Cubro mi rostro luego de correrme e intento hundirme en el sofá.  El hombre frente a mí se inclina y sus manos me agarran de las muñecas para que deje de cubrirme el rostro. 

—¿Por qué cubres tu rostro?—me pregunta en un tono suave, sus largos dedos dejan caricias por un lado de mi rostro. Miro el techo evitando sus ojos pero agarra mi mentón y se inclina para ocupar todo mi campo de visión—. Lo que hemos hecho es algo natural. 

«Natural en las películas para adultos». 

—Esto está muy mal, yo no soy así—digo con dificultad. Me mira directamente a los ojos, una de sus manos se mete debajo del vestido y con cuidado retira el vibrador de mi interior. El gesto me toma desprevenida pero no me quejo, debía retirar eso tarde o temprano. Él lo observa con curiosidad y vuelvo a sentir vergüenza. 

—Con que esto es lo que no ha dejado de vibrar—menciona escaneándolo—, nunca había visto uno así. Me parece muy curioso, suena como una avispa...—su mirada vuelve a concentrarse en mi—. ¿Lo has disfrutado? Porque te confieso  que yo sí lo he hecho. Puedo ayudarte con el tercer orgasmo, si lo deseas. 

¿Tan siquiera era posible? No es que yo fuera una experta pero pensé que con un orgasmo me sentiría satisfecha, pero mientras más observo al adonis que tengo frente, mi cerebro se enrreda y no puedo pensar con claridad. 

Parpadeo incrédula. ¿Todavía quiere seguir? Moralmente hablando lo que habíamos hecho estaba mal en todo el sentido de la palabra. Éramos dos desconocidos. 

—Yo...—intento tomar una decisión firme pero mi boca se cierra al sentir uno de sus largos dedos acariciar mi clítoris y de una forma descarada. 

¿De donde mierda ha salido este hombre? Es demasiado sexy, besa rico y es caballeroso pero al mismo tiempo atrevido. Intento pronunciar palabra pero no puedo hacerlo. Es como si mi cuerpo entero hubiese caído por las profundidades del deseo. No puedo tomar una decisión concreta, no cuando se muerde los labios tocándome y mirándome de esa manera. Como si me conociera, como si me deseara. 

—Me gustaría sentirte—me dice inclinándose para dejar un beso mojado sobre mis labios mientras me sigue acariciando. Mis ojos se voltean al sentir uno de sus dedos entrar en mi interior. 

Intento hablar pero me salen gemidos de placer. Se incorpora de nuevo para mirarme. 

—Quiero introducir algo más que solo mis dedos. 

Entonces entiendo de golpe. Él quiere tener sexo conmigo aquí y ahora. 

Agarro su muñeca para alejar su mano de mi zona íntima. 

—Por favor, vete—digo de golpe. Sacude el rostro incrédulo y me alejo rápidamente cubriéndome—. Quiero que salgas de aquí, ahora.