario lo hace.
—Mientras tanto ¿Qué haré? —pregunta siguiéndole hacia la puerta, Tae voltea confundido por la pregunta.
—¿Me estás pidiendo que te diga qué hacer mientras no estoy?
La incredulidad en la voz del empresario le deja muy claro a Jungkook lo que está haciendo, incluso él siente vergüenza por su pregunta, se sonroja y se para derecho.
—No lo hice —habla Jeon, Tae asiente riendo.
—Si sales, no te olvides la tarjeta del cuarto, sino tendrás que esperar hasta que llegue.
El empresario abandona el cuarto, antes le sonríe como despedida, esto crea un cosquilleo en Jeon quien queda con una cara de bobo mirando la puerta. Pronto se da cuenta de su expresión y la cambia a disgusto de lo que está sintiendo.
Acepta que le gusta, pero decir que una persona le gusta no lo considera la gran cosa, decir que lo ama sí. Por ello, acepta que Tae le gusta, solo un poco; es atractivo, inteligente, amable, directo y tiene una sonrisa bastante bonita, sus conversaciones son cálidas, hasta ahora no ha dicho nada fuera de lugar, lo trata muy bien, con roces pequeños que no lo llegan a incomodar, siempre que está concentrado en el trabajo se ve bastante bien, buen gusto en vinos, el sonido de su risa es apreciable, sus halagos son algo creativos y no parece alguien falso; pero solo le gusta, le atrae un poco.
No mucho, no importa, el punto es que es normal sentirse cautivado por el castaño.
—Ya cállate, Jeon, quita tu cara de baboso —se dice a sí mismo.
La tarde fue relajante. Puso música a todo volumen, pidió comida, se dio un baño de burbujas, se puso una y otra prenda encima para ver los posibles atuendos que usaría, practicó delineados, cantó, bailó y se cansó. Quiso ver la serie, pero a la vez no quiso hacerlo sin Tae.
Al llegar la tarde, se aburre, tampoco le apetece salir a pasear solo, tanto tiempo que ha pasado en las calles que eso ya le aburre. Claro que son situaciones diferentes, pero Los Ángeles está rodeado más de turistas que otra cosa, ya ha visto las tiendas de ropa y demás cosas.
Entonces se le ocurre una idea, sorprender a Tae en su trabajo.
Tae le dijo que iba a regresar alrededor de las cinco de la tarde. Son diez para las cinco, con suerte y Kim sigue allí. Bueno, no es suerte, es lo más seguro.
Jungkook tiene puesto un pantalón rojo oscuro ancho con un crop top elegante de color blanco, para abrigarse elige una casaca de cuero delicada, no le gusta las que parecen de motociclista, no van con su estilo, lo suyo es lo sutil y elegante, a veces es algo extravagante, pero sin llegar a lo brusco; es decir, si le ponen dicha casaca de cuero de motociclista junto a una de brillos, elige la de brillos.
Se peina, se pone un poco de maquillaje, en un bolso guarda la tarjeta del cuarto y su celular. Baja por el ascensor saludando al botones dentro. Al salir hacia la sala principal, ve a Nam quien sigue pareciendo molesto, tiene su celular en su oreja y reniega al mirar el objeto.
Es extraña la situación, no lo conoce muy bien, pero puede sentir la tensión en el ambiente.
—¿Qué pasó? —pregunta Kook al botones quien se ponr nervioso cuando le habla.
Jeon ve que unas personas van a acercarse para usar el ascensor, entonces empuja al botones dentro de este y espera a que la puerta se cierre. Jeon es un chismoso, no lo niega, aunque también quiere saber lo que pudo pasar para tratar a Nam depende la situación, qué decir o qué no.
—Disculpe, yo no- —trata de defenderse el chico, pero Jeon lo interrumpe.
—No le creo, siempre está atento a lo que pasa alrededor.
¿Han oído de los privilegios de la gente bonita? Si su respuesta es que sí, déjenme decirles que sí existe. Si su respuesta es que no, pues es literalmente lo que dice sin más vueltas, sacar ventaja por ser bonito o bonita.
Jungkook sabe que no solo es bonito, es atractivo, es su trabajo serlo, como se lo ha estado repitiendo más veces de la que quiere durante meses. Esto le puede ayudar para que el chico hable.
Solamente se porta amable e incluso un poco coqueto, no lo toca ni se le insinúa, solo dice sonriente:
—Perdón, fue demasiado, quería saber lo que pudo haber pasado porque no quiero cometer algún error al hablar.
Mientras habla, mira a los ojos del chico, sonríe con delicadeza fingiendo timidez, supo que logró su objetivo cuando ve al botones tragar saliva y sonrojarse.
—N-no se preocupe —susurra el botones sin poder apartar la vista de su rostro —, se lo contaré sin problema, pero no diga nada.
Jungkook sonríe asintiendo sin hacer notar lo satisfecho que está.
—El señor Nam tiene una pareja, ha venido a Los Ángeles bastantes veces por una tienda de asesoría de imagen que tiene, esa tienda es una de las mejores, tiene todo tipo de ropas caras y de buena calidad. De lo que sé, el señor Nam está con él desde hace bastante tiempo, supuestamente el señor Jin iba a venir el domingo, pero dicen que lo han visto en su tienda, él no ha aparecido por aquí y mucho menos le avisó al señor Nam sobre su pronta llegada.
Jin, asesor de imagen, tienda de ropa cara y de buena calidad, son bastantes coincidencias.
—¿Sabe cuál es el nombre completo del señor Jin?
—Jin Kim.
Jungkook abre sus ojos de par en par, entonces llegan al primer piso.
—Gracias por la información, cuídese —dice rápido y camina fuera del ascensor.
El mundo es muy pequeño, ayer estaba comprando en la tienda del novio de Namjoon sin tener la mínima idea de ello. Recuerda haber oído hablar a Nam sobre él minutos antes que Julia llegue, oyó con claridad que dijo que Jin llegaría el domingo y tendrían una cena. Entonces ¿qué hacía aquí y sin avisar a su pareja de años? Dos opciones, está haciendo una sorpresa o es infiel; esperemos que sea la primera.
—Joven Jungkook —llama alguien. Al voltear, ve al susodicho, Namjoon—, ¿Qué hace aquí?
—Eh... yo. —No puede verlo a los ojos, sabe mucho—, pensaba ir a la oficina de Tae, pero olvidé que no sé dónde queda.
—No se preocupe por eso, ¡Carl! —llama de pronto.
Jungkook mira a los lados esperando ver a quien sea Carl, ve al chofer quien siempre lleva a él y Tae en la limusina acercarse. Kook saluda al igual que él. Este es robusto y alto, quizá más de metro ochenta, su piel es canela, tiene cabello negro, lleva un traje negro y mientras camina se pone un peculiar sombrero
—Lleva al joven a la oficina de Taehyung —ordena Nam a Carl.
—Entendido señor.
Una vez la limusina fue traída a las puertas del hotel, Kook sube. Se acomoda en los asientos grandes mientras el chofer maneja y lo ve de reojo por el retrovisor.
—Disculpe, ¿está muy lejos? —pregunta Kook segundos después de iniciar el viaje.
—No, joven, está a unos diez minutos.
—Oh —dice abriendo un poco sus ojos de manera curiosa—, tres canciones...
—¿Desea conectar el Bluetooth? —ofrece el chofer.
Jungkook lo observa por el retrovisor como si lo que dijo fuera la mejor proposición de su vida, agarra su celular, lo mira por un momento y vuelve hacia el espejo.
—¿Puedo? —pregunta nervioso.
—Por supuesto.
En unos segundos el Bluetooth es conectado, Jungkook abre su playlist y pone una canción de Bruno Mars, la empieza a tararear sin vergüenza.
—¿A usted le gusta Bruno Mars? —pregunta Kook queriendo formar una conversación.
El chofer sonríe y asiente.
—¿Qué otros artistas le gustan? —cuestiona mientras agarra su celular para poner alguna canción que él desee.
—Eh... —murmura el chofer sin esperar esa pregunta—. ¿Juan Luis Guerra?
—¿Juan Luis Guerra? No lo había oído antes.
Busca en su reproductor y pone la primera canción que encuentra. En silencio la empieza a escuchar, ve cómo el chofer empieza a mover la cabeza al ritmo de la canción. Jungkook disfrutando de la melodía, empieza a dar golpecitos con su pie hasta que llegan al lugar.
El auto se estaciona, Jungkook desconecta su dispositivo del auto. Se cuelga el bolso en su hombro y se prepara para bajar.
—Listo, joven, ¿Desea que lo espere? —dice el chofer mirándolo por el retrovisor.
—No es necesario, volveré con Tae- El señor Kim —se corrige, el chofer ríe —. Volveré con Taehyung.
—Entendido.
—Una pregunta más, espero no sea una molestia. —El chofer espera sonriente a que pregunte—, ¿puedo llamarlo Carl?
—Claro, no hay problema.
Se despiden, Jungkook entra al edificio y Carl vuelve al hotel, otro más que cayó en los encantos de Jeon, ese chico le agradó demasiado, solo puede decir que es muy amable, viste bien y que espera verlo más seguido junto al empresario.
Pasando a otra realidad, Jungkook pasa a la recepción, ve a una señorita escribiendo en una computadora.
—Hola —saluda Kook con simpleza y alegría, ella responde igual —, venía a ver a Taehyung Kim.
—No se preocupe, ahora se lo comunico, ¿de parte de quién? —dice ella mientras agarra un teléfono.
—En realidad, quería darle una sorpresa.
—Bueno... no sé si pueda hacer eso.
—Soy su novio, no se preocupe.
La señorita no pudo ocultar su impacto, ¿Kim con pareja? Interesante, de todas maneras, no se va a entrometer en su vida privada, así que asiente y cambia de nuevo a una expresión amable.
—Entonces no habría problema. Puede subir por el ascensor al piso dieciocho, joven... —alarga la última palabra esperando escuchar su nombre.
—Jungkook, Jungkook Jeon.
—Correcto, notificaremos a la seguridad de su presencia, puede subir.
Jeon agradece, sube al ascensor hasta el piso indicado. Cuando pasa, dice su nombre al personal de seguridad quienes dejaron que camine por el piso.
Ve a varias personas corriendo de un lado a otro. Luego ve una sala rodeada por paredes de vidrio, dentro se encuentra Tae sentado en una silla con expresión serena y superior mientras los demás conversan.
Se esconde rápido antes que lo vea, sigue caminando sin llamar la atención y se escabulle en la oficina de Tae, claramente es de él porque señala su nombre allí. Tiene paredes de vidrio, pero a comparación de las anteriores, estas son negras y no se puede ver a través de ellas. Cuando pasa, se da cuenta que son polarizadas, pues una vez dentro puedes ver a las demás personas fuera.
Mientras, en la sala de reuniones:
—Ya se llamó al banco —habla Jeff—, solamente queda mantenerse fuerte en la decisión, y así, Min no verá más opción que ceder la empresa. —Da por finalizada la reunión luego de la conclusión.
El dolor de cabeza de Tae ha vuelto. Mientras Jeff está tan seguro de lo que hacía, Kim se siente en una disputa mental, pero no dice nada, solo sigue pensando.
Taehyung toma su abrigo, lo cuelga en su antebrazo, camina con la expresión seria hacia su oficina, abre la puerta, alza la mirada, ve a Jungkook sentado en su silla echando su cuerpo en ella mirándolo curioso. Kim cambia su expresión a una sonrisa.
—¿Jungkook? —pregunta con una sonrisa—, ¿Qué haces aquí?
—Estaba aburrido en el cuarto, tuve curiosidad por tu oficina y le pedí al chofer que me llevara —cuenta parándose de la silla, va hacia él y luego apoya su cuerpo en el escritorio—. ¡Sorpresa! —dice alzando sus manos con gracia.
Por la acción, Tae no evita sonreír, le parece lindo de su parte que venga hasta aquí por cuenta propia.
—Perdón si es demasiado —comenta el pelinegro, Kim se apresura a negar.
—Para nada, es lindo.
Jungkook tiene de nuevo esa sonrisa boba en su rostro, relame sus labios y vuelve a subir su mirada hacia él.
—¡Oh, cierto! —exclama tratando de cortar el silencio entre ellos—, ¡¿sabes por qué Nam parece enojado?!
—Entonces no era solo yo, también lo noté enojado, ¿por qué?
Justo cuando Jeon iba a hablar, Jeff entra por la puerta de la oficina de Kim sin tocar, ambos lo ven con algo de asombro por la entrada.
—¿Interrumpo algo? —pregunta él disponiéndose a salir.
—No, para nada —habla Kook, Tae iba a decir que sí.
—¿Quién es él? —dice Jeff.
Por la pregunta, Kook se acerca a Tae quien posa su mano en su hombro dando un par de palmadas.
—Él es Jungkook, mi...
—Compañía —completa Kook con una sonrisa hacia Jeff quien también sonríe.
—Sí. Jungkook, él es Jeff, mi abogado —presenta Tae.
El mayor sonríe de manera exagerada, Jeon se acerca y chocan las palmas como saludo, el señor aprieta mucho su mano, eso siempre le causa desconfianza al pelinegro.
—Y fiel socio —habla él, Kook se limita a asentir con una sonrisa amable.
Una vez separados, hay un silencio incómodo, Tae y Kook se miran entre ellos y luego Jeff habla.
—Taehyung, necesitas quedarte, hay un tema sobre Min, sigue intentando tener más contratos.
—Jeff, acabamos de salir de una reunión sobre eso, tengo hambre.
—¡De todas maneras! —exclama el señor.
¿Así son todas las personas en el trabajo de Kim o solo es él? A Kook le parece irritante, también nota lo incómodo que se ve Tae por esto, se quiere ir y con mucha razón.
Toda la bendita mañana Taehyung ha estado conversando del mismo tema, no ha desayunado y mucho menos almorzado. La reunión debió acabar a las cinco, pero ya son un poco más de las seis de la tarde, tiene hambre, sueño y un dolor agudo en su cabeza.
No sabe cómo salir de allí, en cambio, Kook sí.
—¡Cierto, Taehyung, casi me olvido! —exclama Jeon, el empresario lo ve confundido—, tenemos ese pendiente.
—¿Qué pendiente? —Para ser empresario es malo en indirectas.
—¿Cómo no te acuerdas, Tae?, ayer lo hablamos, ese pendiente —dice de manera clara, Tae comprende.
—Oh... sí, ¡Cierto! ¿Qué horas son? —añade—. ¡Son más de las seis! ¡Vamos tarde! —exclama con sorpresa.
Jungkook sigue el juego, finge desesperación, agarra su bolso junto al de Tae quien sostiene su abrigo.
—Será mañana, Jeff, debemos irnos —dice mientras camina junto a Kook, se limita a dar un par de palmadas en el hombro del señor.
—¿Qué pendiente?
—Uno importante —contesta Tae.
Sin hacer más caso, Tae toma la mano de Kook, caminan rápido y en silencio hacia el ascensor, bastantes personas de allí se despiden de Kim, él contesta rápido. Entran al ascensor sin separar sus manos, este se cierra y suspiran.
—Me salvaste —agradece Tae—, ese señor me tiene un poco harto.
—Despídelo.
—No es así de fácil, es bueno en su trabajo.
Sus manos se separan cuando Tae tiene que sacar las llaves del carro de su bolsillo, mira a Jungkook y este se hunde en sus hombros.
—Mejor maneja tú, para que practiques —habla Jungkook, Tae acepta.
Caminan hasta el carro, Tae mete la llave en el carro y el silencio en el que están fue interrumpido por una llamada entrante de Kook. Este está metiendo las maletas en el carro, al final deja estas en la silla y saca su celular de su bolso, ve el nombre de Jimin en la pantalla.
—Un rato yo... —dice Kook señalando su celular, Tae asiente tranquilo.
Jungkook responde la llamada mientras se aleja unos metros de donde está Kim.
—¿Jimin? ¿Pasó algo?
—¿Estás bien? —pregunta preocupado.
—Dios mío, no inicies así una llamada. Claro que estoy bien —contesta mientras apoya su cuerpo en un carro cualquiera.
—Ha pasado algo, no tiene que ver conmigo, pero creo que deberías saberlo.
—Dilo —habla bajo teniendo el ceño fruncido, presiente algo malo, sus latidos se aceleran.
—¿Recuerdas a Cinty? —Kook afirma—. Acaban de encontrarla muerta cerca de la esquina donde se paraba y yo... Jungkook, yo la vi ayer, yo estaba con ella ayer —susurra, su voz se entrecorta—. Pude haber sido yo o tú.
Deja de apoyarse en el vehículo cuando escucha la noticia, abre sus ojos por la sorpresa y temor, mira por un momento al empresario quien también lo mira. Se pone de espaldas para que no vea sus expresiones.
—Pero no fue así. No salgas de casa, quédate allí, que las cosas se calmen, ¿bien?
—Soy un idiota, Jungkook, perdóname —solloza, preocupa mucho más a Kook.
—¿Estás bien? ¿A ti te hicieron algo?
—No, solo me acaban de llamar y me dieron la noticia, me estaba arreglando para salir al boulevard y ganar algo. —Su voz suena difusa—. Jungkook, ya no quiero volver allí, al club, fue mala idea probar nuevas cosas con ellos, perdón.
—Eso no importa, estás a salvo, solo quédate en casa.
—Lo dejaré, las drogas y eso, es temprano, no he probado mucho y no siento que las necesito o yo qué sé, solo... me quedaré aquí hoy.
—Bien, me tengo que ir, por favor no salgas y gracias por decirme —dice poniéndose de perfil cubriendo su boca y parte del celular.
—Cuídate mucho.
—Tú igual, te quiero.
Cuelga la llamada, empieza a caminar hacia el auto rojo sin ver al empresario, la noticia ha hecho que su cuerpo empiece a temblar, incluso teme entrar al carro ahora y que algo le pase en el transcurso. Ahora solo le queda confiar en Jimin, en que se quedará en el cuarto y no saldrá.
—¿Todo en orden? —pregunta Kim, sabe la respuesta pues estuvo atento a sus expresiones mientras Kook contestaba la llamada. Vio como su expresión tranquila cambió a una de asombro, luego a una temerosa y como decía cosas con preocupación.
—Sí, no es nada —miente, es tan obvio para Tae quien se queda un momento apoyado en el techo del auto pensando sobre lo que acaba de pasar.
Cada uno entra al auto en sus respectivos asientos, minutos después se encuentran en la pista. Hay un silencio inundando el ambiente, Tae ve por el espejo el rostro de Kook, afligido, temeroso, triste, no para de mover la pierna y frotar sus manos. No va a insistir en preguntarle, sería mucho peor, sin embargo, puede intentar distraerlo.
—Ahora que estamos solos —empieza Tae—, cuéntame sobre Nam, ¿Qué pasó?
—Sí... —contesta saliendo de sus pensamientos, pone sus manos en sus mejillas para calmarse—. Al parecer Nam tiene una pareja —habla queriendo tranquilizarse.
—Ah sí, Jin, no lo conozco en la vida real, solo he oído de él.
—Sí conoces a Jin, en realidad —informa con gracia, Tae lo mira por un instante con el ceño fruncido por la confusión—. Ayer, en la tienda que fuimos a comprar ropa, el gerente quien nos atendió.
—¡¿Era ese Jin?!
—¡Sí! —exclama con entusiasmo, el movimiento de su pierna va disminuyendo—. ¿Qué pasó? Pues, ese día donde me diste dinero para comprar algo para la incómoda cena, Nam me ayudó, me llevó a su oficina y allí habló con la asesora de imagen, escuché que le dijo que Jin llegaba el domingo, pero nosotros ya sabemos que no fue así, a no ser que haya más Jin Kim en Los Ángeles que tengan locales de tiendas de ropa de primera.
—Oh... entonces Nam está molesto por eso, ¿no lo ha llamado?
—Al parecer le ha estado llamando, pero no contesta y cada que lo quiere ir a ver, no lo encuentra.
—¿Cómo sabes?
—Bueno, lo primero es porque el botones que siempre está en el ascensor que subimos me lo dijo, lo último es una suposición mía.
Tae ríe por lo último que dice, pues a pesar de ser una suposición lo toma como si fuera un hecho.
—¿A dónde vamos? —pregunta el pelinegro.
—Al muelle de Santa Mónica —contesta tranquilo—, me duele la cabeza y quería despejarme.
Pocas veces Jungkook ha ido a ese lugar, y de esas pocas no tiene buenas experiencias. No dijo nada eso.
—¿Puedes poner música para el camino? —pregunta Tae mientras vuelve a avanzar.
—Claro, ¿qué quieres escuchar? —Jungkook agarra su celular y lo conecta al auto.
—Elige tú, edúcame.
Cuando Tae ve a Kook sonreír, lo hace también. Es un experto si de calmar personas se trata, siempre ha tenido ese papel. Eso solía ser una molestia en su juventud porque siempre estaba para los demás, pero nadie para él; ahora la situación es diferente, Jungkook parece esforzarse por no parecer preocupado por lo que sea que haya pasado en esa llamada.
—No importa si lloras, escucharemos a Joji, es por tu bien —bromea Jeon, pone la primera canción.
Así, manejan sin conversación de por medio, solo los dos en camino al muelle de Santa Mónica disfrutando de la carretera libre y del sonido de la música. Tanta fue la tranquilidad del ambiente que Jeon parece querer dormirse, pero solo cabecea y luego pone erguida su cabeza.
—Puedes dormir, si quieres —propone Tae.
Ni bien habla, Jungkook se sienta recto, niega varias veces y pone su mirada fija en el camino.
Pronto llegan a su destino, Tae busca un lugar donde no hay tanta gente, se estaciona, desabrocha su cinturón y ve por su ventana un puesto de hamburguesas.
—Llegamos —susurra Tae, Jeon asiente manteniendo su mirada en el paisaje—. Voy a comprar hamburguesas, ¿quieres? —Vuelve a asentir y se desabrocha el cinturón.
—Voy contigo.
El empresario no se queja, bajan del carro y van al puesto de hamburguesas, piden un par. Jungkook se siente en tanto peligro que ve la posibilidad de que Tae le ponga algo a su bebida o comida.
Una hamburguesa es puesta frente suyo, pronto la otra.
—Agarra la que quieras —dice Tae hacia Jungkook.
A veces piensa que el castaño lee su mente. Las acciones que Tae hace después de algún pensamiento son coincidencia o lee sus movimientos, por supuesto que es la segunda.
Vuelven al carro, la música sigue sonando estando conectada al celular de Kook. Dentro, ya acomodados en sus asientos, dan la primera mordida a su comida.
Si le preguntan a Jeon, ha probado mejores. Si le preguntan a Kim, está deliciosa, o será que no ha comido nada en todo el día, el comer por fin le da tanta satisfacción.
—Está deliciosa —comenta Tae una vez que dio el primer bocado, Jeon sigue masticando mirando a un punto fijo—. Bien, ¿qué pasó?
—Nada.
—Jungkook, no te conoceré tan bien, pero es más que obvio que algo ha pasado.
Jeon se mantiene callado mientras mastica su hamburguesa, mira un instante a Kim y vuelve su vista hacia su comida, sigue nervioso.
—Igual, si te lo digo ¿Qué harías?
—Lo más seguro es que nada más que escucharte y darte apoyo, no puedo hacer más.
Piensa en contárselo, decir lo que está pasando y por qué se ve tan nervioso, más de lo normal. Sin embargo, algo le impide, será su desconfianza pues no quiere decir nada.
—Estarás aquí dos semanas, ¿las dos semanas estarás con ese nudo en la garganta? —dice Tae, dio un segundo mordisco a su hamburguesa.
—No es un secreto, ha pasado antes, algunas veces ha salido en las noticias si lo consideran relevante.
—Supongo que es lo suficientemente cercano para que temas por ello.
Por otro lado, es un peso para Jungkook tenerlo consigo y no sacarlo, lo carcome por dentro el temor, más si es consciente que pudo ser él o Jimin a quienes encontraran muertos. Pues, otra vez, en este trabajo nunca sabes con qué tipo de persona te vayas a encontrar.
—Tú ¿Qué crees de nosotros? De los que trabajamos en esto —habla Kook, Tae lo observa un momento y luego vuelve su mirada al frente.
—¿Con sinceridad?
—Por supuesto.
No hablan por segundos, Tae piensa su respuesta y Jeon baja un poco el volumen de la música, da un mordisco a su hamburguesa y presta atención cuando el empresario vuelve a hablar.
—Creo que les han cerrado las puertas, no solo de oportunidades laborales, creo que todos le han cerrado las puertas, amigos, familia, trabajo, todo —opina Kim, Jeon asiente lentamente sin expresión alguna.
—No es objetivo, pero sí, una gran parte de nosotros se puede resumir en eso. ¿Te has preguntado por qué me comporto desconfiado contigo más aún cuando no pareces interesado en acostarte conmigo?
—Sí, muchas veces, pero creo que la razón es porque prácticamente soy un desconocido.
—Esa es una razón. La otra es la famosa frase "nunca se sabe". Siempre que hay un nuevo cliente debemos ser extremadamente cuidadosos porque nunca se sabe. Nunca se sabe qué tipo de persona será, qué cosas le gustará o si es capaz de hacer ciertas cosas sin consentimiento
Aun así, Jeon no le hubiera explicado, se puede saber por simple suposición su desconfianza, a pesar de ello, quiere escucharlo. Tae es un desconocido para Kook, igualmente él lo es para Kim, y si de esta manera logra conocerlo más, será perfecto.
—¿Has tenido situaciones así? —pregunta Tae con tranquilidad mirando hacia Jeon quien sigue mirando su pan.
—No quiero hablar de eso —responde en un hilo de voz—. A lo que me refiero es que este trabajo no es fácil, incluso mi situación no es tan grave como las que he visto. Madres trabajando en esto, menores de edad, otros por ayudar a otros, casos increíbles que solo me hacen preguntarme ¿Cómo pudimos terminar así?
Al terminar de hablar mira a Tae quien está atento a lo que dice, luego pone su vista al frente.
—Perdón, no debería estar hablando esto contigo —se apresura a decir, se siente apenado y muy fuera de lugar.
—No, sigue hablando, te estoy escuchando.
Puede que hablar de estos temas con su cliente es lo menos adecuado, pero lo está pidiendo; Kook necesita desahogarse y Tae quiere escucharlo, está dispuesto a aprender, informarse y dejar de vivir en la ignorancia de ciertos temas.
—Lo que trato de decir es que cuando uno de nosotros muere, a nadie le importa, ni es lo suficientemente entretenido para llamar al morbo y mucho menos a las noticias, a no ser que sea un caso increíble y digno de un documental. Si no somos entretenimiento de cualquier tipo para las personas, a nadie le importamos. Las muertes en el mundo de la prostitución son más constantes de lo que se cree, y no todas son por enfermedades o drogas, también existen los asesinatos.
Ambos suspiran al terminar de hablar, el tema ya es pesado de llevar como una conversación.
—¿Por eso has estado así desde esa llamada? ¿Alguien murió?
—No la conocía mucho, no era cercana, pero siempre que pasa eso solo me pregunto si el próximo seré yo, entonces temo hasta por dar un paso en la calle.
Lo dicho logra que una sensación fría recorriera la columna de Kim, ve a Jeon serio, mordiendo poco a poco la hamburguesa en sus manos y masticando con la misma lentitud.
Quiere decirle "Sal de ahí", como si Jeon no lo hubiera intentado, por supuesto que lo hubiera logrado si fuera tan fácil como decirlo. Esto le lleva a preguntarse: ¿Cómo terminó aquí?
—Cuando estaba en el colegio —cuenta Kim—, tenía una compañera, era mi competencia, peleábamos por el primer puesto de manera amistosa, nunca una rivalidad real. A veces ella me ganaba, en especial en letras. Cuando nos graduamos, le deseé la mejor de las suertes, ella quería estudiar lingüística. Desde allí, no supe de ella hasta que tuve veintitrés, uno de mis amigos de promoción me contactó, me dijo que ella había muerto.
» Le pregunté cómo, pensé en alguna enfermedad terminal o un accidente fatal. Cuando mi compañero me dijo que la encontraron muerta en un callejón con claras pruebas de violación, me dieron ganas de vomitar. Me contó que ella era prostituta desde un poco más de seis meses, no supe cómo tomarme eso, ¿Cómo una persona que parecía tener tanto futuro terminó así? ¿su familia? ¿acaso todos la abandonaron? Hasta ahora no sé cómo terminó así, nunca hablé con su familia porque nunca me contestaron, supongo que ellos la dejaron de lado. Pero ¿por qué?
Hablando de esto, Jeon no se siente juzgado. No es la típica habla desde el privilegio de una persona con dinero, sino uno quien se esfuerza en comprender la situación.
—Hay muchos casos así. Una chica también decía que era muy buena en los estudios, luego el estrés, abandono de la familia con los estudios, malas juntas, malas decisiones, cuando todo eso se acumula muchas cosas pueden pasar y no buenas.
—Yo lamen-
—No lo digas.
Mientras le cuenta casos de personas alternas, Kim no deja de pensar en lo que pudo haberle pasado al chico a su costado; cuando preguntó por ello no lo negó, la respuesta que dio lo afirmó y dio a entender que ahora no es momento para hablarlo. No obstante, anhela saber cómo se habrá sentido en ese momento, ¿Confundido? ¿Asustado? ¿Qué pensamientos pasaron por su cabeza? No lo sabe, pero es más que cierto que causó una ruptura en él por la expresión en sus ojos.
—¿Cómo terminamos hablando de esto? —dice Kook carcajeando levemente, arruga la envoltura de la hamburguesa y juega con ella manteniendo su triste sonrisa—. Yo solo quería ir a verte al trabajo y terminamos reflexionando.
—Eso está bien, cuando uno no habla de su presente duele y es peor cuando se vuelve pasado porque te atormenta.
—¿Y tú? Pareces atormentado por tu presente.
Kim ríe y asiente, da una última mordida a su hamburguesa e hizo una bola con la envoltura.
—Por eso voy a terapia desde los catorce —informa—. Puede que no haya tenido problemas si de dinero se trata, pero... bueno, mis padres eran algo rigurosos. No eran malos, tampoco buenos. No tenían una relación de casados destacable, pero tampoco nefasta.
—¿Entonces? ¿Hubo algo que te afectó para que digas eso?
—Solía exigirme mucho para ser el mejor, creo que hasta ahora tengo algunas actitudes que me llevan a eso.
—¿En serio? No me había dado cuenta —contesta con ironía, ambos ríen un poco.
Jungkook lo mira para que siga hablando, ahora él quiere escucharlo.
—Mis padres me han educado bajo el pensamiento que si no eres el número uno, tu destino es ser nadie. Estaba perturbado con eso, desde pequeño me esfuerzo en todo, es lo que recuerdo de mi infancia. Con el tiempo se volvió más difícil, entonces uno cae en estrés, el estrés lleva a adicciones y las adicciones te llevan a más estrés, depresión y culpa.
—¿Qué tipo de adicciones?
—Primero, empecé a fumar a una edad temprana, robaba los que tenía mi madre, los llevaba a mi habitación y los fumaba cuando estaba solo. Luego sentí culpa al procrastinar, si no estaba estudiando o haciendo tareas pensaba que estaba perdiendo el tiempo, subestimaba el descanso y cuando tenía alguno me castigaba.
—Y ese castigo era...
—Me autolesionaba.
—Oh.
El ambiente que forman, confiando el uno al otro contando ciertos detalles de ellos mismos se vuelve más cálido, ya no sienten esa tensión que les hace pensar que hay algo malo en lo que hacen, al contrario, ahora es más cómodo hablar de temas tan sensibles para ellos.
—Tengo algunas marcas en mis brazos aún, fueron malos días —cuenta en suspiros—. Podría decirse que es un tema arreglado, pasó casi un año para que decida pedir ayuda, sentía que si seguía así me iba a terminar matando porque mi mente lo quería, pero cierta parte de mí no.
—¿Tus padres lo sabían?
—Lo supieron cuando mi terapeuta los citó, ellos solo se mantuvieron callados, cuando llegamos a casa me abrazaron y continuaron su vida, el cambio que hubo fue que conversaban más conmigo y no solo de estudios.
—¿Y cómo te encuentras ahora?
—Estresado, porque Yoongi Min no quiere dar su bendita empresa a pesar de que estoy haciendo lo posible para que lo haga ¡Pero el maldito es fuerte! ¡No se deja! ¡Y no quiero aceptar que necesitaré terapia por Yoongi si no cede de una buena vez! —dice causando una sonrisa en Jeon, voltea a verlo y le muestra una sonrisa cálida.
El absurdo comentario hace que ambos rían y dejen sus problemas de lado, pero luego Tae dice:
—Mucho mejor, alegremente mis padres no fueron de los que dicen que un dios me salvará o el amor lo puede todo, aceptaron desde el primer instante que la ayuda profesional era la solución.
—Supongo que sí, la única vez que fui a un psicólogo fue en el colegio por un problema que tuve y él solo me dijo "No es para tanto", tampoco pediré mucho, era gratis y creo que tuvo un mal día, sé que no es excusa a su mal profesionalismo, pero bueno, la vida sigue.
Asintieron a ello, si hubieran tenido alguna bebida habrían hecho un brindis.
—En serio ¿Cómo terminamos haciendo la reflexión de nuestras vidas? —bromea Kook.
—No lo sé, pero estuvo genial con Joji de fondo.
—¿Te gustaron las canciones?
—Bastante.
Jungkook sonríe por su respuesta, toma su celular y empieza a buscar otras canciones.
—Cambiaré ahora, creo que lloraré y no quiero —dice a la vez que puso "Wake up in the sky".
—Gran cambio de ambiente.
—Mientras la brecha sea más grande, mejor. —Recuesta su cuerpo en el asiento, suspira estando más relajado.
—¿Estás mejor? —pregunta Kim mirándolo, Kook sonríe hacia él y asiente.
—Sí, gracias.
—¿Nos vamos? —Vuelve a asentir hacia el empresario.
Emprenden camino de vuelta al hotel.
...
Siendo las cuatro de la mañana, Tae se encuentra dormido, Jungkook no. Por más que lo intenta no logra conciliar su sueño.
Entonces se para de la cama, se pone un abrigo, toma una botella de agua y se va al balcón a sentarse en una de las sillas.
Le ha ayudado el hablar con Tae, le trajo una paz momentánea, mas no infinita porque eso no existe. Recuesta su cuerpo en la silla y toma de la botella. La noticia que Jimin le ha dado sigue dando vueltas en su cabeza, su temor ha disminuido, pero no ha desaparecido.
¿Puede ser él el siguiente en aparecer muerto? Puede que no por Tae, acepta que poco a poco se está sintiendo cómodo, pero cuando terminen esas dos semanas y vuelva a la calle no puede tener la certeza que los clientes que sigan sean igual de amables que él.
Su pensar le hace recordar las veces que se sintió asustado, como esa noche en el bosque que tan solo recordarlo logra que su cuerpo tiemble y su corazón se acelere, esa noche creyó que iba a morir, que ese era su fin.
No solo esa noche, también anteriores, y no las más recientes, las de su juventud también lo atormentaban.
Se pregunta qué tanto hubiera logrado cambiar su presente con las decisiones adecuadas, espera que haya un universo alterno donde es quien siempre quiso ser y otro más nefasto que el actual para no sentirse tan mal de quien es ahora.
...
Jungkook sí logró dormir esa noche. Horas después despierta por la luz que entra por la cortina, Tae no está a su costado, sino que sale del baño con sus ropas puestas y listo para irse.
—¿Hoy tampoco te quedarás? Es viernes —dice Kook obviando el "buenos días".
—No puedo, aún hay mucho por hacer —habla viéndolo desde el espejo, el pelinegro reniega y hunde su rostro en una almohada—, hoy hay una nueva reunión.
—¿Divertida, aburrida, elegante?
—Elegante, a las seis.
—¿Cena?
—Una elegante y aburrida fiesta de aniversario de una empresa de un colega.
—Uh... conoceré a más gente como tú.
Tae se pone su abrigo y camina hacia la puerta de la habitación soltando una carcajada por lo dicho por Jeon.
—No hay nadie como yo —habla Kim—. Pasaré por ti a las seis.
—Cuidado con el auto, no lo choques.
Ambos se miran con una sonrisa como despedida, el empresario se va y Jeon se queda en la cama.
Puede que sí le guste, no demasiado, tampoco una mínima parte, quizá el intermedio de esto.
—Mierda —susurra escondiendo su cara en la almohada.
Quizá sí le gusta más que un intermedio entre el sí y no definitivo.
Mejor ya no digo si lloran o no, depende de ustedes. Solo hago recordar que lean las advertencias en la sinopsis y las aclaraciones que están al inicio de esta historia.
También que por fin hay playlist, si la quieren pueden ir a mi Instagram (dangelsplace), en historias destacadas con el claro nombre de "playlist", allí lo encontrarán.
Les tqm, tomen agua, coman bien, hagan stream, manténganse saludables <3.
Angel.
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