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Capítulo 7

Miércoles. Mitad de semana. Sí, ya casi se podía respirar el final de esta semana. No había sido tan mala como había imaginado. Con el pasar de los días yo había construido una rutina nueva al lado de Edward. Así que, después de arreglarnos, los días que siguieron habían sido bastante normales y tranquilos. Nadie había vuelto a mencionar mi vídeo y misteriosamente había sido borrado de YouTube. Gracias a Dios por ello. Por otro lado, Bridgett no me había vuelto a molestar, ni siquiera me culpó por su ruptura con Andrew, tampoco me había dirigido la palabra. Para mí todo eso estaba de maravilla, lo único malo eran que Leila aún seguía detrás de Edward. A veces los veía platicando muy contentos entre clases, intentaba ignorar las punzadas que sentía en el pecho y repetirme una y otra vez que solo éramos amigos.

Terminaba de guardar unos libros en mi casillero y Edward estaba recargado en el casillero de al lado. Tomó un mechón de mi cabello y lo enredó en su dedo de manera juguetona.

—Viernes. Tú y yo. Maratón de series en Netflix.

Solté una carcajada.

—No voy a ver Games of Thrones.

Edward hizo un puchero y sentía que por dentro me estaba derritiendo por dentro. Era tan adorable cuando hacía ese gesto, además, sabía poner los ojos llorosos como si fuera un perrito callejero en la lluvia.

—Eres la peor amiga.

—Tal vez la vea cuando tú termines de leer los libros.

Él alzó el rostro y gimió con fastidio.

— ¡Son enormes!

—Y luego dices que Mason es el llorón.

Cerré la puerta del casillero y Edward tomó mi bolso para colgárselo en el hombro y cargarlo por mí.

—Si quieres podemos ver Pretty Little Liars.

Arrugué la nariz con disgusto.

— ¿Te parezco el tipo de chica que ve esas series?

Él sonrió de manera perezosa, como un gato admirando a su presa. No sé por qué pero aquella sonrisa y mirada me hicieron estremecer.

—La verdad es que no pareces ningún tipo de chica que haya conocido antes.

—No sé si eso es un cumplido o una ofensa.

—Puedes estar bastante segura de que es un cumplido.

Sentí mis mejillas arder por el rubor y me obligué a apartar la vista de la mirada tan intensa de Edward.

—Podemos ver The Defenders

Me encogí de hombros mientras comenzaba a caminar por el pasillo.

—Ah, así que eres una chica Marvel.

—Me descubriste.

Ambos reímos y comenzamos a hacer los planes para el viernes en la noche cuando tuvimos que detenernos de manera abrupta. Andrew había parecido frente a nosotros cortándonos el paso. Él me miró por un largo momento con una sonrisa en los labios y después miró a Edward con un profundo disgusto. ¿Qué les pasaba a estos dos que siempre que se veían parecía una pelea de perros y gatos?

—Hola, ojos bonitos.

—Hola, Andrew.

Edward pasó su brazo por mis hombros y sentí como mi cuerpo se estremecía ante una corriente eléctrica que había sido trasmitida por su cuerpo.

—Miller, si no te importa, vamos tarde a clases, así que mueve tu trasero.

Golpeé de manera suave con el codo el estómago de Edward.

— ¿Caroline, podemos hablar a solas un momento? —pidió Andrew.

—Cualquier cosa que quieras decirle, también me la puedes decir a mí.

—Edward—gruñí.

—No te preocupes, bonita. No daré muchas vueltas—por primera vez vi a Andrew algo nervioso—. Yo me preguntaba si... si estarías ocupada el viernes.

—Qué pena—contestó Edward por mí fingiendo un puchero—, va a estar ocupada.

Aparté el brazo de Edward con molestia y lo miré de manera severa. Éramos amigos y aceptaba que quisiera protegerme, pero yo no me ponía pesada cuando él le sonreía a Leila y los veía bastante cariñosos.

—Dame dos minutos.

Andrew y yo nos apartamos un poco de Edward. Si las miradas fueran puñales, Andrew estaría clavado contra la pared de la escuela. ¿Qué le sucedía a Edward con Andrew? Suspiré con pesadez y miré a Andrew.

—Lamento eso y... bueno, sí estaré ocupada el viernes.

—Oh.

—Pero puede ser cualquier otro día.

— ¿Mañana?

—Me parece bien—fruncí el ceño, no sabía para que me estaba poniendo de acuerdo con Andrew, tal vez quería que le diera tutoría sobre alguna materia—. ¿Para qué materia es?

— ¿Cuál materia?

—La tutoría.

—Oh, tú crees que yo...—Andrew rió mientras negaba con la cabeza—. No, te estoy invitando a salir.

Sentí como mi mandíbula chocó contra el suelo. Bueno no, pero casi.

Andrew Miller me había invitado a salir. ¿En qué clase de mundo vivía ahora? ¿A caso voy a tener que ir en busca de conejo blanco? ¿Se supone que Edward es el sombrerero loco? Oh no, la reina roja me cortaría la cabeza.

—Oh...

—Paso por ti a las siete.

Andrew dejó un beso en mi mejilla y se fue. Maldición. Había aceptado tener una cita con Andrew. ¿En qué momento había caído por la madriguera del conejo?

En el momento en que Andrew se fue Edward se acercó.

— ¿Qué quería el Justin Bieber?

Arrugué la nariz con asco.

—Él no parece Justin Bieber.

—Supongo que no hablamos del mismo sujeto—lo miré con fastidio—. Ya, ¿qué te dijo?

—Me invitó a salir—Edward comenzó a reír a carcajadas tan fuertes que todo el pasillo nos vio, me crucé de brazos mientras alzaba una ceja—. ¿Te parece tan gracioso e impresiónate que el capitán de Soccer me invitara a salir? ¿Crees que no tengo ninguna oportunidad con un chico así?

—No, lo siento, no me rio por eso—se limpió una lágrima que le había salido de la risa—. Me da risa que él crea que tiene una oportunidad contigo.

Fruncí el ceño sin saber cómo tomarme ese comentario.

— ¿Eso qué quiere decir?

—Que sé que le dijiste que no—volvió a comenzar a reír.

—Pues en realidad acepté salir con él.

Su risa se cortó de golpe. Se quedó mirándome por un largo tiempo esperando ver que bromeaba con él, pero yo entendía el porqué de eso. Frunció el ceño cuando se dio cuenta que yo no estaba bromeando para nada.

—Caroline, vamos, ¿él?

— ¿Qué tiene de malo?

—Bueno, puedo hacer una lista de un par de kilómetros. Caroline, tiene poco que acaba de dejar a su novia, cualquier chico que vaya en serio contigo nunca haría eso, solo te usa como distracción.

Apreté los puños con fuerza y evite no estamparle uno de estos contra la mejilla.

— ¿Por qué eres tan odioso? —había alzado la voz y todos los que estaban pasando por ahí se detenían a vernos—. ¿Por qué cuando se trata de Andrew te pones así? ¡Yo nunca te hecho bronca sobre Leila!

— ¿Qué tiene que ver Leila en todo esto? —Gruñí con frustración— ¿Quieres ser el nuevo juguete de Andrew? Anda, ve con él. Después no regreses llorando.

Le arranqué mi bolso de su hombro y lo colgué en el mío.

—Puedes asegurar que no.

Me di media vuelta y me alejé de él dando pisotones.

Sentía dentro de mí que la sangre me hervía en las venas. Ni siquiera sabía a donde iba, solo quería alejarme de Edward. Idiota. Gruñí. ¿A caso piensa que chicos como Andrew solo me van a querer como una distracción? Vaya que tipo de amigo era. Me molestaba que se metiera en mis relaciones amorosas. Aunque... sinceramente no sentía nada por Andrew, solo se sentía bien que un chico como él se fijara en mí. Me hacía sentir especial, por que usualmente él andaba con chicas como Bridgett y Leila. Estúpido Edward. ¿Quién se creía? Yo nunca le había reclamado nada, pero claro él si podía estar, hablar y salir ¡incluso besarse! Con Leila. No entendía por qué se molestaba tanto. No importa, yo iba a disfrutar la cita con Andrew, porque, por un momento, el chico más popular de la escuela se había fijado en mí y yo ya no era invisible.

Sarah: ¡Caroline! ¡Necesitamos detalles sucios de la cita!

Caroline: ...

Sarah: ¿Te besó? ¿Se manosearon?

Melissa: ¡Iugh, S! No necesitamos saber si las babas de Caro y Bridgett ya se juntaron.

Sarah: Buen punto. Al menos quiero saber cómo le fue. Nena, estás muy callada, ¿qué pasó? ¿Ed tenía razón?

Melissa: ¡Sarah!

Sarah: Lo siento, pero deben admitir que él tiene un punto a su favor, es algo sospechoso.

Caroline: Estuvo bien.

Sarah: Espera, ¿qué? ¿Solo bien? ¡Nena! ¡Saliste con el chico más guapo, popular, guapo, lindo, guapo de la escuela! Esperen, ¿ya dije guapo?

Melissa: Entendimos tu punto, S. Caro, ¿algo salió mal?

Caroline: No, no es eso.

Sarah: ¿Entonces? Ay, la tiene chiquita. ¡Sabía que algo tenía que estar mal con ese hombre!

Melissa: ¡Sarah! Por el amor de Dios.

Caroline: Bien, para empezar no nos besamos, no nos tocamos de maneras prohibidas, ni siquiera le vi desnudo.

Sarah: ¿Qué pasó?

Caroline: Andrew es muy dulce, debo admitirlo. Me trató bien, se portó bien, me divertí, pero...

Melissa: ¿Pero?

Caroline: ¡Solo habla de deportes! Siendo específica solo habla de Soccer.

Sarah: Es un chico, ¿eso no es normal?

Caroline: No, Edward no es así.

Melissa: Oh, oh, ya los empieza a comparar.

Sarah: Oh. Mi. ¿Pensaste en Edward mientras estabas con Andrew?

Caroline: ...

Sarah: ¡Oh sí lo hiciste!

Melissa: Sabes que te gusta Edward, ¿por qué aceptaste salir con Andrew?

Caroline: No sé, se sintió bien que alguien como él se fijara en mí.

Sarah: Edward se fija en ti también.

Caroline: No como en Leila.

Sarah: Ella solo se le quiere meter por los ojos, Edward intenta ser amable con ella, pero quien le gusta eres tú.

Caroline: Le besó.

Melissa: Tal vez debería preguntarle a Edward.

Caroline: Esta molesto e intentó explicarme, pero lo corté, no tenía por qué explicarme nada, solo somos amigos.

Sarah: Con ganas de ser algo más.

Caroline: Probablemente ya no.

Melissa: No saque conclusiones antes de tiempo. Habla con él.

Caroline: Mañana.

Dejé a un lado mi celular para después dejarme caer en la cama acomodando mi cabeza entre las mullidas almohadas. Repasé mentalmente la cita que había tenido con Andrew, cada palabra, cada mirada, cada sonrisa. Me la había pasado bien, era un chico dulce del cuál alguien fácilmente se podía enamorar, pero no había sentido...

Eso que sientes con Edward, susurró mi traidor subconsciente y gruñí. Me pasé una mano por la cara mientras suspiraba con pesadez. No podía sacarme a Edward de la cabeza, por más que lo había intentado. Pero sus palabras me habían dolido demasiado. "¿Quieres ser el nuevo juguete de Andrew? Anda, ve con él. Después no regreses llorando." Cerré los ojos intentando contener las lágrimas. Sí, por segunda vez me había lastimado y roto el corazón. Él no tenía idea del efecto que sus palabras tenían en mí. Igual que no se daba cuenta de lo que provocaba en mí.

No se daba cuenta de que yo no lo quería como unsimple amigo, pero tal vez era todo lo que él me daría. 

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