La oscuridad me inunda en este cuarto no se veía nada. Tampoco oía otra respiración que no fuera la mía, así que llegué a la conclusión que estaba sola. Quería lanzarme a la puerta, pero sería ridículo intentar tan siquiera porque de verdad no veía nada; así que si había algún objeto en el cuarto me caería. Ante mi miedo a caerme opte por arrastrarme hasta llegar a la pared.

Me levanté del suelo y puse ambas manos en la pared y comencé a caminar sujeta a la pared para ver cuán grande era el lugar. Sorprendentemente el lugar no era tan grande iba tocando la tercera pared y pareciera ser que solo es un pequeño cuarto, pero en ese mismo momento sentí algo diferente; algo que no era como la rústica y gruesa pared de diseño que  había tocado minutos atrás. Esto que estaba tocando ahora era plano, suave y aunque no lo podía ver creía que era un espejo.

Pero lo que había descubierto no importaba, no importaba las 4 paredes, ni la tenebrosa oscuridad, ni siquiera importaba el maldito espejo por que cuando ellos abrieran esa puerta dudo mucho que sea para hablar. Me iban a matar, ahora lo único que debía preguntarme era ¿Comó quería morir? ¿rindiéndome? o ¿luchando?

Escogí luchar, pero aun con mi decisión tomada habían cosas que se interponían, no se pelear, tiró golpes a lo loco y por reflejo, pero esta vez no podía ser así. Yo tenía que tener un plan para que cuando abrieran esa puerta rodaran cabezas, pero no mi cabeza. Tenía 4 paredes y un espejo, 4 paredes y un espejo...Necesitaba algo filoso, algo punzante con lo cual hacer un gran corte.... y tenía un espejo.

Sin pensarlo mucho coloque mi codo en el espejo lo aleje y lo acerque volví y lo aleje y... ¡BOOM!; los vidrios cayeron al suelo sentía un fuerte ardor en el codo al parecer me había cortado, pero esa cortada había hecho que tuviera algo con que defenderme. Toque el suelo y con mucho cuidado busque el pedazo de vidrio más grande. 

El que sea que abriera esa puerta iba a morir. Yo sería libre, nadie me va a detener, hoy me voy a casa.