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Capítulo 2

—Yo creo que es el destino, solo eso —comenta Kook a la vez que camina junto al empresario—. Creo que te he visto antes.

—Seguro que sí —susurra.

—¿Eres un abogado o algo así? Es que no veo muchos asiáticos por aquí.

Antes de entrar, Tae se sacó el abrigo y lo cubrió, pues está vestido con mallas rotas, un polo sin mangas que tiene una transparencia por donde se ve su abdomen, además de unos shorts y ajustados.

—Sé que cada uno está en la libertad de vestirse como deseé, pero este es un lugar de etiqueta. —Kook se acomoda el gran abrigo—. Además, estamos en enero, ¿Cómo no puedes tener frío?

—Perfecto, ahora soy un sacerdote.

Tae ríe, ambos caminan dentro del hotel y van a la recepción. Jungkook aprovecha para ver lo que viste el castaño, básicamente una camisa blanca de mangas largas perfectamente planchada dentro de sus pantalones negros, unos mocasines marrones, ve un reloj en su muñeca, su cabello está muy bien peinado, se siente un desastre a su costado.

Todo pensamiento de incomodidad fue irrelevante cuando mira con atención la sala donde se encuentra, una que tiene techos altos, paredes crema decoradas con cuadros y demás. Un palacio para sus ojos.

—Oh dios... esto es hermoso —murmura Kook mirando todo con gran asombro, haciendo que sus ojos brillen contrastando con las luces en el lugar, luego su mirada fue hacia las personas, todas derramando la elegancia en su aspecto.

—Estos lugares no son los que se alquilan por hora —comenta el empresario, se apoya en la recepción, Kook saluda a la señorita con una sonrisa, ahora estaba extasiado por el lugar—. Buenas noches, soy Taehyung Kim, he reservado un cuarto aquí.

—Por supuesto, señor Kim bienvenido, lo estábamos esperando —dice la señorita con amabilidad, pasa su vista hacia Kook, su aspecto llamó su atención, claro que Tae nota eso—. Él viene conmigo. —Ella asiente y le da la llave, ambos van hacia el ascensor.

"Taehyung Kim, me suena a algo", piensa el pelinegro, se aferra más al abrigo, trata de no hacer caso a la incomodidad que empezó a sentir por la mirada despectiva de la señorita que atiende en la recepción, y no solo la de ella, sino de toda persona en este lugar, parece que todos lo miran

No va a mentir, Kook con tantas miradas se siente realmente incómodo. La mayoría son personas viejas que susurran entre sí, el empresario no parece inmutarse por estar con alguien como él, pero Jeon sí se siente extraño, igual se empieza a acostumbrar a eso, en la calle recibe de todo menos cosas buenas.

Estando esperando el ascensor, Jungkook mira a dos señores parados a un costado esperando de igual manera, ellos empiezan a susurrar de manera tan obvia, diciendo quién sabe qué, seguro no cosas buenas o elogiando sus muy bien definidas piernas, la segunda opción no es muy sensata.

—Ay cariño, se rompieron mis pantis —dice Kook, apoya una de sus piernas en un asiento contrario estirándose y una de sus manos en el hombro del empresario—. Mentira, no llevo pantis —carcajea hacia los más viejos.

El ascensor se abre, hasta ese entonces ha visto ascensores viejos y horribles, este tiene incluso un botones dentro, un mueble y un espejo alrededor, además de un barandal dorado que le hizo suspirar de lo bonito que es un lugar tan insignificante como este.

—¡Esto ya debería ser una habitación! —Pasa al ascensor, Tae va tras de él.

—Perdónenlo, es... nuevo en la ciudad, ha venido desde muy lejos y... —excusa el empresario a los señores que prefieren no entrar al ascensor—, sí, buenas noches —calla y entra al ascensor.

Jungkook se sentó en los muebles mientras escuchaba al contrario disculparse con los viejos. Mira al botones quien tiene la mirada pegada a los números del ascensor, las orejas de ese hombre están igual de rojas que su traje y parece al borde de un colapso nervioso. Seguro es su primer día y le pasa esto, eso le hizo reír.

El ascensor se cierra, por fin. Kook se para y va al costado del castaño, su mirada se ha vuelto seria.

—No pude controlarme, es que ellos-

—Basta. —Jungkook bufa molesto—. A la suite, por favor —pide Tae, a lo que Kook voltea sorprendido.

—Wow, Taehyung Kim... —repite su nombre como lo oyó de la recepcionista—. ¿Trabajas en la mafia? Si es así, debo subir el precio.

Llegan al piso, caminan por el pasillo, Tae detrás de él. Llegan a la puerta donde está la habitación, Jungkook mira confundido esta porque no hay una manija allí.

—Creo que se olvidaron poner la perilla —susurra preocupado de no poder entrar a la habitación—. Llamaré a alguien.

Tae lo sostiene de la muñeca para evitar que vaya, mientras saca una tarjeta del bolsillo de su pantalón. Pasa la tarjeta por la cerradura de la llave electrónica, la puerta se abre ante ellos como por arte de magia para los ojos de Jungkook.

—Era una broma, ya sabía que tenías esa tarjeta —comenta, la verdad es que pensaba que eso solo pasaba en las películas.

Pasan a la habitación, Jungkook mira todo con mayor sorpresa.

Nadie, ningún cliente hasta ahora lo había llevado a una habitación tan glamurosa. Normalmente son hoteles de higiene dudosa, sus mismos autos con una higiene igual de curiosa, lugares inhóspitos, bosques y baños. 

Jeon ve con atención cada parte del cuarto que por lejos es mucho más grande que el piso que alquila para vivir, se siente fuera de este mundo en esta habitación.

Pensaba ver una cama lujosa y un ambiente cálido, no todo un piso más que adecuado para vivir. Suspira por la sorpresa, se sienta en el mueble queriendo probar que tan cómodos son y sigue investigando hacia los alrededores.

—Me siento como una celebridad en estos momentos —comenta mirando al empresario, deja el abrigo en un perchero. Vuelve a buscar con la mirada a Kim quien habla con alguien del servicio.

Pasan minutos, Jungkook sigue recorriendo el cuarto del hotel, hasta que se acuerda a que vino. Entonces persigue a Tae para que haga lo que quiera con él, cumpla su hora y siga con su vida con mucho menos glamour.

La puerta suena, Jungkook va a atender y encuentra a un señor del servicio que sostiene una fuente que lleva champaña junto a fresas.

Las deja en una mesa, el señor mira a Jungkook y luego a Tae sin mencionar nada.

—¿Qué? —dice el pelinegro indignado de lo poco cortés que está siendo—. ¿Qué mierda está mirando? —pregunta a Tae, el señor se empieza a poner nervioso.

El empresario entiende rápido la mirada del señor del servicio.

—La propina —avisa Tae.

Jungkook suspira avergonzado por el mini teatro que formó, pero hay que comprenderlo, no está acostumbrado al buen trato de la gente ni que sus miradas signifiquen algo que no fuera más que vulgaridades.

Terminando la incomodidad, Tae le da un billete al señor, quien agradece y se despide de ambos.

—¡Perdón! —grita Kook, el señor asiente y se retira de la habitación—. Perdón, es que cuando las personas miran mucho y sin decir nada, es obvio lo que quieren decir.

Ya han pasado quince minutos, Kook teme que si no hacen algo ahora no le pagará la noche al final. Decide ir a sentarse a la mesa de su escritorio viendo a Tae servir la botella de champaña en dos copas.

Tiene muchas preguntas sobre el castaño, como el porqué de tanto dinero, si es de aquí o solo viene de visita porque es claramente extranjero, si vende droga y por eso debe subir el precio de sus servicios; tantas preguntas que no hará porque, como siempre, él es muy profesional para entrometerse de más con un cliente de una sola noche.

—Ten, Jungkook —dice mencionando su nombre con claridad, le ofrece la copa.

—Muchas gracias —agradece con el mismo acento.

—Toma y come una fresa, es mucho mejor.

Le hace caso sin dudar. Saborea su amargor, dulce y ácido de la fresa, todo ello se mezcla en su boca, asiente hacia Tae agradeciendo la idea, un nuevo sabor el cual guarda en su mente. El castaño se sienta en la silla de su escritorio para ponerse a escribir algunas cosas. El pelinegro lo mira mucho más confundido, decide romper el hielo de una vez por todas, porque pronto se cumplirán veinte minutos.

—Bueno —susurra, saca del bolsillo de sus shorts algunos condones—. Aquí tenemos mucho para elegir, mira, sabor fresa, vainilla, ultra placer, y este de aquí, nada pasa por aquí, es una especie de condón premium. —Muestra los paquetes frente a él como si se trataran de cartas.

La situación no es complicada para la mente de uno, es parte del trabajo ser directo y aprovechar el tiempo pagado. Por otro lado, el empresario está confundido sobre lo que debe hacer; tiene a un chico lindo con condones en sus manos, sus piernas bien definidas cruzadas frente a él y esperando por una respuesta. Lo mira con una sonrisa burlona, se acomoda en su silla mirándolo de pies a cabeza.

—Todo un buffet de condones —bromea.

—Soy precavido.

No le llamará arrepentimiento, Tae no hace estas cosas, no se arriesga nunca, además que en unos minutos tendrá una reunión con su abogado –disque amigo– y su asistente para una cena, no puede ir con Jungkook, ¿En qué estaba pensando al contratar a un prostituto?

Además, ahora no tiene ganas de tener sexo, en realidad, no quiere tener sexo con él ni con nadie hoy. Se vuelve a preguntar: ¿En qué estaba pensando?

No le importa, Tae igual le hará quedarse para sentir que está tomando ese riesgo, o salir de su rutina al tener a alguien nuevo con él, no de la manera sexual, pero sí. Ya está cansado de ver a tantos hombres viejos y aburridos hablar solo de negocios, quizá puede pagar a este tipo por su compañía.

Cuando lo vuelve a pensar le suena muy triste, va a pagar a alguien para que le haga compañía amistosa, perfecto. El que tiene dinero puede hacer lo que quiera.

—Cuéntame, Jungkook —dice ignorando los condones, se para del asiento—. ¿Desde cuándo estás aquí? ¿En Los Ángeles? ¿Igual un mes?

—Eh... —titubea, no esperaba esa respuesta, se para del escritorio y va a un mueble junto a su copa de champaña—. Un par de semanas más que eso. —Ve la hora en el reloj en la pared—. ¿Y tú tienes esposa, novia o algo? ¿O esposo, novio o algo? —Supuso que este tipo es de los que prefieren entrar un poco más en confianza.

—No, nada de eso, el trabajo es lo que me mantiene soltero —dice, se sienta en un sofá frente a él.

—Está bien, escúchame Taehyung —habla de pronto, no puede seguir conversando, solo se concentra en las manecillas avanzando—. Eres muy amable y eso, no sé si es la primera vez que contratas este tipo de servicios, pero debo decirte que aun así pase una hora de pura conversación contigo, te voy a cobrar los doscientos dólares, así que si nos apuramos sería mejor para ti y para mí para seguir con mi trabajo y tú con el tuyo.

—¿Ese es el problema? ¿El dinero?

—Es lo que mueve al mundo, así que sí.

Tae asiente con una sonrisa, mira su reloj de mano, nota que solo le queda media hora.

—¿Y cuánto sería por una noche entera?

—¡¿Una noche entera?! —exclama sorprendido, luego carcajea—. Pues, se te haría un exceso el precio. —Tae niega con una sonrisa, espera una respuesta—. Son las doce, más o menos hasta las seis, mil doscientos dólares si es que me quedo hasta que amanezca.

Pensar en esa situación, es decir, quedarse toda la noche, ocasiona cansancio en Jungkook, ¿En serio este tipo va a cogérselo toda la noche? ¿O él va a cogerse a ese tipo toda la noche? Tan solo pensarlo lo cansa, su cuerpo va a terminar adolorido en la mañana, pero trabajo es trabajo. Lo único que espera es que, si se llega a concretar el trato, lo hagan dos o tres veces para que se canse y luego duerman.

—Hecho —acepta Tae, no lo pensó mucho pues esa es la causa de la mayoría de sus problemas, sobrepensar las cosas.

Usando esa lógica, no pensó, decidió dejarse llevar por la belleza del chico pelinegro de labios pintados de rojo y con mucho rubor en sus mejillas.

—¡¿Es en serio?! —exclama Kook levantándose del sofá.

—Sí, ahora debo ir a una reunión, pero puedes ponerte cómodo, ya sabes dónde está el cuarto, puedes tomar un baño, ver televisión hasta cuando regrese para ver... qué hacer.

Jungkook está confundido, lo único que pasa en su mente es que lo harán toda la noche, ya puede sentir todo su cuerpo adolorido. Además, nunca se ha quedado con un extraño tanto tiempo, su instinto de supervivencia le hace temer, pero dinero es dinero, ahora solo le queda rezar porque este tipo no tenga fetiches raros como un cuarto de juegos o algo peor.

No lo tomen como aguafiestas, solía disfrutar del sexo hasta que se volvió trabajo, ahora lo que lo lleva al placer máximo es un baño de agua tibia escuchando Lana del Rey sin tener preocupaciones, y por supuesto que lo va a cumplir.

Se dirigió al baño cuando Tae se fue. Una vez dentro, mira todo alrededor, incluso el baño es hermoso. Se lava su cara, se cepilla los dientes con uno de los cepillos que están en un paquete de tela, busca una pluma para poner sus iniciales y que el castaño no se confundiera. Desprende sus ropas, separa un calzoncillo que también obsequiaba el hotel, hay de todas las tallas en una canasta y cada una en un empaque de plástico con la marca del hotel.

Se da un baño largo escuchando música desde su celular a un costado, cuida su móvil como su vida, tiene la pantalla rota y no es de último modelo, pero funciona y eso le basta. 

Jungkookie

Me quedaré con un cliente toda la noche, regresaré en la mañana.

Jimin

Ten cuidado.
Mándame ubicación de todas maneras.

Manda la ubicación y dejó su celular a un lado.

Cuando terminó de darse su baño, se pone los calzoncillos que separó, luego una bata para caminar por el cuarto como si fuera suyo, se siente bien.

Deja su ropa en un cajón de la habitación del cuarto para encontrarla en la mañana con facilidad. 

Sin más qué hacer, se tira en la cama, prende el gran televisor frente suyo sin saber qué ver, hay tantas aplicaciones, tantas películas y series que recuerda haber visto su publicidad. Ve la lista de películas mientras se ata su cabello en una coleta.

—¿Para llorar o para reír? —dice mientras decide si ver Historia de Amor o alguna película de Adam Sandler—. Para reír, no quiero que me vea llorar.

Mientras él se siente como en vacaciones, Tae se aburre en la cena junto al otro par que solo habla de negocios, su cabeza le empieza a doler mientras sus vocecitas parecen volverse más fuertes.

—¡Taehyung! —nombra Jeff, su abogado—. Mañana hay una reunión y-

—¿Podemos dejar de hablar por un momento de trabajo? Solo quiero comer tranquilo —comenta. Escucha suspirar frustrado a su abogado.

—Con ese pensamiento no hubieras llegado a donde estás ahora, pero bueno, ¿De qué quieres hablar?

—No sé, ¿Han visto alguna película últimamente?

—No —menciona el asistente de Jeff—. Pero el hijo del jefe de...

Si tan solo pudiera desaparecer del lugar. Pasó una hora más junto a ellos hasta que por fin se fueron a otro hotel donde ellos se hospedan.

Tae sube a su habitación cansado, entra a esta encontrando la mayoría de las luces apagadas. Escucha ruidos provenientes de su habitación, encuentra a Jungkook riéndose de la película mientras come fresas. En la televisión se transmite una película de Adam Sandler, Una esposa de mentira. El pelinegro voltea hacia el castaño saludando con una sonrisa, ese chico le parece tan alegre, hasta puede decir que le da cierta paz verlo ser tan simple.

—¿Qué tal su reunión, señor Kim? —bromea con el nombre.

—Llámame Tae o Taehyung, me haces sentir viejo así —comenta, Jungkook se atora por la sorpresa.

Hasta el momento no ha preguntado su edad por respeto. No se ve viejo, no pasa de los veintiocho, sin embargo, nunca se sabe. Quizá ahora tienen la confianza suficiente para preguntar un dato tan básico.

—Cierto, ¿Cuántos años tienes? —pregunta limpiando su boca con una servilleta.

—¿Tienes algún reglamento donde no te permites acostar con hombres viejos? —bromea, se saca su abrigo, lo deja colgado en un perchero y entra al baño.

—No, solo que es bueno saber.

—Cuarenta y nueve años.

Jungkook permanece en silencio y siente su cuerpo helado al escucharlo. No puede ser posible, es joven, no sabe cuánto puede tener, pero por supuesto no esa edad. Agarra su celular, busca el nombre del castaño, entra al primer link que ve y suspira de alivio al ver que solo tiene veintisiete.

—¡Me asusté! —exclama con gracia, el castaño sale sonriente del baño ya con un pantalón más suelto y su camisa a medio abotonar—. Ahora creo que eres joven para tener tanto dinero, solo soy mayor a ti por- —calla de pronto por sí solo.

Hay un silencio repentino, el empresario saca su camisa y se pone un polo suelto, voltea hacia Jungkook mostrando su confusión porque no terminó de hablar.

—¿Por cuánto? ¿Acaso tú sí eres un viejo que se esconde en el cuerpo de un chico joven muy lindo?

—Es que, normalmente cuando digo mi edad a mis clientes, ellos dejan de sentirse atraídos hacia mí —comenta con timidez. 

Tae se apoya en la puerta del baño mirándolo, seca sus manos con una toalla esperando con una amable sonrisa a que diga su edad.

—Tengo veintisiete años, también, solo que soy mayor por unos meses —habla el pelinegro, Tae mira a un costado y se hunde en sus hombros restándole importancia.

—Listo, me sigues pareciendo igual de atractivo.

El castaño vuelve a ingresar al baño, Jungkook se siente ansioso de esperarlo, porque lo curioso de este trabajo es que nunca sabes qué esperar. 

Según lo que ha vivido hasta ahora con chicos veinteañeros que por primera vez piden estos servicios, no se espera mucho. Esos clientes muchas veces son los mejores, si le preguntan a Kook, pues no se demoran más de quince minutos en acabar. Supone que este caso será diferente porque lo contrato toda la maldita noche.

Jungkook también ha estado con algunas mujeres, la gran mayoría de ellas vienen con una idea muy clara. 

Sin embargo, la gente que resalta en su trabajo lamentablemente no lo hace por su amabilidad; hay ese porcentaje de gente rara y grosera que no le preguntaba ni por su nombre, ni siquiera lo que él puede consentir. Por ejemplo, él está fuera del juego cuando se trata de golpes y ese tipo de cosas; si alguna vez lo va a experimentar, será con una persona de confianza, no un cliente. Aunque cuando le tocaba una persona con ese tipo de fetiches, no le quedaba más que aceptar porque ya estaban en el cuarto, nunca preguntan lo que consentía.

Siempre en los previos momentos al acto, teme, no sabe qué tipo de persona le tocará atender, solo quiere pedir que no sea alguien quien lo ahorque de manera brusca, le dé golpes o que haga más cosas sin su consentimiento. Tiene más de un par de historias donde pasó eso, prefiere no recordarlo.

Sus pensamientos son interrumpidos por el accionar del castaño, quien se sienta en la cama y apaga la luz dejando solo la iluminación de la televisión. Entonces, Jungkook se sube a su regazo sin aviso.

Lo sorprende, claro está, Tae no se esperaba eso por nada. Inconscientemente pone sus manos en su cadera para tratar de notar su presencia, titubea un poco, pero Jungkook habla primero.

—Antes de empezar —susurra Kook—, puedo hacer lo que quieras, pero tengo una regla de oro que es no besar a mis clientes en los labios.

Prefería estar a oscuras con sus clientes, dirige sus labios al cuello del castaño, quien suspira por el roce y aumenta el agarre en su cintura. La incomodidad surge en Tae por lo que hace Kook, pero sabe que lo que hace es porque ese es su trabajo, no se va a molestar por sus acciones automáticas.

No sabe cómo decirle que la razón que esté aquí con él es porque quiere tener esa simpleza de su personalidad consigo por un momento, no busca acostarse ni con él ni con nadie ahora, solo quiere dormir tranquilo.

Kook no se detiene, empieza a mover sus caderas encima de su regazo, se detiene cuando siente la mano del castaño frenarlo.

—Deja de hacerlo —manda.

—¿Eres el de abajo? —pregunta, queriendo encontrar el porqué de su incomodidad—. No tengo problema, solo hay que acomodarnos y-

—Espera —golpea con sus dedos sus caderas de manera delicada—. Solo que no te estoy pagando por esto.

—¿Entonces? —pregunta ahogando una risa, pensando que era una especie de broma o rol que quiere jugar, sabe de ello también.

—Solo quédate esta noche durmiendo.

—¿Qué? —susurra más asustado aún, se sienta a un costado preparado para cualquier cosa—. Taehyung, no voy a consentir que me toques dormido.

—¡¿Qué?! ¡No es nada de eso! —Tae se apresura en prender la lámpara a su costado—. Solo quédate esta noche, te pagaré igual, ¿está bien o prefieres irte? Te pagaré las horas que te has quedado, de eso no te preocupes.

Duda por lo que dice el empresario, tiene miedo, a pesar de su mirada amable no se va a fiar del todo. Tampoco quiere volver a las calles; se odia por pensarlo, pero que este tipo lo toque mientras duerma puede ser mejor que ir a venderse en las calles y saber con quién se encontrará afuera; le dio asco su propio pensar, hasta ganas de llorar que se atascaron en un nudo en la garganta.

Asiente a las palabras de Tae, al final está pagando por algo, entonces acepta el dinero para ser su simple compañía esta noche.

Sin más que decir, la luz fue apagada y decidieron dormir. Aunque no del todo, Jungkook sigue medio despierto, debe estar alerta. Se aferra a su almohada cuando siente el movimiento de Tae, no hace ningún ruido y cierra los ojos con fuerza.

Gran alivio fue para él cuando este no hizo nada más que irse de la habitación. Ve una luz prendida fuera de esta y recién allí duerme completamente.

...

La mañana llega, Jungkook no sabe la hora que es, se sienta en la cama y ve que la única prenda que lleva puesta sigue intacta, él está intacto, pero Tae no está a su costado.

Sale de la habitación con una bata puesta, va hacia el comedor y encuentra al empresario ya vestido usando unos lentes, está concentrado anotando cosas en una IPad, este tipo sí que tiene dinero.

Tae alza su mirada al notar su presencia, sonríe hacia él y Jungkook copia el gesto.

—Siéntate, debes estar hambriento —comenta el castaño. 

Eso es cierto, aumentó más su hambre al ver dos platos de comida servidos, cada uno lleva un par de sándwiches bien preparados con una taza de café a un costado y jugo de naranja al otro. Ajusta la cinta de su bata a su cintura y toma asiento. 

—¿Dormiste bien? —pregunta Tae apagando el IPad, dejando el pequeño lápiz para comer.

—Sí, buenos días —contesta y sonríe hacia él—. Perdón por las cosas que dije anoche.

—No tienes qué disculparte, es comprensible, no pido que confíes en mí cuando me has conocido hace solo unas horas —calma Tae, Jungkook asiente a sus palabras y da una mordida al pan—. Me gusta más tu cabello sin estar sujeto.

Entonces el pelinegro lleva una de sus manos atrás de su cabeza, recuerda haberlo amarrado, supuso que al dormir se habría perdido la liga.

—A mí igual —comenta Kook—. Solo lo amarro por comodidad —habla mientras pone sus pies en su silla, sentándose de forma graciosa, abrazando sus rodillas y sin parar de comer—. A mí me gusta tu cabello desordenado.

—Oh... —susurra Tae sonriendo, se mira en un espejo cercano, nota lo revueltos que están sus cabellos, ríe por su aspecto y sonríe más al ver la sonrisa del pelinegro a través del reflejo, de pronto se siente cohibido—. Puedes darte un baño y luego hablamos sobre el tema de tu paga, si quieres. —Jungkook asiente sus palabras, está aliviado de que le vaya a pagar a pesar de no haber hecho nada.

Fue una mañana tranquila, Jungkook le pidió a un sirviente que visitó el cuarto en la mañana que por favor le enseñe a hacerse un baño con burbujas, quien aceptó sin ningún pero y le enseñó paso por paso cómo hacer un baño burbujeante, Kook agradeció eso.

Logra su baño, se adentra en la tina y pone música desde el televisor que hay en el baño ¡En el baño hay un televisor!

Lo vio anoche, pero temía usarlo y que se caiga, se malogre y tenga que pagarlo. Está feliz, todo esto le parece un sueño.

Se hunde en la tina y empieza a cantar en volumen bajo la canción que escucha, luego más alto sin importarle que lo oigan, solo quiere disfrutar esa sensación de no tener preocupaciones, luego vuelve a su rutina de antes.

—Tae, debes estar atento a mis mensajes —le dice Jeff al contestar la llamada, sin ningún previo saludo—. Ya alisté la cita con Yoongi hoy en la noche, llevará a su asistente. Trata de convencerlos sobre el trato, sabes cómo es la familia Min, sus tradiciones son muy fuertes.

—Lo sé.

Nos hemos demorado mucho tiempo formando esto, sé consciente que todo está en tus manos.

—Soy el jefe, ¿crees que no sé que está todo en mis manos? —Escucha al contrario reír, pero no fue un chiste.

—Y deberías llevar a alguien, algún amigo o alguien que te haga compañía, he oído que has conocido bastante gente en la antigua reunión. —tan pronto dijo eso, escuchó el canto de Kook hasta donde estaba, sonríe por eso.

Jeff sigue hablando, Tae presta casi nula atención a lo que dice y camina hasta el baño donde ve a Jungkook con los ojos cerrados cantando hasta el instrumental de la canción de manera graciosa al no llegar a los altos de la melodía.

¡I love you baby! ¡And if it's quite alright! ¡I need you, baby! —canta mientras esparce las burbujas a su alrededor.

¿Me estás escuchando? ¿Taehyung?

—Sí, y ya tengo a alguien —dice pensando en Jungkook.

¿Ah sí? ¿A qui-? —cuelga la llamada.

Es buena idea, se convence de que es la mejor idea contratarlo como compañía, es un chico lindo, su actitud no lo sofocaba y es bueno para seguir las conversaciones.

Ignorando el hecho de que Jungkook estaba ocupado con su concierto personal, se sienta en una esquina de la tina viendo con diversión al pelinegro quien al abrir sus ojos sonríe tímidamente al castaño, está un poco avergonzado, pero lo controla.

—Hola —saluda rápido, pone en pausa la canción que iba a reproducirse. 

—Hola —saluda de igual forma, sin quitar su sonrisa—. Requiero de tus servicios en un plazo de dos semanas, ¿está bien o tienes una agenda apretada?

—¡¿Dos semanas?!

—Sí, dos, catorce días.

Jungkook niega, no cree a una persona capaz de pagarlo. Además de que Tae es atractivo, puede tener a cualquiera a sus pies si lo quisiese, no es necesario pagar por ello.

Obviamente no va a cobrar las veinticuatro horas del día, quizá dos mil dólares por día. Piensa que es una broma, así que no se preocupaba por decirle el precio y que no lo pague. Como si esos pensamientos fueran poco, este chico no quiere acostarse con él aparentemente, entonces, si fuera el caso, hará el arduo trabajo de existir.

—Te costará caro —dice desafiante—. ¿Diez mil? —No lo pensó mucho.

Tae ha tenido otros excesos que multiplican muchas veces esa cantidad, finge pensar el precio cuando en realidad ya tiene una respuesta clara.

—Hecho —repite, Jungkook ahoga un grito y se hunde en el agua.

Tanto dinero que pronto tendrá y aparte, en este lugar. Tiene que contárselo a Jimin. Sale del baño, se pone la bata y se detiene a ver al castaño alistarse para su trabajo, ahora sí tienen bastante tiempo para conversar.

—Ahora que me voy a quedar molestándote con mi presencia, debo hacerlo bien —habla mientras se sentaba en la mesa frente a él—. ¿Puedo hacer preguntas básicas? Seré como tu damo de compañía, así que necesito información —dice serio, tratando de no parecer emocionado por esta nueva aventura.

Taehyung no parecía un mal tipo, con estas primeras horas que ha pasado con él puede decir que parece ser un hombre millonario bastante amable porque con tanto dinero claro que será amable.

—Puedes —permite Tae.

—¿Trabajas en la mafia? No es broma, ¿en serio trabajas vendiendo esas cosas? Es que no puedo encontrarle sentido a que tengas tanto dinero siendo de mi edad.

—Herencia, estudios, trabajo de familia millonaria

—¿Qué eres? ¿Un abogado? —pregunta.

—¿Me veo cómo uno? —Jungkook se hunde en sus hombros—. Tengo una empresa, la heredé de mi padre.

—¿Y qué hacen?

—Pues, compramos empresas —trata de ponerse la corbata, pero Jungkook le hace una señal para que le deje hacerlo. Suelta la tela y se pone entre sus piernas a una distancia moderada para que lo haga—. Las saneamos. —Jungkook ata con facilidad la corbata—. Y luego la vendemos. —La ajusta.

—¿Eso es legal? —asiente Kim a su pregunta—. Es cómo robar un carro y vender sus partes.

—Sí, pero de manera legal.

—No me gusta esa política —opina.

—Pero es la más viable.

—O la que más les conviene a ustedes, ¿verdad? —Tae mira a Jungkook, luego a su reflejo.

—Sí, creo que sí.

Tienen mucho tiempo para hablar de eso, deciden dejar el tema para después.

—Regresaré en una hora o más, y en la noche iremos a una cena importante, te pido que vistas algo adecuado —pide mientras abre su billetera.

—Aburrido.

—No, elegante.

—Aburrido y elegante, está bien.

Tae le deja suficiente dinero para comprar alrededor de seis prendas de buena marca y calidad.

—Por favor, elige bien.

Jungkook está viviendo un sueño, parece que solo le pagarán por ser lindo y vestir bonita ropa, lo disfrutará mientras pueda. Aunque quiere mantener sus pies en tierra, sabe que en algún momento el empresario querrá tomar un nivel más de confianza para verlo desnudo o lo que sea que le guste.

Por ahora, quiere pensar en la ropa que puede comprar.

Tae camina hacia la sala de reuniones de la empresa con una sonrisa que no puede quitar porque, no mentirá, ese chico es muy lindo y diferente a todas las personas, es divertido y tiene algo que logra cautivarlo, no sabe si es su sonrisa, su voz, su actitud o todo eso mezclado.

Lo averiguaremos en estas semanas.

Habrá actualizaciones lentas aquí, pero capítulo medianamente largos, bueno, superarán las 4000 palabras <3

Angel.

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