Ya habían pasado varios meses y aunque todo se sentía tan bien, a veces era raro estar con Roier.

Cómo por ejemplo ahora...

Las supuestas salidas siempre son en lugares retirados o en su casa o en mi departamento.

Entendía que era alguien con mucha influencia y le molestaba estar a la vista de todos en internet por los chismes, pero yo quería tomar su mano cuando estábamos en la calle, sin embargo, él solo se ponía tenso y intentaba evitar cualquier trato.

Me sentia mal y intentaba hablarlo con él, pero evitaba el tema siempre.

Pero me conformaba con esto, era lindo conmigo y apreciaba el tiempo que me dedicaba aunque fuera alguien ocupado.

—Son dos preguntas — aclara el castaño — ¿Cuál es tu según nombre?

—Esa pregunta no — pido.

—Contesta.

—Bien, es Alex, pero mi familia lo usa y me llaman Lex, pero tú no lo hagas, tu llámame Mar — exijo y él ríe.

—Esta bien, ¿Cuál es el esfuerzo más grande que has hecho? — pregunta Roier.

—Definitivamente seguir con la medicina, la carrera es muy complicada — contesto llevando una uva a mi boca — ¿Alguna vez practicaste lo que vas a decir por teléfono? — cuestiono acariciando su cabello castaño.

Roier está acostado en mis piernas mientras me observa.

—Si — afirma.

—¿Por qué?

—Pues quería invitar a una chica muy hermosa a una cita — menciona mientras juega con un mechón de mi cabello.

Sonrio, el chico toma mi mano y deja un beso en ella.

—¿Por qué eres tan lindo? — pregunto.

—No lo sé — se enconje de hombros.

Lo miro por unos segundos y siento su mirada muy brillante que me da tanta paz.

—¿Y si salimos a comer helado? — interrogo con emoción.

Roier gira el rostro y notó como su expresión cambia.

—¿Estás bien? — cuestiono.

El chico se incorpora y me doy cuenta que está nervioso por su forma de actuar.

—Mejor pidamos para que nos traigan acá.

—Pero quiero salir, siempre pasamos en mi departamento o en tu casa y no me mal entiendas, pero me gustaría salir como la gente normal a la calle.

—Mira, Mar... Yo puedo salir a la calle solo, pero si la gente me ve con alguien empiezan a especular y ya sabes cómo es el internet.

Niego.

—Solo di que somos amigos, eso es lo que somos hoy en día, no creo que se enojen porque sales con una amiga.

—Tú no lo entiendes, Mar, esto es más complicado que solo querelo o esperar algo.

—Pero ayúdame a entenderte, Roier — pido — Te lo he pedido tantas veces y tú me lo niegas siempre, ¿Qué ocultas?

Su mirada se dirige al suelo y con eso entiendo todo.

Lo mismo de siempre...

Me levanto y tomo mis cosas para guardarlas en mi bolso.

—Mar, no te vayas — musita el antes mencionado.

—¿Por qué?, Solo quiero estar para ti y apoyarte, pero tú vienes y das dos pasos atrás, lo lamento, no puedo — niego.

Salgo de la habitación y me dirijo directamente a la salida, tomó el casco de mi motocicleta y salgo.

Estoy a punto de irme cuando escucho su voz.

—¡Mar, espera!

Me quedo quieta a medio camino, pero no me doy vuelta.

Oigo sus pasos cerca de mí...

Él respira pesadamente.

—Lo lamento, no quiero que te sientas mal, solo te estoy protegiendo — lleva sus manos a mi hombros — ¿Qué tal si mañana salimos?, podemos ir a un lindo restaurante y aclararemos esto de una vez.

Me doy la vuelta y lo observo.

—Perdoname — murmura.

Nunca había sido débil ante un chico, ¿Por qué con él si?

¿Me estará mintiendo?

Quiero arriesgarme, pero tampoco quiero salir lastimada, pero este chico me gustaba mucho.

—Solo una oportunidad — aclaró y una sonrisa aparece en su rostro — Me gustas mucho, Roier — confieso — Y no te quiero dejar ir tan fácilmente, pero hay límites.

—Lo sé, lo sé — toma mis manos — Haré las cosas bien... lo prometo — dice lo último con algo de esfuerzo.

Se acerca a mi y deja un beso en mi cabeza.

—Estoy aquí para quedarme contigo, nunca me iré...

Le sigo creyendo y no sé porque, si lo único que yo hago es intentar, intentar y intentar.

—¿De verdad? — pregunto.

—Te lo prometo, Mar — toma mi rostro entre sus manos — Eres esa persona que estuve esperando por tanto tiempo, solo deja que ame cada parte de tu ser.

¿Creerle o..

—Esta bien — acepto — Hagamos las cosas bien.

Que grave error...