Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1

           

El despertador comienza a soñar con su irritable chirrido anunciándome que son las seis de la mañana. Con algo de pereza estiro el brazo para apagar la molesta alarma. Esa alarma significaba un sinfín de cosas y todas las odiaba: era el fin de las vacaciones, era el inicio del último año de preparatoria y debía levantarme para alistarme e ir a la escuela.

Me obligué a mí misma a salir de la comodidad de mis cobijas y me arrastré hasta el baño. Había dejado mi ropa lista desde una noche antes, así que solo tenía que bañarme y vestirme. Mi madre me obligaría a desayunar, pero la verdad no tenía ganas de probar bocado. El inicio de cursos siempre me revolvía el estómago. A pesar de ser la mejor de mi generación odiaba la escuela.

Estaba saliendo de la casa cuando recibí un mensaje de una de mis mejores amigas, Sarah.

"¿Necesitas que pase por ti?"

Mientras caminaba por la acera en dirección a la escuela contesté su mensaje.

"Necesito caminar. ¿Mañana?"

"Promételo."

"Prometido."

Guardé mi celular en mi mochila y continué con mi camino. Vivía a tan solo cinco cuadras de la escuela. Horror total. Pero sería más terrible si viviera enfrente, así que no me quejo. Sarah casi siempre pasaba por mí. Pero necesitaba dar este paso yo sola.

Era el último año de la preparatoria y tenía planes. Si quería que las cosas fueran diferentes, yo debía a comenzar a hacer las diferencias. Paso número uno: dejar de depender y refugiarme en mis amigas. Tal vez el ir a la escuela sola y cambiando era algo tonto, pero me ayudaba a mi autoconfianza. Si viniera en el auto con Sarah ella vendría dándome palabras de ánimo, pero estando sola tenía que confiar en mi misma y alentarme yo sola.

Al llegar a la escuela, lo primero que vi me hizo ponerme pálida. Las porristas y el equipo de Soccer estaban en la entrada. Unos cuantos chicos jugaban con la pelota, se reían y otros platicaban con las porristas, un par de chicas practicaba acrobacias en el pasto sintético. Arrugué la nariz al ver las diminutas faldas con las que iban las chicas. ¡Era invierno! Me estremecí de solo imaginar el frío que debían de estar pasando y me aferré a mi suéter.

Vamos Caroline, tú puedes, no es momento de acobardarse. Cerré los ojos con fuerza y aspiré intentando juntar un valor que no tenía. No me notaran, mi cabello ahora es liso y no rizado y sin forma como en años anteriores y sin mis enormes lentes, probablemente no me notarían. Podía incluso fingir que era una chica nueva, una chica del montón tal vez. Tragué saliva. Eres invisible Caroline. No te van a notar. Asentí y comencé a avanzar hasta la entrada de la escuela.

Todo estaba saliendo bien, nadie me había visto, por primera vez iba a entrar la escuela sin que...

—Oh. Mi. Dios—ay, no—. Caroline Hastings, casi no te reconozco—evité girarme para no encontrarme con la líder de las porristas. Una de las chicas más populares de la escuela. Bridgett Kenmere—, pero fue tu perfume barato el que me hizo reconocerte—por favor, no. Ella me tomó del hombro con dureza y me giro para verla. Su perfume Channel No. 5 me ahogó y sus rubios cabellos casi me golpeaban la cara—. Mírame cuando me hablo. ¿Dónde quedaron tus lentes de Harry Potter? —Preguntó con una sonrisa burlona y su sequito de porristas se acercó a nosotras entre risas— ¿Y el poodle muerto que tenías por cabello? —las carcajadas no se hicieron esperar y ahora parte del equipo de Soccer también nos veía y se reía—. ¿Te rapaste y ahora llevas peluca? —tomó un mechón de cabello y tiró de este con fuerza.

Cerré los ojos y a pesar de sentir las lágrimas quemando mi garganta evite llorar. No iba a llorar. No el primer día. El primer día siempre era reflejo de lo que sería el resto del año, así que me negué a llorar.

—Bridgett, basta—dijo alguien detrás de ella con molestia. Abrí los ojos y jadeé al darme cuenta de quién había salido en mi defensa.

—Bebé—dijo la chica con un puchero.

Andrew Miller. Capitán del equipo de Soccer. Trágame tierra. ¿Me estaba defendiendo? Bien, esperaba que este año fuera diferente, pero ese era un cambio más radical que pintarme el cabello de azul. Andrew hizo que Bridgett soltara mi cabello y me entregó los libros que se me habían caído. Me regaló una de sus hermosas sonrisas que mantenían a toda la escuela suspirando. Incluso a mí.

— ¿Estas bien? —me preguntó el capitán de Soccer mientras acomodaba un mechón de mi cabello detrás de mi oído. Lo único que pude hacer fue asentir como una retardada—. Escucha—él se acercó más a mí para susurrar en mi oído y sentir su aliento me hizo estremecer—, no le hagas caso a Bridgett, la verdad, ese cambio te sienta fenomenal, hasta ahora me estoy dando cuenta de lo hermosos que son tus ojos—mis mejillas se sonrojaron demasiado.

—Gracias—murmuré.

Andrew me abrió la puerta de la escuela y yo entré, no sin antes agradecerle con una sonrisa. Aun cuando el cerró la puerta después de que yo entré escuché el grito que pegó Bridgett.

— ¿Qué se supone que hacías?

La pareja comenzó a discutir en la entrada, pero yo simplemente seguí con mi camino.

Ultimo año de preparatoria. Sí, estaba decidida a que fuera diferente y a pesar del tropezón, no había estado mal ese inicio.

Llegué a mi antiguo casillero y gracias al cielo, por primera vez en años no se trabo ni tuve que golpearlo para abrirlo. De mi bolso saqué los libros que no iba a ocupar hasta más tarde y revisé que todo estuviera en orden en mi casillero.

— ¿Y bien? —preguntó Sarah llegando detrás mí.

No pude evitar sobresaltarme ante la llegada tan repentina de mi mejor amiga. Con ella había llegado Melissa Baker, mi otra mejor amiga. Ambas tenían una sonrisa traviesa pintada en los labios.

—Me dieron un susto de muerte—dije mientras terminaba de dejar un par de cosas en el casillero.

—Caroline, cuenta—dijo con impaciencia Sarah.

— ¿Qué cosa? —pregunté haciéndome la tonta.

—Vamos ya—Melissa se exasperó y me tomó de brazo agitándomelo con emoción—, ¿qué te dijo Andrew?

— ¿Qué? —pregunté entre risas nerviosas y las voltee a ver,

—No finjas, Caroline. Toda la escuela lo vio acariciarte y susurrarte en el oído—dijo Sarah mientras se recargaba en el casillero enseguida al mío.

—Suéltalo todo—pidió Melissa.

Reí mientras negaba con la cabeza.

—No fue nada.

— ¿Nada? —Exclamó Sarah—. El chico más guapo y ardiente de la preparatoria te habla, ¿y dices que es nada? A mí solo me ha pedido un lápiz.

—Sí y a mí solo me pidió la hora y eso fue como hace año y medio. De seguro solo fue porque él y yo éramos los únicos en el pasillo—se explicó Melissa.

—Chicas, él solo me ayudó a quitarme a la pesada de Bridgett, me acomodó el cabello y me dijo que no le hiciera caso a ella, que el cambio me sentaba bien y se había fijado en que mis ojos eran hermosos—me morí el labio inferior intentando no gritar, pero mis mejores amigas, ellas no se contuvieron. Ambas se abrazaron y comenzaron a gritar de la emoción y todos en el pasillo nos veían—. Chicas, calma, no es la gran cosa—mentí y ambas me dieron la mirada de "Oh, ¿en serio?" —. Está bien, no, estoy que me vómito, pero debo actuar con naturalidad.

—Claro, debes fingir que no te interesa—Sarah movió su cabello rubio y rió—. Es la ley de las chicas.

Las tres reímos y me giré para cerrar la puerta de mi casillero.

—Debemos irnos o llegaremos tarde con la señora Walworth, saben lo que ella odia que lleguemos tarde—les dije mientras acomodaba mi bolso en mi hombro.

Comencé a avanzar, pero tan solo di un paso y termine chocando contra alguien. El impacto me dejó en el suelo y mis cuadernos terminaron en el suelo, al igual que los cuadernos de la persona con la cual había chocado.

—Lo siento demasiado—se disculpó una voz masculina.

No puede ser, había chocado con un chico. Rogué a los cielos porque el chico no fuera nada guapo. Alcé la mirada y me encontré con unos ojos azules cual cielo de verano, piel bronceada que solo hacía que sus bellos ojos resaltaran y un cabello negro corto que te daban ganas de hundir tus dedos en este. Oh. Cielos. No estaba segura de sí era mi peor día o el mejor día de mi existencia.

Sentí que mi boca estaba abierta y me vi obligada a cerrarla de golpe. Bien, debo de parecer una idiota al estarlo viendo así. Carraspeé un poco y continué recogiendo mis cuadernos.

—No te preocupes, fue mi culpa. No me fije por donde iba.

Iba a tomar mi cuaderno pero el chico se adelantó para entregármelo. Volví a alzar la mirada y él me estaba sonriendo de una manera que convirtió todo mi ser en líquido puro.

—Está bien. Me alegra haber chocado contigo.

Sonreí con timidez y tomé mi cuaderno para guardarlo en mi bolso. El chico se puso de pie y me ofreció su mano para levantarme. Me mordí el labio dudando, pero finalmente acepte a tomar su mano. Me ayudó a levantarme y él seguía con aquella sonrisa digna de un comercial de pasta para dientes.

—Gracias—murmuré mientras me volvía a poner el bolso en el hombro.

—Me llamó Edward Smith—dijo el chico presentándose—, soy nuevo en la escuela. ¿Cuál es tu nombre?

—Yo... yo—sacudí la cabeza para no ponerme a tartamudear como tonta—. Me llamó Caroline. Caroline Hastings.

—Es todo un placer conocerte, Caroline. Bonito nombre.

—Gracias—ambos nos quedamos en silencio mirándonos. Sentía como los hombros de los demás estudiantes pasaban golpeándome, pero no me importo en lo más mínimo. Esos ojos de cielo me tenían perdida. Vamos, Caroline. ¡Di algo! No te quedes como tonta—. ¿Ya te están mostrando la escuela?

—Sí, de hecho—señaló a sus espaldas y... trágame tierra.

— ¡Eddy! —gritó una chica pelirroja que venía corriendo a toda prisa.

Leila Roberts. La chica más guapa de toda la escuela venía hacia nosotros. La escuela le pertenecía a ella y a Bridgett. Leila era la chica más talentosa, cantaba, bailaba y actuaba en cada obra de la escuela. Siempre sobresalía entre la multitud, ya fuera por su increíble talento, por su hermosa figura o por su increíble cabello.

—Hola, Leila—dijo Ed con una sonrisa—. Mira conocí a...—Edward se vio interrumpido por la pelirroja.

—Sí, no importa—ella se interpuso entre nosotros mientras le acariciaba el pecho y sentí un fuego crecer en mi pecho—. Debemos ir a clases y te va a encantar la clase de arte dramático.

Ella tomó a Edward de la chamarra y se lo llevó casi a rastras. Él se las ingenió para voltear y verme.

— ¿Vienes? —preguntó.

—No te preocupes, voy con mis amigas—sonreí y él me devolvió la sonrisa.

No se cuento tiempo me quede ahí parada mientras veía a Edward ser arrastrado por Leila.

—Creo que hoy es tu día de suerte—canturreo Sarah.

—Si llamas suerte toparme con mis dos pesadillas—murmuré mientras comenzaba a caminar hacia el salón.

—Vamos, Caroline—dijo Melissa tomándome del brazo—. Quitando a esas brujas. Dos chicos guapos te han hablado el día de hoy. Eso sí que es suerte.

—Probablemente solo será por hoy—me encogí de hombros.

—Lo dudo—dijo Sarah—. Por cierto, ¿cómo se llamaba el morenazo?

No pude evitar soltar una carcajada ante las ocurrencias de mi mejor amiga. Me mordí el labio inferior mientras pensaba en los ojos y en la sonrisa de Edward que me hacía sentir un aleteo en mi estómago.

—Se llama Edward.

— ¿Y te gusta? —preguntó Melissa mientras me codeaba.

—Por favor, lo acabo de conocer.

Las tres entramos al salón justo a tiempo. El timbre sonó y nos fuimos a nuestros respectivos lugares. Tan solo eran las 7:15a.m. de mi primer día de clases y no pintaba nada mal. Si el resto de mi último año de preparatoria iba a ser como los primeros quince minutos que llevaba en la escuela, probablemente no sería tan malo como los años pasados.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro