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Capítulo 47




El cuarto era uno de los más grandes que había visto estando aquí, pero eso no importaba Jonathan ya me miraba con desprecio, con superioridad y por lo que recordaba el tenia planeado violarme y luego matarme.

-Me dijeron que eres la mejor bailarina que tenemos- Dijo el como si nada acercándose lentamente a mi.

-Y aun así quieres matarme- Respondí intentando que razonara y no tener que usar el cuchillo, no quería matar a nadie más.

-No me dejas opción, perdí a 3 hombres por tu culpa y a 2 buenos clientes. El dinero es lo más importante- Dijo terminando cara a cara conmigo y cuando lo note tenia puesto unas esposas en las muñecas. El desgraciado habia hablado disparates solo para distraerme.

Pero no dejaría que me violara ni mucho menos que mi historia terminara aquí, así que tome fuerza y le di una patada en sus partes se encogió de dolor y rápidamente saqué el cuchillo y se lo clave en el cuello. La sangre voló manchando la alfombra, el hombre quería gritar pero no podía su cara se veía roja y sus ojos aguados. Intento agarrarme, pero solo me eche atrás y lo deje caer al suelo. La sangre seguía corriendo haciendo un río, mis nervios estaban de punta ¿En que me habia convertido?.

Quería salir de aquí lo antes posible así que empecé a buscar la maldita llavecita de las esposas, pero no estaba por ningún lado. Mire el cuerpo con asco y me imagine que el las tendría en sus bolsillos; maldita sea. Me agache y empecé a registrar los bolsillos, pero no encontré nada... habia tocado un muerto y no encontré lo que necesitaba.

Decidí dejarlo así y correr,, ya luego Leonel me ayudaría con esto, cuando salí escuché un estruendo que me llamó la atención y me gire para ver a Musculitos que habia aventado a Leonel a la pared y no pude evitar gritar su nombre haciendo que Musculitos se giró a verme. Definitivamente era el peor momento para haber dejado el cuchillo en el cuello de un hombre y estar esposada.

Sabía que Musculitos no sería fácil de matar, pero me puse a temblar cuando veía que se dirigía a donde mi; con paso firme y mirada seria. Como si Dios me escuchara mis plegarias Leonel volvió a levantarse le tomó la cabeza y quebró su cuello. Cuando vi el cuerpo de musculitos caer al suelo solté un gran respiro de alivio, haciendo que el despeinado y sudado Leonel riera.

-Gracias, ahora vámonos- Dije antes de pasarle por al lado y él me detuviera

- Todas las demás chicas están afuera y los hombres están muertos ¿tú hiciste tu parte?- Dijo serio mirando las esposas.

-Si, lo mate - Conteste seria - ¿Cómo lograste distraer a los hombres para sacar a las demás?- Pregunte sorprendida por su rápido y grandioso trabajo.

-Inicie un fuego en varias salas y como ellos no pudieron apagarlo las sacaron y ahí los mate.- Sin duda Leonel era el más listo aquí, pero algo me impidió decirlo ¡DIJO QUE HABÍA INCENDIADO EL LUGAR Y QUE NO LO HAN APAGADO!.

- Hay que irnos de aquí, corre- Dije intentando correr a la salida, pero otra vez el volvió a detenerme.

-Primero vamos a quitarte esas esposas- Hablo con una sonrisa y yo solo negué con la cabeza

-Jonathan no tenía las llaves va hacer perdida de tiempo

-Se que Jonathan no las tenia, por que en realidad las tiene T- Dijo señalando al muerto.

No quería revisar otro cadáver por una llave así que pedí que él lo hiciera. El fue sin pelear ni enojarse mientras yo miraba al otro lado por si venía alguien, pero algo me hizo gritar. Sentí un fuerte pinchazo en una pierna y cuando voltee vi al causante del pinchazo, Leonel.

Caí al suelo, lo que sea que tuviera lo que me inyecto dolió y ahora no sentía para nada mi pierna.

-¿Qué diablos haces Leonel?- Pregunté completamente alterada sin ocultarlo, creí que estaba de mi lado, que me amaba por que me hace esto.

- Eres muy fácil de engañar; cuando estés sola con Jonathan mátalo, mientras yo saco a las demás y mató a los guardias, el quiere violarte y después matarte; no quiero que nada te pase- Repitió burlón mientras yo estaba en el suelo sin poder moverme porque durmió mi pierna

Empecé a arrastrarme con la pierna que aun sentía y los brazos, pero no iba para nada rápido gracias a las esposas y el pie dormido, solo hacía que él se riera de mí. Y pare cuando note que de nada serviría.

-No se cual es tu prisa amor- Dijo el burlón sentándose al lado mío- no podía evitar que las lágrimas salieran sabiendo lo que él me iba hacer después de todo veía ese brillo en sus ojos.- ¿No vas a preguntar por que hago esto?- Pregunto el con sumo interés mientras yo solo pensaba como matarlo o dejarlo inconsciente mientras escapaba- ¿Por que no creíste de verdad que podías engañarme con esos besos y cariños ?

-Ah entonces todo esto es porque nunca te ame- Dije fría y seria ya iba a morir mínimo quería ser honesta antes de que llegara la hora, pero su rostro no le dio gracia estaba frío, seco, serio como un muerto.

-No te sientas especial no es por ti- Dijo parándose haciendo que mi oportunidad de matarlo o noquearlo se fuera porque no puedo ponerme ni de pie, no así, no con esta pierna dormida así que mi plan ahora era que él hablara hasta que pudiera sentir mi pierna.

- ¿Entonces por que todo esto? si al parecer tu tampoco me amabas.-Dije ganándome una mirada fría como el hielo.

-Oh créemelo, si te quise, pero hay algo que quise más. Ponte cómoda Maya por que te contare la historia que nunca nadie te contó- Hablo con la sonrisa de loco más grande que habia visto toda mi vida.- Primero que nada me presento correctamente soy Leonel Adams Dallas.

No, no podía ser, estaba jugando a ser la chica del hijo del jefe de todo esto. Leonel era hijo de Jonathan, debí saberlo, fui ciega, su carta las iniciales eran Leonel A.D. El hombre que me hizo matar, era su sangre, era su padre. Si le hizo eso a su padre ¿Qué me esperaba a mi?.

Lo miré con terror, lo sabia, por que su sonrisa se agrandaba más. Sus ojos daban ese destello característico de él; le gustaba que le temiera como cuando lo conocí, como cuando terminaron de pintarme el pelo y cuando por primera vez me dieron la droga, pero aun así decidí preguntar.

- Me hiciste matar a tu propio padre ¿Porque? - Antes de darme su respuesta fue al cuerpo frío de T. y le quitó su pistola.

-¿Crees poder engatusarme para que hable hasta que tu pierna despierte?- Pregunto con completa diversión - Pero no pasará Maya y no porque no seas linda ni inteligente si no por que te inyecte suficiente cantidad para dejarte esa pierna inmóvil por 2 horas enteras. Eso significa que escucharas mi historia y luego morirás.

Y pensar que me sentí mal por jugar con sus sentimientos, que pensé que era igual que el; estaba bien equivocada, porque Leonel era un monstruo.

-Bueno ahora pasaremos a la parte que dejará tu cabeza a punto de estallar. Mi padre abrió este lugar por mi, por su niño defectuoso- Dijo mientras se daba con el arma en la 100- Porque no podía seguir viendo a su hijo con bipolaridad y trastorno de identidad, por que yo era una abominación, por que yo era todo menos un Adams aunque el apellido estuviera ahí.- Hablo mientras miraba mis ojos cristalizarse.

- Leonel no estabas roto, necesitabas ayuda y lo te rompieron, salgamos de aquí y yo te ayudaré- Dije sincera, pero no recibí más que un bufido y una negación con la cabeza.

- Mi padre- Dijo continuando con la historia- Se casó con Violeta, esa mujer era todo menos buena; no se parecía en nada a mi madre y un día una de mis personalidades se encargó de ella y sus hijas me vieron.- Hablo mientras se peinaba con los dedos- Ellas le contaron a mi padre lo que hice y mi padre, al ser mi padre, vio la oportunidad.

- ¿La oportunidad de que?- Pregunte asustada de que habia hecho.

-Ellas fueron las primeras aquí, intentaron escapar cientos de veces y ninguna tuvo resultado. Gracias a cada intento que hacían mejorábamos la seguridad, convirtiendo Chicas Candy en un completo laberinto del mal para las mujeres. - Dijo el mirando la pistola de su mano como si le diera un recuerdo y por su brillo en sus ojos, no era uno bueno.- Un día una de ellas suplico que la sacara de su miseria y me rehusé, intentó suicidarse y al día siguiente me llamó hermano, Hermano ayúdame, sácame- Dijo mirando a la nada, recordando esas palabras.

Sabia lo que habia hecho y aun así yo estaba esperando que él me dijera que no lo hizo, que no le quitó la vida.

-Y la mate- Prosiguió sonriendo - Le di lo que se merecía delante de la otra y la otra nunca volvió a intentar escapar ni a molestarme, hasta que llegaste tu. - Termino volviendo a colocar su mirada fría en mi, estaba atómica, con ganas de salir corriendo lejos de este lunático.

-¿!Como pudiste hacer algo así¡?- Grite mirándolo aterrada, pero el se sorprendió ante mi reacción.

-Disculpa, pero no se por que te sorprendes.- Dijo él completamente confundido.- La chica que mate era Allison- Contestó con toda alegría por mi confusión.

Él sabía que la historia de Allison estaba casi en blanco para mi, a mi me trajeron por que ella murió ósea nunca la conocí y tampoco su historia. Pero a quien sí conocí que me pudo haber dicho algo era Tatiana, Tatiana era la hermana de Allison, ella era la otra chica que vio a Leonel matar a su madre. Tatiana sabía que yo estaba bajo la protección de Leonel y no me dijo nada.

Empecé a llorar sin poderlo evitar ya que este final estaba escrito desde la vez que Leonel me apunto con su arma por segunda vez.

-Y todo esto por que fue ¿eh?- Dije señalándome a mi y a el; por qué ahora que me ponía a pensar como los vi por primera vez era imposible que ellos mataran a alguien así no mas en un callejón. -Esto estuvo planeado desde el principio ¿verdad?

-Eso me encanta de ti, eres inteligente, pero espere que lo descubrieras hace mucho- Para ser honesta conmigo nunca habia vuelto a pensar como mataron a ese tipo, solo recordaba que me violaron.- Pero tienes toda la razón, esto estuvo planeado. Necesitaba a una chica que no se quedara tranquila para que mi padre se viera obligado a matarlo él, pero que la chica fuera tan indomable para cambiarle la jugada. Supe que esa chica eras tu cuando intestaste escapar por segunda vez.- Dijo este acercándose a mi.

-Y todo este juego para que?- Hable temiendo su respuesta.

- Para ser el jefe, claro. Hay que destronar al rey primero para gobernar.- Terminó por guiñarme el ojo, pero ya que te conté la mejor historia que has oído y en la única que has participado; adiós Maya Evans Crawford- Dijo antes de alzar el arma y dispárame en la pierna que no estaba dormido.

El grito que pegué fue tan fuerte que hasta hubo eco, mis lágrimas salieron sin permiso mientras veía la sangre salir y escuchaba la risa de Leonel. Quería pararme pegarle, pero no podía y cuando vi que estaba apunto de irse dejándome tirada allí, le grite.

- ! ESTOS ME DEJARAS ASI¡

-No quiero morir Maya así que si, me iré antes de que el fuego alcance la puerta de emergencia secreta y mientras tu, te puedes pudrir en el infierno. Dijo antes de girarse- Ah y por lo que tuvimos te dejaré esto aquí- Gritó de espaldas a mí poniendo el arma en el suelo junto al cuerpo de T.

Olía el humo hasta donde estaba, ya mismo llegaría hasta mi, moriria asi depues de todo lo que eh aguantado y lo supe. Estaba peleando por mi libertad, pero ¿para que? no me quedaba nada afuera. Ni siquiera sabia si ya mi madre me habría dado por muerta o cuando mataron a mi madre también a ella.

Sin importar cuánto quisiera salir de aquí, nunca llegaría antes de eso me quemaría viva; mis piernas no funcionaban. Y pensar que todo esto se pudo evitar haciéndole caso a Jessica. Y pensar que Leonel me parecía lindo, mira lo que me hizo. Los trastornos mentales explican el comportamiento de una persona más jamás lo justifican, Leonel estaba roto por que quiso y era un monstruo porque en eso quiso convertirse, nunca lo hubiera hecho cambiar.

Así que tomé mi decisión, yo no era una guerrera, era una cobarde asustada que solo quería a su familia de vuelta. Me arrastre hasta T, mientras mi pierna sangraba y la otra estaba dormida. Cuando llegue a él, tomé el arma en mis manos y cerré los ojos. Esta era mi manera de libertad, era mi única oportunidad; yo no debí estar aquí, nunca debí llegar aquí.Tenía miedo, pero era la única salida.

-Perdóname Dios porque he pecado- Dije antes de poner el arma en mi garganta y disparar.

FIN

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