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11 - [ 2O2O ]

La universidad... Para ser su primera semana no le había ido tan bien (o al menos ella no lo definiría bien), ya había sido molestada, golpeada, ya había llorado frente a la clase y había visto a su mejor amiga de anciana. 

Lo normal.

—Gimnasio... —murmuró mirando todo el lugar, no sabía dónde estaba el gimnasio—. Disculpa. —dijo cuando un chica de cabello rosado y un chico pasaron a su lado, quienes miraron a la pelinegra—. ¿Podrían decirme dónde está el gimnasio?

—¿Gimnasio? Claro, eh... —la de pelo rosa miró el pasillo por detrás y después miró hacia adelante, el chico a su lado rió.

—Vamos Yuqi, ¿De verdad no recuerdas dónde está el gimnasio? —volvió a reír de forma dulce.

"Oh, así que ella es Yuqi... Y él es Lucas, quien dejó a Minnie y a los segundos ya estaba con otra... Que puto", pensó Lisa.

A los segundos de tener ese pensamiento se golpeó mentalmente y se regañó internamente. Su madre siempre le dijo que las mujeres no debían ser juzgadas sin importar con quién o con cuántas parejas haya estado, eso no le quitaba su valor. Y lo mismo se aplicaba a los hombres.

"Al menos no la engañó..." habló la vocesita de su mente intentando corregir su primer pensamiento.

—Te llevaré. —Lucas le sonrió a Lisa antes de tomar la mano de Yuqi y caminar por el pasillo. la pelinegra los siguió por detrás.

"Bueno, se ven lindos... Lo siento Minnie, soy team Yuqi", volvió a pensar Lisa.

—¿Eres nueva? No te había visto antes. —cuestionó Lucas mirando sobre su hombro a Lisa.

—Sí... Entré el miércoles. —respondió evitando la mirada ajena.

—Amor, no puedes preguntar si es nueva —dijo Yuqi con una sonrisa—. Las clases iniciaron hace una semana. —rió.

Eh... ¡Bueno, pero se me entendió! —respondió Lucas avergonzado y refunfuñando.

"Que raro son los heterosexuales", dijo el subconsciente de Lisa.

—Aquí es el gimnasio. —se detuvieron frente a una enorme puerta de cristal.

A través de ésta se podía observar las canchas que eran de baloncesto pero al mismo tiempo de fútbol, frente a ella (costados) habían muchos asientos que iban en dirección hacia arriba.

—Gracias. —hizo una reverencia antes de entrar.

Hizo una mueca de desagrado e incomodidad al ver a demasiados alumnos, algunos los conocía otros era la primera vez que los veía.

Sin embargo, la mayoría llevaban ropa deportiva del mismo color, Lisa frunció su ceño, ¿Necesitaba uniforme? Aún así no se convirtió en el centro de atención por su ropa, pareciera normal a pesar de no lucir como los demás.

Tímidamente fue hasta una banca, sentándose ahí y esperando a que el docente a cargo de la clase llegara, lo cual comenzaba a tardar conforme pasaban los minutos.

Miró la puerta que se había vuelto a abrir, era JiSoo y sus amigas pero detrás de ellas venían Jennie, MiYeon y Rosé. No estaban junto a las primeras, eso era obvio, pero el tan sólo verlas ahí (a todas en general) la puso tensa.

—Cállate y vamos a cambiarnos. —logró oír por parte de JooHyun cuando ellas pasaron a su lado.

"¿Cambiarnos?".

Se levantó y discretamente las siguió hasta lo que parecía ser, otra habitación pero había muchos lockers, algunas mochilas, toallas, botellas y lo necesario para hacer deporte, fue ahí donde frunció su ceño.

"Casillero asignado, número once".

Recordó lo que estaba escrito en los papeles de la universidad y buscó aquel número entre todos, al encontrarlo justo en la puerta del locker estaba escrito su nombre, "Kwon Lisa" lo miró durante unos largos segundos ya que no tenía ni idea de cómo abrirlo.

Observó a su alrededor y se dio cuenta que a dos casilleros de ella estaba MiYeon, en el locker número ocho y de su otro lado, justo en el trece estaba Rosé, quien la miró de reojo.

—Ve a ayudarla. —murmuró SoYeon a JiSoo después de mirar a Lisa.

Éstas se encontraban al otro extremo de la habitación en los otros casilleros, quienes estaban mirando la escena con discreción.

—No. —respondió.

Cuando Jennie y MiYeon salieron, Rosé se acercó a Lisa y tomó la mano de la misma, poniendo su pulgar en la pequeña pantalla que estaba del lado derecho. Una ligera luz azul iluminó unos segundos aquella pantalla y después locker se abrió. La rubia sin decir nada más, se fue. Por otra parte, JiSoo (quién estuvo mirando a Lisa) frunció su ceño ante esa situación.

—Rosé le ayudó... ¿Por qué le ayudaría? Que se joda. —gruñó mientras se quitaba la camisa para ponerse otra.

—Celosa. —dijo Minnie burlándose.

—No son celos tonta —miró a Minnie—. Rosé molesta a Lisa, ¿Por qué ayudarla...? Es una imbécil.

—Lo que digas señora Celos. —JooHyun engancho su brazo con los de JiSoo para salir de ahí luego de que todas se cambiaran.

Lisa miró como se iban y cuando se quedó sola, se sintió más cómoda así que primero y de forma rápida se quitó el pantalón, poniéndose el deportivo después. Luego se sacó su suéter y camisa, pero no pudo evitar detener su mirada en sus brazos.

Incluso después de la guerra, las marcas en su cuerpo seguían ahí.

—Mierda, dejé el agua, ya vuelvo. —dijo JiSoo al salir de los vestidores. Palmeó la espalda de sus amigas y se dio la vuelta para volver por la ya dicha.

Abrió la puerta con cuidado y al alzar su vista lo primero que vio fue la espalda de la Tailandesa, frunció su ceño ante eso por la oscuridad pero la poca luz que entraba por una pequeña ventana de la izquierda le dejaba ver cicatrices en la espalda de Lisa, rasguños y más.

Se sorprendió, ¿También su espalda está así? Se preguntó al recordar la vez que vio los brazos ajenos. Lentamente se acercó en silencio como si estuviera hipnotizada por aquellas marcas, y cuando estuvo cerca, llevó su mano hasta la espalda ajena, tocando y acariciando una de las cicatrices.

Lisa se sobresalto, por lo que sorprendida por el roce se dio la vuelta rápidamente, cubriendo sus pechos con las manos y mirando a JiSoo.

—¿Qué haces...? —murmuró el rubio asustado.

Al oír la voz ajena inmediatamente salió de ese trance que estaba teniendo, por lo que confusa la miró.

—¿Qué?

—Por favor no vuelvas a tocarme... O a acercarte. —su voz se quebró un poco. se puso la camisa lo más rápido que pudo al igual que su suéter y corrió a la salida.

JiSoo parpadeo un par de veces para reaccionar, ni siquiera ella sabía que acababa de pasar pero cuando se dio cuenta de lo que hizo quiso corregir su error disculpándose, pero la menor ya se había ido.

—Mierda...

Sacudió su cabeza de un lado a otro, necesitaba disculparse con ella. Fue a su locker para tomar la botella de agua y luego salir de ahí, regresando con sus amigas.

—¿Viste un fantasma o por qué tu cara? Estás pálida, ¿Estás bien? —Minnie se acercó a la pelinegra y puso su mano en su hombro, la contraria aún parecía confundida, así que la sacudió ligeramente—. Hey, JiSoo.

—Estoy bien. —respondió mirando a sus amigas, tomó el aire necesario para hablar y se giró un poco para mirar a Lisa, quien estaba alejada de todos en un rincón persiguiendo un balón de básquetbol—. ¿En Corea del Norte estará aprobada alguna ley para golpear a los ciudadanos?

—¿Qué? —JooHyun parecía confundida.

—Con el presidente que tienen y toda esa mierda que tienen en la cabeza, puedo creer que sí. —respondió SoYeon—. ¿Por qué?

—¿Otra vez piensas en Lisa? —preguntó Minnie, esa pregunta hizo que JooHyun y SoYeon mirarán a la primer mencionada, quien seguía corriendo tras el balón.

—Su espalda está llena de heridas, no recientes pero las cicatrices estaban ahí. —hizo una mueca—. Eran muchas heridas... Sus brazos también están llenos de ellas.

—Debe ser el infierno vivir allá. —murmuró JooHyun desviando su mirada.

—Pero si pudieran verla se darían cuenta de que pareciera que estuvo encerrado y la golpearon horrible, no creo que sea algo tan "sencillo" como Norcorea... Debió ser algo más. —cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Tal vez era una prisionera. —supuso JooHyun.

—¿Y si no era Norcoreano sino Surcoreano y se fue al Norte? —dijo SoYeon—. Aunque no podría entrar siendo del sur así que...

—Oigan, estamos aquí sacando teorías de una chica que ni conocemos sólo porque le gusta a JiSoo. —Minnie miró a la pelinegra.

—¡No me gusta! —se defendió—. Uh... Es una chica rara, además es desesperante, no podría gustarme. —dicho eso se dirigió al centro del gimnasio cuando el profesor llegó.

—"Es una chica rara", dijo la chica rara. —rieron antes de acercarse al resto de alumnos.

¡Gracias por leer!

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